Festival de Sitges 2018

Por Marcos Sastre




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Día 3

VERANO DEL 84

Atípico y notable homenaje al cine de terror ochentero. Tras la magnífica gamberrada Turbo Kid, el colectivo RKSS nos trae una película más realista, oscura y amarga que otras que también se ambientaron en la década de los 80.

Verano del 84 posee personajes simpáticos, un ritmo muy bien sostenido, da una enorme importancia al contexto histórico y social de la época, y su guion que no termina cayendo en los lugares comunes de siempre, sobre todo en el último tercio del metraje. El film supone una arriesgada y diferente apuesta de los directores canadienses tras una trayectoria cinematográfica llena de acción, gore, humor negro y divertidas situaciones pasadas de rosca.

Algunos fans del cine ochentero y de la filmografía de sus creadores quizá no se encuentren lo que esperaban en un primer momento pero, independientemente de eso, la buena calidad de Verano del 84 es apreciable.


LA NOCHE DEVORA EL MUNDO

Salvando las distancias, esta película francesa podría ser la versión zombi del Náufrago de Robert Zemeckis. Es una aproximación algo innovadora y original al subgénero, con un desarrollo mayormente pausado y un tono que roza lo intimista por momentos.
La interpretación de su actor principal, Anders Danielsen Lie, y el correcto uso de los tiempos por parte de su director, el debutante Dominique Rocher, hacen que se mantenga la atención en todo momento y sin ningún problema. Apocalipsis zombi aparte, La noche que devoró al mundo reflexiona también sobre la soledad y sobre la importancia de tomar decisiones difíciles en un extremo ambiente de supervivencia.

Sin miedo a equivocarme, me atrevo casi a asegurar que ésta es una película que podría gustar o, al menos, interesar también a espectadores poco o nada consumidores del subgénero zombi.


MANDY

Panos Cosmatos sorprendió en 2010 con la peculiar, anticonvencional y extrañísima Beyond the Black Rainbow, película que generó reacciones absolutamente polarizadas y que le situó como un director a tener en cuenta. Y más aun tratándose de su ópera prima. Con la violenta, psicodélica y caótica Mandy vuelve a asombrarnos, y para bien.

La sinopsis del segundo film de Cosmatos es muy posible que la hayamos visto, tranquilamente, cientos de miles de veces en el cine pero, con toda probabilidad, nunca contada como se hace aquí. Visualmente alucinante, con luces intensas, colores saturados y una textura de imagen que remiten al VHS y al cine de los 70 y 80, siendo continuista de lo que ya vimos en Beyond the Black Rainbow. Para lograr esa atmósfera, contribuye también y mucho la poderosísima la banda sonora, uno de los últimos trabajos del gran Jóhann Jóhannsson antes de su repentino fallecimiento, destacando especialmente el uso de los sintetizadores.

Nicolas Cage está en su salsa interpretando al leñador Red, quien busca venganza por el brutal asesinato de su amada Mandy (la habitualmente espléndida Andrea Riseborough). La actuación de Cage, sin llegar a ser una maravilla, es bastante sólida, creíble dentro de lo que es la extrema evolución de su personaje, e incluso se permite algunos momentos muy divertidos de auto-parodia que complementan muy bien a la película.

No creo necesarias sus dos horas de metraje, le sobraría alguna cosa para acabar de perfeccionar el ritmo pero, en general, Mandy es un desenfrenado y salvaje film de acción, disfrutable a más no poder. Y más en pantalla grande.


ÁRTICO

Debuta en el largometraje el youtuber y músico Joe Penna con este drama de aventuras, donde un hombre trata de sobrevivir día tras día en mitad de la nada de la región ártica, semanas después de que su avión se estrellara.

La premisa suena un poco a déjà vu, pues es inevitable recordar Cuando todo está perdido, Náufrago o la famosísima ¡Viven! Y el desarrollo de Ártico, por desgracia, también hace pensar a ratos que lo estamos viendo y oyendo ya ha sido contado varias veces en cine. Muy correctamente en este caso, para ser justos, eso sí.

Solo por su extraordinaria dirección de fotografía, que saca el máximo partido al desierto blanco del Ártico, retratándolo como un lugar tan bello como peligroso, y por la presencia protagonista del genial Mads Mikkelsen, merece la pena echarle un ojo. Del mismo modo, he de añadir que para ser la primera película de Penna está dirigida de una forma bastante cuidada y eficaz.
En cierto modo, no deja de ser “una película más” con temática de supervivencia, pero el rato que se pasa es agradable.

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