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bigladiesman

Críticas de bigladiesman

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Duelo de Titanes Duelo de Titanes 20-01-2015
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Mítica reconstrucción, con muchas (muchísimas) libertades sobre un episodio mítico de la crónica negra del Oeste americano: el enfrentamiento de los hermanos Earp y Doc Holiday contra los hermanos Clanton, unos caciques de la época. Y es a cargo de un grande como John Sturges.

Kirk Douglas recrea una reconstrucción bastante correcta de Doc Holiday: como el auténtico, es un mostachudo y tuberculoso dentista - cabe decir que de considerable prestigio - que se da a la mala vida como pistolero y mercenario. Burt Lancaster es el legendario marshall Wyatt Earp, retratado aquí como valiente, justo (dispuesto a enfrentarse a la Ley establecida si ésta es injusta) y con un gran sentido del honor, que solo conoce a Holiday porque una vez le sacó una muela. Por cuestiones de honor y favores mútuos, ambos van desarrollando una sincera amistad. Sturges se procura dos féminas muy adecuadas para acompañar a sus protagonistas: Rhonda Fleming, veterana del cone negro y de suspense, es la tahúr Laura Denbow, hecha a si misma, insolente y elegante. Su carácter tirao p¨alante encandila a Earp. Por su parte, la estrella de Broadway Jo Van Fleet es un adecuadísimo trasunto a la ficción de la mujer de Holliday: una famosa prostituta conocida como Big Nose Kate (que llegó a vivir hasta 1940). Van Fleet, con su nariz de boxeadora y sus cambios repentinos de ánimo, y Douglas crean una tóxica relación de amor y odio muy bien llevada.
Los secundarios son de lujo: John Ireland como una muy libre versión de la némesis personal de Holliday en la vida real, el mítico bandido Johnny Ringo (que nada tuvo que ver con los hechos de Tombstone); Dennis Hopper como el joven Billy Clanton, al que Earp intenta re-orientar sin éxito; los televisivos DeForest Kelly (nuestro querido Dr. McCoy) y Martin Milner son dos de los tres hermanos de Wyatt Earp, Morgan y Jimmy; Lee Van Cleef es el vengativo hermano de un bandido, y el gran Jack Elam tiene un pequeño papel como un esbirro de los Clanton, entre otras caras más o menos conocidas por aquí.

El guion, versión, como se ha dicho, muy libre de los hechos reales, corre a cargo del popular escritor Leon Uris. Uris crea un western que da gran importancia a las relaciones entre los personajes, sobretodo entre los protagonistas y sus respectivas parejas, creando el germen de lo que serán las buddy movies, tan en boga desde mediados de los 70 hasta nuestros días. Se toma muchísimas licencias respecto a los hechos reales: por ejemplo, que Johnny Ringo no participó ni tuvo relación alguna con el tiroteo, o que éste ocupe casi diez minutos en la peli (cuatro si contamos la escena de acción en si) cuando duró solo 30 segundos en la vida real.

A parte del formato panorámico, muy bien aprovechado, dicho sea de paso, especialmente en la fotografía en exteriores que retrata la inmensidad de los territorios de frontera, es una película austera técnicamente, rodada esencialmente en decorados ya preparados en los estudios Old Tucson y los Paramount. Lo más destacado es la épica música del hombre que definió la música de las pelis del oeste hasta la aparición de Ennio Morricone: Dimitri Tiomkin.

Un clasicazo del western: magistralmente interpretado, con un apasionante guion y una sabia dirección, ha influenciado mucho en la historia del cine del Oeste actual.


Ricardo III Ricardo III 14-01-2015
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Última película de la trilogía shakespeariana de Laurence Olivier, donde interpreta al a veces injustamente vilipendiado rey Ricardo III (lo cual es remarcado al empezar la película: ¨La Historia sería sosa sin sus leyendas¨) como un psicópata que a ratos parece salido de un cómic.

Ricardo, duque de Gloucester, hará cualquier cosa por lograr el reino, y se regodea en su maldad contando sus malvados planes directamente a la cámara, como si fuéramos cómplices en sus planes. Olivier, muy caracterizado, está brillante: malvado, divertido, excesivo... De nuevo experimentando con el medio cinematográfico, esta vez crea, como he dicho antes, algo parecido a una versión comiquera de la obra de Shakespeare.
Esta vez, Olivier se hace acompañar de un reparto estelar: Los hermanos-víctima de Ricardo no son otros que Sir Cedric Hardwicke como el enfermizo rey Eduardo IV y John Gielgud (el enconado enemigo de Olivier en la vida real) como el patético Clarence; su primo y taimado ayudante, el Duque de Buckingham, es Ralph Richardson, y su mujer-víctima Ana es Claire Bloom. Además de secundarios del nivel de Michael Gough, Willoughby Gray o Stanley Baker como el futuro Enrique VII.

Olivier, pretendiendo acercarse a más público, adaptó el guion de acuerdo con versiones modernas de los textos de Shakespeare, logrando un texto algo más fácil de entender. Ello y los juegos con el cuarto muro convierten a mi juicio a esta película en la más entretenida de su trilogía.

A nivel técnico película fue rodada en Technicolor (Olivier ya habría hecho las paces con la empresa) y Vistavision. Sin embargo resulta la más austera a nivel visual: decorados sobrios, parcos y poco variados, vestuario que no es nada que hayamos visto antes y una batalla final rodada en La Mancha (recordemos que entonces rodar en España salía muy barato y rentable), cuyo árido paisaje y sus hermosos olivos nada tienen que ver con Inglaterra. Es que solo falta Don Quijote cargando contra Enrique al grito de ¨¡Non fuyades, cobardes e viles criaturas...!¨. En mi opinión, el compositor Sir William Walton hace su mejor trabajo en la trilogía: la banda sonora es absolutamente épica.

Un gran cierre a la trilogía shakesperiana de Laurence Olivier pese a un par de pequeños elementos circunstanciales que chirrían pero que para nada perjudican a la película.


El Político El Político 12-01-2015
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Basada en una novela ganadora de un Pullitzer - puede que basada a su vez en la biografía del político real Huey Long, Gobernador de Louisiana. El autor lo negó siempre - del autor Robert Penn Warren, esta ácida y deprimente crónica política sacudió más de una y dos conciencias en su tiempo.

Broderick Crawford se hizo merecedor de un Oscar con su Willy Stark, el típico político aspirante que empieza enfrentándose al sistema para acabar aprovechándose de él como un parásito conforme va ganando y deseando más poder. Stark es un tipo populista (Crawford se sale en los discursos), dicharachero y hecho a si mismo que esconde un alma putrefacta que lucha por manifestarse tras unos inicios genuinamente honestos. John Ireland es el periodista Jack Burden, que sigue - y después ayuda - a Stark desde sus inicios, quedando vinculado a él en lo bueno y en lo malo, y siendo testigo como su personalidad se va transformando, al igual que su muy inteligente y amoral asesora de campaña Sadie Burke, interpretada magistralmente por la estrella de la radio Mercedes McCambridge, debutando en el cine y llevándose ya de entrada un Oscar para iniciar una de las mejores carreras como actriz de reparto de la segunda mitad del S.XX, y el hijo adoptivo y mano derecha de Stark, Tom, un jovenzuelo tarambana pero honesto interpretado por John Derek. Otra de los protagonistas, al igual que Ireland, de ¨Río Rojo¨, Joanne Dru, es la novieta de Burden desde la infancia, pijilla habitual de la prensa rosa, nieta de un juez y un médico honrados. Todos trabajarán para Stark de un modo u otro.

El guion adaptado por el director Robert Rossen (excelso su trabajo en todos los aspectos) sigue con bastante fidelidad la novela original, bordeando en todo momento los límites del código Hays. Se suprimieron los abundantes flashbacks del original y algún detalle escabroso para el Hollywood de la época (en la novela no hay nada especialmente escandaloso para los estándares actuales, y se pierden pequeños detalles importantes de la trama. Desde luego no es culpa de Rossen).

Técnicamente destaca por encima de todo un excelente montaje que imprime un buen ritmo a la película. Las escenas no se alargan innecesariamente, resultando en una película muy directa.

Una crítica seria y amarga a la política estadounidense en general y a la de los estados sureños en particular, está entre lo mejorcito del cine político del S.XX.


Hamlet Hamlet 09-01-2015
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Audaz versión expresionista y abreviada de Hamlet que ganó el Oscar a la mejor película en 1948 - entre una enorme cantidad de premios internacionales - siendo la primera peli no americana en hacerlo. Laurence Olivier vuelve a hacer funciones de productor, director y protagonista.

Olivier como Hamlet y una jovencísima y bellísima Jean Simmons como Ofelia siguen un mismo patrón de actuación: empiezan elegantes y acaban histéricos, de acuerdo con la locura progresiva que arrastra a sus personajes. Olivier se llevó un Oscar al mejor actor. El reparto está lleno de luminarias del cine y el teatro británico: Anthony Quayle es Marcelo; Harcourt Williams es uno de los comediantes o un Peter Cushing pre-Hammer que muestra su raramente vista vis cómica como el amanerado e intrigante Osric. De todos modos, los mejores secundarios son para mí un impresionante Basil Sydney (actor de reparto que participó desde entonces en varias superproducciones) como el usurpador rey Claudio de Dinamarca, impecable en todo momento y dotado de una voz atronadora, y la escocesa Eileen Herley como la amante mamá de Hamlet, Gertrude de Dinamarca, ambigua pero casi entrañable.

El guion del mismo Olivier fue tan criticado como alabado. Intentó acercar a Shakespeare al gran público y por ello elaboró una versión escueta y minimalista de la obra, que la acortaba de cuatro a dos horas y media. Con ello se ganó el favor del público y gran parte de la crítica estrictamente cinematográfica. Obviamente, con los años, y los avances de la técnica, Kenneth Brannagh ofreció su faraónica e impresionante versión integra de la obra, que quizá será la que más se recuerde en un futuro.

Rodada en sobrio blanco y negro, es una película de ambiente oscuro y escenarios brumosos y minimalistas que deben mucho al expresionismo alemán y que contrastan con el espléndido vestuario. Escenografía y vestuario fueron premiados también con sendos Oscars.

Magistralmente interpretada, sobria, lenta, trágica y oscura, puede haber quedado, como se ha dicho antes, desplazada por la versión íntegra de la obra por parte de Kenneth Brannagh, pero fue un interesante y valiente acercamiento a la obra de Shakespeare al estar muy aligerada respecto al material original, además de un ejemplo de libro de cómo hacer cine del bueno con, sorprendentemente, muy poco dinero.


Enrique V Enrique V 30-12-2014
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Realizada para subir la moral del pueblo británico en esa recta final de la II Guerra Mundial, esta lujosa adaptación de la obra de Shakespeare sirvió para encumbrar a nivel mundial a Laurence Olivier, tanto en su faceta de actor como en la de director. Desde su ya mítico inicio que pretende con cierto éxito vistos los recursos de la época emular como debería ser una obra en el Globe Theater, es un proyecto de altos vuelos.

Olivier se reserva el papel protagonista epónimo, con una serie de especialistas shakespearianos, algunos de ellos conocidos e incluso apreciados por los usuarios de Abandomoviez e Indimoviez, como Leslie ¨el malvado Zaroff¨ Banks como el coro, el mítico e histriónico cómico Ernerst Theisiger (el tan querido Doctor Pretorius de ¨La novia de Frankenstein) como embajador francés o Robert Newton, gran intérprete de villanos y de cine de aventuras cuyo temprano fallecimiento nos dejó sin la que quizá hubiera sido la primera gran estrella Disney de carne y hueso.

El guion es una versión algo resumida y retocada del original. No se acredita a nadie como adaptador. Lo más interesante que incorpora esta adaptación es lo dicho antes: el intento de crear en los espectadores la ilusión de estar en un famoso teatro el día 1 de mayo de 1600: vemos las reacciones del público, lo que pasa entre bambalinas (generalmente elementos cómicos para aligerar), Olivier solicitando al público que redoble los aplausos cuando los que interpretan a sus enemigos (entre ellos Theisiger) hacen mutis y saludan, las incomodidades creadas por condiciones climatológicas adversas o a los intérpretes poniéndose hilarantemente nerviosos, equivocándose u olvidándose de sus líneas, requiriendo ayuda de sus compañeros de reparto. Ello se mantiene durante 30 minutos hasta que se nos conmina a ¨usar la imaginación¨ y la acción pasa a ser totalmente cinematográfica.

Técnicamente, no se qué decir que es lo más espectacular: si la exuberante fotografía en color, con un uso magistral de la cámara, que se sitúa en los ángulos que cualquier espectador quisiera ver en un teatro (en mi opinión es indudable la influencia de esta película en la televisión y más en concreto en las antiguas sitcoms rodadas con público) o el magnífico diseño de producción, que nos lleva de una espectacular y muchas veces reciclada maqueta del viejo Londres y a una reconstrucción fidedigna del Globe a oníricos decorados basados literalmente en miniaturas de códices medievales (con su extraña disparidad de proporciones y planos), y a batallas rodadas en exteriores irlandeses, todo ello hecho con unas transiciones conseguidísimas. Para ser un novato, y al igual que Orson Welles, Olivier vino con ideas frescas e innovadoras, estirando las posibilidades del cine.

Película excelente que me ha sorprendido agradablemente a pesar de tener momentos algo monótonos como pasa en casi todas las obras de Shakespeare (han pasado 4 siglos, después de todo).


Lolita Lolita 17-12-2014
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Stanley Kubrick dio el golpe otra vez osando adaptar una novela que aún hoy día causa cierta controversia aún siendo considerada una de las obras cumbres de la literatura del S.XX: ¨Lolita¨, de Nabokov. Por primera vez instalado en Inglaterra (desde entonces su base de operaciones) y con un reparto realmente atractivo, esta amargante comedia rompió moldes por su osadía.

Desde la primera y algo ¨godotiana¨ escena James Mason y Peter Sellers brillan como los enloquecidos Humbert Humbert y el incoherente (pone de los nervios durante toda la película: su personaje es un ser inquietante), Clare Quilty. Dos clases de locura: la homicida y la alcohólica. Enseguida retrocedemos en el tiempo y ambos nos muestran cuán llenos de perversos matices están sus respectivos personajes en sendas inolvidables interpretaciones, pero en esencia comparten una cosa: su obsesión por una jovencita y sus caracteres indeseables (según la crítica seria, son dos de los villanos literarios más importantes del S.XX: uno es un ser despreciable - Humbert - y el otro es directamente una excusa para la exterminación de la Humanidad - Quilty -). Ya cuarentona pero aún muy bella, Shelley Winters es la simpática pero vanidosa, celosa y paranoica (aunque no le falten razones para serlo) Charlotte Haze, un personaje desdichado y patológico. Sue Lyon, que no era una novata, pues llevaba sus añitos actuando en la pequeña pantalla, está magnífica como Dolores Haze, la Lolita titular, una pequeña ninfa manipuladora, pero quizá no tan fiera como la pintan, por la que Humbert, sea como huésped o, después, como padrastro bebe los vientos, desea y enloquece. Este cuarteto brilla en la pantalla, y el éxito de esta adaptación se debe esencialmente a ellos y al magistral trabajo de Kubrick.


Vladimir Nabokov, autor de esta dramática farsa sexual contra la pequeña burguesía americana y aquellos pretenciosos que creen estar en ella, aunque acreditado como guionista, no pudo ver plasmada su visión cinematográfica de su propia novela, ya que Kubrick consideraba el guion original excelente pero muy denso. Nabokov realizó una versión - añado que, por una vez, afortunadamente - suavizada de su propia novela que convierte al degenerado Profesor Humbert en un efebófilo que con lo que se ve actualmente en películas resulta relativamente inofensivo, a Dolores en una muchacha bastante desarrollada para su edad y reduce las escenas de sexo entre ambos a situaciones implícitas, entre decenas y decenas de cambios. De todas maneras, Nabokov quedó encantado con el resultado final y solo lamentó el mucho tiempo perdido en un guion no usado.

Técnicamente destaca, como en toda película de Kubrick, la fotografía (de Oswald Morris y, claro, el mismo Kubrick), muy sombría, y la banda sonora (de Nelson Riddle) que oscila entre el pop y unas melodías sinfónicas que remarcan la tristeza de la película en general.

Tenía una visión estereotipada de la obra de Nabokov y de esta película, la verdad. Y viéndola uno se quita los prejuicios inmediatamente: cínica, deprimente y con unos diálogos atrevidos e inteligentes, pertenece a la categoría de peli que empieza pensando uno que está sobrevalorada y acaba por clavar al espectador en el asiento sin que se dé cuenta, como pasa con una película a mi juicio algo superior a esta: ¨Eva al desnudo¨. Excelsa obra que no hizo más que agrandar el prestigio y la leyenda de Kubrick... Y empezó, por otro lado, a cimentar su mala reputación: la de contestatario (entre la Casta ultraderechista de Hollywood) y la de director genial pero tan perfeccionista y exigente que extenuaba a sus repartos (entre el público general).


Sanjuro Sanjuro 27-11-2014
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El ronin más chuleta, macarra, malaleche, impertinente, egoísta (o eso cree él) y molón vuelve a la acción para una segunda aventura, que esta vez lleva su - supuesto - nombre: Sanjuro. Y con él, el colosal Akira Kurosawa tras las cámaras.

Toshiro Mifune continúa con su estupenda interpretación del antihéroe amoral y lleno de labia, aquí algo suavizado respecto a ¨Yojimbo¨, esta vez prestando sus servicios a un modesto clan se samuráis que se ve traicionado por su señor y jura luchar contra la corrupción imperante. Tatsuya Nakadai vuelve a ser el villano, de nuevo interpretando a un personaje similar al de Mifune que le sirve de adversario. Takashi Shimura tampoco falta a la cita con otro pequeño papel: el de Kurofuji, uno de los daimyos corruptos.

De nuevo, el guion de Kurosawa, Ryûzô Kikujima y Hideo Oguni combina acción tipo western, drama y algo de comedia desenfadada para crear un producto destinado a un público muy amplio.

A nivel técnico es una película más sencilla que ¨Yojimbo¨, y lo más destacado vuelve a ser la banda sonora de Masaru Sato, emulando otra vez a Henry Mancini (especialmente en las escenas cómicas) y combinándolo con algo de folklore japonés.

Una más que digna secuela de ¨Yojimbo¨, más sencilla a todos los niveles pero extremadamente efectiva. Otro triunfo más para Akira Kurosawa.


Uno, Dos, Tres Uno, Dos, Tres 22-11-2014
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Tras su triunfo con ¨El apartamento¨, Billy Wilder decide volver a la comedia pura y dura con una ácida y divertida crónica de la Guerra Fría rodada en Berlín.

James Cagney vuelve a sus orígenes como cómico interpretando magistralmente a Mac Macnamara, director general de la Coca-Cola en Alemania, una especie de versión más vieja, lista e importante del Sheldrake que interpretó Fred MacMurray en ¨El apartamento¨. MacNamara, un viejo tiburón de Wall Street con muchísima labia y una jeta aún mayor y que está amancebado con su maciza secretaria alemana, recibe la visita de su mujer de viperina lengua (una fantástica Arlene Francis, en esa época toda una estrella televisiva en el programa ¨What¨s My Line?¨), de sus terribles hijos y de la rebelde hija de su jefe en Atlanta (la jovencísima, bellísima y además notable actriz Pamela Tiffin) que provoca grandes problemas al casarse porque sí con un joven comunista algo exaltado interpretado por Horst Buscholz, aún abriéndose paso en Hollywood, esta vez desde su Alemania natal. Y a MacNamara poco le importa destrozar la felicidad de la joven pareja por tal de lograr un ansiado ascenso... Pero, ay del yanqui, ella está preñada.

Wilder e I.A.L. Diamond crean un guion que se burla de la Guerra Fría y sus dos bandos mediante diálogos bastante atrevidos para la época, llenos de referencias políticas, chistes autorreferenciales, y dobles sentidos sexuales, y personajes y situaciones caricaturescas, absurdas y surrealistas, con algunos gags realmente memorables.

A nivel técnico destaca la deprimente y deliberada fotografía en blanco y negro que no hace más que remarcar el tono paródico de la película. Fue nominada a un Oscar. La película también goza de una descacharrante banda sonora de André Previn.

No es la mejor película de Billy Wilder, pero es mi favorita de entre toda su obra, y este último visionado no ha hecho más que hacer que me reitere más en esta opinión: hilarante, divertida, magistralmente interpretada y dirigida por unos intérpretes que están siempre en su lugar, es quizás una de las mejores comedias de la Historia del Cine. Y es de Wilder, que está más que acostumbrado a estar en la lista de ¨top comedias¨.


Un Golpe de Gracia Un Golpe de Gracia 20-11-2014
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Comedia dirigida en Inglaterra por Jack Arnold para lucimiento de un Peter Sellers aún no instilado en el estrellato mundial. Esta adaptación de la novela ¨The Mouse That Roared¨ es una parodia del Plan Marshall: Gran Fenwick es un diminuto e insignificante ducado en los Alpes - curiosamente habitado por ingleses - que vive del vino y cuyo ejército aún usa arco y flechas. Debido a la competencia desleal que les hace un cosechero californiano que piratea sus vinos, invaden EE.UU. para declarar la guerra, perder y así beneficiarse de los planes de reconstrucción yanquis. Pero entonces las cosas empiezan a salir DEMASIADO bien y acaban con una superbomba en su territorio.

Peter Sellers interpreta a toda la casta de Fenwick: La Duquesa, el Primer Ministro ¨Bo-Bo¨ y el pobre Condestable, un pringado llamado Tully que es el personaje protagonista de la película. Lo acompañan Jean Seberg como la repelente Helen Kokintz, hija del inventor de la superbomba, William Hartnell - el primer y quizá más mítico Doctor Who - es único amigo de Tully, el senescal Will Buckley, ayudante de campo de Tully. El secundario australiano Leo McKern es Benter, jefe de la Oposición y compañero de cuitas de Bo-Bo.

El veterano de la Ealing Roger MacDougall y el joven Stanley Mann, que se convertiría en uno de los grandes guionistas del cine de terror, elaboran un guion alegremente crítico pero algo desigual (empieza muy fuerte, surrealista y crítico, va bajando en las escenas en que Sellers quiere ligarse a Seberg y acaba en un clímax lleno de slpastick) a partir de la novela original de Leonard Wibberley.

Técnicamente es sencilla, con mucha participación del diseñador de créditos Maurice Binder, que crea una serie de viñetas para crear elipsis narrativas y mantener un ritmo alto.

Comedia efectiva, si bien un tanto desigual cuando se sale del tema principal, sobre la Guerra Fría, sin mostrar partido por ningún bando y con una de las magistrales actuaciones multipersonaje de Peter Sellers.


El Cid El Cid 18-11-2014
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Samuel Bronston no había acabado de terminar ¨Rey de reyes¨ cuando empezó a producir su siguiente producto bajo los auspicios de una productora en la que tenía intereses: nada menos que la Allied Artists, la antigua Monogram, que producía así su primera película de alto presupuesto: un experimento a cargo del especialista en westerns Anthony Mann. Mann quería reivindicarse tras ser despedido de ¨Espartaco¨ haciendo un épico western medieval, y la figura legendaria (que no la histórica: esta peli no es una biografía, sino un canto de gesta en Technicolor) de Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador, se lo ponía en bandeja de plata. El resultado fue un exitazo de público y crítica que ha influenciado la carrera de directores como Martin Scorsese (que se encargó de su restauración en los 90).

Mann cuenta con un reparto que siendo menos abundante, deja al de ¨Rey de reyes¨ en nada. Para empezar, logró los servicios de los dos vigentes ganadores del Oscar a los mejores intérpretes principales: Charlton Heston es un Cid fantástico, muy por encima de ese Ben-Hur medio estreñido: Heston siempre fue un actor acartonado, pero, como John Wayne, si se le daba el papel adecuado hacía de Charlton Heston y funcionaba a base de presencia imponente; Sophia Loren es una radiante Doña Jimena que por algún motivo actúa con un histrionismo impropio de esta actriz.
Entre los secundarios tenemos al futbolista fracasado pasado a actorazo de primera fila mundial (¨¡El mundo no acaba en Hollywood!¨ - Broken Sword II) Raf Vallone como el vengativo y asesino conde García Ordóñez ; la estrella francesa Genevieve Page, la mítica ¨belle de jour¨ de Buñuel, brilla como Doña Urraca, actuando con la sobriedad de una auténtica dama medieval estereotipada; Herbert Lom es el rey almorávide Ben Yusuf, interpretado como un villano liante; Douglas Wilmer, el Nayland-Smith de las pelis de Fu Manchú de la Hammer es Moutamin, emir de Zaragoza, amigo y protector del Cid cuando éste cae en desgracia con el tiránico Rey de Castilla, Alfonso VI el Bravo (John Fraser, actor y escritor escocés de largo recorrido televisivo en el Reino Unido).
Algún que otro intérprete de ¨Rey de reyes¨ vuelve en esta peli: Hurd Hatfield como Arias Gonzalo, defensor de Zamora; el Aussie Frank Thring como un caballero árabe, Señor de Valencia; Gérard Tichy es el Rey Ramiro de Aragón.
La inmensa mayoría de papeles secundarios menores los ocupan intérpretes británicos e italianos.

Philip Yordan se encarga de nuevo del guion, esta vez junto a otro ganador del Oscar: Frederic M. Frank, favorito de DeMille, creando una historia que, como se ha comentado antes, no tiene nada que ver con la realidad histórica del señor de la guerra don Rodrigo Díaz de Vivar y mucho con la áulica épica literaria (sobretodo de ¨Las mocedades del Cid¨) que convertía al Cid de temido mercenario a Superman de las dos Castillas (es que incluso se encuentra con San Lázaro en persona, el tío). Pero funciona muy bien: aplicando las convenciones del héroe solitario del western a la Europa medieval, Mann, Yordan y Frank logran un melodrama de aventura épica más que resultón.

El espectáculo montado por Bronston y Mann es de una escala tremenda a nivel técnico, con una puesta en escena digna de lo mejor de la Metro. Robert Krasker, ejecutor de las prodigiosas escenas de ¨El tercer hombre¨, se encarga de la fotografía; el brillante dúo formado por Veniero Colasanti y John Moore fue nominado a un Oscar por sus espectaculares sets, delicias en cartón-piedra cuyos inmensos interiores requirieron rodar en tres estudios distintos (Mann era experto en encuadres épicos tanto en interiores como exteriores).
Miklós Rósza realiza una hermosa, medievalizante - se basa en parte en varias piezas de la época que Rósza extrajo de las ¨Cántigas de Santa María¨ y del ¨Llibre vermell de Montserrat¨ - y realmente épica banda sonora para la película, nominada a dos Oscars (banda sonora y canción). Es mi favorita de todas las de Rósza.

Por lo que respecta a lo meramente cinematográfico es un peliculón épico, espectacular, un poco flojo en las interpretaciones pero de una escala tan grande que uno se admira de que lo que vemos en pantalla no sea CGI, sino estructuras hechas a mano o monumentos históricos adecuados para la peli. La magia de un director mítico en acción: disfrutad del protagonista repartiendo estopa a todo lo que se mueve con una espectacular puesta en escena.


Rey de Reyes Rey de Reyes 15-11-2014
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En 1959, un avispado productor ruso instalado en EE.UU., sobrino del mismísimo Trotsky, Samuel Bronston, encontró un filón para el cine americano en la España franquista. Instalado en pleno desarrollismo, el Régimen ofrecía grandes ventajas y precios irrisorios a todo aquel productor extranjero que quisiera rodar por estos lares. E incluso hacía la vista gorda con el tema de las escenas de sexo y violencia (siempre que no asomaran en la versión española, claro). Bronston ya había rodado con gran éxito ¨John Paul Jones¨, un épico drama naval protagonizado por Robert Stack. Bronston decidió volverlo a intentar, esta vez con un biopic de Jesucristo hecho bajo los auspicios de una MGM en busca de más epopeyas bíblicas tras ¨Ben-Hur¨. Supongo que esos beatos que ejecutaban gente por Dios y por España se emocionaron con la idea...

Dirige Nicholas Ray, un director todoterreno que trabajó en casi todos los géneros, desde el western hasta el porno (en su última peli, de 1978). Militante izquierdista y hombre profundamente religioso, intentó dotar de personalidad a la película huyendo de la ortodoxia religiosa y buscando su base en los Evangelios Apócrifos.

El reparto tiene a un par de estrellas y montones de destacados secundarios: Jeffrey Hunter, uno de los grandes sex symbols masculinos de ese tiempo, hace el papel de Jesucristo. Considerado demasiado apuesto para el papel, hizo una buena actuación, con unos monólogos estupendos que se comen vivos a cualquier telepredicador pirado de esos; la verdadera estrella del reparto es el gran Robert Ryan como San Juan Bautista: alejado momentáneamente de sus papeles de tipo duro como el acero, hace una actuación breve, pero llena de convicción, y muestra emociones que parecen genuinas: a mí, que soy agnóstico y crítico con la religión organizada, me ha llegado a conmover en algunos momentos. La superestrella de Broadway Siobhan McKenna, que se prodigó poco en cine, es María, y su colega en los teatros neoyorquinos, Ron Randell, es el centurión Lucio, típico ¨romano simpático¨ de estas pelis; Carmen Sevilla está bellísima como María Magdalena; Frank Thring, actor australiano al que ya vimos como Poncio Pilatos en ¨Ben-Hur¨, es deliciosamente perverso como Herodes Antipas y, ya que estamos, Poncio Pilatos es aquí interpretado de manera lamentable por Hurd Hatfield, ese inolvidable Dorian Gray en la versión de 1945. Su papel de villano al uso no se corresponde ni con el mismísimo Nuevo Testamento. Sí que brillan en cambio las yanquis Rita Gam y la malograda Brigid Bazlem - que protagoniza la que quizá sea la escena más recordada de esta película: su erótica danza de los siete velos - como Herodias y Salomé, respectivamente: son dos bellas psicópatas.
Harry Guardino, eterno secundario con Clint Eastwood, es un estupendo y alocado Barrabás; Royal Dano, leyenda de la ci-fi zumbona de los 70 y los 80, es San Pedro; un jovencísimo Rip Torn, secundario de primera que los de nuestra quinta recordamos como Z, el jefe de los Men In Black, es Judas Escariote. Guy Rolfe, rey de la Empire, recién acabada la excelente ¨Mr. Sardonicus¨, y tan caracterizado como en ésta, es el sacerdote colaboracionista Caifás; la sueca Viveca Lindfors, mito del cine de terror y ci-fi de altos vuelos y ganadora de un Emmy es Claudia, la mujer pro-judía de Pilatos. Y ¨last but not least¨, el excelente actor andaluz Paco Morán, especialmente recordado con cariño en tierras catalanas, por su excelente versión teatral de ¨La extraña pareja¨ junto a Joan Pera, y por su carácter explosivo, interpreta muy brevemente al Ciego de Jericó.

El guion (basado en una idea previa de John Farrow) es de Philip ¨the Frontman¨ Yordan, oscarizado guionista y hombre de confianza de Ray - que salvó las carreras de varios compañeros durante la caza de brujas firmando como suyos diversos proyectos que de otra manera jamás se hubieran realizado, como ¨Johnny Guitar¨, del propio Ray, cuyo guion era del depurado Ben Maddow - y experto en westerns y cine negro. Contó con la ayuda anónima del gran Ray Bradbury, que realizó las partes narradas, leídas, dicho sea de paso, por otra estrella colaborando de manera anónima: nada menos que Orson Welles. Es bueno si nos ceñimos a lo meramente cinematográfico: diálogos escuetos y cargados de emoción, y bellos pasajes narrativos, además de alguna que otra concesión a la acción. Peroq si la intención era crear un retrato neutral y humanizante de Cristo, no se nota: supera lo meramente didáctico y apesta a proselitismo (y eso que es hecho probado que la peli se hizo sin injerencias ni dinero provenientes del clero). Eso sí, sin llegar a los límites de franca manipulación e insulto a otras creencias de Mel Gibson y su versión slasher de la Pasión.

Técnicamente, la película es una delicia: formato de 70 mm., grandes escenarios, un cuidado diseño de producción (me han gustado especialmente los graffitis en las mazmorras, cosa históricamente certera), buen vestuario, FX decentes, escenas de acción muy bien rodadas y una épica y memorable banda sonora de Miklós Rósza.

Buena, sin llegar ni por asomo a excelente, épica y espectacularmente realizada visión del Nuevo Testamento que sufre del eterno exceso de moralina y subjetividad que no nos gusta a los que vemos estas películas como puro cine y/o no somos especialmente religiosos.


Yojimbo Yojimbo 13-11-2014
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Un rōnin malcarado y chulesco llamado Sanjuro tira una rama al aire en un cruce y el azar lo lleva a un villorrio que vive de la seda, lo que enfrenta a dos familias burguesas: la del proxeneta Seibei y la de su colega Ushitora. Sanjuro ve una oportunidad de ganar dinero fácil. He aquí el punto de partida de este maravilloso chanbara (jidaigeki más bien basado en la acción) una de las películas más memorables de Akira Kurosawa, en parte por el éxito del (también maravilloso, para qué negarlo) remake no autorizado ¨Por un puñado de dólares¨.

Chulo, duro, hábil, listo, sinvergüenza por ser muy suaves, jovial y adusto al mismo tiempo (esto lo vi una vez en un libro) y muy carismático, Sanjuro es quizá el personaje más memorable de los interpretados por Toshiro Mifune. Este rōnin amoral es el espejo en el que se han mirado muchísimos [anti-]héroes del cine. Tatsuya Nakadai, imprescindible para Kurosawa a partir de los años 60, es Unosuke, heredero de Ushitora, de carácter parecido al de Sanjuro y que combina la maestría con la espada con su habilidad con un modernísimo revólver. La hermosa Yoko Tsukasa es Nui, toda una joven MILF, que dicen ahora, forzada a prostituirse y ser la amante de un aliado para mantener a su pobre y prematuramente envejecido marido y su hijo. La excelente Isuzu Yamada es, como en ¨Trono de sangre¨, una señora que da mucho miedo, aunque aquí lo adereza con cierto humor: Orin la esposa de Seibei, una especie de Ma Baker japonesa que tiene sometida a toda su familia. Eijirô Tôno es el sufrido tabernero amiguete (a la fuerza) de Sanjuro. Los actores Seizaburo Kawasu y Kyû Sazanka son Henbei y Ushitora, respectivamente. Takashi Shimura tiene un pequeño papel como Tokuyemon, rico propietario de una factoría de sake, aliado de Ushitora y el amante de Nui que ha salido hace unas líneas.

Para el guion, Kurosawa y Ryûzô Kikujima, esta vez sin Shinobu Hashimoto, cogieron inspiración de las novelas de Dashiell Hammett ¨Cosecha roja¨, y, sobretodo ¨La llave de cristal¨. Es un guion cínico, pesimista, muy violento y con bastante humor. Pese a sus raíces noir, como buen jidaigeki, ¨Yojimbo¨ tiene un desarrollo propio de un western, y no es extraño que Sergio Leone y otros directores lo hayan tenido como inspiración.

Técnicamente son destacables las coreografías y, sobre todo, la música: Masaru Sato saca a relucir tras mucho experimentar el estilo que lo hizo famoso: una mezcla entre folkore japonés y jazz - inspirado en uno de los ídolos de Sato, Henry Mancini - que acompaña muy bien la acción.

De todas las películas de Kurosawa, esta es la que más me ha gustado: un jidaigeki sin romanticismos de ningún tipo solo crimen, muerte y destrucción ambientado en una época (1860: era Man¨en) en que la sociedad tradicional japonesa se resquebrajaba para dar paso a una sociedad contemporánea en la era Meiji.


Espartaco Espartaco 09-11-2014
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Cada persona importante del cine tiene un ¨proyecto de su vida¨, que puede ser un éxito total o un fracaso rotundo y que destriza carreras. Este fue el proyecto acariciado por Kirk Douglas: un proyecto faraónico dirigido (única vez que hizo una ¨película por encargo¨) por un director en trayectoria ascendente como Stanley Kubrick (fue empezada por Anthony Mann), con un reparto coral cuajado de estrellas, un equipo técnico casi imbatible, y, madre de todos los atrevimientos: novela original y guion de comunistas - Howard Fast, novela; Dalton Trumbo, guion adaptado - represaliados por MacCarthy. El final bien lo sabemos: la película que acabó con el Macarthysmo en Hollywood, el primer proyecto faraónico de Kubrick (dicen los que saben que su impronta se encuentra sobretodo en la fotografía y en la sexualización de los personajes - se deja caer que Espartaco, Antonino y, sobretodo, Craso son bisexuales -) que le dio aún más alas para continuar adelante y un éxito monumental de taquilla. Dicho sea de paso, una buena parte de los personajes principales existieron realmente.


Kirk Douglas es un Espartaco algo mayor pero muy adecuado tanto físicamente como psíquicamente: pone en su interpretación toda la pasión que le inspira esta historia, y le da mil vueltas, por ejemplo, al Ben-Hur de Charlton Heston. Pero este Espartaco tiene un problema: es un héroe demasiado puro y perfecto, a diferencia del de la novela. Ya me extenderé en este tema en cuando comente el guion. Tony Curtis es Antonino, esclavo poeta y mejor amigo (y quizá algo más) de Espartaco. Curtis brilló en este papel. Jean Simmons es la bretona novia de Espartaco, Varinia. Luce bastante bien, y es fiel al personaje de la novela, abnegada y llena de coraje, aunque no la vemos en la batalla final (está saliendo de cuentas, al igual que en la novela).
Laurence Olivier es un histérico, caprichoso y sádico Craso. En ese momento, el mítico actor británico se encontraba un una situación difícil, pero siempre da gusto verlo.
Otro mito, Charles Laughton, en su último papel, es Braco, un cínico y mujeriego político romano que llega a caer bien y todo. Casi todo el mundo coincide en alabar la oscarizada - primera de dos - interpretación del siempre genial Peter Ustinov como Baciato. En la novela, el lanista Baciato era un personaje inmoral y repugnante. Ustinov lo interpreta de manera igual de inmoral y repugnante, pero lo lleva a su terreno, la comedia, haciendo de él, además de lo dicho, un patético cobarde con muchas salidas divertidas que aligera la acción. Es como si el humor malaleche de Kubrick estuviera pegado a él.
Otros intérpretes de relumbrón son John Ireland como el valoroso y despiadado guerrero galo Crixo, John Gavin como un Julio César pre-Guerra de las Galias, Herbert Lom como un rico pirata y mercenario egipcio a sueldo de los esclavos y Woody Strode como gladiador mártir.


Las aportaciones del impresionante guion de Dalton Trumbo respecto a la novela son considerables: el humor y la ironía presentes en varios diálogos, ya nombrados, otra es cierta inclinación hacia apoyar el cristianismo, y se da un mayor protagonismo a las mujeres, que están siempre en primera línea de batalla junto a los hombres, cuando en la novela cuidaban la retaguardia. Y la más importante, hace los personajes menos complejos y los reparte: así, por poner un ejemplo, el heroico y culto pero a veces demasiado vengativo Espartaco de la novela se reparte entre los personajes de Espartaco (héroe), Crixo (despiadado) y Antonino (que no sale en la novela y es el hombre culto). A su vez, el judío David (Harold G. Stone), que era la voz de la conciencia esclava, queda integrado en el mismo Espartaco. Eso se da en varios personajes, y aporta variedad a la película pero perjudica al personaje de Espartaco privándolo de matices, cosa que a cambio adquiere Baciato al ser combinado por el tribuno arruinado Flavio - que no aparece en la peli -1 pero no digo más por no spoilear. Sin embargo es un problema menor en un guion que no se premió como merecía.

La película ganó varios premios técnicos: la fotografía, parece ser que del propio Stanley Kubrick, ganó un Oscar que se llevó un ¨hombre de paja¨, Russell Metty, excelente cámara del que se rumorea que de hecho solo trabajó como fotógrafo principal durante la breve etapa de Anthony Mann, pasando a un puesto secundario al llegar Kubrick (hay quien dice que de hecho lo tuvo sin hacer nada, se sintió marginado y ni el Oscar pudo calmar el rencor que Metty sentía por el cineasta neoyorquino). El diseño de producción se llevo otro Oscar: Los sets son elegantísimos y coloristas, sin los excesos de otras superproducciones. El ruso Alexander Goritzen, ganador de cuatro Oscars, y su equipo, todos nombres importantes de la Universal, se lucen de verdad, especialmente en el elegante diseño de las villas. El vestuario del modisto inglés Arlington Valles y Bill Thomas, no muy variado pero abundante, históricamente acertado y siempre adecuado se llevó otra estatuilla. Los créditos de Saul Bass son muy inquietantes, y la música de Alex North es extrañamente pegadiza.

Son 195 minutos gloriosos: es el mejor peplum que he visto. Con una dirección, reparto y actuaciones espectaculares, un guion brillante, una gran ambición, sentido de la épica, buen mensaje político, poca acción pero excelentes diálogos. Aunque Kubrick no la consideró nunca parte de su cánon cinematográfico, su influencia se nota y muchos de sus fans no dudamos en
contradecirlo. Gracias Mr. Douglas, Mr. Lewis, Mr. Kubrick y Mr. Trumbo, por realizar un producto tan épico y al mismo tiempo tan dotado de mensaje.

¡YO TAMBIÉN SOY ESPARTACO!


El Apartamento El Apartamento 06-11-2014
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Esta amarga comedia sobre los tejemanejes de la alta sociedad encumbró definitivamente la carrera de Billy Wilder, que dio el paso de director estrella a leyenda viva, ganando el Oscar a la Mejor Película, además de ser el primer cineasta en hacer doblete de estatuillas al mejor director y el mejor guion original.

La película cuenta la cómica tragedia de C.C. ¨Bud¨ Baxter, un gris, bonachón, ingenuo hasta la náusea y pringado agente de seguros que para poder mantener su empleo a flote y aspirar a un ascenso debe ceder su apartamento para que los indeseables jefazos de su empresa puedan estar a solas con sus ligues, aunque para ello tenga que dormir en la calle. Jack Lemmon interpreta a este desdichado con su habitual vis cómica, lo que resulta en una amarga caricatura del débil asalariado ante unos jefes egocéntricos y abusones (claro que os suena). Shirley MacLaine es la deslenguada Fran Kubelik, ascensorista en la misma compañía de seguros que Baxter, quien hace tiempo que le va detrás (junto a medio edificio). Gran papel, como casi todo lo que ha hecho esta señora. La química entre estos dos intérpretes fue tal que volvieron a trabajar juntos con Wilder en ¨Irma la dulce¨. Fred MacMurray, otro de los actores-fetiche del director vienés, es Jeff Sheldrake, un auténtico tiburón-rata de cloaca de Wall Street, director general de la empresa de seguros y amante-cantamañanas casado y con hijos de Kubelik, que pretende usar el apartamento de Baxter para sus citas con la ascensorista, la cual está loquita por sus huesos.

El guion del propio Billy Wilder y su colaborador I.A.L. Diamond es de una gran comicidad, con un punto de partida hilarante (pobre desgraciado que sabe guardar tan bien un secreto que es tomado como un protomacho sexual por los que ignoran lo que pasa de verdad) diálogos cínicos, un cambio gradual de atmósfera de comedia tronchante a drama romántico ¨slice of life¨ (a ratos alternando géneros) muy bien llevado y un tratamiento admirable de las relaciones humanas.

Por lo que respecta al aspecto técnico, los sets del franco-húngaro Alexandre Trauner - uno de los grandes diseñadores del cine europeo - y Edward G. Boyle, que ya habían trabajado con Wilder, se llevaron otro Oscar. A destacar las oficinas de la compañía de seguros y su impecable orden, higiene y salas que se pierden en el horizonte - obra de Trauner - en contraposición con el acogedor pero destartalado apartamento de Baxter. También fue premiado el montaje de Daniel Mandell, considerado uno de los mejores montadores de la historia, ganador de 3 Oscars. Es destacable asimismo la lúgubre fotografía en blanco y negro elegida por Wilder, que repetiría en la también muy crítica (y divertidísima) ¨Un, dos, tres¨.

Una película que sin ser una comedia romántica funciona mejor que la mayoría de éstas, con un buen componente de crítica social. Grandes interpretaciones, guion extraordinario, ritmo excelente pese a durar dos horas y ser una historia aparentemente simple. Funciona como un mecanismo de precisión. No es mi favorita de Wilder, pero quizá sea su producto más perfecto a nivel objetivo: una película que apela a muchos gustos y mentalidades, por encima de cualquiera de las que escribió o dirigió.


Ben-Hur Ben-Hur 03-11-2014
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En 1925, un joven director fue uno de los 60 que participaron en la épica adaptación de la versión de la novela ¨Ben-Hur¨ que escribió el General Lew Wallace, militar de la Unión durante la Guerra Civil en los ratos libres en su etapa como Governador de Nuevo México. En 1959 y habiéndose convertido en un nombre importante en Hollywood, la Metro lo llamó para hacer un remake de la película que dio fama al estudio. El resultado fue una de las películas más galardonadas de la Historia.

Charlton Heston se convirtió en una de las mayores estrellas de la Historia del Cine gracias a su dignificado y machote Ben-Hur, algo acartonado (a ratos parece que vaya estreñido) cierto, pero correcto (a destacar su buena voz) en un papel de aventura épica, aunque no merecía el Oscar que ganó, ni de lejos; Stephen Boyd empezó su largo pero infructuoso coqueteo con el estrellato con su magnífico y sobreactuado Mesala. Personalmente me encanta su psicótica actuación, aunque le lluevan las críticas: es un matón histérico, manipulador, cobarde y vengativo, que confirmaría la idea de que Gore Vidal quiso retratarlo como un amante despechado. Jack Hawkins, secundario imprescindible del cine británico, aparece como segundo nombre del reparto haciendo uno de los papeles de ¨gentleman¨ 100 % inglés como Arrio, el padre adoptivo de Ben-Hur. La israelí Haya Harareet es Judith, amante de Heston, y el galés Hugh Griffith, hombre de teatro, se llevó un Oscar al mejor actor secundario por su jeque Ilderim, jefe de Ben-Hur que ocupa el papel de típico amigo secundario cómico del prota. La verdad es que a mí me ha hecho reir bastante. A destacar el concurso de eructos al final del primer acto.

El primer tratamiento de guion fue de Karl Tunberg, gran especialista en cine de aventuras, que es el único guionista acreditado. A William Wyler no le gustó su trabajo y tras unos arreglos previos de S.N. Behrman y Maxwell Anderson confió la reescritura al celebrado literato Gore Vidal, artífice de la brillantemente ejecutada por los actores principales relación personal entre Ben-Hur y Mesala (en la que siempre defendió el haber añadido un subtexto homoerótico, lo cual aún es debatido) y al dramaturgo británico Christopher Fry, que le dio a los coloquiales diálogos de Vidal el toque europeizante, barroco y arcaico que Wyler estaba buscando, además de ir haciendo cambios sobre la marcha (para hacernos una idea, Vidal dijo que un tercio del guion de la peli es de Fry). El primer acto es pausado y lleno de aventuras mientras que el segundo está formado por la carrera de cuádrigas (para algunos la mejor escena de acción de la historia, cuyo soberbio y premiado montaje corrió a cargo de John D. Dunning y Ralph E. Winters) la parte más religiosa y dramática de la película

Técnicamente, la peli es un caramelo: una versión ¨corregida y aumentada¨ de la que se realizó en 1925, con una estética sacada de ésta pero a escala mucho mayor (Oscar para Edward C. Carfagno, William A. Horning y Hugh Hunt)Technicolor moderno (la fotografía de Robert L. Surtees ganó un Oscar), formato panorámico de 65 milímetros (premio especial de la Academia), suntuoso vestuario (estatuilla par Elizabeth Haffenden) y un sentido del espectáculo adaptado a los 50. La banda sonora de Miklós Rósza, si bien quizá no sea tan pegadiza como otras del mismo compositor es una premiadísima obra maestra de gran belleza orquestal y fuerza dramática.

Espléndida película épica con toneladas de cartón piedra y maquetas y una historia interesante delante y detrás de las cámaras. Sigue siendo junto a ¨ESDLA: El retorno del Rey¨ la película más premiada de la Historia. Puedo comprender lo que debieron impresionar esos decorados gigantescos, ese montaje vibrante y esa música épica. Una de esas películas que ningún amante del cine debería perderse solo por lo mastodóntica que es. No es perfecta (damasiada moralina, el acartonamiento de Heston) pero se acerca.


Ben-Hur Ben-Hur 01-11-2014
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Segunda adaptación de la novela del Gen. Lew Wallace y primera hecha con grandes recursos, fue la película más cara del cine mudo y tuvo una génesis conflictiva. El resultado fue una película colosal, con decorados espectaculares escenas que en la época fueron un prodigio de montaje y fotografía (hay escenas en Technicolor, nada menos) y ciertas cosas bastante atrevidas para una película de ese tiempo, y más siendo de tema religioso. Fred Niblo y un equipo de varias unidades hacen un trabajo de dirección colosal.

Protagonizada por el icónico latin lover mexicano Ramón Novarro, condensa bien lo que es la novela: una historia de mortal rivalidad entre un judío, Judá Ben-Hur, y el que fuera su mejor amigo, el converso perverso, Mesala, inerpretado por el secundario Francis X. Bushman, que tuvo una larga carrera en el sonoro, en los albores de nuestra era. La estrella del mudo y protagonista de ¨El cantor de jazz¨, May McAvoy, es Esther la novia del protagonista. Sirva como curiosidad que los intérpretes más conocidos de la película, una mezcla heterogénea de estrellas de la época y de jóvenes promesas, están todos como extras en la escena de la carrera de carros, y de hecho se ve a muy pocos de ellos, porque van haciendo bulto.

La prestigiosa guionista June Mathis y su equipo hacen una adaptación sin tapujos, mostrando escenas de desnudos y violencia bastante fuertes para ese tiempo en el cine americano. Se deja ver bastante bien si se está acostumbrado al cine mudo, aunque hacia el final hay escenas que se alargan como un chicle de segunda mano.


Técnicamente la pelíucula no tiene desperdicio: Decorados y atrezzo gigantescos (a destacar el circo y los barcos) y otros más sencillos pero muy elaborados, logrados a base de
pinturas matte; un montaje revolucionario de Lloyd Nosler notable por su velocidad, que se deja ver especialmente en la carrera de cuádrigas; montones de extras y FX muy conseguidos (como el truco que el cámara Karl Strauss usó para ¨curar¨ a la madre y hermana de Ben-Hur en una sola secuencia, que Rouben Mamoulian mejoró en ¨El hombre y el monstruo¨).

La mayor superproducción de la época resultó ser una brillante película de la que se dice que hizo grande a la Metro Goldwyn Mayer pese a su fracaso inicial en taquilla, ya que si bien no recuperó la inversión, sí que dio muy buena reputación al estudio. Cinematográficamente brillante guste o no la temática religiosa.


La Tumba India La Tumba India 26-10-2014
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Fritz Lang volvía a Europa tras una espectacular carrera en EE.UU., y decidió hacerlo a lo grande, volviendo a sus orígenes en el cine de aventuras con un remake de una película de 1921 (que aimismo ya había gozado de un remake en 1938) escrita por su ex-esposa Thea Von Harbou en lo que fue una gran superproducción italo-franco-germana con reparto y equipo internacional. Un épico producto que tuvo que ser partido en dos películas. Esta es la segunda de ellas.

La excelente y precoz actriz estadounidense Debra Paget encabeza el reparto: con solo 26 años ya tenía a sus espaldas una dilatada carrera, aportando belleza y oficio. El suizo Paul Hubschmidt, recordado internacionalmente por portagonizar ¨El monstruo de tiempos remotos¨ como Paul Christian, es el protagonista masculino, un arquitecto con ganas de aventura: su experiencia en el cine de aventuras se hace notar. Sin embargo, aquí desaparece al inicio y no lo veremos en casi toda la película. Walter Reyer, austríaco, es el maharajá que pasó persona afable a un dictador egocéntrico y psicópata que ve traidores por todas partes, todo por su obsesión por Paget. Aquí, la conciencia empieza a pasarle factura, pero sigue siendo tan cruel que vienen ganas de que los conspiradores liderados por su hermano le den la del pulpo. Quien se luce de verdad en esta segunda entrega es el franco-siberiano Valéry Inkijinoff como un peligroso sacerdote integrista. A lo largo de la acción se pasea también el prestigioso actor luxemburgués René Deltgen como el intrigante hermano del maharajá, pero le falta carisma: parece un disco rayado y no resulta nada amenazador.

El guion sigue el modelo de los viejos seriales: montones de escenas de acción, ambientación exótica, argumento a veces rizando el rizo... A ratos resulta un guion bastante mediocre, estereotipado y carca, pero es natural viniendo de Von Harbou, y ni Lang ni el prestigioso Werner Jörg Lüddecke logran cambiar el rumbo. Sin embargo, al contrario que la primera parte, esta es acción prácticamente contínua: hay montones de persecuciones, correcalles y peleas.

Los exteriores se filmaron en la misma India. Muchos de ellos eran inéditos en el cine de ficción: parece que ni las productoras de Bollywood habían rodado allí. Los interiores son suntuosos (a destacar las habitaciones de palacios y unas catacumbas). En esta segunda parte, el vestuario de Paget se dispara, luciendo un modelo de lentejuelas espectacular que solo le tapa las partes pudientes. Da gusto ver a una mujer de su belleza mostrándose así. Se usa el color de manera magistral: esta película está hecha para lucir. Los FX, que son esencialmente marionetas que libran a Lang de usar dobles para las escenas con animales, son desiguales, combinando un decente tigre con una lamentable cobra. Además, la caracterización como hindú de Jochen Brockmann (y no Guido Celari como comento en la crítica de la primera parte) resulta particularmente ridícula vista hoy día.

Prometía el final de la primera parte que esta segunda sería mejor. Lo es, sin duda: muy movida y consistente, si bien es ¨más de lo mismo¨. En suma, la epopeya hindú de Fritz Lang me ha parecido un muy decente producto de aventuras que por desgracia parte de una mala base, pero Lang se divirtió haciéndolo, como lo hizo el reparto y el equipo, y si éstos se divierten, muchas veces lo hace también el público.


El Tigre de Esnapur El Tigre de Esnapur 25-10-2014
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Fritz Lang volvía a Europa tras una espectacular carrera en EE.UU., y decidió hacerlo a lo grande, volviendo a sus orígenes en el cine de aventuras con un remake de una película de 1921 (que aimismo ya había gozado de un remake en 1938) escrita por su ex-esposa Thea Von Harbou en lo que fue una gran superproducción italo-franco-germana con reparto y equipo internacional. Un épico producto que tuvo que ser partido en dos películas. Esta es la primera de ellas.

La excelente y precoz actriz estadounidense Debra Paget encabeza el reparto: con solo 26 años ya tenía a sus espaldas una dilatada carrera, aportando belleza y oficio. El suizo Paul Hubschmidt, recordado internacionalmente por portagonizar ¨El monstruo de tiempos remotos¨ como Paul Christian, es el protagonista masculino, un arquitecto con ganas de aventura: su experiencia en el cine de aventuras se hace notar. Walter Reyer, austríaco, es el maharajá que se hace amigo del prota y contra el que conspira la corte, en una estupenda actuación donde pasa poco a poco de ser un governante moderno y una persona afable a un dictador egocéntrico y psicópata que ve traidores por todas partes, todo por su obsesión por Paget. Especial atención merece la maravillosa italiana Luciana Paluzzi como ayudante de cámara de Paget, unos pocos años antes de triunfar en Inglaterra y de ser una de las mejores chicas Bond que se hayan visto.

El guion sigue el modelo de los viejos seriales: montones de escenas de acción, ambientación exótica, argumento a veces rizando el rizo... A ratos resulta un guion bastante mediocre, pero es natural viniendo de Von Harbou. Algunos dicen que George Lucas y Steven Spielberg podrían haberse basado en esta película para ¨Indiana Jones y el templo maldito¨, y, ciertamente, es una afirmación que se sostiene bien, si bien considero que la segunda-primera aventura de Indy (depende de si la juzagamos como precuela o por orden cronológico) es sin duda muy superior a esta película.

Los exteriores se filmaron en la misma India. Muchos de ellos eran inéditos en el cine de ficción: parece que ni las productoras de Bollywood habían rodado allí. Los interiores son suntuosos (a destacar las habitaciones de palacios y unas catacumbas). Se usa el color de manera magistral: esta película está hecha para lucir. Sin embargo, lucen negativamente las caracterizaciones de intérpretes alemanes en papeles de hindúes: actualmente algunas se ven cómicamente postizas, especialmente la del actor italiano Guido Celano

Interesante producto de aventuras al estilo más clásico que sin ser ni mucho menos una obra maestra, mantiene bien el interés y logra que nos interesemos por ver la segunda parte: ¨La tumba india¨.


Fire Line Fire Line 24-10-2014
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Quinta y última entrega - debido al cierre de la compañía Shintoho ese mismo 1961 - de la serie ¨Chitai¨, donde Teruo Ishii cede la dirección a su ayudante Hiromichi Takebei.

El trío protagonista de la serie se reúne de nuevo, dando cancha a un cuarto miembro que había hecho pequeños papeles en las otras películas: Teruo Yoshida y Yôji Naruto son dos delincuentes de poca monta, Shinichi, excelente tirador, y Kenji, listillo de barrio, que entran en el crimen organizado y les encargan un trabajo sencillo robando un cargamento de armas a una banda rival. Shigeru Amachi es el liante e incluso jovial traficante del cargamento, Kuroiwa, que quiere estafar a las mafias, que empiezan a enfrentarse entre ellas y Shinichi y Kenji van a ser los chivos expiatorios. Yoko Mihara es Yumi, una joven showgirl y amante de un capo, muy pija, con ganas de diversión, de meterse en líos y de enrollarse con Shinichi. Las circunstancias obligan a Shinichi y Kuroiwa a aliarse y planear robar el cargamento de nuevo, con Yumi como cómplice. Keiko Tachibana cierra el reparto protagonista con su Kyôko, hermana pequeña de Kenji, y la otra pretendiente de Shinichi, que es una honrada tendera y la víctima moral de todo lo que pasa en la película.

El guion corre a cargo de Ishii y Takabei. La película es menos sórdida que sus antecedentes, y más enfocada a la acción que a la crítica social, girando en torno a varios personajes, y no solo dos o tres como las otras entregas de la saga. También es más seria, con los elementos de comedia depurados casi completamente. Se mantiene el tono de novela pulp.

A nivel técnico, sigue el tratamiento semidocumental de la acción, filmada esencialmente en exteriores, en blanco y negro y usando la técnica de la cámara temblorosa. Excelente banda sonora jazz, incluso con dos canciones vocales (de letra limitadilla, cabe decir) interpretadas por un cantante de soul.

No llega al nivel de su predecesora, Sexy Line, pero es una propuesta muy decente de cine negro y un buen cierre a una memorable saga de serie B.


Rio Bravo Rio Bravo 20-10-2014
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Lo que pretendía solo ser la respuesta tardía, ¨100 % americana¨ y reaccionaria a de Howard Hawks y John Wayne a ¨Solo ante el peligro¨ se convirtió en otra obra maestra que al igual que su rival supera cualquier ideología, como lo muestra que sea la peli favorita del ¨rojo-masón-subversivo¨ (dentro de lo que es el sistema de valores yanqui) John Carpenter - hasta el punto de que el comentario del DVD es suyo -, que tan bien la rehizo en la maravillosa ¨Asalto a la comisaría del distrito 13¨. Si la película de Zimmerman era una crítica a la cobardía humana y desnudaba los que ¨esos¨ llamaban principios americanos, esta es una oda al valor, el individualismo y una glosa de ¨esos¨ a ¨sus¨ principios americanos.

Si esta rivalidad valió para darnos estas dos maravillas, valió la pena.

John Wayne, haciendo de John Wayne, como casi siempre, es John T. Chance, el sheriff de un pueblo que junto a sus tres ayudantes, el alcohólico Dude (Dean Martin, siempre en su sitio en un personaje ciertamente complejo, como buen miembro del Rat Pack), el anciano y discapacitado Stumpy (ese coloso llamado Walter Brennan, brillando de nuevo) y, más adelante el joven Colorado (el actor televisivo y acntante rockabilly Ricky Nelson) evitar que un grupo de bandidos liberen al hermano de su jefe, que ha asesinado a sangre fría a un hombre que solo intentaba calmarlo durante una fuerte discusión. Angie Dickinson está impresionante como la anónima (la llaman ¨Feathers¨) viuda alegre que atrae a Chance: para la época era un personaje femenino fuerte y moderno. Ward Bond, eterno compañero de reparto de Wayne, tiene un pequeño pero agradecido papel. La nómina de villanos está cubierta por dos estrellas de la pequeña pantalla: John Russell, gran estrella del western televisivo, es el ranchero-capo mafioso Nathan Burdette, mientras el popular Claude Akins es su hermano Frank (En ruta, El sheriff Lobo, Se ha escrito un crimen...), el detonador de todo el follón que nos ocupa.

El guion es, simplemente, acción por un tubo y una glosa a ese Oeste idealizado, incluso romántico, que existía solo en las mentes de la América conservadora: personajes carismáticos e imponentes, diálogos grandilocuentes, vacilones y llenos de frases memorables, un poco de sensualidad a cargo de una bellísima Angie Dickinson (hacia el final quema la pantalla: puro fan-service primitivo) y muchos chistes malos. El resultado es una película cargada, pues, de romanticismo, acción por un tubo y una gran celebración del personaje del perfecto Héroe Americano (para Wayne, un sheriff jamás pedía colaboración ciudadana): el resultado es un espectacular western de pura evasión, en contraposición a la oscuridad, realismo y reflexión de ¨Solo ante el peligro¨. Le sobra una escena de lucimiento musical para los dos cantantes del reparto.

Lo que llama más poderosamente la atención en el aspecto técnico es la presencia del compositor de la banda sonora ¨Solo ante el peligro¨, Dimitri Tiomkin, que además hace un gran trabajo. Las escenas de acción son bastante excitantes, y la película mantiene siempre un ritmo equilibrado.

Es una película tremendamente entretenida. Sus casi dos horas y media pasan volando entre tiros, peleas, síndromes de abstinencia, vejetes renegando y mexicanos condenados a ser los chistosos de turno. Un excitante Western que marcó época.


La Fortaleza Escondida La Fortaleza Escondida 19-10-2014
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La considerada obra más divertida de la carrera de Akira Kurosawa es esta comedia de aventuras que, como es de dominio público y reconocido por el propio director, ejerció una gran influencia sobre George Lucas a la hora de iniciar la saga ¨Star Wars¨, cuando ésta solo estaba formada por, fíjese usted, ¨La guerra de las galaxias¨ (lo de ¨Episodio IV: Una nueva esperanza¨ es para hipsters). Concretamente, dice Lucas, inspiró la estructura narrativa de la peli (la verdad es que poco más hay en común, es cierto).

Varios de los protagonistas principales de ¨Los siete samuráis¨ copan el reparto: Minoru Chiaki y Kamatri Fujiwara son los dos desarrapados, algo paletos, cómicos - bueno... La verdad es que a mí (y a más gente) me recuerdan a Abbott y Costello: si no os gustan, malo - y una miajita indeseables. Ellos son los personajes (los abuelos de R2D2 y C3PO, y no es que lo diga yo. Se ve a las claras en la peli, se busca en Google por curiosidad y...) sobre los que pivota la historia, los cuales, en plena era de guerras civiles, se meten en un buen lío por encontrar un tesoro. Toshiro Mifune es el heroico samurái que los acompaña y Takashi Shimura, en lo que no pasa de ser un cameo, es un viejo general. Ambos están al servicio de una princesa, bastante progre y marimacho para su tiempo, interpretada por la debutante y algo sobreactuada actriz Misa Uehara, un encanto de señorita de 20 primaveras entonces, que lidera una misión de infiltración en las líneas enemigas.

Como se ha dicho, el guion, como de costumbre obra de Kurosawa y Shinobu Hashimoto, esta vez junto a un par de colaboradores más, innova en el sentido de que la historia se cuenta desde el punto de vista de los personajes cómicos, verdaderos protagonistas de la función: ello hace que la película corra el riesgo de no gustar si el estilo de humor de Chiaki y Fujiwara no convencen al espectador. Sin embargo, el tiempo ha demostrado que fue una gran idea correr este riesgo.

La película está rodada en formato panorámico por primera vez en la carrera de Kurosawa. Ello le da a la película una escala más espectacular que las anteriores obras del director: hay escenas cuajadas de extras, una batalla bastante espectacular al inicio y la escenografía se ve grandiosa. El compositor Masaru Sato, especialista a combinar el folklore japonés con música sinfónica occidental, empieza a re-definir su estilo con muy ligeros toques de jazz, lo cual culminará en su excepcional y ecléctico trabajo para Yojimbo.

Película de aventuras de corte clásico, con sentido de la épica y del humor, sin la intensidad ni el seso de muchos de los demás jidaigeki de Kurosawa. Sentarse, ver y disfrutar. Eso sí, debe apuntarse que con la calidad del material y los intérpretes, existen jidaigeki de ese tiempo que resultan a mi juicio más divertidos que este (ojo: no digo que ¨mejores¨, solo que ¨más divertidos¨), como las dos películas de la serie Yagiû Bugueichô, donde vemos a varios de los protagonistas de esta película, precisamente.


Yellow Line Yellow Line 16-10-2014
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Teruo Ishii, rey del explotation japo nos presenta, bajo el paraguas de la Shintoho, la tercera parte de su serie ¨Chitai¨, esta vez con una chica en paro, su novio periodista y un asesino profesional con ínfulas de justiciero urbano que se mezclan con una red de ¨trata de amarillas¨ (la Ōsen Chitai del título). El mundo marginal de Ishii vuelve a hacer acto de presencia, cargado de inquietantes estereotipos políticamente incorrectos de mafia, prostitución y homosexualidad.

Shigeru Amachi, actor de la confianza de Ishii que aparece en las cinco películas de la serie (incluída la quinta, que no dirigió Ishii) interpreta con aplomo al anónimo asesino profesional, un tipo con el que es fácil identificarse dado lo mísero de su existencia, aunque esté algo chiflado¨; Yoko Mihara, también protagonista de toda la serie Chitai, es la valiente, lista y divertida Emi Ozuki, víctima propiciatoria de la Ōsen Chitai, a la que le gusta mucho dar respuestas agudas y poner caras cómicas incluso cuando van mal dadas (usa el humor como escudo, creo que puede interpretarse); Teruo Yoshida, que a partir de esta película compartiría protagonismo con Amachi y Mihara, es el torpón pero astuto y realmente heroico novio periodista de Emi, Toshio Mayama.

El guion del propio Ishii es típicamente pulp: personajes duros mezclados con otros excéntricos, sordidez, pretensión de realismo, gángsteres, droga, prostitución, estraperlo, crítica social de ese Japón pre-milagro económico y sentido del humor. Es una película de ritmo algo lento, pero que se deja ver la mar de bien y que resulta a ratos escalofriantemente actual.

Rodada en color y, según leo, en un pretendido estilo semi-documental (la verdad es que parece que todo está rodado en exteriores, eso sí que lo tiene), es una película sobria técnicamente. La música se basa en solos de guitarra y percusión, y resulta eficiente. Un problema es el maquillaje: no creo que en esa época faltaran figurantes negros en Japón, pero montan un minstrel show del quince, ignoro si expresamente o no, pero queda feo (por otro lado se supone que esta película es fea).

Una interesante propuesta del Emperador del Explotation japo, algo lenta e inferior a su lredecesora ¨Black Line¨ (¨Kurōsen Chitai¨) a mi juicio, pero muy competentemente realizada y que vale la pena ver.


Senderos de gloria Senderos de gloria 14-10-2014
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Stanley Kubrick, que acababa de triunfar con ¨Atraco perfecto¨, decidió dar un gran paso adelante y realizar una película de presupuesto ajustado pero sin llegar a serie B. James B. Harris y él habían comprado los derechos de una vieja novela bélico-judicial sobre la I Guerra Mundial que la RKO rechazó en su día, y, que debido a la admiración que había despertado en varios círculos de Hollywood su ¨Atraco Perfecto¨, podría contar con un protagonista de postín y algún secundario destacado.

Kirk Douglas se luce - sus expresiones faciales son impagables - en el papel del amargado Coronel Dax, un prestigioso abogado antes de la guerra, que se ve obligado a sacrificarse a si mismo y a sus hombres para cumplir con un deber impuesto por dos generales irresponsables y sedientos de gloria al precio que sea: Mireau (George MacReady, especialmente recordado por ser el malo de ¨Gilda¨ y por este asqueroso, bajo, mentiroso, asesino y repugnante militar sin corazón: brillante actuación) y Broulard (Adolphe Menjou, en la que sería su última aparición cinematográfica, culminando una carrera estelar manchada por su fobia anticomunista, que acabó con muchas carreras). Ralph Meeker (ese memorable Mike Hammer en ¨El beso mortal¨ haciendo de un teniente alcohólico, cobarde y de una bajeza moral tremenda), Wayne Morris (habitual del cine negro), Richard Anderson (gran estrella televisiva, aquí haciendo de un comandante pelotillero, repelente y sádico) y Joe Turkel (amigo de Kubrick al que recordamos como el barman de ¨El resplandor¨) interpretan a los principales hombres del batallón de Douglas.

El guion corre a cargo del propio Kubrick, de nuevo con la colaboración del escritor de novela negra Jim Thompson e incorporando al dramaturgo Calder Willingham, un hombre que trabajó poco en cine pero que casi siempre lograba nominaciones y premios (formó un gran tándem con Dustin Hoffman). El trío mantiene toda la virulencia de la novela original, una brutal crítica a los altos mandos de los ejércitos y su sed de gloria personal a precio de muchas vidas. Fue la primera vez en que Kubrick causó polémica por cuestionar el honor del estamento militar. La película contiene algunas de las primeras escenas míticas de Kubrick, como el largo travelling en que Kirk Douglas pasa por una trinchera entre sus hombres, sucios y prestos a morir, y él no puede hacer más que poner cara de resignación mientras los altos mandos se miran la batalla que sigue bebiendo coñac tan panchos, o el final, durante el rodaje del cual Kubrick conoció a una jovencísima actriz y pintora abstracta alemana que se convertiría en su esposa.

La película se rodó en Alemania, con un muy competente equipo técnico local. Especialmente conseguido está el ambiente en las trincheras, un decorado hiperrealista creado por el veterano Ludwig Reiber solo superado - quizá - por las de ¨Sin novedad en el frente¨. Para la banda sonora, el neoyorquino Gerald Fried se aleja de su estilo jazz habitual para abrazar un sonido 100 % sinfónico.

Una espléndida crítica a todo el estamento militar: es cruda y real. A algunos les parecerá una especie de esperpento valleinclanesco, pero los mandos militares han hecho eso veréis y más por un falso concepto de gloria. Estupendas interpretaciones y un aspecto técnico notable: una auténtica obra maestra. No logro recordar ninguna peli que me haya abatido tanto.


Los Tres Mosqueteros Los Tres Mosqueteros 13-10-2014
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Séptima adaptación de ¨Los tres mosqueteros¨, una superproducción concebida por la MGM como la versión definitiva del mito (y lo fue, al menos hasta 1973), con un reparto cuajado de estrellas, un equipo técnico experimentado y sin escatimar dinero.

Encabeza el reparto debido a su estátus de megaestrella y sex-symbol Lana Turner, que a pesar de que se negó repetidamente a hacer de Milady, y con razón: más que una villana amenazadora, esta buena actriz parece un florero durante la mayor parte de la acción. Solo hacia al final puede hacer algo, y hay que decir que lo clava y hace desear que hubiera tenido más tiempo. El genial Gene Kelly es el que realmente protagoniza la película como un improbable - parece aún más viejo que Douglas Fairbanks en 1921 - pero muy competente, ágil, hiperactivo (a veces parece que vaya con un subidón de speed o algo) y extremadamente divertido D¨Artagnan, que responde a la fórmula del actor: gracioso ante las cámaras; serio tras ellas, ejecutando lo que se le pide con aplomo. En contraposición, la también bailarina June Allyson deseó no haber hecho nunca esta peli: su reputación de actriz pava (muy alejada de la curtida mujer que era en la vida real), aunque le convenía, subió como la espuma tras esta película, lo que no le agradó. El azucarado papel de Costanza Bonacieux ha sido una cruz para varias actrices y esta no es la excepción: esta reina del llanto se debe emplear a fondo para ser más sosa y repipi de lo normal. Al menos la excelsa fotografía le permite lucir sus delicadas facciones. Van Heflin, entonces cotizadísima estrella, es un Athos amargado y alcohólico como el de la novela. Se da poco pero lo borda; el excelente secundario Gig Young es Porthos y la estrella británica de Broadway Robert Coote es Aramis. El prolífico actor de carácter Keenan Wynn (uno de esos ¨que sale en todas¨) es Planchet, el sufrido criado de d¨Artagnan.
Los abandomovieros tenemos la enorme suerte de contar con un Richelieu de excepción: Vincent Price, que no aparece hasta bastante avanzada la acción. Caracterizado para parecer algo mayor, recuerda mucho a sus legendarios papeles posteriores con Corman y la American International (aunque poco tiene que ver con el Richelieu de la novela). A Luís XIII lo interpreta de manera magistral - pese no parecerse en nada al modelo real - el humorista Frank Morgan, más conocido internacionalmente por haber sido, literalmente, el Mago de Oz. Es un monarca gruñón, caprichoso y estúpido, y Morgan borda la interpretación con sus aspavientos y su voz. Bastante gracioso. Ana de Austria es una joven (demasiado joven y bellísima Angela Lansbury, quien no necesita presentación, pero su papel aquí resulta demasiado cursi. Por último, el único personaje femenino salvable es la cómica ¨drama queen¨ (una parodia de la buenaza pero maníaco-depresiva Kitty de la novela) Kitty, interpretada por la bellísima actriz británica de origen canario Patricia Medina, esposa de Joseph Cotten.

El guion está hecho en clave de comedia ligera, eliminado el humor algo gamberrete de la novela original y convirtiendo a Richelieu simplemente en ¨Primer Ministro¨ en lugar de ¨Cardenal¨ (y encima lo acusan de querer derrocar la monarquía cuando su objetivo fue reforzarla, y a fe que lo logró) para satisfacer el Código Hays. Teniendo en cuenta esto, es relativamente fiel al material original que cubre la acción, pero trata muy mal a las actrices: salvo el de Kitty, todos los papeles femeninos son indignos - Milady solo en parte - de las excelentes actrices que los interpretan.

La bella fotografía en color fue nominada a un Oscar, y los escenarios y vestuario son suntuosos. Las entretenidas e influyentes por su espectacularidad coreografías de lucha diseñadas por el propio Gene Kelly están muy trabajadas de acuerdo con el carácter perfeccionista del celebrado ¨entertainer¨ norteamericano. La música de Herbert Stothart, ganador del Oscar por ¨El mago de Oz¨ se mueve entre lo épico y lo cómico (a ratos parece música de dibujos animados, de las que hacía el gran Carl Stalling en la época, con ruidos aleatorios y todo), resultando bastante agradable).

El director George Sidney y Gene Kelly crearon una película que parecen talmente dibujos animados hechos realidad. Y hacer esto requiere un enorme mérito. Pese a las concesiones al Código Hays no deja de ser una de esas películas que hacían soñar a nuestros abuelos. Maravillosa si ya venimos avisados de sus defectos (nada puede prepararnos, eso sí, al fastidio que causan las demasiado endulzadas escenas amorosas, que parecen fuera de sitio con respecto al alegre ambiente de la peli) aunque considero que las dos películas de Richard Lester la superan ligeramente. Si pudiera poner decimales, esta sería de 8¨5, pero no me duelen prendas en ponerle un 9.


Los Tres Mosqueteros Los Tres Mosqueteros 12-10-2014
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Aunque solo era 1921, la obra de Alejandro Dumas ¨Los tres mosqueteros¨ había recibido ya 5 adaptaciones distintas (3 americanas, 2 francesas, una de ellas de ese mismo año). Sin embargo, esta fue la primera adaptación ambiciosa y de altos vuelos, producida por Douglas Fairbanks para su propio lucimiento.

Pese a tener ya 38 años, Fairbanks fue un d¨Artagnan estupendo: quizá algo pasado de peso, pero alegre, tan gesticulante como era de esperar en la época y espectacular en los combates como era su costumbre (a destacar una escena en que clava un puñal a un soldado mientras da una voltereta en el aire: se la considera como una de las más memorables de la era del mudo). Lo acompaña un reparto bastante respetable y con intérpretes que perduraron tras la llegada del sonoro. Entre ellos Adolphe Menjou, uno de los grandes secundarios de la Era de los Estudios (y un terrible chivato durante el MacArthysmo), es un Luis XIII muy adecuado en el que fue su debut: cómico, atontado y muy elegante; francés Léon Bary - especialista en pelis de capa y espada - es Athos; Eugente Pallette, en su época de elegante galán, antes de engordar espectacularmente, es Aramis; los colaboradores habituales de Fairbanks Nigel de Bruiler y Marguerite de la Motte son un sobrio Richelieu y una soportable Costanza; la precoz actriz-guionista Barbara La Marr es una correcta Milady.

El guion es fiel a la novela solo en lo esencial, y, como todas las adaptaciones de ¨Los tres mosqueteros¨ tiene mucho humor, aunque le falta el toque gamberrote del original (sin eliminarlo del todo como la versión de 1948, pues entonces no había Código Hays), pero da para una película que es todo lo trepidante que podía ser una pieza de dos horas en 1921. Es bastante digerible.

A parte de las estupendas luchas, lo más destacado de la parte técnica son las caracterizaciones del reparto secundario: Menjou y de Bruiler son casi idénticos a como eran representados sus personajes en cuadros de la época. Los decorados están bien conseguidos, sin excesos.

Una interesante y entretenida adaptación de la obra de Alejandro Dumas que sin ser para nada una gran película gustará a los interesados por los inicios del cine.


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