Un día en la vida de Steve
Steve (2025), dirigida por
Tim Mielants, nos traslada a Stanton Woods, un reformatorio privado para adolescentes conflictivos que se enfrenta a la amenaza del cierre. El documental que se rueda en sus pasillos es solo el telón de fondo para retratar a Steve, el director interpretado por
Cillian Murphy, un hombre que cree firmemente que estos chicos merecen una segunda oportunidad.
El caos cotidiano, la falta de recursos, las presiones políticas y su propia fragilidad emocional dibujan un personaje complejo: un educador comprometido pero roto por dentro, que lidia con adicciones y culpas arrastradas desde un accidente del pasado.
La noticia que lo cambia todo
Steve descubre que el colegio ha sido vendido y tiene solo seis meses para desalojar. La revelación dinamita sus esperanzas y lo sume en un bucle de ansiedad y drogas. El reformatorio era más que un centro educativo: era un refugio para chicos que, sin esa estructura, acabarían probablemente en prisión. El golpe es devastador: su proyecto, su vida entera, parece haber fracasado.
Entre pastillas, alcohol y recuerdos del accidente en el que murió una niña, Steve se derrumba. Sus colegas intuyen que no puede sostener tanto peso, mientras él mismo empieza a preguntarse si su empeño en salvar a los jóvenes responde a su vocación o a un intento desesperado de redimir sus culpas.
Shy y la importancia de la comunidad
El arco más potente se da con Shy, uno de los estudiantes, que tras ser abandonado por su madre intenta suicidarse en un lago con una bolsa de piedras. El recuerdo de Steve y el sentimiento de pertenencia a Stanton Woods lo hacen cambiar de idea: rompe los cristales del colegio para llamar la atención y pedir ayuda.
Ese gesto resume la esencia del film: el valor de tener un lugar donde regresar y unas figuras adultas que no renuncian a ti. Shy no se salva solo por sí mismo, sino porque alguien como Steve lo sostuvo antes en sus momentos más oscuros.
Final explicado de "Steve"
Tras una jornada agotadora, Steve llega a casa, recibe el cariño de su esposa y sus hijas, pero no consigue descansar. Toma una botella de alcohol y sube al desván. El desenlace queda abierto:
- Puede interpretarse que abandona definitivamente la fe en su proyecto, agotado por la burocracia y su propia adicción.
- O que esconde la botella, un gesto mínimo de resistencia contra sí mismo.
- También cabe pensar que prepara su marcha, como ya había insinuado a la cámara, quizá incluso un suicidio.
La película no lo resuelve: deja al espectador frente a la fragilidad de un hombre que lo dio todo por los demás pero que, al final, también necesitaba ser rescatado.
Reflexión final
Steve no es solo un retrato de un educador vocacional, sino también una denuncia de un sistema que abandona a los más vulnerables. La imagen recurrente de Durdle Door, ese arco natural en la costa inglesa que obsesiona a Shy, funciona como metáfora de un horizonte posible: la promesa de que siempre hay un lugar al que aferrarse para no caer.
El cierre, ambiguo y doloroso, plantea una pregunta incómoda: ¿quién cuida de quienes dedican su vida a cuidar de otros? La respuesta, como el destino de Steve, queda en manos del espectador.
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