“Parece este lugar, aún hoy, envuelto en un poderoso hechizo que llena de extrañas fantasmagorías las cabezas de esas buenas gentes que lo habitan. [...] El espíritu dominante, sin embargo, el que parece someter a todos los que habitan los aires, es un fantasma, rey de esta región encantada...un espectro decapitado que se aparece a lomos de un caballo...“.

Y por si fuera poca sugestión de pavor la que ha logrado crear en nuestra mente dicha imagen inconcebible en el mundo de la razón, en el mundo humano, Washington Irving añade “Así se interpreta esta superstición legendaria, que tanto alienta las historias que se dicen unos a otros los habitantes de esta región en sombras...así es como se dio al espectro el nombre de “El Jinete sin Cabeza de Sleepy Hollow“ “. Uno de los cuentos de misterio y terror más populares de la literatura americana, si bien no le alimentan tanto estos géneros como el afán por narrar historias y describir lugares y personajes hasta el más minúsculo detalle, ahora cobra vida en las manos de un maestro también en el arte de narrar historias.
No me refiero al sr. Tim Burton (que también), sino a Andrew Kevin Walker, quien junto a Kevin Yagher, impulsor de la idea, tomó el famoso cuento y lo convirtió en una compleja intriga de cauces detectivescos en la tradición de Christie, mientras los elementos más notables del cine de terror fueron llegando cuando el director de “Batman“ y “Ed Wood“ entró a formar parte del proyecto. Su presencia es vital y sólo basta observar el prólogo de “Sleepy Hollow“: la ambientación, uso de la música, los escenarios, las sombras, la violencia...parece que hubiera sido capaz de extraer la esencia más pura de cada línea descriptiva del texto original.

Parece que este hombre de inagotable imaginación, sirviéndose de alguna especie de quimera de orígenes ancestrales, hubiera penetrado en la mente de Irving y contemplado las bellas proyecciones que le iban surgiendo mientras creaba (insisto, con detalles abrumadoramente minuciosos) el universo único de Sleepy Hollow, “como si estuviera envuelta en una atmósfera de ensoñación y densa calma“. La calma no es, aun así, lo que nos introduce en la película, sino uno de los muchos crímenes del terrorífico jinete; Burton no es cineasta de acción según dice, pero este prólogo es un gran ejemplo de cómo se desenvuelve en ello, alcanzando instantes de gran emoción y tensión, cual Spielberg (ya se podrá ver más tarde).
Esto es la forma, el fondo es otra cosa. Y es que Yagher, Walker y un par de guionistas más no acreditados distorsionan la bonita base del relato, transformando a Ichabod Crane por completo, quien, si antes era el maestro infantil de Sleepy Hollow, un hombre muy querido a la vez que envidiado, casi un pilar de la comunidad, pasa a ser el detective de ciudad encargado de averiguar los múltiples asesinatos. Para empezar el narrador omnisciente de Irving jamás habla de ningún crimen cometido en tiempo presente, no hay cabezas rodando por los prados ni sangre salpicando los árboles...

Pero hablamos del tipo que había escrito “Seven“, así que una forma grotesca y agresivamente fea de suspense va a instalarse en nuestras retinas cada vez que Johnny Depp tenga que confrontar a ese villano salido de las tripas del Infierno cercenando personas cada 10 minutos. Y él realiza una gran actuación; es difícil no quedar fascinado por la sutil excentricidad del personaje al igual que con la vaporosa puesta en escena en la que nos sumerge Burton realzada por las localizaciones británicas (aunque el pueblo fue construido por entero), lo que enfatiza el homenaje al cine de terror clásico de Hammer que éste tanto ama (eso y la presencia fugaz de Christopher Lee).
Pero la premisa se vuelve más convencional, y el investigador de ciudad, aunque carismático, no vive años y años en el pueblo como su homólogo literario, así que no posee la confianza de sus gentes; otro aspecto que queda en impenetrable incógnita es la utilización de varias subtramas para reforzar la presencia de un personaje o de una trama mayor, y la de la infancia del protagonista es la más destacada, que pareciera el resultado de la revisión de un primer montaje rechazado por los productores. No es inteligente por parte de Burton acercarse al pasado (interesante, eso es cierto) de Crane a base de cortos “flashbacks“ lanzados cada cierto tiempo.

No lo es porque interrumpen la acción presente y confunden al espectador (estamos inmersos en el horror que se vive y respira en el pueblo, en las pesquisas de Crane...y de repente volvemos atrás, a los momentos de su pasado filmados con ese etéreo lirismo visual; ya nos habíamos olvidado de esto, y hemos salido de la historia principal).
Tanto molesta como las dos exposiciones argumentales clave de una trama inventada llena de conspiraciones, herencias, tratos jurídicos...un embrollo tremendo que, primero a más de la mitad de metraje y luego hacia el final, nos vomitan en la cara para proseguir la aventura y la acción.

Claro, es que Irving no hablaba de nada de esto; lo único que perturbaba la tranquilidad de Sleepy Hollow en el texto eran los cuentos de fantasmas y del jinete y la desaparición de Crane al ser atacado por éste, terrible instante climático que en la película sucede mucho antes, y en clave de parodia (y tributo a la primera adaptación del cuento, filmada en 1.922, también infiel en este aspecto). Es el peor elemento añadido a la película: el humor. En “Mars Attacks“ sí funcionaba gracias a su delirio tan heredero de la serie “B“ clásica...
Pero “Sleepy Hollow“ pide tristeza, fatalidad, trauma, pérdida, lágrimas y puro horror; es decir, todo lo que ya tiene pero sin los tontos remates cómicos ni las “punch-lines“ con las que deben acabar la mayoría de los diálogos (eso sucede de principio a fin y es irritante). Y a pesar de todo surge una fuerza desconocida de algún rincón mohoso de ese pueblo, de ese bosque, de ese entorno que atrapa sin posibilidad de huida; es una fuerza mágica, la misma de una pálida y bellísima Christina Ricci para hechizar a Depp. La magia, aunque negra, flota y se dispersa y lleva la aventura y la fantasía a un nivel de abstracción inédito.

Expresionismo gótico humeante acariciado por un romanticismo excesivamente teatral, riqueza visual y estética hipnótica, onírica, que hace de la simpleza del cuento original un horrible lugar entre la nada y la muerte de maleficios, brujas, espectros, criaturas infernales, crímenes despiadados, caballeros de oscuro corazón, más cerca de Lovecraft. Y una de las mejores cosas del frágil personaje de Depp es cómo encara todo este imaginario de pesadilla, poco a poco rechazando la razón, la lógica, en la que tanto se ha apoyado, y aceptando lo increíble como motor de los hechos.
Aun situándose a años luz del Crane del cuento, ambos se ven forzados a derribar su sentido común y creer en aquello que la sociedad civilizada y avanzada de la que proceden considera producto de locura y ficción; en el caso del primer Crane es, antes de su encuentro con el jinete, la sugestión que le provocan las historias de fantasmas en casa de Van Tassel, en el caso del Crane de Burton la verdad llega de manera más directa y visceral, y al espíritu cortador de cabezas se le agrega un pasado, cómo no (también visitado por “flashbacks“).

El jinete, puro misterio para Irving, y la razón es que el cuento no narra un hecho verídico, sino una leyenda del lugar (una leyenda dentro de una leyenda, detalle maravilloso), ahora tiene un nombre, un rostro (Christopher Walken, más escalofriante que nunca pero no irreconocible), un motivo, del que por desgracia nos enteraremos debido a las revelaciones directas de los personajes.
Tal vez el peor error que pudieron cometer Walker y Burton, peor incluso que la nota humorística, es hacer del tan terrible jinete el instrumento de venganza de una bruja irritante dispuesta a exponer todos sus motivos de venganza en 20 segundos cuando se acerca el final.

Es difícil obviar todas y cada una de las irregularidades de “Sleepy Hollow“, de los agujeros de trama y desconexión de personajes, y todo ello queda en un segundo plano cuando se levanta la niebla, los árboles transpiran sangre, los cuervos se callan por miedo y a lo lejos se escuchan las tripas del Infierno dispuestas a liberar a su caballero predilecto.
Como se escribió, “No importa cuan despierto hayas sido toda tu vida, una vez te adentras en las sombras de esta región ya no puedes permanecer ajeno a su influjo, la ensoñación mágica de su atmósfera se apodera de ti al instante...no tardarás en tener visiones, en soñar con los ojos abiertos...“. Y Burton lo consigue en pantalla.

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Nada me convencerá de que Sleepy Hollow no es un Slasher gótico y sobrenatural, porque lo es.

Si bien tira mas a ser un homenaje a los films Hammer, tiene tantas muertes gráficas y efectos de rayos que bien podría estar en el mismo universo que Viernes 13 Parte 6: ¡Jason Vive! Ah, y asesino imparable también.
Hablando de eso, nuestros protagonistas luchan contra el villano más borde que jamás haya existido y resucitado: El jinete sin cabeza, un soldado que solo vemos de noche, viste todo de negro, tenía los dientes afilados como un tiburón, llamó a su caballo “Temerario”, y disfruta matando gente ¡Si señor!
Nuestra Final Girl no es otra que la querida doncella de Tim Burton: Johnny Depp, quien supera a todos, como de costumbre, con su actuación teatral y humor, llevando la historia bastante rebuscada de la película junto con su atmósfera y estética majestuosa.

Sí, la narración es bastante sencilla y su ejecución puede ser sosa, no particularmente inteligente, incluso francamente pobre a veces; una historia enrevesada como esta necesitaba más desarrollo de personajes ya que muchos nombres aparecen repetidamente a lo largo de la película, y luché duramente por recordar quién es quién y de qué familia son, ya que sabemos muy poco de ellos. ¡No ayuda que soy malísimo con los nombres!

Sleepy Hollow se trata más de las delicias a lo largo del camino, y para mí, compensa en exceso sus defectos con su belleza, violencia desenfrenada, y su Johnny Depp. Además, ¿Dónde más encontrarás una película slasher con un presupuesto de 70 millones de dólares ( 120 millones si lo pasamos a valor de 2023)?

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Un agente de policía, en los albores del siglo XVIII, es enviado desde la gran ciudad para investigar una serie de decapitaciones. Basada en el cuento clásico de Washington Irving ¨La leyenda de Sleepy Hollow¨, esta adaptación cinematográfica que adopta una visión oscura y peculiar, definitivamente entra en la categoría de ¨basada libremente en...¨.

El film cuenta con un buen reparto y como siempre, Tim Burton saca lo mejor de Johnny Depp y aquí no tiene ningún problema en llevar la película. Christina Ricci en el papel Katrina Can Vassel, la hija del rico ciudadano Baltas Van Tassel, no deja mucha impresión. En cambio, es el excelente elenco de apoyo el que se destaca con personajes como Michael Gambon, Richard Griffiths, Jeffrey Jones y Michael Gough, todos contribuyendo en gran medida a la atmósfera de la película.

Nadie mejor que Burton para dirigir este film, excelentemente ambientado. El poderosísimo Jinete sin cabeza, tiene su merecido homenaje en el cine.

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Otra obra de la imaginación de Tim Burton, cuya capacidad narrativa para trasmitir su mundo plagado de elementos fantásticos se muestra de manera contundente en otra de sus películas, quizá no su mayor obra de pero otra más para disfrutar de su capacidad técnica, jugando con la lude cada plano, su enfoque de cada escena su .cuidadoso y detallista de vestuario aporta un buen rato para disfrutar de su particular y personal visión del cine.

En esta ocasión se centra en adaptar un popular cuento y a su manera relata con maestría ese dominio técnico, no creo que sea su mejor película pero admito que contiene elementos de muy alta calidad que te hacen disfrutar de su cine. La capacidad interpretativa de sus actores ayuda por supuesto con una puesta en escena notoria.

Para disfrutar de la fantasía de Tim y pasar un rato muy agradable saboreando cada fotograma de esta historia.

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Película: ¨Sleepy Hollow¨ (1999).

Se repite una de las fórmulas más efectivas del cine, la de de Johnny Depp y Tim Burton, trayendo una historia muy interesante como es la leyenda del Jinete sin cabeza. Diálogos aceptables. Las actuaciones son decentes, aunque algunas no convencen. Personajes correctos. De ritmo es regular, tiene su relleno. Ambiente adecuado. Banda sonora aceptable. Efectos visuales decentes. Escenas de terror no hay nada y el final daba para más.

Mi puntuación para ¨Sleepy Hollow¨ es 7 de 10 posibles, no es una maravilla, ni de las mejores de Depp, pero si tiene su encanto y es bastante entretenida para pasar el rato. Recomendada.

Tabo.

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Un clásico de los 90 donde tenemos a Jhonny Depp como protagonista y Christopher Walken como el monstruo

La ambientación de época esta bien y las muertes son muy divertidas

Lo único malo algunas actuaciones que recordó más como si fuese una parodia

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Entretenida y sólida adaptación del cuento de Washington Irving, dirigida por Tim Burton, en una de sus más emblemáticas películas.

Luego de una variopinta incursión como productor, que le significó alejarse de su inconfundible estilo gótico y bizarro, con “Batman Forever” (1995), “James and the giant peach” (1996) y “Mars Attack! (1996) Tim Burton regresará a la temática de horror gótico con esta adaptación del relato corto de terror y romanticismo de Washington Irving, “Sleepy Hollow”, incluido en la colección de ensayos y cuentos cortos “The Sketch Book of Geoffrey Crayon” (1820), sobre una oscura leyenda del espectro de un jinete sin cabeza que asola los bosques y caminos de Sleepy Hollow, en busca de su cabeza perdida en alguna batalla de la Guerra de Independencia de Estados Unidos.

Adaptada sólo dos veces antes de este film, en la silente “The headless horseman” (1922) de Edward Vebturini y la animada “The Adventures of ichabod and Mr. Toad” (1949) de Disney, hay que señalar que el proyecto de “Sleepy Hollow” (1999) no nació a partir de las ideas del melenudo director, sino a partir de la idea del exitoso productor Scott Rudin (“The Truman Show”, 1998; “No country for old men”, 2007) y el efectista especial Kevin Yagher sobre la actualización de uno de los grandes clásicos de la literatura de terror estadounidense. Será así que quizás movido por el fracaso de su proyecto de “Superman”, que sería cancelado hacia 1997 y cierta reflexión sobre su propia esencia como cineasta, Tim Burton aceptaría la propuesta del hacerse cargo de “Sleepy Hollow” (1999) con la determinación de alejarse del carácter seudofestivo que el relato de Irving en realidad tiene acerca de la verdadera identidad del jinete sin cabeza, para ofrecer una entretenida historia gótica de conspiraciones hereditarias, de marcado carácter sobrenatural y fantasioso, que sería espléndidamente guionizada por Andrew Kevin Walker (“Seven”, 1995; “8mm”, 1998) y notablemente ambientada por el propio Burton, con marcadas influencias del horror gótico del italiano Mario Bava, el británico Terence Fisher y el estadounidense Roger Corman, sus referencias favoritas, por cierto.

En el guión, Walker conviertirá entonces a Ichabod Crane de profesor a excéntrico agente de policía de a fines del siglo XVIII, y de simple pretendiente de Katrina Van Tassel a investigador de lo sobrenatural en thriller fantástico y sobrenatural, en donde paradójicamente un hombre de ciencias se enfrentará a una real entidad sobrenatural que decapita pueblerinos, extraña y sospechosamente vinculados por cuestiones pragmáticas y lazos familiares, que tienen finalmente en la herencia de los Van Garrett y los Van Tassel un objetivo mayor. Una suerte de monstruo que parece manipulado por alguien a quien le conviene que se sucedan ciertas muertes.

Sin embargo, no cabe la menor duda que Burton influye en la construcción de Ichobad Crane desarrollada por Walker, porque no escatimará en referencias narrativas para destacar nuevamente al protagonista “bicho raro”, rechazado por la sociedad en la que vive y obligado a interactuar en otra sociedad mucho más hostil, como sería en la mayor parte de la filmografía de Burton, como Beetlejuice (“Beetlejuice”, 1987), Bruce Wayne (“Batman”, 1989), Edward (“Edward Scissorhands”, 1991), Oswald Cobblepot (“Batman returns”, 1992), Jack Skellington (“Nightnare Before Christmas”, 1993) y Ed Wood Jr. (“Ed Wood”, 1994). De esta forma, tímido, obsesivo y profundamente melancólico, Ichabod Crane surgirá como el típido freak burtoniano, que sin embargo al final del día, tras encontrar las respuestas que buscaba y liberar al pueblo de su horror, terminará por renacer en la figura de un hombre renovado, como el nuevo siglo que se avecina.

Otro elemento interesante de destacar en la estructura del personaje de Ichabod Crane es su constante y paradójica lucha contra la superstición, a partir de su negación inducida en la infancia por su cruel y fanático padre, que terminaría incluso con la muerte de su madre. Así, podemos observar la doble moral del padre, que castiga a su esposa por practicar artes paganas que van en contra de sus creencias dogmáticas católicas, pero al mismo tiempo no deja de sustentar ese juicio personal en supersticiones acerca de la magia y/o brujería. En ese sentido, su lucha por imponer la razón y la lógica en su vida personal y en su trabajo, reflejado en el rechazo que sus métodos encuentran en la ciudad y luego en Sleepy Hollow y el surgimiento de hechos sobrenaturales que no puede explicar, constituyen un escenario de enfrentamiento emocional e ideológico que deberá enfrentar y sortear de una vez por todas.

Si “Sleepy Hollow” (1999) logra proyectarse como una pesadilla visualmente exquisita y oscura es no sólo por la concepción oscurantista y gótica del propio Burton, sino por el trabajo del director artístico Rick Heinrichs y el diseñador Peter Young, quienes -por cierto- se quedaron con el Oscar a la mejor dirección artística por este film. En su concepto, los diseñadores reúnen de forma eficiente y armoniosa influencias del expresionismo alemán como “Nosferatu”, (1922) de F.W. Murnau y “Das Cabinet des Dr. Caligari” (1919) de Robert Wiene; del cine de horror gótico europeo de Mario Bava y sus clásicos “La maschera del demonio” (1960), “La frusta e il corpo” (1963) y “I tre volti della paura” (1963) y, por supuesto, de Hammer Pictures y su vasta estética gótica que advertimos, por ejemplo, en “The Curse of Frankenstein” (1957), “Horror of Dracula” (1958) y su larga saga, y “The Hound of Baskerville” (1959), por nombrar algunas.

Burton reunió esfuerzos con el futuro triple ganador del Oscar, el fotógrafo mexicano Emmanuel Lubezki (“Como agua para chocolate”, 1992; “Birdman or the unexpected virtue of ignorance”, 2014; “The Revenant”, 2015) para crear y desarrollar un aspecto plástico monocromático único y distintivo, acentuado por una presencia ominosa de humo e iluminación suave, en especial en las secuencias en donde surge el jinete sin cabeza para atacar a sus víctimas. Y si bien en un principio pensaron en rodar la película en blanco y negro, lo que fue descartado por ser inviable, “Sleepy Hollow” (1999) terminó por alzarse como una de las grandes representantes de la plástica burtoniana, al igual que “Edward Scissorhands” (1991), “Batman returns” (1992) y “Sweeney Todd, The Demon Barber of Fleet Street” (2007).

Para los efectos especiales, Burton decidiría aplicar una cantidad determinada y no excesiva de efectos computacionales, limitándolos principalmente a la salida y entrada del jinete sin cabeza del Árbol de la Muerte, la eliminación de la cabeza del actor que personifica al jinete en las tomas de acción y la persecución del jinete a Ichabod, Katrina y el joven Masbath, que estuvo a cargo de la ILM de George Lucas y Framestore. Para las escenas de decapitación, Burton prefirió maquillaje y prótesis de Kevin Yagher, lo que manifiesta la búsqueda de un equilibrio técnico, además de que, si bien estas escenas son explícitas, tienen un tratamiento menos morboso y bastante menos gore de lo que se esperaría. Por lo demás, la escena del Árbol de la Muerte relleno de cabezas decapitadas es una de las más emblemáticas de “Sleepy Hollow” (1999) y de la filmografía de Burton.

“Sleepy Hollow” (1999) cuenta con actuaciones correctas en líneas generales, siendo el reparto experimentado el que destaca más. Pero eso no quiere decir que Johnny Depp quede al debe, sobretodo si tenemos en cuenta que su personaje muta de un temeroso, algo afeminado e histérico agente de policía al héroe que la trama necesita, al revelar la identidad del verdadero asesino y acabar con la maldición del jinete en el poblado de Sleepy Hollow. Hay que comentar que Paramount presionó a Burton para que escogiera a Brad Pitt, Liam Neeson y Daniel Day-Lewis para el protagónico, pero Burton impondría a su amigo personal, alegando juventud y frescura. Depp se inspiraría en el reconocido actor estadounidense Basil Rathbone, quien interpretó a Sherlock Holmes en una larga saga de películas sobre el detective británico, para encarnar a Ichabod Crane.

Por su parte, el productor Scott Rudin recomendaría a la bella Christina Ricci (“Lo opuesto al sexo”, 1998; “Monster”, 2003) para el papel de Katrina, la hija de Baltus Van Tassel, heredera legítima de la fortuna de la familia y que se convierte en el objetivo final del conspirador que manipula al jinete sin cabeza. Ricci, que había trabajado con Rudin en la franquicia “The Addams Family” (1991-1993), sin embargo, tiene un papel algo estereotipado al ser la típica dama en peligro, lo que parece no convencerla mucho, además de no tener mayor química con Depp.

Distinto es el caso del otro personaje femenino de importancia, Miranda Richardson (“Enchanted Abril”, 1993; “Damage”, 1993) quien interpreta a la oscura Lady Van Tassel, segunda esposa del viejo Baltus, y que sostiene una relación clandestina con el reverendo del pueblo. A pesar de lo previsible que puede resultar su personaje, Richardson se alza como el puntal femenino, en especial en la segunda parte del film. Por su parte, Lisa Marie (“Ed Wood”, 1994; “Mars Attack!”, 1996), por entonces, esposa de Burton, interpreta a la bella y voluptuosa madre de Ichabod, pero su inclusión más bien es visual y no parlamentaria, obedeciendo quizás a un tema familiar que otra cosa para el despeinado director de “Beetlejuice” (1987).

Pero decía yo que las actuaciones más convincentes descansan en los experimentados rostros a los que Burton siempre recurre y que a pesar de no tener mayor presencia, en conjunto funcionan a la perfección. Es el caso del siempre efectivo Christopher Walken (“El Francotirador”, 1978; “Atrápame si puedes”, 2002), quien encarna al jinete sin cabeza y logra proyectar una imagen cómica e inquietante al mismo tiempo, con un personaje que no tiene ningún parlamento. Michael Gambon (“El cocinero, el ladrón, su mujer y su amante”, 1989; Saga “Harry Potter”, 2004-2011) encarna a Baltus Van Tassel, jerarca de la familia y principal referencia de Sleepy Hollow; Jeffrey Jones (“Beetlejuice”, 1987; “El abogado del Diablo”, 1997) interpreta al reverendo Steenwyck, que tiene una relación secreta con Lady Van Tassel; el escocés Ian McDiarmid (Saga “Star Wars” 1983-2003) personifica al doctor Lancaster; el eterno Michael Gough (“Dracula”, 1958; “Los niños de Brasil”, 1978; Saga “Batman”, 1989-1995) interpreta al notario y banquero Hardenbrook; Richard Griffiths (“Carros de Fuego”, 1981; “Gandhi”, 1982; Saga “Harry Potter”, 2001-2011) encarna al juez Philipse; y el legendario Christopher Lee aparece en un cameo como el Burgoamestre de Nueva York, que envía a Crane a Sleepy Hollow a investigar las extrañas muertes.

La banda sonora de “Sleepy Hollow” (1999), como era de esperar, estuvo a cargo de Danny Elfman, quien colabora por octava vez con el director de “Edward Scissorhands” (1991). Elfman, quien ganó el Golden Satellite Award y fue nominado al premio Las Vegas Film Critics por este score, regresa a las partituras oscuras, en donde muestra su carácter ecléctico al atrapar al espectador en las escenas de acción y persecusión como en “Masbath’s Terrible Death”, “The Church Battle” y “The Chase”, de amor y nostalgia en “Bad Dreams/Tender Moment” y la intervención de la soprano en “Young Ichabod”, “Sweet Dreams” y “More Dreams” y sinfonismo dramático en “The Final Confrontation”.

“Sleepy Hollow” (1999) tuvo un presupuesto de USD 80 millones y recaudó cerca de USD 210 millones, además de ganar varios premios por su faceta técnica, como el mencionado Oscar a la mejor dirección artística; el British Academy Film Award al mejor vestuario y mejor dirección artística; el Premio a la mejor actriz (Ricci) y mejor score en los Academy of Science Fiction, Fantasy & Horror Films; al mejor diseño de producción en los Art Directors Guild; al mejor score en los BMI Film & Television Awards; a la mejor fotografía en los Boston Society of Film Critics Awards; y al mejor actor, mejor score, mejor fotografía, mejor dirección artística, mejor diseño de vestuario y mejor sonido de los Satellite Awards, entre otros premios.

En resumen, una de las más emblemáticas películas de Tim Burton, que regresa en grande a su particular y oscura visión del cine de fantasía y terror, aquella que le ha significado la aclamación del público y de la crítica, y del cual, cuando se aleja, el mundo siempre le reclama y reclamará.

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Que puedo decir de esta película de uno de mis detectores favorito, y quien mejor que el le puede dar ese toque oscuro y gótico que el le da a todas sus películas, y de echo la ambientación es lo mejor de la película. Los actores geniales, de sobra conocidos por todo, me encanta Cristina Richi, ya que ha echo pelis de mi infancia que son clásicos para mi, por lo que le tengo especial cariño a esta actriz. La banda sonora muy buena. la historia me gusta mucho, y la película tiene bastante acción. Me gusto el motivo de los asesinatos dándole así una trama mas elaborada. En cuanto a las muerte quizás flojas ya que son todas iguales, pero me gusto que no respetaran ni a los niños ya que en otras películas están de adornos, ya que sabemos que no les pasara nada. En conclusión una película muy entretenida, una de las mejores de su director para mi.

Mi nota es 8.

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No soy fan de Tim Burton, bueno, sí, alguna de sus pelis me gustan bastante no nos engañemos y, esta la verdad, es una de esas. Con una gran ambientación ( como es de imaginar) se desarrolla de manera ágil e interesante la trama y con un reparto genial. Totalmente recomendable.

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Una de esas películas que no te cansas de ver. Sleepy Hollow es una de las mejores películas de Tim Burton, con una estética oscura y un estilo que combina de forma muy acertada el terror con lo procedimental y algunas pizcas de humor por parte del personaje de Johnny Depp.

Las actuaciones son bastante buenas, destacando sobre todo a Johnny Depp como Ichabod Crane, así como a Christopher Walken como el Jinete sin Cabeza, que aunque no dice una sola palabra en toda la película, consigue intimidar bastante. Además, la película cuenta con un gran plantel del secundarios y caras conocidas entre los que cabe mencionar a Christina Ricci, Casper Van Dien, Christopher Lee, Miranda Richardson, Jeffrey Jones, Michael Gambon o Richard Griffiths, que dan bastante riqueza y profundidad a la película.

Una buena adaptación del cuento clásico. Muy recomendable.

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