Aburrido y vulgar drama sobre una hombre que se debate entre la mujer con la que se casó, tuvo una familia y comparte trabajo... y la mujer que le devolvió la felicidad perdida tras años de matrimonio frustrado e insatisfactorio.

La película se hace eterna, llena de flashbacks en los que se resume la relación del personaje de Richard Gere con ambas mujeres (Sharon Stone y Lolita Daviovich) y tras los que finalmente llega a la decisión sobre con que mujer quedarse.

Quizás sea su tramo final, en el que su moraleja a lo carpe diem, gana enteros y se lleva con algo más de interés, pero lo cierto es que no deja de ser un film de tantos que podrían ponerte en la sobremesa de domingo y que pasa sin pena ni gloria.

Es una pena que con el buen reparto que tiene el film (Amy Irving, Robert Duvall, Andy Garcia, Kevin Spacey, etc.) y los interesantes hechos reales ocurridos en en cerro Maravilla en Puerto Rico en 1978, se desaprovecharan en un film tan vulgar y poco inspirado.

El film empieza con fuerza e interés, con el asesinato de unos independistas (activistas en contra de la soberania de E.E.U.U.) que tratan de tomar una antena de televisión y son rodeados por la policía y acribillados a balazos sin mediar palabra.
Tras el incidente, la reportera interpretada por la hermosa Irving (famosa por su papel co-protagonista en ¨Carrie¨), comienza a investigar los hechos y empieza a destapar una serie de irregularidades en las que tienen intereses los E.E.U.U., el propio gobierno puerto riqueño y hasta el FBI.

El gran problema de la cinta es que no mantiene el pulso ni la tensión sobre los graves hechos que cuenta y acaba por perderse en varias subtramas de lo más vulgares, más centradas en la propia periodista que en la dimensión política e intereses ocultos tras el brutal asesinato.
De esta manera se desaprovecha el argumento y reparto en un film muy irregular, que ya no levanta el vuelo hasta que llega el momento final en el juicio y se soluciona todo de una manera un tanto forzada y poco creíble.

A pesar de lo irregular del film, no deja de ser un interesante aporte cinematográfico a lo que los gobiernos (nacionales y extranjeros) son capaces de hacer para alienar a la población por sus intereses.

Otro de tantos films sobre juicios que inundaron las taquillas y los videoclubs en los 90.
Para la ocasión Tom Berenger y Melanie Griffith, ya maduritos y en decadencia, haciendo de ayudante del fiscal y abogada respectivamente, enfrentados por un caso de asesinato que tiene grandes connotaciones sexuales (como en la mayoría de los thrillers de los 90) y políticas.

Podría pasar por un film, meramente entretenido y para ver una tarde aburrida en televisión, pero el irritante personaje de Bobby (típico falso culpable de este tipo de thrillers judiciales, aunque cae mal desde el minuto uno), la delirante subtrama del psicópata acosador de la abogada y, sobre todo, el ridículo final, con una esperpética escena-tour de force con televisores de por medio, hacen que el film quede en prescindible y muy discreto, para ver cuando no hay nada mejor a mano, ya que de juicios las hubo infinitamente mejores y más logradas en los 90.

PD: Por cierto, la deducción a última hora de la abogada del cuplable del asesinato, a la que, si no es por una caja llena de pruebas, que misteriosamente le dejan en su casa, no da una en el caso, hace que de risa que sea considerada una de las mejores abogadas criminalistas de la ciudad.

Apreciable drama, dirigido por Barbet Schroeder, autor del recordado psycho-thriller ¨Mujer Blanca Soltera Busca¨, con guion a cargo de Ted Tally, autor de el guion de ¨El Silencio de los Corderos¨.

Es un film cuya mayor baza y atractivo son los dilemas morales a los que debe enfrentarse la familia del jóven (interpretado de manera bastante discreta por Edward Furlong) al que los testigos situan próximo al escenario de un crimen.
Poco a poco se va desvelando la implicación que ha tenido el chico en el suceso y como en el proceso se desencadenan una serie de consecuencias que marcan a una familia que esta dispuesta a proteger a su hijo de cualquier manera.

En el reparto, lleno de caras conocidas, destacan Meryl Streep y Liam Neeson, protagonistas de las dos posiciones que tratan de defender a su hijo: la protección paterna contra la justicia que daría el imperio de la ley y la madre, defensora de lo correcto y moral.

El gran defecto del film es, que algunas situaciones son del todo inverosímiles, el personaje de Furlong se pasea catatónico y con cara de palo media película y los conflictos éticos se resuelven de manera poco creíble.

El film, si bien resulta entretenido, carece de ritmo y por momentos resulta demasiado lineal, dando por momentos la sensación de estar visionando un telefilm más de tantos que se echan por televisión.
El resultado es una película que, a pesar de tener su interés, queda como un film menor con el que pasar un rato y poco más, como bien comenta FoxFonsa en su crítica.

Interesante y entretenido thriller en el que Peter Hyams dirige, por segunda vez, a Sean Connery, tras la excelente ¨Atmósfera Cero¨.

Se trata de un film menor de los 80, muy convencional tanto en su desarrollo como en su puesta en escena, pero que resulta enormemente entretenido, gracias a su curiosa mezcla entre policiaco, buddy movie, thriller y drama, y a su reparto en el que además de Connery (que es evidentemente el mejor), participan Mark Harmon (de la serie ¨Navy¨), Meg Ryan, o el entrañable Jack Warden.

A pesar de ser un film sencillo, algunas escenas como la pelea en un bar empleando solo los pulgares, o la escena final en la que Connery suelta un emotivo discurso y incluso llega a llorar, son lo suficientemente memorables como para que uno disfrute de este film que dura escasamente hora y media y que, a pesar de no trascender, tiene sus momentos.
Digno, sin más. Para quienes disfruten del thriller y, en especial de Connery, que hace un buen y recordado papel en este film.

No es de extrañar que esta película, que supuso la tercera colaboración entre Sidney Lumet y Sean Connery, disgustase al público y fuera un fracaso de taquilla en su época.

Se trata de un film que equívocamente puede confundirse con un thriller policíaco de tantos y cuyo desarrollo resulta muy denso y pausado en sus primeros cuarenta minutos, pero que encierra unos diálogos y unas interpretaciones sencillamente magistrales, en especial Sean Connery y Ian Bannen, en un film poco convencional que ahonda en la mente del ser humano, en sus preversiones, su sadismo y sus anhelos más frustrados.

¨Cuando miras a un abismo, el abismo también te mira¨, Esta famosa frase de Friedrich Nietzsche, quizás sea lo que mejor define el film, de la misma forma en que el personaje de Connery tras años siendo testigo de crímenes atroces, empieza a perder control de sus actos y sus palabras, cayendo poco a poco en un abismo del que ni el mismo es consciente.

Cada secuencia, impregnada de desasosiego, rezuma ambiguedad. La malsana y opresiva atmósfera nos acerca a la psique del torturado inspector.
Ya desde que el propio personaje de Connery descubre a una de las niñas desaparecidas, uno puede observar, como con cierta ambiguedad, la escena deja entrever que algo no va bien en el inspector de policía. Se trata de una secuencia muy ambigua que incluso hace sospechar (aunque sea levemente) del propio personaje de Connery.
Posteriormente, convencido de la culpabilidad de un hombre que es encontrado por una patrulla, el sargento Johnson, realiza un interrogatorio que acaba con el sospechoso gravemente herido.

Poco a poco se observa como el teniente se derrumba, tanto en su regreso a casa, donde tiene una conversación con su esposa (impresionante escena) de lo más incómoda en la que queda claro que ha llevado una vida que nunca quiso y un matrimonio que jamás le satisfizo.
De ahí se pasa a su detención, toda vez que se confirma el fallecimiento del sospechoso interrogado por el inspector, y se pasa, en dos actos, (casi parece una obra teatral en este sentido) a ver como el inspector es interrogado a su vez por un superior para esclarecer lo ocurrido (magistral duelo interpretativo de Connery y Howard) y como posteriormente, en una sublime media hora final, se desvela que sucedió durante el interrogatorio y como el inspector de policía tiene más en común con el detenido de lo que en principio, su recta y aparentemente intachable moral deja entrever.

Incluso el final del film, algo abrupto y realmente demoledor, deja plena incertidubre sobre lo ocurrido, ya que el film no desvela realmente quien ha sido el culpable de las violaciones de las menores.

Se trata para mi gusto de una gran película, un drama psicológico realmente perturbador que deja interesantes cuestiones sobre el comportamiento humano y el subconsciente, lo que el propio ser humano anula, sus más bajos y depravados instintos.
Un film complicado de ver, pero altamente recomendable, con unas interpretaciones vibrantes, bien dirigida por el maestro Lumet, y una de las películas más personales y logradas de su filmografía.

Un bodrio que adapta una novela de William Boyd y que, a pesar de contar en la dirección con Bruce Beresford, director de la famosa ¨Paseando a Miss Daisy¨ y de tener un montón de caras conocidas en su reparto (Sean Connery, John Lithgow, Diana Rigg, Louis Gossett Jr, etc.), se convierte en un aburrido y delirante carrusel de situaciones de lo más vodevilescas.

Esta es una de esas películas que no queda muy claro si es un drama o una comedia y que claramente naufraga al intentar hacer gracia de cosas que no la tienen (como lo de la enfermedad de transmisión sexual que presuntamente contagia el pelele del protagonista).

Lo mejor del film, como de costumbre, el simpático rol de Connery, que con su presencia anima este aburrido y bastante olvidable film.
Una pena, porque para una vez que una comedia trata de reirse de la arrogancia británica, se termina convirtiendo en un bodrio mayúsculo.

Esta es, probablemente, una de las películas más fallidas de la carrera del genial director Sidney Lumet, quien trabajó en varias ocasiones con Sean Connery y a quien consideraba ¨un monstruo de la interpretación¨, en sus propias palabras.

El caso es que el film prometía y mucho. Con dos actorazos de la talla de Dustin Hoffman y Sean Connery cara a cara, como padre e hijo y el, por aquel entonces promesa de cine, jóven Matthew Broderick, haciendo de nieto de Connery, para perpetrar un atraco que les permitiera retirarse.
El film prometía por lo menos un duelo interpretativo de gran nivel, pero ni eso.

Me explico, Connery y Hoffman son lo mejor de la película, mejor dicho, son lo único que tiene interés en la película, sin desmerecer a Broderick, que cumple dignamente en su papel.
El problema es que el film es, y me duele decirlo, un porno-drama que no deja claro que rumbo toma hasta que no se produce el (desastroso) atraco y en el que lo único que sobnresalen son puntualmente las interpretaciones de Connery y Hoffman.

Y es que antes del atraco el film parece hasta ¨simpático¨, con cierto humor, pero una vez se produce es un drama poco conseguido que se divide en los afectos cruzados de el nieto por su abuelo, el cual es condenado por el robo y el de Hoffman que ha condenado a su propio padre para salvaguardar el futuro de su propio hijo, para el que no desea una vida de delincuencia.

Es una verdadera pena, porque el film, además de su gran reparto, tenía dilemas morales y elementos para construir una gran obra, pero quedó en la nada, por un Lumet poco inspirado en aquel entonces.

Dirigida por Richard Lester, director que ya había trabajado anteriormente con Connery en la crepuscular (y más interesante y recomendable) ¨Robin y Marian (1976), ¨Cuba¨ es un muestrario de despropósitos en el que lo único reseñable es la tremenda presencia de un actorazo como Sean Connery.

El film resulta imposible de creer, desde el primer minuto, y es que parece una especie de cine de aventuras, mezclado con cine político, cine de espías y un romance (nada creíble) que parece de telefilm de sobremesa casi desde el principo.

Mención aparte la ambientación de Cuba. Cualquiera que haya estado en Cádiz reconocerá, El castillo de San Sebastián en la playa de La Caleta, La Alameda o la plaza de la Constitución, por mencionar algunos lugares. Toda la película esta rodada en Cádiz (España), y para quien haya estado o viva allí poco realismo le dará la película en cuestión.

Más allá de que sea anécdotico (y un orgullo) que eligieran Cádiz para filmar la película, el film en cuestión no se sostiene por ningún lado.
Todo empieza con la llegada de un ¨mercenario¨ inglés (Connery) contratado por un general de Batista, días antes de que estalle la revolución, para que les ayude a acabar con los rebeldes comunistas de Castro.
Por otra parte, Alejandra, una mujer con la que el mercenario inglés tuvo un romance en el pasado, se cruza de nuevo en el camino del protagonista.

Así pues, aunque el desarrollo del film es, chapucero y absurdo, resulta a ratos entretenido por la presencia de Connery, un actor capaz de llenar la pantalla con sus intervenciones y de hacer que un film tan pobre y con un guión tan delirante tenga cierto interés.

Mención especial a la parte final del film y al diálogo del personaje de Connery con un ¨revolucionario¨ en el que el mismo le dice que vaya individuo es él (Connery), que va por el mundo decidiendo que gobiernos son legítimos y cuales no, o la parte en que el personaje de Connery coge un tanque del gobierno de Batista... y ¡¡se pone a atacar a quienes le pagan!!. Lo dicho, puro delirio.

Delirante y prescindible film, que, además dura demasiado (dos horas) y cuyos ridículos diálogos y sinsentidos la hacen perfectamente olvidable.

Lo último de Paul W.S. Anderson ha sido durísimamente criticado y lo cierto es que, si uno sabe que es lo que va a ver, o mejor dicho, se deja seducir por una película entretenida a la par que disparatada, puede pasar un buen rato con este péplum hipervitaminado que copia con descaro lo mejor del cine de romanos y los elementos necesarios para hacer una peli de catástrofes con buenos efectos especiales.

¨Pompeya¨ plagia con descaro elementos de la famosa ¨Gladiator¨ de Ridley Scott, sin ningún pudor, y lo más curioso, es que le sale bien.
Consigue hacer que las batallas en el circo romano sean de lo mejor del film, siendo espectaculares y bien realizadas y que, posteriormente, se disfrute de unos grandes efectos especiales, en los que el volcán se vuelve el gran protagonista del film.

Lo peor del film es el romance tontorrón del protagonista que no genera el menor interés y que es puro relleno para una trama que no aspira a más que al espectáculo y a poco más.
Quizás sea en eso mismo en lo que más falla esta película. En que, teniendo una historia que daba para un film épico, se ha realizado una película de romanos de lo más simplona, que se deja ver y se olvida con la misma facilidad.

Por lo demás decir que a pesar de que su tramo final es una locura, con carrera de cuadrigas por Pompeya en llamas y derrumbándose, el film es puro entretenimiento, menor, pero entretenimiento al fin y al cabo.

Para mi, esta es una de las películas más injustamente infravaloradas de los 90.

En una época en la que nos bombardearon en taquilla con el cine de catástrofes, con algunos films lamentables y, curiosamente, más valorados, salío este agobiante y logrado film lleno de momentos y secuencias espectaculares y bien rodadas por Rob Cohen, director generalmente bastante mediocre pero, que logró con este, su mejor film.

Está claro que no es ninguna obra maestra y puede que Stallone no sea el mejor actor del cine, pero sería injusto no destacar que como película de entretenimiento y de catástrofes, probablemente sea la mejor y más lograda de los 90 junto con ¨Armageddon¨.
Además fue un cambio de registro para un Stallone que empezó a redirigir su carrera y a dejar de lado el cine de acción que tanta fama y éxito le dieron en su carrera.

Destacar los buenos efectos especiales (para la época) y la buena banda sonora que le da un gran ambiente a esta asfixiante y interesante película.

Una película indudablemente ¨simpática¨, que no buena, dirigida por Mark L. Lester, director de uno de los grandes éxitos del cine de acción de los 80, como fue ¨Commando¨, que protagonizó Arnold Schwarzenegger, y que fue una de las películas más delirantes y divertidas de aquella época.

Yendo a lo que es este film.. pues una buddy movie más (película de compañeros policías), en la que Dolph Lundgren y Brandon Lee, hacen de pareja imposible (desde luego no tenían nada de química) y en la que a veces destacan más los cutre vestuarios de Lundgren que las propias escenas de acción (se pasa casi toda la película con una chupa de cuero y al final hace uso de un kimono de lo más hortera).

El caso es que aún con todo se deja ver. Dura escasamente una hora y quince minutos, hay acción por un tubo, Cary-Hiroyuki Tagawa hace de villano (como Billy Drago, el villano por antonomásia en el género), Tia Carrere aparece desnuda y en todo su esplendor (¡¡vaya fémina!!), y además tiene un puñado de frases tan antológicas como ridículas (imposible olvidar cuando estando rodeados por los Yakuza, Brandon le suelta a Lundgren que si les ocurre algo, que sepa que tiene el pene más grande que ha visto nunca ¡¡¡???¿¿¿!!!).

Un film de acción chusco y bastante desfasado que sólo podrán ver con agrado nostálgicos y los más indulgentes de un cine de acción que, por desgracia, ya no se hace.

PD: Para el recuerdo quedará el delirante final en pleno barrio chino, con duelo de katanas y ¨fuegos artificiales¨, ¡realmente antológico!

Este fue el último film de la carrera de Tony Scott, ya que falleció en 2012, y seguía en la línea del cine palomitero de acción que tan famoso le ha hecho a lo largo de su carrera.

Se trata de un blockbuster explosivo, que supone la quinta (y última) colaboración con su actor fetiche, Denzel Washington, y un thriller de acción de lo más dinámico y entretenido en el que dos maquinistas de trenes, un jóven y un veterano (Denzel y Pine), tratarán de parar en tren con un cargamento químico muy peligroso que se dirige a toda velocidad a un pueblo en el que va a descarrilar.
Algo así como una variante de ¨Speed¨ cruzada con cine de catásrofes, que resulta enormemente amena y que hace pasar un rato bastante divertido.

Si, lo se, es cine superfluo, para pasar el rato, pero un buen rato y en eso Scott era un artista. Que en paz descanse.

Otro de los peores bodrios de la carrera de Stallone, que a comienzos del 2000, vivió la peor racha de fracasos de toda su carrera.

Renny Harlin, director del film, ya había trabajado con Stallone en la entretenida (y violenta) ¨Máximo Riesgo¨, cosechando un buen éxito de taquilla, y al igual que Stallone venía de encadenar varios fracasos de taquilla con los films ¨Memoria Letal¨ y ¨La Isla de las Cabezas cortadas¨, que además le habían costado el divorcio de su mujer, Geena Davis.
El taquillazo de ¨Deep Blue Sea¨ hizo levantar cabeza a Harlin y para su siguiente film, este que toca comentar, decidió trabajar de nuevo con Stallone, quién además se encargó de escribir el guión adaptado (que no propio, vamos) de esta historia sobre la fórmula uno.

El resultado fue otro sonoro fracaso y este horrible film en el que se centra todo en un triángulo amoroso formado por el jóven aspirante al título, el campeón y la novia de este, careciendo todo del menor interés y siendo únicamente las carreras lo único medianamente destacable (por decir algo).

Stallone queda en un segundo plano, como veterano y mentor de los jóvenes, y con una historia personal poco atractiva que le enfrenta a su jefe de escudería, interpretado por Burt Reynolds (en otro papel en horas bajas) y a su ex-mujer, interpretada por la siempre algo kinki Gina Gershon.

El film es un vaivén de carreras cutres, en el que cada dos por tres vemos un coche digitalizado destrozarse y salir poor los aires y con uno de los guiones más ridículos que recuerdo en años.
La escena de la rabieta y la posterior carrera en plena ciudad de dos bólidos está ya entre lo más ridículo y absurdo que recuerdo haber visto en mi vida.

En fin, que poco más que comentar de este engendro. Ni para fans de Sly merece la pena y un film tan torpe y cutre como fallido. Prescindible.

Divertidísima secuela de ¨Límite 48 Horas¨, que cierra el díptico formado por ambas películas, de nuevo dirigida por Walter Hill.

Se trata de una secuela tardía (8 años de diferencia) que queda algo inferior al film original (no mucho) ya que no logra alcanzar el equilibrio entre acción, humor y seriedad del mismo, pero logra con creces hacer que uno pase un rato muy divertido.

El caso es que más allá de todo, aqui se presenta la trama que muchos imaginamos tras ver el primer film. Reggie sale a la calle y Jack le vuelve a necesitar para atrapar a un delincuente, ¨El Tempano¨.
A pesar de que no quieren ni verse las caras, volverán a formar pareja, llenando la pantalla de gags, humor y momentos memorables, mientras son perseguidos por criminales, la propia policía y el tiempo, que nuevamente corre en su contra.

La misma fórmula, para un film igualmente divertido, que todo amante del cine de acción y de la comedia no debe perderse.

Una de las mejores buddy movies de la historia del cine y una de las mejores y más divertidas películas de acción de los 80, que además, supuso el debut cinematográfico de Eddie Murphy.

El film, excelentemente dirigido por el habitual realizador de películas de acción Walter Hill, cuenta con el brillante guión del director Roger Spottiswoode, que firmó en este film, su único guión original para el cine, con un resultado francamente inmejorable.

Un film serio, que presenta a una imposible pareja formada por el duro policía interpretado por Nick Nolte y el preso Eddie Murphy, que juntos, deberán dar caza a dos peligrosos y violentos fugitivos. Todo ello dará lugar a grandes gags, y diálogos llenos de ironía y sentido del humor, que, aún con todo, logran conseguir un equilibrio único en el género de las buddy movies, haciendo que uno no se lo llegue a tomar todo a broma, ya que las pinceladas de humor y violencia están perfectamente equilibradas.

Lo dicho, un film brillante y, hoy día, todo un clásico del cine que nadie debería perderse.

Divertidísima, aunque algo inferior, secuela que corrió a cargo de Tony Scott, tras su gran éxito con la taquillera ¨Top Gun¨, el año anterior.

Para la ocasión, Axel vuelve a Beverly Hills, mientras deja un caso abierto en Detroit, para esclarecer el intento de asesinato de su amigo, el capitán Bogomill, por una banda de atracadores, liderados por Jurgen Prochnow y Brigitte Nielsen, conocidos como ¨el asesino del abecedario¨.

De nuevo regresan los personajes de la primera entrega y de nuevo una gran banda sonora (curiosamente la canción ¨Shakedown¨ fue nominada al oscar a la mejor canción.. ¡¡y también a los Razzie!!), que, junto con la dinámica puesta en escena de Scott, los innumerables y desternillantes gags y el gran carisma de Eddie Murphy, dieron como resultado una de las secuelas más delirantes y divertidas de los 80.

Esta claro que ya la fórmula no sorprende y que hay muchas cosas cogidas con pinzas, pero al final es lo de menos. Aquí prima la diversión y pasar un buen rato, y el film lo consigue con creces.

PD: Mención especial a la delirante escena en la mansión playboy y el impagable cameo de Hugh Hefner, inolvidable.

Interesante, aunque, por momentos, excesivamente pausado thriller de espías, que inició una serie de películas sobre el personaje Harry Palmer (un total de 5), excelentemente interpretado por Michael Caine.

Se trata de un film de intrigas de espionaje con agentes doble, y triple, que supone el reverso a la mítica serie de películas de 007.
Un tipo de espías más caseros, más rudimentarios, aunque con su toque ligón y insubordinado, que deberá resolver la misteriosa desaparición de varios brillantes científicos y que es ¨Ipcress¨.

Un film bastante notorio, aunque no fácil de ver, ya que su pausado ritmo y la algo liosa trama, que mezcla agentes dobles y varios enigmaticos momentos, hacen que su visionado requiera más atención que otros films de espionaje.

A destacar, además de la interesante interpretación de Caine, la interesante Bso de John Barry y algunos planos y/o momentos que están entre lo mejor del género.

Uno de los mayores disparates y fracasos comerciales de los años 80, que es, en suma, una bizarra mezcla de géneros que fusiona cine de aventuras con thriller de suspense con el fondo de la guerra fría y el enfrentamiento político y militar de la antigua U.R.S.S. con E.E.U.U.

Ya no es sólo el hecho del absurdo de reflotar el Titanic para lograr la supremacía sobre la U.R.S.S., sino que, además, las subtramas (como la del personaje de Anne Archer) son aburridas e innecesarias. Por no hablar de la falta de rigor histórico y conocimiento, aunque, en el fondo, esto es lo más divertido, puesto que la secuencia del reflote del barco es tan memorable como entrañable, y aún la conservo en la memoria.

El hecho es que el tema del rigor histórico tampoco es para tirarse de los pelos. ¿Que porque? pues porque a comienzos de los 80 aún no se sabía ni donde estaba el Titanic, ni se sabía con seguridad si se había partido por la mitad, ni nada de nada.
Fue en 1985 cuando fue descubierto el barco y cuando empezó la ¨Titanicmanía¨, logrando extraer objetos, detalles más profundos sobre como ocurrió el accidente y demás.

Por lo que respecta al film, pues un irremediable film fallido que no resiste más de un visionado y en el que destaca la anecdótica aparición de Alec Guinness, la fuerte presencia de Jason Robards y, por encima de todo, la maravillosa Bso de John Barry, uno de los mejores compositores de todos los tiempos, que, para este film, compuso una bella y más que notoria composición.

El resto es un pastiche lento, con subtramas absurdas y con poco que destacar salvo el tema del barco, pero poco más.

Divertida y entrañable película de piratas que supuso, desde mi punto de vista, injustamente, un fracaso comercial en la brillante carrera de Roman Polanski.

Un film que posee una ambientación y vestuario sublime, un gran sentido del humor y, sobretodo, un Walter Matthau absolutamente impagable haciendo de pirata inglés borrachín, pendenciero y bravucón, que con la ayuda de su fiel compañero francés, se dedicarán a tratar de conseguir un trono de oro, que será la obsesión del Capitán Red y eje sobre el que girará el desarrollo de este delirante y desenfadado film de aventuras piratas.

Un film muy interesante, que claramente no es el más redondo ni conseguido de la carrera de Polanski (tampoco ¨El Escritor¨ lo es, por poner un ejemplo), pero que hace pasar un rato impagable y realmente entretenido y divertido.

Mención especial al gran nivel de ¨franchutismo¨ del film y al ¨guiñolesco¨ tratado de los españoles, que sin duda es, desde mi punto de vista, una de las cosas más delirantes y divertidas, y que si uno no se ofende con ello, puede pasar un gran rato (y eso que soy español).
Aún así todo está salpicado de sentido del humor y con un aire muy desenfadado, así que nadie debería de ofenderse.

En resumidas cuentas, recomendable y a redescubrir para cualquier amante del cine.

La quinta esencia del cine montaña rusa. Y es que Michael Bay es precisamente eso, un director que hace de todos sus films montañas rusas de las que no quieres bajarte (o si, depende de gustos).
El caso es que, aunque muchos de sus films son abiertamente superfluos (como este mismo), Bay es uno de los pocos directores que sabe gastar un gran presupuesto para hacer films que, si bien son intrascendentales, también hay que reconocer que son enormemente divertidos y emotivos.

8 años despúes de aquel debut que le dio la fama, Bay se sacó de la manga esta divertida, excesiva y delirante secuela que, como película de acción es mucho mejor, aunque como comedia, algunos gags bajaban bastante el listón en comparación. Aún así esta secuela cuenta con gags geniales como la escena de la tienda de electrodomésticos o la parte de la morgue y la posterior escena del MDMA con Will Smith y Martin Lawrence absolutamente desatados.

Se trata de un mastodóntico blockbuster que, a pesar de que es algo larga (dura cerca de dos horas y 20 minutos), posee espectaculares momentos de acción (como la persecución en la autopista o la parte final con un Hummer bajando una montaña y arrasando con todo) y geniales gags, que hacen pasar un rato muy divertido.

Quizás lo que más sorprenda es el macabro sentido del humor de esta secuela (por momentos, sorprendentemente excesivo) que puede no gustar a personas más sensibles y el tono absolutamente cómico con que Bay impregna todo el film (particularmente memorable y gracioso me pareció ver a Peter Stormare de mafioso ruso y a Jordi Mollá de mafioso cubano).

En definitiva, un buen entretenimiento que sólo es eso. No busqueís más.

A su manera, todo un clásico de los 90, que supuso el excelente debut de Michael Bay tras las cámaras, con una buddy movie protagonizada por dos estrellas de la comedia como fueron Will Smith y Martin Lawrence en sus inicios.

Se trata de un film de acción, repleto de humor y gags a cual más genial y divertido que hacen pasar las casi dos horas de duración en un suspiro.

Un film bien equilibrado que esta en la linea de la mítica ¨Superdetective en Hollywood¨, ya que tiene más humor que acción propiamente dicha y que, a pesar del disparatado argumento, logra engancharte de principo a fin.

Lo dicho, entretenimiento puro y duro, del bueno, con un reparto lleno de caras conocidas y una excelente banda sonora que junto con la estética videoclipera que le da Bay y sus geniales gags hacen pasar un rato divertidísimo.

Una de las peores películas de acción de los años 90, cuyo mayor atractivo era la propia Cindy Crawford, y también uno de los fracasos más sonados de la época.

Lo único bueno es que es un film corto y que se desarrolla a buen ritmo, no resultando tedioso su visionado, aunque si de vergüenza ajena. Y es que no puedieron elegir pero pareja protagonista. Malos actores y con química 0.

Secuencias como el absurdo y disparatado momento en que Crawford vuela por los aires (literalmente) y sale airosa de ello, los delirantes diálogos de los ex-agentes del KGB rusos, la absurda secuencia del tren y sobretodo el ridículo y pésimo final en el barco, forman ya parte de lo peor de la historia del cine de acción.

El resto es un disparate sin pies ni cabeza, capaz de competir con la mismisima ¨Speed 2¨, lleno de diálogos y momentos bochornosos, pero con alguna secuencia de acción resultona y, por que no decirlo, entretenida.

Solo destacaría del film que es breve, y las hermosas Cindy Crawford y Salma Hayek (Vale y para las chicas Baldwin). El resto infumable y para el olvido.

Resulta sorprendente que este flojo thriller haya sido dirigido por el competente Andrew Davis, autor de films mucho más interesantes y logrados a lo largo de su carrera.

A pesar de todo no puedo ser muy duro con este film por varios motivos. El primero es que su temática y la época que le tocó su estreno, la condenó de cara a la taquilla.
El peor atentado terrorista de la historia, ocurrido el 11 de Septiembre de 2001 en Estados Unidos, fue el primer problema.

Por tanto, no fue una época muy propicia para el estreno de un film sobre terrorismo y ello provocó que el film no se estrenase hasta el año siguiente.
El estreno se puso en duda mucho tiempo y a pesar de que el film pudo ver la luz, tengo la impresión de que sufrió modificacion en su guión y algún corte de escena.

Todo esto, unido a un guión bastante pobre (e inverosímil) hacen que el film se quede en mediocre, tirando a malo.

Olvidaos de acción a raudales. Es un film de acción bruta (Arnold se basta con sus puños la mayor parte de las veces), sin demasiada acción, donde un Schwarzenegger ya mayor, se ¨infiltra¨ (es un decir, porque os aseguro que alguien como Arnold no pasa desapercibido en ningún lado... pero menos allí) en la selva colombiana, para seguir la pista del terrorista.

Y bueno, el film resulta tan inverosímil y surrealista que si hubiera sido algo así como ¨Rambo Vs Las FARC¨, o a lo ¨Commando¨, con mucha acción, pues habría sido mejor.

En vez de eso el film se contruye como un thriller más bien ¨realista¨ (es un decir) en el que nuestro hombre solito desenmascara la corrupción de la CIA, al terrorista, y además el solo logra evitar otro atentado, siendo condecorado por ello al final.

En fin, de las más flojas de Arnold, y un film sólo apto para muy fans de esta vieja estrella, que en este film, hizo una de los films más flojos de su carrera (pero ni de broma el peor, ese ¨privilegio¨ sólo lo tienen ¨Hércules en Nueva York¨ y ¨Batman & Robin¨), que a pesar de todo se deja ver como cine de sobremesa.

Nuevo film de Taylor Hackford y segunda incursión de este director en el género de cine de acción, para mayor gloria de la nueva estrella del género Jason Statham, tras aquel flojo film de 2000, ¨Prueba de Vida¨.

La película no es nada del otro mundo, de hecho es otra más de Statham repartiendo leña. Ni buena ni mala, del montón. Con sus buenos momentos de acción y mucho relleno.
De hecho se nota innecesariamente alargado su metraje y algunas cosas como el romance del protagonista o su tonteo con el personaje de Jennifer López resultan innecesarias y aburridas.

El caso es que, esta ¨Parker¨ da lo que promete, aunque sus dosis de acción son algo escasas, con una buena factura técnica, buenas secuencias de acción (no digitalizadas, todo un acierto) y con algún secundario interesante como Nick Nolte.

El resto, pues un film entretenido, en el que una especie de Robin Hood es traicionado y éste busca su particular venganza en un último robo.
Sin duda el film se levanta gracias al carisma de su actor protagonista y las espectaculares (y violentas) secuencias de acción que hacen que se vea con agrado. Eso si, se olvida al poco de verla.