Final explicado de "Alien 3" (1992): el sacrificio que marcó la saga
Un aterrizaje forzoso que cambia todo
Alien 3 (Alien³, 1992) dirigida por David Fincher, retoma la historia de Ellen Ripley (Sigourney Weaver) tras los eventos de “Aliens” (1986), llevándola a un entorno aún más hostil que el Xenomorfo mismo.
Esta vez, la heroína despierta en una colonia penal industria en el planeta Fiorina 161, donde todos sus compañeros de viaje han muerto. Sin armas y rodeada de criminales, Ripley descubre que no ha llegado sola: algo ha viajado con ella en la cápsula.
Choque frontal con el enemigo invisible
El conflicto arranca cuando un Xenomorfo empieza a acechar a los reclusos. La prisión, sin armamento avanzado, se convierte en un laberinto mortal. Ripley intenta ganarse la confianza de los internos, conscientes de que la corporación Weyland-Yutani no vendrá a rescatarles por altruismo.
La tensión crece cuando ella siente algo extraño en su interior, una intuición fatal que la conecta más de lo que quisiera con la criatura.
Entre huidas y trampas improvisadas, la batalla por la supervivencia se convierte en una cuestión de tiempo. Como si fuera una tragedia griega, todos los caminos apuntan a un sacrificio.
Una lucha contra reloj en Fiorina
El desarrollo se intensifica cuando Ripley confirma, mediante una exploración médica rudimentaria, que está infectada con un embrión de Reina Alien. Esa revelación cambia por completo las prioridades: el objetivo ya no es escapar, sino asegurarse de que la criatura jamás llegue a la Tierra.
Mientras los presos mueren uno a uno, se traza un plan desesperado: atraer al Xenomorfo y fundirlo en plomo líquido. Un detalle curioso de producción es que Fincher rodó gran parte de la película en sets cerrados con una iluminación mínima, buscando una atmósfera opresiva que recordase a “Alien” (1979) pero con un matiz más industrial y sucio.
El desenlace que dividió a los fans
En el montaje del director, Ripley se lanza hacia el plomo fundido en una caída controlada, destruyéndose a sí misma y al embrión. La escena es sobria, casi silenciosa, transmitiendo una paz amarga.
Sin embargo, la versión cinematográfica añadió un giro: justo antes de caer, el embrión de Reina emerge de su pecho. Ella lo sujeta con fuerza y ambas caen juntas al fuego. Los productores temieron que el final original se pareciese demasiado al sacrificio del T-800 en Terminator 2: El Juicio Final (1991), y optaron por una resolución más dramática.
Muchos fans y críticos consideran que la versión original encaja mejor con el tono oscuro de la cinta, ofreciendo un cierre más introspectivo y menos enfocado en el impacto visual.
Epílogo: Ripley y la paz imposible
La película concluye con un sacrificio que sella el legado de Ripley: ha perdido, pero también ha ganado al impedir que la Reina Alien llegue a la Tierra.
A diferencia de “Aliens”, donde la victoria es clara, aquí el triunfo está teñido de derrota. Es imposible no pensar en la figura de un héroe trágico clásico, que encuentra redención en la renuncia final.
Aunque “Alien 3” recibió críticas mixtas, con el tiempo su final ha sido reivindicado por aportar una nota melancólica y definitiva a la saga. Y quizá ahí radica su fuerza: no todas las batallas acaban con un regreso a casa.