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Críticas de bigladiesman

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El Hombre Mosca El Hombre Mosca 30-10-2018
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Harold Lloyd, el chico de las gafas de concha, había sido durante años un cómico bastante conocido pero siempre a la sombra de los Chaplin, Keaton o Arbuckle. Una serie de largometrajes, del que este es el máximo exponente, lo convirtieron en estrella mundial e icono cinematográfico.

Lloyd protagoniza la película como un pobre empleado de unos grandes almacenes que gana lo justo para comprar cosas a su atolondrada novia (su pareja artística y esposa Mildred Davis, con la que se casó ese mismo 1923) y que debe confiar en su astucia y agilidad para aspirar a cobrar algo más que ese sueldo de mierda. Lloyd incorpora a su gracia natural el gusto por las escenas arriesgadas, que ya le había costado dos dedos de una mano.

Y es que esta película, escrita por el mito de la comedia americana clásica y productor de la película Hal Roach junto a un notable equipo de guionistas (entre los cuales Tim Whelan, director de toda una película de culto como la versión de 1940 de El ladrón de Bagdad) es una auténtica ametralladora de gags en general bastante afortunados a los que se incorporan en el clímax (la célebre escalada del rascacielos) elementos de auténtico thriller sin perder nunca el desenfado.

A nivel técnico cabe mentar el trabajo de cámara, que logró dotar el clímax (había truco en la escalada de Lloyd, lo cual no le quita méritos ni a él ni a la película) de extremo realismo, y el trepidante montaje.

Una obra maestra de la comedia muda que se sigue dejando ver muy bien y hacer que el rato pase volando. Se acerca bastante a la perfección en lo que era el cine de ese tiempo.


La Mansión de los Siete Placeres La Mansión de los Siete Placeres 12-10-2018
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El discreto resultado que le dio “Emboscada a Matt Helm” y ciertos problemas de disponoblidad del equipo impelieron a Irving Allen a hacer algo ligeramente diferente. Solo quedaron gente como Dean Martin, el retornado director Phil Karlson tras dos pelis de ausencia o Hugo Montenegro en la banda sonora y poco más.

Dean Martin, pues hace lo de siempre, hacer de él mismo. Sin embargo, esta vez se encuentra con álguien que muestra tanto o más carisma en sus escenas que él: una Elke Sommer hilarantemente hiératica como la psicópata Linka Karensky. Tenemos además dos actrices más de bastante calado: una bellísima Sharon Tate como la torpe ayudante de Helm y Nancy Kwan como otra malosa. Completa el reparto principal el muy británico Nigel Green como el nada italiano conde Massimo Contini, villano principal de la película. Varios espectadores avispados reconocerán entre los secundarios a futuras estrellas del cine de artes marciales como Chuck Norris, Ed Parker o Joe Lewis (además de Mike Stone doblando a Dean Martin en algunas peleas), y también al boxeador y wrestler Wilhem von Homburg, más conocido como Vigo, el maloso de “Cazafantasmas 2”, entre muchos otros papeles.

Con Herbert Baker ocupado con otra película de espionaje, “Hammerhead”, el guion corre a cargo de William McGivern, experto en noir y en thrillers. Éste reduce ligeremente el humor absurdo (aunque seguimos ante una comedia desmadrada) y crea una historia algo más lógica que las de las otras tres películas. Además, el clímax es largo y divertidísimo.

Está claro que lo más destacable de la película a nivel técnico es el hecho de que Bruce Lee coreografiara las peleas, pero la verdad es que en términos generales a esta película se la ve más cuidada, al menos, que las anteriores dos pelis de Helm. Hugo Montenegro vuelve a hacer un excelente trabajo en la banda sonora.

Suponiendo una ligera mejora respecto a las dos pelis de Helm, quizá no llegue al nivel de la primera parte, pero como idea para seguir con la serie iba bien encaminada.


Matt Helm, Agente Muy Especial Matt Helm, Agente Muy Especial 10-10-2018
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Dean Martin es el cachondo de Matt Helm en su segunda aventura cinematográfica que, para resumir, podemos definir como otro desmadre sesentero.

Martin de nuevo se lo pasa pipa como Matt Helm, soltando soplapolleces constantemente, algunas graciosas, otras sin gracia y otras tan meta que hay que consultar su biografía para entenderlas. El hecho es que es un tipo que como buen entertainer sabe transmitir al público y al resto del reparto que se está divirtiendo, y los arrastra consigo, haciendo que su actuación funcione (incluso en las peleas: Martin fue boxeador y luchador ilegal en sus años mozos). Por tanto, una Ann-Margret juvenil, bailarina excelente y con vis cómica, si bien su personaje no da para mucho, y un Karl Malden extraño con su papel de terrorista maloso sobreactuado también acaban funcionando: no se toman en serio lo que hacen, así que, aplicando la máxima futbolera de Johann Cruyff, salen a divertirse.

El guion es malo, pero malo, malo: Es de Herbert Baker, un amiguete del Clan Sinatra que ya escribió la primera parte. Más allá de los chistes y alguna buena idea puntual esto no pasa de ser una parodia mal hecha de ¨Operación Trueno¨, pero el experimentado director Henry Levin y el reparto hacen que llegue a ser una película entretenida. Y al fin y al cabo, que los guiones sean tan terribles es parte del encanto de esta saga de pelis.

Técnicamente es flojilla: las persecuciones no son nada excitantes, se nota a la legua que el reparto no está en las secuencias en localizaciones en Francia, los FX son abismales y todo lo que es atrezzo es meramente aceptable más allá - de nuevo uso la palabra - del encanto sesentero. Eso sí, el vestuario es estupendo, con diseños absurdos y elaborados para las actrices, y la música de Lalo Schifrin es, como es habitual en el compositor argentino, excelente.

Una película en la que su reparto y director transmiten una sensación de poca seriedad en todo momento, haciéndola disfrutable pese a sus enormes defectos.


Los Locos del Cannonball 3 Los Locos del Cannonball 3 18-09-2018
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Es ver el “Raymond Chow presents”, el Lamborghini zumbando perseguido por la pasma y Lee Van Cleef en su última actuación como un abuelete enseñando a hacer rebotar piedrecitas en el agua a su nieto solo para que ambos se lleven un sorpresón motorizado para que veamos de qué se trata: la poco conocida tercera parte de la saga Cannonball.

De nuevo destacable elenco de actores, pero esta vez sin superestrellas: John Candy, Peter Boyle (de lo mejor de la película, pena que tenga unas líneas tan malas), los Smothers Brothers, Tim Matheson, Shari Belafonte, una Alyssa Milano adolescente, Brooke Shields (en un cameo autoparódico) o los deportistas Michael Spinks y Carl Lewis. Solo Jamie Farr (de la serie M*A*S*H) repite actuación y personaje en la trilogía con su Jeque.

Guion de Michael Short, hermano de y compañero de fatigas de Martin, de John Candy y otros actores de la película en un programa de tele que le reportó dos premios Emmy. Muchos chistes malotes y poca chicha, pero al menos resultan, a mi juicio, mejores que los de la primera parte. Los cameos son tan toscos que parecen un episodio de las últimas 20 temporadas de Los Simpson.

Las hazañas automovilísticas ya se ven anticuadas para una peli de 1989. Todo resulta algo añejo, pero es destacable el intento por dar variedad a las localizaciones, tratándose de una carrera de Este a Oeste, probando de emular un viaje de costa a costa de los EE.UU.

Para mí muy ligeramente mejor que la primera parte e inferior a la segunda, es una película mala de solemnidad pero como espectador la he encontrado lo suficientemente pasable.


Ciudad muy Caliente Ciudad muy Caliente 18-09-2018
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Última peli de mi pequeña retrospectiva de Burt Reynolds: un proyecto frustrado de Blake Edwards que cambió de manos para trasladar el concepto de ‘buddy movie’ a los años de la Ley Seca.

Nada menos que Clint Eastwood y Burt Reynolds, dos de los machos alfa del Hollywood de la época - más Richard Roundree, que a inicios de los 70 hizo la competencia a los otros dos en el puesto, como socio asesinado de Reynolds - en un noir cómico con un buen elenco de secundarios: a parte de Roundtree tenemos a Madelaine Kahn, una Irene Cara que estaba en la cúspide de su carrera musical, Rip Torn, Tony Lo Bianco, Robert Davi… Eastwood y Reynolds están en su salsa: papeles de hombres de acción (Eastwood es un poli absolutamente despiadado que, como Reynolds comentó, recuerda demasiado a Harry Callahan), Eastwood el valiente con mala leche, Raynolds el cobardón simpático con el que es fácil identificarse.

Guion de Blake Edwards bajo pseudónimo, muy modificado por un colaborador habitual de Eastwood para ajustar la película al veterano cineasta, con espectaculares tiroteos y cómicas escenas de mamporros. Empieza siendo una película medio seria para acabar convirtiéndose en pura comedia, en algunos momentos incluso algo desmadrada.

Buena ambientación años 30 hecha en estudio, con una estupenda banda sonora jazz (con la participación de Irene Cara, Al Jarreau o el mismo Clint Eastwood) y escasas pero conseguidas escenas de acción.

Sin ser una película que pase a la historia, no me parece tan mala como la pintan: es solo para pasar el rato. Eso sí, teniendo en cuenta la magnitud del proyecto, “solo para pasar el rato” parece un reproche más que un elogio (no es mi intención, que quede claro), lo que señala que algo no acabó de salir bien.


Chacal Chacal 12-09-2018
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Adaptación de la excelente novela de Frederick Forsyth dirigida por un coloso del cine como Fred Zinnemann. Rechácese el pestuncio remake que dejó en ridículo al pobre Bruce Willis.
Puede entenderse como una historia ficticia que cuenta las repercusiones de lo visto en la imponente “La Batalla de Argel” (1966) de Gillo Pontecorvo. ¡Incluso sale el prota de la misma, Jean Martin, como miembro de la OAS (parece que fue una decisión deliberada de cásting para rendir tributo a dicha película)!.

En el tiempo en que se rodó la película, sus protagonistas no eran especialmente conocidos, pero varios han acabado siendo leyendas del cine europeo: Edward Fox, Michael Lonsdale y Derek Jacobi son las principales atracciones aquí. Fox aporta aquí su apostura, su prototipo de gentleman británico estirado y esa permanente cara de asco que es su seña de identidad como el temible Chacal, asesino profesional preciso, extremadamente cruel y de mente muy aguda. Michael Lonsdale, también caracterizado por sus personajes ricachones y estirados, en cambio, triunfó como la otra cara de la moneda: el desastrado detective Lebel, feo y calzonazos funcionario del Estado, pero tan agudo y determinado como el Chacal. Sabe caer muy bien. Derek Jacobi es su ayudante Caron, un tipo eficiente.

El guion, adaptado por Kenneth Ross, todo un experto en thrillers, sigue con bastante fidelidad la novela, quitándole elementos como la introspección profunda de los personajes o alguna escena humorística, creando una historia muy depurada, o rebajando la violencia explícita (así y todo hay más muertos aquí que en la novela) y el tono extremadamente crítico de Forsyth. Más que correcto.

Técnicamente es interesante la ambientación, con montones de escenas en exteriores de 5 países distintos y un intento serio (pero no del todo logrado) de crear un ambiente sesentero cuando estaba ya pasado de moda. El montaje, del británico Ralph Kemplen, que ya había trabajado con Zinnemann en “Un hombre para la eternidad” se basa en la celeridad (en raras ocasiones vemos a dos personajes hablando 5 minutos seguidos en el mismo lugar), tiene mucho en común con la de “Solo ante el peligro”, remarcando la premura que impulsa a los personajes a sus objetivos. Otro factor interesante es la práctica ausencia de banda sonora, aspecto que podeis ver en más detalle en la sección de curiosidades.

Un thriller tan tenso como la novela en el que se basa, que va muy al grano pese a ser bastante largo y que contiene interpretaciones magistrales.


Un Hombre para la Eternidad Un Hombre para la Eternidad 07-09-2018
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Fred Zinnemann triunfó en los Oscars de 1967 con esta muestra de libro de texto de cómo llevar una obra de teatro al cine, combinando interpretaciones y un constante aire de obra de teatro por un lado mientras se filma en magníficos exteriores y con espectaculares decorados y atuendos en la mejor tradición de Hollywood por otra.

El reparto contiene a varios grandes de la escena y el cine británicos: Paul Scofield, que trabajó en escasas películas, ganó el Oscar como Tomás Moro, al que interpreta como un ejemplo de firmeza que se debate entre el ser idealista hasta el punto del fanatismo o el servir a su Señor humano; el seguir las leyes del hombre como jurista o las de Dios como el integrista religioso que fue. Impresionante cómo con su elocuencia y dominio del verbo logra que en cada diálogo los sentimientos de su personaje salgan a flor de piel: el célebre e histórico humanista podía ser mejor o peor persona, no podemos saberlo, pero Scofield lo humaniza, por lo que con sus virtudes y defectos nos podemos identidificar con él.
El citado Señor humano al que se debe Moro es un magistral Enrique VIII interpretado por un alocado Robert Shaw, dejando de relieve la psicótica personalidad de ese personaje totalitario y fascinantemente siniestro. La legendaria – en el Reino Unido, al menos - Wendy Hiller es Alice, ambiciosa e inteligente esposa de Moro, su principal apoyo moral y conciencia crítica sin pelos en la lengua. Ambos fueron nominados a sendos Oscars. Detrás de ellos, una selección de estelares secundarios: los hermanos Vanessa y Corin Redgrave, Sussanah York (sí, sí, la madre de Superman) , Leo McKern, un joven John Hurt, Jack Gwillim (uno de los actores-fetiche de Ray Harryhausen) o Colin Blakely entre muchos otros nombres conocidos forman un reparto de campanillas, al que se suma Orson Welles en un pequeño pero importante papel.

El dramaturgo Robert Bolt adaptó su propia obra de teatro, haciéndola fluir de manera más natural de cara a la pantalla, lo que le supuso un Oscar al mejor guion adaptado. Se echa algo de menos el personaje de “El Hombre Común”, que no interactúa con el público (su equivalente es Matthew, el personaje de Colin Blakely).

Excelente ambientación, vestuario (ganó un Oscar) y fotografía. El cámara Ted Moore, responsable de varias pelis de James Bond, sabe interpretar las ideas de Zinnemman de cara a fusionar teatro y cine, ofreciéndonos un ambiente natural pero indudablemente teatral incluso en las escenas en exteriores, encuadrando muy bien a los actores. También fue premiado con un Oscar.

No es un tipo de película que sea muy de mi gusto, pero también soy consciente de sus excelencias: la dirección, interpretaciones y ambientación son magistrales, así que todo queda supeditado al guion. Si se me pregunta por este aspecto, no os vais a encontrar una película entretenida para nada (aunque tampoco es de aquellas que lo dejan a uno dormido), pero si un concienzudo retrato de una sociedad y de sus personajes, y también de la naturaleza humana, sus creencias y ambiciones.


Tintín en el Lago de los Tiburones Tintín en el Lago de los Tiburones 20-08-2018
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Quinta versión cinematográfica, segunda animada, de las aventuras de Tintín, esta vez una historia original del editor de la revista Tintín, Greg, y producida y dirigida por Raymond Leblanc, director de dicha revista.

Greg lo flipa completamente y crea una extravagante (sin dejar de ser para toda la familia) y bastante frenética historia de espionaje con gadgets y bases subacuáticas salidas del catálogo de SPECTRA. O a Rastapopoulos le va muy bien con las películas o robó la tecnología de los extraterrestres que lo abducieron en “Vuelo 714 a Sydney”. Los gags, irregulares (me he partido la caja con algunos y otros son malísimos, pero en general superan los de “El templo del sol”) salpican toda la acción, que es frenética

De la animación, bastante limitada, destacaría las expresiones de los personajes, especialmente Haddock, Rastapopoulos y Tornasol, bastante graciosas. Nic Broca, como jefe de animación, supera de largo su anterior trabajo. La banda sonora es de François Rauber, eterno colaborador de Jacques Brel (que esta vez no participa en la película) y tiene un tema principal muy pegadizo.

En mi opinión mejor que “El templo del sol”, es una película ágil, bastante flipada y ante todo, entretenida.


Tintín en el Templo del Sol Tintín en el Templo del Sol 18-08-2018
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Cuarta película de Tintín y primera en animación tradicional, es una adaptación a cargo de la Belvision de “El Templo del Sol”, historia que si la providencia quiere será a su vez adaptada por Peter Jackson y estrenada hacia 2021.

Producida por Raymond Leblanc y escrita por Greg, director y editor respectivamente de la revista “Tintín”, sigue el cómic más o menos fielmente, adaptando la estética a los cánones de 1969 (el mismísimo Hergé la acabaría adoptando para los cómics), añadiendo unos 20 minutos adaptados de “Las siete bolas de cristal” y aumentando los gags (de lo que es prueba el tremendo aumento de papel de los Hernández y Fernández), algunos muy toscos, impropios de ese gran humorista gráfico que era Greg (ex-ayudante de Franquin en Spirou y creador de Aquiles Talón, una especie de Martínez el Facha en plan más políticamente correcto y mucho más sociable). El cambio más relevante es darle una amiguita al pequeño Zorrino en la figura de la hija del Gran Inca. Recuerdo que la primera vez que vi la película me disgustó bastante, pero hoy día soy más tolerante y es encomiable – en contraposición a la serie televisiva de la misma Belvision - lo fiel que es a la fuente original. No recordaba que lo fuera tanto.

El jefe de animación Nic Broca, mediocre dibujante de cómics (autor de tres flojas aventuras de Spirou a inicios de los 80) pero bastante competente en su trabajo real, otorga una animación fluida pero para nada al nivel de lo que se iba viendo en otros países (maestros como Ralph Bakshi, Hayao Miyazaki, Shingo Araki o Don Bluth ya asomaban por entonces), siguiendo, eso sí, fielmente el sobrio estilo línea clara de Hergé. Ayuda bastante que los fondos estuvieran directamente supervisados por Bob de Moor, entonces principal ayudante del padre de Tintín. La música es pasable, destacando dos temas del malogrado Jacques Brel, que para el que no lo conozca es como el Capitán Haddock pero afeitado, proto-emo (maníaco-depresivo, vaya) y bien real.

Mejor de lo que recordaba, se le tienen que perdonar un par de defectos pero es una buena adaptación en líneas generales.


Tintín: El Cangrejo de las Pinzas de Oro Tintín: El Cangrejo de las Pinzas de Oro 13-08-2018
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Sencilla e incluso parca versión stop-motion de “El cangrejo de las pinzas de oro”, extremadamente fiel al material original (¡Incluso incluyendo los soliloquios de Milú!). Lástima que por motivos de tiempo y dinero hayan elipsis narrativas y se salten a la torera un par de escenas pequeñas pero importantes como son la captura de Haddock o el propósito del detective Bunji Kuraki, o, por otro lado el tiroreo con los bereberes (lo cambian por dos números musicales de Haddock, el segundo particularmente divertido).

Los muñecos se acercan los suficiente al espíritu del cómic, las voces son adecuadas y actúan bien, pero la animación es tan limitada que casi se podría ver esta película como un ejemplo temprano y egregio de la animación limitada que pronto sería fórmula en la tele e incluso en el cine.

Teniendo en cuenta los pocos recursos, es una muy grata sorpresa para todo tintinólogo que se precie. Lo malo es que deja poco que decir sobre ella aunque sea muy recomendable.


El Halcón y la Presa El Halcón y la Presa 13-08-2018
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Jonathan Corbett es un pistolero bastante amoral que hace de juez, jurado y verdugo con todo bandido que se encuentra, asistiendo a sheriffs y marshalls y rechazando toda recompensa, pues su placer es la caza del hombre, lo cual lo ha hecho famoso a ambos lados del río Colorado. Pero la edad no perdona, y buscando un tren de vida más tranquilo quiere presentarse a Senador. Pero no quiere acabar sin atrapar a la mayor presa de su carrera, el presunto violador pedófilo y asesino ‘Cuchillo’ Sánchez. Sin embargo, parece que muchas cosas en este caso no están claras del todo…

Lee van Cleef y el cubano Tomás Milián encabezan un reparto de habituales del spaghetti western. Ambos magistrales en dos de las mejores interpretaciones que haya visto yo en un spaghetti western: el hambriento de justicia, violento y progresivamente más deshumanizado Corbett y el espavilado y liante Cuchillo, partidario de usar el magín antes que la violencia y que aporta humor a la trama. También nos encotramos a Walter Barnes, ex-jugador NFL con mucha experiencia cinematográfica en Europa tanto en peplums como en westerns, y después habitual de las películas de Clint Eastwood, Fernando Sancho, Antonio Casas, Roberto Camardiel o la musa del giallo Nieves Navarro.

Equipo de cuatro guionistas de lujo: el mismo director Sergio Sollima (que escribió y dirigió la cada vez más valorada “Ciudad violenta” o la mítica serie de Sandokán), Sergio Donati (“Hasta que llegó su hora”, “Ejecutor”), Franco Solinas (que venía de hacer “La batalla de Argel” con Pontecorvo, por la que se lo nominaría al Oscar el año siguiente) y Fernando Morandi. El cuarteto crea un juego del gato y el ratón entre el obsesivo Corbett y el taimado Cuchillo, muy picaresco, entre dos hombres listos y muy bravos que arman bulla allá donde van, y lo redondea con bastante acción y cierta carga política.

A nivel técnico, muy destacable una reivindicable banda sonora de Ennio Morricone y los decorados de Carlo Simi que, sin embargo, no impresionan tanto como los de otras de sus películas.

Uno de los grandes spaghetti westerns de la época, entretenido y con dos excelsas actuaciones por parte de los protagonistas.


Go West!: A Lucky Luke Adventure Go West!: A Lucky Luke Adventure 30-07-2018
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No muy conocida pero conseguida adaptación animada de la historia de Lucky Luke “La caravana” pero incorporando felizmente a los Dalton en el conflicto, dándoles, cómo no, el protagonismo de la película.

Cuenta con un reparto bastante conocido: Lambert Wilson (Matrix) pone voz a Lucky Luke, Michael Lonsdale (Moonraker, Chacal, El nombre de la rosa), al notario Bartleby, Clovis Cornillac (el segundo Astérix de imagen real tras Christian Clavier) como Joe Dalton y la cantante de jazz Dee Dee Bridgewater como Molly, la chica del cabaret.

El padre de “Oggy y las cucarachas” y de la graciosa serie en solitario de los Dalton (de la que esta película se puede considerar un piloto por el tipo de humor desmadrado) Olivier Jean Marie y Jean-François Henry se encargan del guion, que bien parece una translación al S.XXI del anárquico espíritu de Pierre Tchernia, basándose en mucho slapstick, devolviendo los toqies picantes del cómic original y sus guiños culturales (muy modernizados y jugando bastanta con la mitología de los personajes) e incorporando evidentes influencias de los cartoons americanos y del anime japonés al argumento original de Goscinny. Como siempre, lo mejor son los Dalton, como siempre con las mejores escenas y que por muchos años dure.

La calidad de la animación es bastante buena aunque tampoco para tirar cohetes. Es fluída e incorpora muchos elementos CGI, pero nada que no se hubiera visto antes.

Una película muy entretenida, trepidante y que transporta definitivamente a Morris y Goscinny al S.XXI tras unos intentos algo torpes en los cómics, que van mejorando con el tiempo.


La Fuga de los Dalton La Fuga de los Dalton 30-07-2018
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Piloto de la serie de televisión co-producida por Hanna-Barbera y Gaumont, es una compilación de los que serían a posteriori los tres primeros episodios de la misma, basados en sendos cómics: Los Dalton en Canadá, Mamá Dalton y Los Dalton se rehabilitan.

No hay mucho que decir respecto a reparto, La serie se caracterizó siempre por la trepidante velocidad de su ritmo (lógico teniendo en cuenta la duración de los episodios) y su fidelidad a los cómics pese a la suavización de la violencia, la eliminación de personajes (también por cuationes de tiempo), y de sus ya de por si muy, muy ligeros elementos sexuales (a veces complicando la trama sin motivo solo por hacer la serie más adecuada al público infantil), potenciando el slapstick (aquí especialmente el de los Dalton) como recurso humorístico básico. Glenn Leonard, que ya había adaptado la histórica (y vista en perspectiva, desastrosa) adaptación de Los Pitufos para H-B, hizo un buen trabajo en estos primeros episodios junto a Gilberte Goscinny, viuda de René y encargada de que a Leonard no se le fuera la mano como en la adaptación de las historietas de Peyo.

La animación es correcta sin más, pero de mucha más calidad que la mayoría de dibujos de la Hanna-Barbera. La música, muy sencilla y electrónica, corre a cargo de los que serían millonarios productores Haim Saban y Shuki Levy, y recuerda mucho a su banda sonora para el Inspector Gadget.

Un buen muestrario básico de una buena serie ochentera. Está para hacer reir y lo logra sin mucho esfuerzo.


Lucky Luke: La Balada de los Dalton Lucky Luke: La Balada de los Dalton 26-07-2018
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Imaginaos que pocos días después de la cínica fuga en masa de los residentes de Daisy Town, los hermanos Dalton entre ellos, para hacerse ricos fácilmente encontrando oro, Lucky Luke ha logrado atrapar a esos bandidos de nuevo, quizá mientras buscaban oro en las montañas. Así, como una secuela directa (no lo es en realidad), nos podemos imaginar el inicio de la segunda película animada de cine de Lucky Luke, 7 años después de la primera, y que significa un importante salto cualitativo. La producción pasó de Belvision a los estudios Idéfix, de corta pero intensa vida, con un ánimo de ofrecer adaptaciones de cómics de calidad.

A nivel de voces, Daniel Ceccaldi sucede a Marcel Bozuffi, dándole a Lucky Luke una voz más grave y rocosa. Al principio, si no se ha visto nunca la peli en VO, pilla de sorpresa. La estrella del reparto aparece poco: es el mismísimo René Goscinny como Jolly Jumper. Y menudo vozarrón cavernoso gastaba el tío. Los Dalton están doblados por los mismos actores que ya hicieron el papel en “Lucky Luke el intrépido”y lo seguirían haciendo por más de una década en la tele.

El guion vuelve a ser de Morris, Goscinny y Pierre Tchernia. Para ser claros, esta película no es más que un remake de “Las doce pruebas de Astérix”, llevado al mundo de Lucky Luke y, lo más importante, pasando el protagonismo del héroe a los villanos. Lucky Luke es un grandísimo personaje, pero cada vez estaba más claro que los Dalton, especialmente el dúo genial de Joe y Averell eran los favoritos de los fans, por lo que aquí solo trabaja de deus ex machina constante, intrigando para cargarse el plan de asesinato en serie de los hermanos (creo que nunca han tenido un plan tan rematadamente vil). Ello actúa en favor de la película, ya que permite a Tchernia y Goscinny exprimir las posibilidades del medio animado para crear la aventura más surrealista de Luck… Quiero decir, de los Dalton, pero por contra, la despoja de originalidad. Otra cosa que se pierde es el cierto aire de melancolía que a veces, dentro del cachondeo, acompañaba a “Lucky Luke el intrépido” y que jugaba al mismo tiempo a favor y en contra de la película. Esta se centra de manera íntegra en la comedia, a veces algo negra, pero siempre alegre. También incorporan a Rantamplán, el cual no tiene ese carácter increíblemente afable de la serie de Hanna-Barbera que lo hizo entrañable a muchos (me incluyo). Despojado de su simpatía, el can está dedicado con pasión a su trabajo, y es aún mas incompetente y retrasado mental que esa segunda versión, más parecido al de los cómics, que pasaba de una versión a otra según conveniera.

Animación fluída, de altísima calidad, con trucos que incluso le dan efectos tridimensionales a la acción. En la música, repite Claude Bolling, que supera su ya gran trabajo en “Lucky Luke el intrépido” con música y canciones aún mejores, con una banda sonora aún más ecléctica que incluye una pieza que es un maravilloso homenaje al mundo del musical e incluso coqueteando con el jazz-funk con guitarras wah-wah y líneas de bajo a la moda en la época.


A nivel cinematográfico, aquí es donde Lucky Luke tocó el cielo en mi opinión. A falta de originalidad, tenemos una pieza que acompaña perfectamente a la aún mejor “Las doce pruebas de Astérix”, hecha por prácticamente el mismo equipo, y que pese a haber sido sucedida de manera más que digna tanto en cine y televisión en animación e imagen real aún no ha sido superada. Seguro que en el futuro veremos unas cuantas adaptaciones más, pero ahora mismo, esto es la crème de la crème.


Lucky Luke el Intrepido Lucky Luke el Intrepido 25-07-2018
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Primera entrega de la tetralogía que forma el corpus cinematográfico animado de Lucky Luke, el hombre que aún 72 años después de su creación dispara más rápido que su sombra, creado por el belga Morris (Maurice De Bevere) y que entonces se encontraba en su apogeo gracias a unos excelentes e hilarantes guiones de René Goscinny, todo un frikazo del Far West desde su tiempo residiendo en EE.UU. y trabajando en el estudio del mítico Harvey Kurtzman.

El actor secundario Marcel Bozzufi, que justo acababa de terminar su participación en “French Connection”, da voz a Lucky Luke, acompañado del equipo que sería habitual con el personaje hasta finales de los años 80 (la gran adaptación televisiva de Hanna-Barbera).

Guion de un equipo comandado por Morris, Goscinny y el eterno adaptador de cómics franco-belgas Pierre Tchrernia, que crean una historia original, básicamente una combinación de “Lucky Luke contra Joss Jamon” y “Los primos Dalton”, con elementos de cosecha propia.

La animación de la película es muy sencilla y se nota que había poco presupuesto: animación limitada como se estilaba en la época (escenas repetidas, reciclando cels con frecuencia, fondos poco más que abocetados), causando incluso errores muy graves de continuidad (os vais a hartar de la escena del baile blugrass, ero lo peor es que a la tercera vez hay personajes del saloon que están dentro bailando y al mismo tiempo fuera planificando la defensa contra los indios) pero con un estilo general muy fiel a Morris y una estupenda banda sonora de Claude Bolling donde mezcla su jazz habitual con música de western de tono paródico.

Es una buena película, con momentos absolutamente hilarantes, pero su bajísimo presupuesto juega en su contra y se resiente tras repetidos visionados, especialmente a nivel técnico, y aún más existiendo una excelente adaptación de los propios Morris y Goscinny en la colección de cómics.


La Batalla de Argel La Batalla de Argel 20-07-2018
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Producción argelino-italiana que retrata la infame y atroz Batalla de Argel, dentro de la Guerra de Argelia, de manera semidocumental, en exteriores y con una cruda fotografía en blanco y negro. Hizo saltar al estrellato a Gillo Pontecorvo, todo un experto en retratar espisodios históricos sin embellecimientos, y acumuló un premio tras otro. Pontecorvo jamás ha superado esta obra.

Todo el reparto salvo el co-protagonista Jean Martin ( el frío coronel Mathieu, un trasunto del muy real coronel Massu), un actor que hizo casi toda su carrera de extra, entre ellas varios westerns de cachondeo de Terence Hill, es amateur. Brahim Hadjaj (como el también real Ali La Pointe - al que se parece muchísimo -, aquí en la película un tipo que empieza de delincuente de poca monta y acaba como líder destacado del FLN, parecido al personaje real, pero no del todo) tuvo una corta carrera tras la película pero se retiró en 1975. Ellos son dos nombres entre una multitud de anónimos secundarios. Pontecorvo buscaba centrarse en la acción. Las estrellas son él, la ciudad de Argel, los métodos tanto de la guerrilla argelina como del ejército francés y la violencia y crueldad que se vivió en ese conflicto bélico.

Pontecorvo y el guionista Franco Solinas optan por procurar mostrar el conflicto de manera bastante distante, fría y parca en diálogos (¡la versión doblada al castellano tiene al menos el doble que el original!): se nos muestran los actos de de guerrilla y terrorismo la ALN (brazo armado del FLN) y de los colonialistas que empezaron a actuar por su cuenta (lo que desembocaría en la infame OAS que vimos en “Chacal”), así como la dura represión militar francesa, a la manera periodística, dejando que las imágenes hablen por si solas (con un gran “pero” que veréis a continuación).

El uso de la cámara y el sonido es magistral. Planos rápidos, en blanco y negro, con cámara en mano, efectos sonoros que crean ambiente tapando incluso lo que serían líneas enteras de diálogo (lo son en la versión doblada), oscuridad, feísmo... Es fascinante.
La música de Ennio Morricone, que incluye arreglos de piezas hechas por el mismo Pontecorvo, es muy, pero que muy buena, pero a riesgo de tener una opinión impopular, la considero totalmente accesoria. Las imágenes ya muestran la crudeza y los subidones adrenalínicos de las escenas de atentados, las de acción o las de suspense.

Esta película es un mazazo para cualquiera que tenga conciencia, condena implícitamente cualquier clase de violencia pese a ser producida por un exmiembro del FLN, enseña historia con eficacia y gracias a su ritmo trepidante y adrenalínico es incluso muy entretenida de ver.
Para fans de la historia del S.XX, del cine bélico y los que tengan interés en conocer las fuentes del moderno cine de acción. Y sobre todo para aquellos que deseen que este tipo de cosas no se repitan, pero por desgracia lo tenemos en todos los medios.


Vip, Mi Hermano Superhombre Vip, Mi Hermano Superhombre 04-07-2018
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Semiolvidada (excepto en Italia) obra maestra de la animación europea, donde Bruno Bozzetto cargó las tintas contra la sociedad de consumo a través de dos hermanos superhéroes.

La premisa es bien sencilla: los hermanos Vip, el semidivino SuperVip (que tiene dos debilidades, las chicas guapas y su querido hermano, al que casi sobreprotege pese a ser tan debilucho) y el desdichado media mierda MiniVip, protagonista de la historia, y las dos bellas chicas que conocen en la aventura, la sexy y maestra del disfraz Lisa, estudiante de antropología que sigue a los Vip para su tesis doctoral y la pizpireta, romanticona y atolondrada Nervustrella, prisionera de los malosos, se enfrentan a la villana jamesbondiana Happy Betty, una mujer tetraplégica que se mueve en una tanqueta.

Con Happy Betty y sus secuaces es donde Bozzetto carga las tintas, atacando y caricaturizando – siempre dentro en un tono de aventura familiar pero sin dejar de tener visceralidad – al consumismo, la publicidad, los empresarios sin escrúpulos, la explotación laboral, la extrema derecha (Bozzetto ha sido siempre un hombre muy de izquerdas) caracterizada por los asistentes nazis de Happy Betty, la psiquiatría y a toda esa parte de la sociedad que él pudiera considerar mema y aborregada.

Bozzetto sigue como en “West and Soda” un estilo de dibujo sencillo, pero aquí es mucho más colorista, en según que escenas hay toques casi expresionistas (inquietante el número musical de los consumidores obsesivos que se encuentra MiniVip en una mazmorra. De pequeño me acojonaba vivo). La canción de inicio nos muestra también un tema subyacente: SuperVip puede ser guapo y poderoso, MiniVip, feo y débil, pero al fin y al cabo, ¿es mejor y más digno de llevar la gran V amarilla uno que otro?
También se le da una gran importancia a la música: Franco Godi crea una banda sonora pop muy alegre, accesible y pegadiza en líneas generales.

Una película que parodia unas convenciones medio siglo después de su estreno siguen vigentes: una sola mirada a las redes sociales sirve para comprobar lo acertado que estuvo Bozzetto en su sátira. Aunque para nada perfecta, excelente.


Django Django 03-07-2018
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Mítico spaghetti western que fue plataforma de lanzamiento de gente tan importante como Franco Nero; Sergio Corbucci, grandísimo director que hizo de todo; el siempre controvertido Ruggero Deodato, entonces ayudante de dirección o Enzo Barboni, a los que los fans de Bud Spencer y Terence Hill conocemos como E.B. Clutcher como jefe de fotografía.
El inicio, solo el inicio, con ese hombretón arrastrando un ataúd mientras una canción pop con tintes dramáticos, más propia de peli de James Bond que de un Western, resuena en los altavoces, ya debió hacer ver a las audiencias de hace 52 años que iban a ver algo distinto. Era 1966, el año glorioso del subgénero (“El bueno el feo y el malo” y “El halcón y la presa” también se estrenaron ese año).


Franco Nero es un perfecto protagonista de spaghetti western. Su inconfundible mirada lobuna, aire duro, enorme calma tras la cual se oculta un alma furiosa (lo primero qua hace, cargarse a media docena de proxenetas sudistas y escupir a un cura corrupto) y voz imponente se hacen con cualquier escena. Eso sí, comparado con otros protas de spaghetti western, Django parece desde el principio que tiene su corazoncito, aunque sea un tanto mujeriego.
La chica es Loredana Nusciak como María, una puta joven y completamente amargada, y los malosos son José Bódalo – actor que con su cara pagaba - perfectamente adecuado como el baboso y sádico antiguo compañero de aventuras de Django, el General Rodríguez, y Eduardo Fajardo como el mayor Jackson, exmilitar sudista, cobarde y aún más sádico líder de una especie de Ku Klux Klan de medio pelo.

Guion de los hermanos Corbucci, Sergio y Bruno (otro que hizo montones de pelis con Spencer y Hill) entre otros, basado, al igual que “Por un puñado de dólares” en el “Yojimbo” de Kurosawa. Se caracteriza por su acción casi constante y una violencia bastante extrema para lo que era el western de la época (aunque pronto Sam Peckinpah lo superaría de largo).

Carlo Simi, eternamente asociado a Sergio Leone con su visión sucia, feísta, casi post- apocalíptica y absolutamente fascinante del Salvaje Oeste, crea la muy lucida estética de la película, mientras el compositor de origen argentino Luís Bacalov emula el cortante y casi abstracto estilo de Morricone.

Maravilloso, entretenidísimo e influyente spaghetti-western, inspiró muchos Djangos de imitación, pero solo este y su secuela de los años 80 son de verdad.


El Acorazado Potemkin El Acorazado Potemkin 19-06-2018
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Para muchos la película que dio a luz al cine moderno.

Esta crítica va a tener un toque distinto a las otras que he hecho, y es que en esta película la única estrella es Sergei Eisenstein y su tremenda inventiva: los actores son amateurs en su inmensa mayoría (salvo Aleksndr Antonov y un par de directores amigos de Eisenstein). Así que vamos a ir directamente al guion y a lo técnico.

El guion, pues es pura propaganda, como si no lo supiera cualquiera con un mínimo de cultura cinematográfica. Los personajes parecen salidos de un tebeo: los marineros buenos buenazos, los oficiales malos malotes (tengo que confesar que debido a mi ideario político mola ver como arrean a los oficiales y el cura ese, pero por supuesto, el descaro publicitario es tremendo) y el pueblo, pues a recibir palos como siempre, como en las pelis propagandísticas de cualquier ideología.

Todo el mundo conoce la escena de la escalera de Odessa (que no existió: Eisenstein tomó como referencia la terrible represión en distintos puntos de la ciudad ucraniana y después la re-imaginó en un lugar simbólico con impresionante efecto) como el punto culminante de la película, y lo es: una escena magnífica, trágica y ultraviolenta de tremendo montaje y FX que aún hoy pone los pelos de punta.
Pero como todo el mundo habla de ella y ya es un cliché, creo que vale la pena enrollarme en otra cosa: las escenas que deseo destacar son las del motín en el Potemkin. Son una delicia de acción trepidante y montaje rápido que en mi opinión supera a todo lo que se había visto en Hollywood o en los seriales franceses. Y todo eso sin vacilar al espectador: no vemos imposibles y tipos que deberían haber muerto 14 veces. Es una escaramuza dura, espacio por espacio, y de pretensiones realistas. A partir de aquí es, para la época, un espectáculo, con grandes escenas de multitudes, una ambientación muy realista pese a las más que evidentes licencias dramáticas, un toque de épica y un exquisito gusto por el espectáculo.
Como defectillos, durante esas escenas, cuando los marineros van tirando a los oficiales al agua, los especialistas hacen unas cabriolas bastante graciosas que rompen la seriedad del conjunto. Me pregunto si se hizo expresamente para ridiculizarlos más, pero, francamente, no lo creo. También, en el clímax final, pese a construir una sensación de suspense Eisenstein lo flipa demasiado y lo estira como un chicle.

Total: es un anuncio de 70 minutos, pero menudo anuncio: sienta las bases de la moderna dirección de cine con un montaje impecable, siempre controlando el tempo narrativo (solo al final da un ligero bajón), ayudándose de una estética realista, impactante y a ratos incluso épica. Una maravilla.


La Pasión de Juana de Arco La Pasión de Juana de Arco 15-06-2018
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Invitado a trabajar a Francia, el danés Karl Theodor Dreyer armó la gorda con esta pieza.

Maria Falconetti, que hasta entonces era una conocida actriz cómica de teatro, es la estrella única de esta película. Sus expresiones son el culmen del sufrimiento humano y la resignación a ser un chivo expiatorio. La réplica se la da otro famoso actor de teatro cómico en aquí un papel dramático: Eugène Silvain como un baboso obispo Cauchon. También destaca la presencia del poeta, guionista y actor surrealista Antonin Artaud.

El guion está formado por una auténtica selección de líneas del sumario del juicio a Juana de Arco, el cual de conserva en la Biblioteca Nacional de París, adaptadas para darle un aire más cinematográfico.

A nivel técnico, lo mejor es la fotografía y el montaje: el uso de primeros planos y la trepidante sucesión de imágenes tiene un enorme efecto dramático. La claridad de los planos, con los actores sin maquillaje, mostrando todos los defectos de sus físicos, se adelantó unos cuantos años a su tiempo. Los decorados de aire expresionista son también bastante destacables.

Un drama histórico con impresionantes actuaciones y una curiosa puesta en escena, muchos la consideran la última obra maestra de la época del mudo.


El Conde de Monte Cristo El Conde de Monte Cristo 15-06-2018
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Una de tantas adaptaciones primitivas de la estupenda obra de Alejandro Dumas padre, con el ascendente John Gilbert (una de las mayores estrellas del cine mudo) en el papel de Edumundo Dantés.

El joven Gilbert es un Dantés formidable que además realizó por si mismo todas las escenas arriesgadas. Además, gracias a lo costreñido del guion, paradójicamente refuerza la condición de antihéroe de pocos escrúpulos del personaje original.

Como se ha dicho antes, embutir ese tocho en solo 105 minutos largos obliga a fusionar varios personajes y simplificar la trama. Ello le da a la acción cierto aire de aventura picaresca (aunque sin nada de humor) de la que adolecen versiones más complejas. A la larga quizá prometa más de lo que da, pero no es un demérito que la dañe en exceso.

Técnicamente desigual, lo más destacable es una escena subacuática y el pequeño pero bonito decorado del puerto de Marsella.

Entretenida versión de este clásico de aventuras, que no pasará a los anales del cine, pero que resulta bastante correcta en general.


Le Comte de Monte Cristo Le Comte de Monte Cristo 11-06-2018
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Injustamente semiolvidado serial de un siglo de antigüedad dirigido por todo un experto tanto en dirigir seriales y adaptaciones de Dumas padre e hijo como Henry Pouctal, rodado con la I Guerra Mundial en marcha, un tiempo en que Francia necesitaba entretenimiento como el respirar.
El actor y director Léon Mathot funciona bien como Dantés, y el resto del reparto encaja, sin excesivos aspavientos para lo que es el ambiente de la obra.
El guion, si bien bastante suavizado respecto de la novela, capta bastante bien el espíritu de dulce venganza del original, si bien reduce el elemento aventurero. La verdad es que pese a durar casi tres horas y tener 100 años, el visionado de la película resulta remarcablemente ligero y fácil.
En la parte técnica son destacable las escenas en exteriores, en especial en Marsella y en el auténtico Castillo de If.
Si os van los seriales cinematográficos, esta película es bastante disfrutable. Creo que es una joyita escondida del cine mudo de antes de los años 20.


Tell Your Children (Reefer Madness) Tell Your Children (Reefer Madness) 29-05-2018
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Supongo que aquí somos muchos los que estamos concienciados de las maldades de los estupefacientes. Hasta aquí todo bien. Pero, ¿podéis creer que en los años 30 hubo una ola de pánico contra el cáñamo? Empujada en realidad por grandes magnates (con William Randolph Hearst por delante de todos) que querían evitar la regularización de la producción de papel de prensa barato usando cáñamo, lo cual podría dañar sus fortunas, decidieron en la medida de lo posible reducir su plantación impulsando bajo mano la propugnación de un acta gubernamental que avisaba muy exageradamente de los peligros de la marihuana (que por supuesto que los tiene, pero más abajo veréis que idas de olla). Los grupos conservadores y fundamentalistas picaron de lleno en el anzuelo e iniciaron la producción de unas películas “educativas” tan alucinantes que acabaron bien pronto en el circuito explotation. Este es su máximo exponente.

El actor más importante del reparto es Carleton Young, habitual en westerns, como Jack Perry, un camello que como las las grandes tabacaleras busca consumidores jóvenes a los que atraer, para hipócrita costernación de su cómplice Mae Coleman (Thelma White, en mi opinión la única actriz que logra trasmitir el mensaje de la película correctamente), que solo quiere trabajar con adultos conscientes de lo que hacen. La virginal Dorothy Short, la muy descaradamente llamada Mary, se convirtió en la primera musa del cine lisérgico con sus apariciones en películas de este tipo, y el polifacético Dave O’Brien se hace un hartón de robar escenas con sus grotescas caras de flipao de la vida. Un tal Joseph Forte hace de la voz del “preocupado público” en la peli como un director de instituto que si se ve la película con frialdad resulta ser más que un ejemplo para la juventud un obseso que levanta testimonios basado en sus propios prejuicio, aunque el argumento le de, por supuesto, la razón. Un asco de tío.

El guion es hilarantemente exagerado, retratando como si tal cosa a la marihuana como un peligro peor que la heroína y otras drogas químicas (no me extrañaría que los tres guionistas se pincharan y desfogaran sus culpables conciencias de yonqui así). Los canutos convierten aquí a los personajes en dementes y asesinos con solo unas pocas consumiciones, con la hipocresía añadida de que todos los jovenzuelos de la peli fuman tabaco como carreteros y, oh, claro, eso sí es aceptable. A la larga, lo único que se logró es que los fumetas tomaran esta película como referente en los 60 y se convirtiera en pieza de culto.

Técnicamente es normalita, nada especialmente destacable ni para bien ni para mal. Aunque es interesante ver como evoluciona la imagen del narco desde aquí a “El precio del poder”. El jefe de la red tiene un despachito con una mesa, una silla y dos carpesanos colgados. Tal cual. Quizá es fiel a la realidad, pero a nivel cinemático da mucha risa.

Yo no consumo, pero me hago a la idea que los amigos del 420 les haga gracia esta película. ¡Si es que es una sobrada lisérgica! La verdad es que hay diálogos y reacciones que son para petarse (no pretendía ser un juego de palabras). Peor aún: queriendo ser un producto serio y dedicado a la vigilancia moral, resulta muy divertido. En todo momento logra lo contrario de lo que pretende: el personaje más empático es una camella alcohólica que vive “en pecado”, las fuerzas del orden, la justicia y la decencia resultan tan repugnantes como los mismos camellos a los que se condena
Recomendada, a parte de para el colectivo ya nombrado, para los frikazos, amigos del cine trash e incluso para gente con interés por las perspectivas sociales americanas del periodo de entreguerras. ¡Que rule la peli, que rule!


El Conflicto de los Hermanos Marx El Conflicto de los Hermanos Marx 23-05-2018
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Tras obtener su primer éxito cinematográfico gracias en gran parte a la tozudez de la Paramount llega la segunda adaptación de un espectáculo teatral de unos Marx ahora con más confianza, con más medios y un humor aún más directo y surrealista que ¨Los cuatro cocos¨: por ejemplo, solo empezar la peli, Groucho pulveriza el cuarto muro y Harpo ya la arma (literalmente).

Con la primeras escenas clásicas del cuarteto, esta película permite incluso a los secundarios colar chistes: Lillian Roth, una de las grandes actrices de Broadway, usa con solturas frases grouchianas, y, ante todo, Margaret Dumont toma su estupendo papel de viuda enamoradiza y víctima de las mil putadas de esos cuatro chiflados que ya jamás abandonará en su carrera con los Marx. El resto de intérpretes están más bien discretos, para acompañar.

Los Marx están como siempre. Groucho ofrece una gran variedad de parodias del teatro de la época y rompe el cuarto muro constantemente (no solo al principio), Chico hace sus italianadas, Harpo sus numeritos surrealistas y Zeppo da la réplica en bastantes más escenas que en ¨Los cuatro cocos¨.

Técnicamente, la película es irreprochable. El set de la mansión, estilo art decó, es bello, el ritmo es trepidante (salvo por la típica escena del arpa y el piano, claro. Y la del bridge también se hace algo larga) y se subsanan los problemas de sonido del año anterior. La fotografía sigue siendo muy estática, eso sí. El guion corre a cargo de los autores originales de la obra: los especialistas de Broadway Bert Kalmar, Harry Ruby y George Kauffman. Dirige Victor Heerman, que un par de años después ganaría un Oscar por ¨Mujercitas¨.

En suma, la primera GRAN peli de unos cómicos que solo irían a mejor en sus años en la Paramount.


Woody Allen, El Número uno (Lily la Tigresa) Woody Allen, El Número uno (Lily la Tigresa) 13-05-2018
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Cuando debutó como director con esta película, Woody Allen llevaba más de 15 años (fue muy precoz: debutó a los 15 años con un guion televisivo) trabajando, y en 1966 ya era una estrella del humor en EE.UU. y había coqueteado con Hollywood con su guion para “¿Qué tal, Pussycat?”. A los que lo veneran hoy día como uno de los reyes del cine de arte y ensayo, siempre contando grandes estrellas y presupuestos holgados les suele sorprender ver que debutó con este redoblaje de un “nihonspy” de la Toho distribuido por American International.

En el reparto japonés destacan las que muy pronto serían chicas Bond Akiko Wakabayashi y Mie Hama, así como Susumu Kurobe, recordado por interpretar al primer Ultraman, Shin Hayata, en el mítico tokusatsu televisivo, en un papel de villano.
Las voces en inglés que se llevan el cachondeo son un pequeño conjunto formado por actores de doblaje profesionales y amigos de Allen, que por supuesto encabeza el grupo.

Saltándose a la torera la película original, Allen ya refleja aquí de esa manera paródica tan suya algunas de las neuras y obsesiones que retratará en su futura obra, sin entrar en los temas más sentimentales y filosóficos que empezó a tratar con más o menos seriedad desde “Manhattan”.

A nivel técnico, por supuesto, lo mejor es la música: The Lovin’ Spoonful, con su injustamente semi-olvidado geniecillo John B. Sebastian al frente, dota a la película de alegría veraniega con sus piezas incidentales, si bien sus ocasionales apariciones en pantalla para cantar canciones – bastante decentes, eso sí - imposición de Arkoff y Nicholson a Allen, llegan a ser molestas y destrozan la continuidad de la acción.

Película corta y bastante agradable que supuso el inicio de la carrera como director de uno de los más grandes y más polémicos cineastas de la segunda mitad del S.XX y los inicios de este XXI


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