El próximo
14 de octubre llega a los cines "
Halloween: El Final", el último capítulo de la saga que presenta la batalla definitiva entre Laurie Strode y Michael Myers. Es por ello que hemos querido hacer un repaso por la que es sin duda una de las franquicias más míticas del género de terror.
Myers frente al espejo
En una de las escenas más poderosas de
La noche de Halloween (
Halloween, 1978), la protagonista, Laurie (Jamie Lee Curtis), se aproxima a la ventana del dormitorio de su casa para echar un vistazo al patio de esta. En un rápido cambio de plano, su mirada se funde con el horror, con la presencia de una entidad que le perturba desde hace días. No hay espacio para la tranquilidad, ni tan siquiera de día.

Con un par de planos, uno de los grandes maestros del terror, John Carpenter, traslada un desasosiego que parecía exclusivo de la oscuridad, de la noche. No era la primera vez que el género explotaba sus recursos diegéticos y extradiegéticos con luz diurna. Robin Hardy ya consiguió incomodarnos de todas las maneras posibles con el sol siempre presente en la esencial
El hombre de mimbre (
The Wicker Man, 1973). En el caso de la primera entrega de la saga de Halloween, este tan solo es un recurso más que subrayaba la maestría de su realizador, un John Carpenter que abanderaba una nueva generación de cineastas –Tobe Hooper, Wes Craven— que abrieron una serie de senderos dentro del horror que alcanzó su apogeo en los 80. A la par, fortalecieron la narrativa del
slasher, aplicándole una profundidad a la que apuntaba Hitchcock en su primer gran éxito, todavía en territorio británico:
El enemigo de las rubias (
The Lodger: A Story of the London Fog, 1927).
A diferencia del gran protagonista de la saga, Michael Myers, ese niño traumado devenido adulto con ansias de venganza, nos quitamos la careta casi de inicio:
La noche de Halloween es una obra maestra, como gran parte de la filmografía de Carpenter durante finales de los 70 y los 80 al completo. El tercer largometraje del maestro neoyorquino supuso toda una revolución en el género, por su excelente ambientación dentro de una de las fiestas paganas más importantes de la cultura norteamericana, y por una narrativa repleta de posibilidades que, claro está, la industria se encargó de explotar durante décadas venideras. Todo con un presupuesto relativamente reducido, 325.000 dólares, que se tradujeron en una recaudación continental de 47.160.000 de dólares. Un pelotazo que puso a trabajar a la maquinaria de Hollywood para conseguir un mayor rédito de la franquicia estrella del terror.
Y el chicle logró una longitud inusitada: doce películas más se han estrenado, roturadas la gran mayoría sobre la figura de Myers. Y, aunque ninguna de ellas logró el beneplácito crítico y popular del primer segmento, han aportado interesantes lecturas no solo del antagonista, sino también de su víctima convertida en obsesión.
El día de la bruja, un clásico a reivindicar
En este punto,
Halloween II (
Rick Rosenthal, 1981),
Halloween III: El día de la bruja (
Halloween: The Season of the Witch, Tommy Lee Wallace, 1982),
Halloween IV: El retorno de Michael Myers (
Halloween: The Return of Michael Myers, Dwight H. Little, 1988),
Halloween V: La venganza de Michael Myers (
Halloween: The Revenge of Michael Myers, Dominique Othenin-Girard, 1989) y
Halloween VI: La maldición de Michael Myers (
Halloween: The Curse of Michael Myers, Joe Chappelle, 1995) fueron simples explotaciones que añadieron aristas a la historia principal pero, cierto es, que fue perdiendo fuerza con cada entrega, estableciendo el epicentro de su impacto en el por entonces (snif!) mercado del videoclub.
Si hubiera que romper una lanza por alguna de ellas, nuestra apuesta, con cierto riesgo todo hay que decirlo, se decantaría por la tercera parte, El día de la bruja, una salida por sorpresa del universo cimentado sobre el mito de Myers, que nos traslada a una suerte de conspiración que convierte a niños en monstruos, víctimas de unas máscaras gestadas por un psicópata. Un film que, a contracorriente, desvela una interesante visión sobre el audiovisual, como apunta el crítico Miguel Muñoz Garnica en este artículo: «Halloween III habla, por encima de cualquier otra cosa, de lo que significa mirar en el mundo casi post-humano que recrea. O, mejor dicho, habla de si mirar sigue significando algo». Un calado intelectual que provocó escaras entre los seguidores de la saga pero que, con el paso de los años, ha adquirido estatus de cinta de culto.
Autores al rescate
Y para la saga Halloween mirar sí seguía significando algo. Tras esta primera ola de largometrajes que se extendió durante quince años, llegaron nuevas propuestas que actualizaban miradas y adaptaban narrativas y personajes a los nuevos tiempos. En esa línea, se estrenaron films de escasa relevancia como
Halloween H2O: Veinte años después (
Halloween H20: Twenty Years Later, Steve Miner, 1998), de nuevo con Jamie Lee Curtis, acompañando a una de las estrellas del momento: Josh Hartnett, dentro de una visión que apuntaba sin escrúpulos a un público teen.
Le siguió otro trabajo al servicio del seguidor:
Halloween: Resurrection (
2002), que devolvía a la silla de dirección a Rick Rosenthal, cuya rúbrica aparecía en la segunda entrega de la franquicia. Más allá del abrazo del fan, la saga había tocado fondo en lo mediático, convirtiéndose en un subproducto redundante y que aportaba poco al hilo narrativo que inició Carpenter. Sin embargo, siempre hay un bonito «sin embargo», la saga adquirió un nuevo sentido con la aparición de realizadores con hechuras de autor, que quisieron otorgar a la franquicia la posibilidad de expandirse partiendo de las ruinas previas.
Tanto a Rob Zombie, principalmente, como a David Gordon Green les interesó el reverso del mito, siempre respetando la esencia primigenia. Zombie nos entregó la espectacular (y crepuscular)
Halloween (2007) y
Halloween II (2009). En ambos casos, no hablamos de reboot al uso, sino de un nuevo punto de partida argumental como homenaje al clásico. Por supuesto, como ocurrió con El día de la bruja, a los seguidores acérrimos no les encajó del todo el estilo hipertrofiado de Zombie. Poco importaba, la saga Halloween seguía más viva que nunca y Myers y su universo todavía tenían mucho que ofrecer.
La prueba la encontramos en el tríptico rubricado por David Gordon Green:
Halloween (2018),
Halloween Kills (2021) y
Halloween: El Final (2022). Para entender este nuevo giro en la saga hay que adentrarse en la filmografía del director de Arkansas, otrora promesa del cine independiente cuya obra se ha mostrado en su amplia mayoría en la Mostra de Venecia (de esta saga "Halloween: Kills"). ¿Qué hace un director de esta tipología dirigiendo una saga popular?, se preguntó la industria y la platea. «Honorarla», comentó Gordon Green, que siempre se declaró un gran seguidor de la franquicia, añadiendo que las tres primeras entregas formaban parte de su formación sentimental.
Aunque sea solo un detalle anecdótico, el segundo segmento de esta nueva triada,
Halloween Kills, se presentó en el prestigioso –y autoral— certamen italiano, un hecho que auguraba el hilo que une a estos tres trabajos: la vuelta del clasicismo. Se cierra el círculo; y lo hace con respeto. Aunque la última palabra, cómo no, será responsabilidad del espectador. A partir de hoy tendremos la respuesta.
arielgf88
#1
Muy interesante, se agradece el reportaje.
Reportar CitarLa primera es icónica, de eso no hay dudas.
La segunda no estuvo mal, se dejaba ver .
En su momento me llevé una decepción con la tercera, estuve toda la película esperando por Michael. Debiera darle una oportunidad ahora.
La 4 y la 5 tenían unos argumentos un poco flojos en lo que respecta al poder sobrenatural de Myers. Me resultaron entretenidas solamente (aclaro que soy un gran amante del slasher), pero no quedaron en mi memoria. Sí podría destacar a la pequeña Danielle Harris.
En las siguientes tuvimos el regreso de Jamie Lee Curtis, aunque le dieron un final que no fue digno de su calibre.
Las de Rob Zombie empezaron fuerte. Me gustó mucho la primera, aunque la segunda fue un poco decepcionante.
De la trilogía actual me gusta lo que vi. Sólo resta esperar que nos den un final épico. Igualmente, algo me dice que no será la última vez que veamos a Michael.
Además me gustaría hacer una mención al buen Donald Pleasence, quien aún entrado en años fue un incansable perseguidor de Myers.
Gracias por el reportaje.
Saludos.