Ficha La semilla del Diablo

8.00 - Total: 1434

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Críticas de La semilla del Diablo (129)




gines

  • 25 Jul 2023

8


Peliculón.

Un lujo, una maravilla, un clásico que hay que ver si o si, las interpretaciones son muy buenas, suspense constante, buena fotografía, música terrorífica, todo es soberbio, por cierto, menudos vecinos, son peores que Satanás.

Una película que no deja de sorprender por más que la visiones.

Una joya en bruto.



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Tabo

  • 22 Jul 2023

8


Película: ¨Rosemarys baby¨ (1968).

Roman Polanski es realmente un distinto. Una historia que con el correr de los minutos se va volviendo más y más retorcida. Diálogos correctos. Actuaciones bastante buenas. Personajes adecuados. De ritmo anda muy bien, para durar más de dos horas jamás se siente una cinta pesada de ver. Efectos visuales correctos. Buena banda sonora. La manera en que se utiliza el terror esta bien plasmado. Muy buen desarrollo y un gran final.

Mi puntuación para ¨Rosemarys baby¨ es 8 de 10 posibles. Lo único que lamento respecto a esta cinta es no haberla visto antes y me parece increíble que para tener más de 50 años se puede seguir disfrutando. Recomendada.

Tabo.



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ivankiller

  • 25 Jan 2023

9


The Year is One, and God is Done!

Una historia sobre la más desagradable de las manipulaciones, El bebe de Rosemary es un drama atractivo cuyas excelentes actuaciones (especialmente Mia Farrow y Ruth Gordon) y el intrigante desarrollo de la trama mantendrán tu interés en todo momento.
Me encantó lo genuinas (y a menudo moralmente cuestionables) que eran las conversaciones que funcionaron a favor del ritmo: Las dos horas de film se pasan volando, y esa pizca de comedia negra lanzada en ese último acto es perfecta, realmente ayudó a tragar lo absurdo de algunos de los hechos, sin hacerlos menos aterradores.

Por supuesto, esa cinematografía de finales de los 60 siempre es un placer de ver, especialmente cuando se combina con una perfecta escenografía.
También es una excelente adaptación del libro, cada evento e incluso los personajes son exactamente como los imaginé, por lo que no mucha gente querrá exclamar la típica frase de: ¨¡Ah, el libro fue mucho mejor!”



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Miguel Arkangel

  • 23 May 2022

10


Una satánica concepción.

Esta película de Polanski, basada en la novela de Ira Levin, se ha ganado un puesto indiscutible entre las mejores películas de terror de la historia. El genio de Polanski sabe que el terror nace de nuestros miedos y angustias más profundas, y que sus posibilidades más oscuras nacen de lo cotidiano, más que de lo extraordinario. Y no hay preocupación más espantosa que la de una mujer primeriza embarazada que teme perder a su hijo. El horror representado radica en la transformación de estos miedos en realidad; en una perturbadora, asombrosa y luciferina realidad.

Desde la primera escena, Polanski nos introduce, junto a la joven pareja conformada por Guy (John Cassavetes) y su esposa Rosemary (Mia Farrow), en el espeluznante apartamento de Nueva York; donde los colores, los sonidos y los rostros adquieren una calidad macabra. Somos conscientes de que algo maligno acecha, aunque no sabemos qué es exactamente. Los espectadores, al igual que la dulce y frágil Rosemary, seremos torturados lentamente. La trama develará sus demoniacos secretos poco a poco.

El final nos demostrará el horror de la revelación...y de la resignación.

¨Viene con el otoño...Duende hirió brujo lisiado...El infierno es un hecho para mí¨



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Mad Warrior

  • 10 Mar 2022

10



Rosemary camina precavida, cuchillo en mano, por un largo pasillo tan estéticamente renacentista que parece como si una puerta se hubiese abierto a un túnel del tiempo.
Una iglesia en llamas...un retrato familiar...finalmente todos están ahí, congregados en el salón. Al fondo una enorme cuna tan negra como el color de la piel de aquél que engendró a la criatura que dentro aguarda la llegada de su madre...

Más que un elaboradísimo plano-secuencia de ricos detalles técnicos, es una disgregación espacio-temporal que desplaza las líneas de la realidad hacia un fondo completamente difuso en su término psicológico, con un sentido de desfase el cual roza lo grotescamente auténtico pero que alcanza directamente el inconsciente; la madre se enfrenta a su pesadilla conjurada o a la verdad de un triste nacimiento. Es de hecho cuando Roman Polanski ya no precisa de seguir arrastrándonos al interior de ninguna quimera o figuración; inmersos en ella nuestra sola imaginación, desde el interior de la mente de Rosemary en la que habitamos, empieza a crear una suposición de lo terrible...
Pocas veces el horror se sintió tan palpable y auténtico; cuando el cine de dicho género no era más que casas encantadas, monstruos de mitología, desmembramientos sin sustancia o historias de vampiros, uno de los cineastas más prometedores del momento llegó para protagonizar un pequeño vuelco que algo después remataría ¨El Exorcista¨. Su decisión de adaptar el ¨best-seller¨ del genio Ira M. Levin, ¨Rosemarys Baby¨, publicado sólo un año antes, fue desde luego la acertada, tras ofrecer un producto tan irregular como ¨El Baile de los Vampiros¨.

Se embarca en su primera producción puramente norteamericana gracias a que el mítico artesano (más conocido por su cine de terror) William Castle ha logrado los derechos del libro del neoyorkino; el actor/director John Cassavetes se une al reparto y una joven Mia Farrow, sobre todo conocida por su matrimonio con un Frank Sinatra que se divorciaría de ella al continuar su carrera (pero hizo bien, el hombre). Y todo empieza con un gran plano de la ciudad y una nana (cantada por la misma actriz) que a modo de presagio anuncia acontecimientos no muy halagüeños...
El matrimonio Woodhouse, Rose y Guy, se disponen a formar parte de los enormes apartamentos Bramford, cuya arquitectura renacentista resulta inquietante a simple vista; el director se toma tiempo para entrar en la intimidad de estos personajes, y lo hace alargando las secuencias, filmando cámara en mano, captando una inmediatez abrumadora, y quedando en pantalla la impronta de la perfecta química entre actor y actriz, equilibrándose el radical método de improvisación de uno a la cuidada y meticulosa actuación de la otra. Lo que hace Polanski es dejar que nos familiaricemos con el ambiente, los interiores, sus zonas más oscuras y mohosas y las más acogedoras; es vital que nos sintamos parte de ello.

Al mismo tiempo, como buen heredero de Hitchcock que es, comienza a presentar diversos elementos que desatan una intriga y nos sitúan en el centro de un supuesto peligro; la advertencia de un amigo de la pareja sobre brujería como parte de la historia del edificio donde han ido a parar no resulta reconfortante, pero es la muerte de la joven Terry, sin resolver, el resorte de la sospecha. Y en quien se vuelca aquél para empezar a maquinarla es Rosemary; de repente una ventana se abre al pasado de la muchacha, y casi sin romper la realidad del entorno emergen los recuerdos personándose en el escenario.
La ruptura es fascinante pues, al estilo de Mizoguchi, Polanski también hace brotar lo impalpable gracias a una puesta en escena en la que el movimiento de la cámara revela lo invisible para conmover y perturbar al espectador, si bien la sobria fluidez teatral del primero encuentra la vía del extremo realismo del segundo; la intervención de un matrimonio anciano, Roman y Minnie, sugiere una falsa apariencia que esconde una sospechosa verdad. Poco a poco veremos cómo el cineasta estrecha el lazo alrededor del cuello de Rosemary, cómo la invasión de su intimidad provoca que su existencia se aleje cada vez más de su voluntad individual.

Nos da la sensación de que su vida le pertenece un poquito menos con cada encuentro con los Castevet, hasta ese momento, terrorífico, en que un sueño revela los secretos más desagradables que pudiera descubrir.
Otra gran muestra de la potencia onírica a la cual se presta Polanski, introduciendo a su protagonista, como le sucedía a la Carole de ¨Repulsión¨ (con la que no pocos paralelismos se establecen...), en esferas que escinden el tiempo real y se prestan a confundir los sentidos y a acumular simbolismos y alegorías de un orden totalmente indescriptible.

Un ritual en las tripas del edificio, entre miradas frías y frases sin sentido, espectros que se revuelven contra la conciencia religiosa y destruyen los pilares de la razón; toda esta secuencia, donde el dominio técnico, la fotografía de William Fraker y la música de Krzysztof Komeda se conjugan en una experiencia única del espanto, persiste en el tiempo como una de las más escalofriantes de la Historia del cine. A partir de aquí nada es lo mismo en la película, que cambia y evoluciona en razón de un conflicto de identidad, pues lo importante para el director es mantener la confusión acerca de la dualidad de lo mostrado, jamás contando y siempre sugiriendo.
Ahí radica el principio de su obra y su mayor atractivo, en zurcir los trazos de una atmósfera de plena incertidumbre, que atrapa en sus intestinos al espectador con igual fuerza que a la heroína, una atmósfera áspera hasta la náusea, de posos amargos, muy heredera de Castle, pero también del estilo más dramático, directo y psicológico de Brooks, Aldrich o el propio Cassavetes, intensificada por la degeneración física (y también mental) que ésta irá sufriendo mediante su embarazo prosigue bajo atentas miradas de intenciones quizá malévolas, una concepción repulsiva, perpetrada desde la violación.

Se nos hace experimentar esa debilidad y soledad femenina bajo posesión de fuerzas que arrebatan su voluntad y personalidad, no sólo de origen masculino, sino colectivo y social. Como Carole, Rosemary también deambula, abandonada, entre calles bulliciosas de un mundo que la ve como objeto de sus fines, a través de su naturaleza sexual, para servir a una comunidad hostil, fría y cruel, a su vez al servicio de una entidad diabólica manipuladora y ambiciosa, y figurando el embarazo como muerte de la Humanidad. Los caminos por los que se aventura el polaco, a pesar de hacerlo en un 1.968 donde los cambios de mentalidad y el espíritu liberal están en su punto álgido, son ciertamente espinosos.
En especial su mirada agresiva hacia lo religioso y su deseo de hacerla chocar con la celebración de lo pagano y satánico; esto, sin embargo, no adquiere un cariz propio de ambientes góticos sujetos a una fantasía fantasmagórica como se mostraba en el clásico de Ulmer, ¨The Black Cat¨ (¿será el austrohúngaro otra importante referencia para Polanski en el uso de las atmósferas y las ambigüedades?); aquí esta anomalía se integra perfectamente en la sociedad, se funde con lo real y se hace palpable y creíble, hasta el punto de hacernos creer que todo esto pudiera estar basado en un suceso auténtico.

Sin embargo la trama y sus inesperados virajes se sustentan en la dualidad, por mucho que las pistas (el libro de brujería, el amuleto de Minnie) y las incógnitas (el ascenso de popularidad de Guy, la muerte de Hutch) dejen cada vez menos dudas y hagan evidente lo que sólo se vislumbra a través de los ojos de una Mia Farrow cuya actuación extenúa y debilita hasta la saciedad, pues nos vemos obligados a meternos en su piel y su mente, y este esfuerzo termina por sacudir nuestras emociones.
Actores teatrales, Sidney Blackmer y la arrolladora Ruth Gordon, encarnan esa sensación de falsa apariencia, vil hipocresía y manipulación que domina entre las paredes del entorno que encierra a Rosemary.

A pesar de un rodaje cargado de problemas (sobre todo debido a la mala relación entre Polanski y el impulsivo Cassavetes), medio Mundo se rindió ante el poder, el ataque y la visión revolucionaria de ¨Rosemarys Baby¨, crítica y público, y fue la sensación del momento.
A partir de entonces el horror, que ya había iniciado su metamorfosis a lo largo de la década gracias a títulos como ¨Psicosis¨, ¨La Máscara del Demonio¨, ¨Arde, bruja, Arde¨, ¨Onibaba¨, ¨La Hora del Lobo¨ o ¨La Noche de los Muertos Vivientes¨, cambia su concepción y enfoque hacia terrenos más maduros, además de poner de moda el asunto del satanismo en el cine. Lo más importante es que resulte real y plausible, y Polanski lo logra.



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plata

  • 13 Nov 2021

3


La terminé de ver hace unas horas, la verdad no es nada del otro mundo, tal vez en su tiempo resulto ser una obra de terror. Resulto ser una película somnífera y donde no pasa nada, el final madre mía que final tan desabrido tan simple. Una película de más de 2 horas donde no pasa nada.



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Gerpro

  • 8 Sep 2021

8


Una obra maestra con cuidadoso trabajo esmerado de Román Polanski.
La transición de la trama es impresionante, porque las situaciones comienzan lentamente, como un compás y gradualmente va ganando tensión y velocidad hacia un final de horror, profundamente psicológico.
Polanski, que adapta fielmente la novela de Ira Levin a la pantalla, es un maestro en transmitir a la audiencia no sólo la sensación de lo siniestro, sino una vívida descripción de ello.

Mía Farrow y John Cassavetes y la asombrosa Ruth Gordon son perfectos en los papeles principales.
La música es espantosamente dulce y la fotografía es inquietante.
El film es más de lo que se merece, es un clásico imperecedero.
A un clásico no se le puede negar una merecida ovación. Argumento bien llevado, donde paulatinamente, siempre va en aumento el espanto y con un final muy oscuro, muy cerca de la realidad.

Un film de paranoia paranormal, un hito y un clásico atemporal en el cine de espanto.



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The Ripper

  • 22 Feb 2021

9


Un clásico que se ha ganado su puesto en la historia.
La historia sigue un ritmo magistral, empieza con un tono inocente y esperanzador y luego, poco a poco, se va volviendo tenso y fuerte.
El resultado en conjunto es muy satisfactorio. Lo dicho, un clásico merecedor.



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edcarpenter

  • 13 Jul 2020

8


correcta pelicula de terror psicologico con una soberbia actuacion de mia farrow muy notable la manera en como su personaje va perdiendo toda percepción de la realidad y la trama de ocultismo es interesante ofrece algunas escenas surrealistas sobresalientes sobre todo la del rito con la secta de veteranos , tecnicamente cuenta con mucho a su favor , el argumento te atrapa desde los primeros minutos aunque su excesiva duracion de dos horas en ocasiones hace que sea una pelicula lenta y quizas haga perder la paciencia a un publico acostumbrado a ver peliculas con un ritmo mas dinamico ,



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mahotsukai

  • 3 Oct 2019

8



Clásico film de terror psicológico y suspenso, que en la práctica es la primera película de Roman Polanski en Estados Unidos, teniendo un relativo éxito comercial y de críticas.

Rosemary es una joven mujer recién casada con el actor teatral Guy Woodhouse, quien está obsesionado por alcanzar el estrellato. Recién mudados a su nuevo departamento, accidental y rápidamente los Woodhouse entablarán amistad con los Roman y Minnie Castevet, quienes llegaran a cumplir el rol de padres sustitutos. Una vez que Rosemary logra quedar embarazada, comenzará paulatinamente a adelgazar y tener espantosos dolores en su vientre, mientras se percate que sus vecinos forman parte de una secta.

Basada en la novela homónima de Ira Levin, publicada sólo un año antes (1967), el principal objetivo de Polanski era sugerir y no mostrar. Participando activamente de la redacción final del guión, el director de “Chinatown” (1974) apuesta, entonces, por inundar el guión de incertidumbres narrativas, que son correctamente bien representadas en escena. Porque para Polanski, el verdadero horror está en lo cotidiano, en lo extraordinario, y a partir de ello, de un hecho anecdótico como pareciera ser la mudanza de un joven matrimonio a un edificio –una decisión que a la postre, será fatal- se convierte en una verdadera pesadilla, en especial, para su protagonista.

El gran mérito de este film descansa en la habilidad narrativa de Polanski de exponer el retrato psicológico de una mujer normal y su consecuente degradación psicológica, a partir, insisto, de un hecho aparentemente anecdótico. Devorada lentamente por un ambiente amenazador y hasta cierto punto invasivo, Polanski centra el tratamiento de la trama en un ambiente enrarecido bastante bien logrado, alimentado en gran medida por la creciente paranoia de su protagonista.

Concretamente, la forma en que Polanski expone el progresivo deterioro físico y psicológico de la protagonista resulta escalofriante y conmovedor al mismo tiempo, por más que la anécdota mencione que en la vida real, Mía Farrow recibió –en plena escena, en que las amigas de Rosemary la apoyan en la cocina y no dejan entrar a Guy- la notificación de un machista Frank Sinatra, pidiéndole el divorcio porque la actriz se había negado a dejar la actuación. La escena en cuestión es decidora, sin embargo, no hay que olvidar que el director de “El pianista” (2004) había hecho una construcción progresiva de ese deterioro, coronado –sin querer- con un hecho personal en la vida de la actriz.

Pero todo ello, es producto de una ambientación silenciosamente perturbadora, en cuya construcción participa el legendario y prolífico director y productor de serie B, William Castle (“The Tingler”, 1959; “La Casa de la Colina Encantada”, 1959; “13 Fantasmas”, 1960; “Sé lo que hiciste”, 1965). Porque si bien hay que reconocer la mano de Castle en la elección del departamento, su decoración y ambientación, es realmente Polanski el que lo logra, y no con decorados, escenografías o efectos especiales notables o preponderantes, sino con personajes cuya hipocrecia no permiten del todo que el espectador sienta un escalofrío por la sordidez de sus personalidades.

Más adelante hablaré de las actuaciones, pero lo cierto es que la incomodidad de Rosemary, que pareciera deberse al principio por esa insistencia de que los grupos generacionales deben compartir con ellos mismos y por ese sentimiento de entrometición paulatina en cada aspecto de la vida normal (leáse, insistencia en interrumpir las actividades de Rosemary, decidir qué médico debe seguir el embarazo de la mujer, el licuado que reemplaza las vitaminas recetadas por el médico), terminara por convertirse en una paranoia que la llevará lentamente a la locura. Y más aún, Polanski lográ mantener al espectador en la ambigüedad de pensar que Rosemary está exagerando con sus ancianos vecinos y que esto no pasa más que por un tema generacional. Pero claramente no es así.

Otro elemento del guión digno de ser destacado es el tratamiento de la concepción diabólica, el que no había sido tratado de la forma en que Polanski lo hace, a partir de una mujer normal. La concepción del bebé y el desarrollo del embarazo se da en un contexto aparentemente normal, en donde las señales del mismo sólo se grafican en el brusco cambio de personalidad y deterioro psicológico de Rosemary, lo que ante los demás, no parece ser más que producto del mismo embarazo. Así, tenemos a las amigas de Rosemary que no detectan nada más que las evidentes molestias típicas del embarazo, en la personalidad de Rosemary.

La escena en que Satanás viola a Rosemary, supongo que por la censura y también por la insistencia del director por hacer de todo algo ambiguo, me parece que pudo haber sido mejor rodada. Se dice que Polanski no había considerado poner la escena en que aparecen los ojos del demonio, y que fue convencido por Castle para ello. Como sea, en nuestros días, la escena no tiene mayor impacto que el logrado por toda la ambientación que logra el polaco, y puede resultar algo cuestionable porque no tenemos una mujer especialmente horrorizada por ver una criatura diabólica penetrándola, por más que esté drogada.

Por su parte, el clímax del film no me parece del todo contundente para una película que había recorrido el tránsito del metraje con una solidez indiscutida. En cierta medida, creo que la manía de Polanski de hacer todo ambiguo, le juega un tanto en contra al final, que la descolora un tanto, haciendo que esta película se quede en “bastante buena” mas no excepcional. Yo hubiese apostado por un final más apoteósico, digno de una historia de terror psicológico tan enferma como ésta.

Polanski acierta decididamente en el reparto para el film, en donde no hay desperdio alguna con las actuaciones. Mía Farrow (“El gran Gatsby”, 1974; “La rosa púrpura de El Cairo”, 1985) regala una actuación bastante convincente como la paranoica Rosemary, que poco a poco se va degradando emocional y psicológicamente. Logra transmitir una inquietante sensación de abandono, desolación y miedo que traspasa la pantalla y conmueve al espectador. John Cassavetes (“Doce en el patíbulo”, 1967; “La mujer bajo la influencia”, 1974) también surge con una buena interpretación, como el frío, egoísta y calculador guy Woodhouse, un tipo que está dispuesta a vender a su madre al diablo por lograr lo que se propone. Sidney Blackmer (“Duelo al Sol”, 1946; “Alta Sociedad”, 1955) es el carismático Roman Castevet, líder de lo que luego sabremos es una secta satánica, que contrariamente a lo que se esperaría, no lleva la violencia como bandera de lucha, sino la persuasión. Ruth Gordon (“La rebelde”, 1965; “La impetuosa”, 1952), por su parte, está gigante como Minnie Castevet, un personaje realmente perverso y hasta cierto punto repulsivo, el epítome de la bruja calculadora y cínica, que le valió ganar el Óscar a la mejor actriz de reparto por este papel. Otro que vale la pena mencionar es Ralph Bellamy (“El hombre lobo”, 1941), como el sicótico Dr. Sapirstein, que controla el embarazo de Rosemary.

“El Bebé de Rosemary” (1968), hay que recordar, también tiene una morbosa reputación por una serie de muertes que sucedieron a la producción y estreno del film. Uno de ellos, fue el músico polaco Krzysztof Komeda, creador de una correcta banda sonora sin más para el film, que fallecería a los 38 años de un hematoma cerebral, curiosamente como muere Hutch (Maurice Evans), amigo de Rosemary, quien no puede advertirle que una secta amenzandola.

Pero más aún, el asesinato de la bella actriz Sharon Tate, esposa de Polanski, quien fue brutalmente asesinada por el lunático Charles Manson y sus secuaces, con ocho meses y medio de gestación, un año después del estreno de esta cinta. Nunca su supo realmente las motivaciones por las que el criminal se dejó caer en el departamento del matrimonio Polanski: los más sensasionalistas señalaron que fue por la imprudencia del polaco de retratar el satanismo en la forma en lo que lo hizo, como si el demonio le hubiese hecho un ajuste de cuentas, por medio de la demencia de Manson.

En resumen, un clásico del terror psicológico bastante sólido en líneas generales, cuyo mayor mérito es ese aire malsano y de destrucción psicológica que Polanski logra desarrollar con el personaje protagónico. La evalúo con un 8.5.

https://cineramica.blogspot.com/



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david alexis

  • 14 Dec 2017

1


Acabo de ver la pelicula,la verdad q tenia altas espectativas para verla,pero me lleve una desilucion mas grande de cuando vi la semilla de chuchy,una pelicula q le falta todo,no tengo palabras para describirla a la pelicula,solonme atrapo la primera media hora,la verdad q inaguantable,decidi verla x los comentarios y xq decian q era buena,pense q nos ivamos a encontrar con algo parecido a rec o el conjuro,pero ni de cerca un asco de pelicula.
no me gusto nada.
puntacion:1/10
Solo xq me entretuve la primera media hora sinonun cero rotundo.



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Ales1998

  • 29 Oct 2017

3


Soporífera obra de Roman Polanski. | La Semilla del Diablo.

Me da muchísima rabia tener que llevar la contraria a muchísimas de las críticas de este portal; sobre todo porque siempre tengo altas expectativas en películas que son consideradas clásicos por una mayoría de la sociedad. ¨La Semilla del Diablo¨ ha sido la desafortunada de recibir una de mis lapidantes críticas, y es que no he encontrado esa excelencia que muchos encuentran.

Hace mucho tiempo que intenté visualizarla pero nunca me decidí a dar el paso, con motivo de la cercana festividad de Halloween decidí echarle un ojo, aunque si lo llego a saber no hubiera perdido mi tiempo en esto.

Roman Polanski ha arriesgado demasiado en esta obra; pero considero que no ha sabido calcular dónde está el límite. Dos horas y veinte de duración no las tolera cualquiera; y mucho menos para una historia de terror que se podría haber comprimido como mucho, en hora y media.

Desde un principio me mantuve expectante ante las diferentes situaciones, pero cuando descubrí de qué pata cojeaba el film, me desilusione bastante. A pesar de que es una película del 68 y no se le puede pedir más, muchas de sus situaciones me han parecido forzadísimas; y no quiero desvelar mucho contenido del film para no hacer spoiler, pero hubo una muerte al principio que pareció importarle tres pepinos a todos los miembros del vecindario, y encima tratándose de una persona que convivía en la misma casa de una de las parejas; en este momento broté de la incredulidad ante lo que estaba viendo.

Normalmente siempre suelo ser bastante generoso con películas de estas décadas; de hecho soy mucho más exigente con una película de tiempos modernos que una antigua, pero creo que ¨La Semilla del Diablo¨ ha contado con muchos elementos en contra que me han repercutido a la hora de valorar en conjunto.

Me asusta que en Estados Unidos esta obra sea patrimonio de la humanidad; creo que hemos visto cosas mucho mejores. Se me ha hecho bastante lenta; hasta tal punto de considerarla una película soporífera, aunque es mi opinión y por supuesto también entiendo el ¨boom¨ que tuvo que suponer para aquellos tiempos.

Lo mejor: Parecía prometedora al principio.
Lo peor: Demasiado aburrida e intolerante para determinadas horas del día.



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Ferroviario

  • 27 Aug 2017

5


¡Esto no es un sueño! ¡Esto está pasando de verdad!
- Rosemary

Roman Polanski dirigió sólo dos películas enteramente norteamericanas, tanto por financiación como por estilo de producción y por lo que significaron dentro de los dos géneros que practicó, el negro y el suspense. Ambos filmes, ‘Chinatown’ y ‘Rosemary’s Baby’ (traducida aquí con el estúpido título de ‘La semilla del diablo’, que como todos sabemos destripa por completo la historia) son sendas obras maestras del cine, y se inscriben con letras de oro en sus respectivos géneros, aunque en realidad los trascienden y no se quedan en una mera muestra de lo mejor de ellos, sino que llegan mucho más lejos de lo que casi todos los cineastas previos o posteriores han logrado.

Pese a que la experiencia de Polanski en los Estados Unidos, con la magistral ‘El baile de los vampiros’, no había sido lo que se dice satisfactoria (el productor americano de la película la mutiló para su distribución sin el consentimiento del director, lo que motivó su fracaso comercial en ese país), el cineasta de 34 años había sido capaz de firmar un excelente contrato con la Paramount que le garantizaba el corte final de su nuevo proyecto, la adaptación de la exitosa novela de Ira Levin ‘El bebé de Rosemary’, que él mismo escribiría en el único crédito en solitario como guionista de su carrera.

El triunfo de la ambigüedad

Dijo Polanski: “yo no quiero que el espectador piense ‘esto’ o ‘aquello’, quiero simplemente que no esté seguro de nada. Esto es lo más interesante: la incertidumbre”. Y en efecto practica tal dogma estético hasta sus últimas consecuencias en una película que, cuarenta años después, conserva intacta su capacidad de sugerencia, su ambiguedad y su tremendo poder de convicción. Polanski sabía que el horror es mejor que lo añada la mente del espectador, y que sus posibilidades más oscuras nacen de lo cotidiano, no de lo extraordinario. ¿Acaso no es más terrorífico imaginar que el diablo camina entre nosotros, en nuestros quehaceres diarios, que en una fantasía heróica o post-apocalíptica?

La música del genial, y tristemente fallecido poco antes de los 38 años, Krzysztof Komeda acompaña unos títulos de crédito en los que se impone la ironía y la doble lectura. A finales de los sesenta, las comedias románticas tipo Rock Hudson/Doris Day habían alcanzado su declive, pero su memoria seguía viva. Los créditos color rosa y de estilo cursi aparece en ‘La semilla del diablo’, deformados, claro está, por esa nana siniestra y hermosa, que no preludia nada bueno. Un chico bien moreno y una tímida chica rubia hacen acto de aparición. Están buscando una casa. Polanski hace trizas ese subgénero y propone una senda que nadie, nunca antes que él, había trazado.

La pareja tiene la mala suerte de acabar en el edificio Bramford (en realidad, el edificio Dakota, donde también han ocurrido todo tipo de desgracias, algunas inexplicables), y allí alquilarán el apartamento anexo (y con una puerta secreta que los comunica…) al de los Castevet, una pareja de edad bastante avanzada que, desde un principio, resulta cualquier cosa menos tranquilizadora, pero con los que inaugurarán una relación de consecuencias imprevisibles. Los grandes aciertos del filme son los siguientes:

1. Oponer la idea de una Satánica Concepción a la idea tradicional de Inmaculada Concepción, con lo que esto significa de perturbador para cualquier espectador que, aún no siendo católico practicante, esté educado en una cultura primordialmente católica.

2. Mantener, hasta la misma secuencia final, una logradísima ambigüedad basada en la paranoia y el sentido de aislamiento característicos de una mujer embarazada, de tal forma que, aunque en el fondo nos tememos lo peor, siempre podemos pensar en la opción de que todo esté en la mente de Rosemary.

3. Llevar a cabo una progresión lineal en la que al deterioro físico de Rosemary debido al embarazo (un deterioro escalofriante que nos provoca, literalmente, un malestar físico indescriptible) le sigue una mayor amenaza y soledad de Rosemary, una de las Mujeres-Polanski, abandonada a su suerte y utilizada por los hombres para sus fines.

En cuanto al estilo de Polanski, Richard Sylbert o el propio William A. Fraker, respectivamente diseñador de producción y operador jefe del filme, lo definieron muy bien: el realismo extremo y estilizado al mismo tiempo. Así, por ejemplo, cuando un personaje observa lo que hace otro en la habitación contigua, el punto de vista es respetado al máximo. Una de las imágenes más recordadas en ese sentido, es el crucial momento en que Roman Castevet le propone algo terrible a Guy, observado desde la cocina por Rosemary, que sólo observa un significativo humo de pipa asomarse al quicio de la puerta.

Sin embargo, en los interiores Polanski se muestra sereno y contenido, mientras que en el exterior y en los sueños, el barroquismo y la intensidad hacen su aparición. Fascinante en extremo, por cierto, el sueño de Rosemary en el que tiene lugar la cuestionada relación sexual, repleta de connotaciones católicas, freudianas y ocultistas, y en el que por un segundo vemos el rostro del Diablo, al contrario de lo que sucede al final, donde nunca vemos el rostro del bebé. ¿Para qué? No hace falta, ya lo configura nuestra perversa imaginación, en la que Polanski confía sobre todas las cosas.

Todos los actores están en estado de gracia, con la cámara de Polanski siempre encima de sus rostros. Pero hay que poner, obligatoriamente, en un escalón a parte a Ruth Gordon, que logró el Oscar con su impresionante interpretación de la abyecta y repugnante Minnie, posiblemente el personaje más repulsivo de todos los que ha creado Polanski en su vida.



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SATS0505

  • 11 Apr 2017

9


Tenia mucho tiempo sin ver una película que me atrapara tanto como esta lo hizo, han pasado mas de 40 años y no ha envejecido mal, incluso envejeció mejor que Halloween que fue hecha después.
Las actuaciones son espectaculares, todos lo hacen magnifico, todos brillan.
La historia es muy original, poco a poco se va poniendo mas y mas interesante, por lo menos a mi la trama me dejo paranoico, me sera difícil confiar en vecinos jaja.
El poco maquillaje utilizado se ve bien.
El soundtrack es excelente, totalmente acertado.
La película esta llena de misterio, intriga, suspenso, paranoia, en un momento llegas a dudar sobre cual es la verdad.
La ambientacion es buena.
Yo odio las películas largas, pero extrañamente con esta no fue así, la disfrute de principio a fin.
Es entretenida, no me aburrió en ningún momento, aunque si es verdad que tarda como 30 min en comenzar el misterio, pero también esa primera parte la disfrute.
Estuve esperando una que otra escena aterradora con bastante acción, la cual nunca llego, la única que se acerca mas o menos a dar terror es la del ¨sueño¨.
El final me gusto y me impacto mucho, es sorprendente todo lo que me atrapo esta película.
Muy reocmendable, es una obra maestra, un clásico del genero.



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lobos

  • 19 Mar 2017

10


LA PELICULA MAS TERRORIFICA JUNTO AL EXORCISTA DE LA HISTORIA DEL CINE EXTRANA Y PERTURBADORA HA ENVEJECIDO MUY BIEN MIA FARROW PERFECTA Y ROMAN POLANSKY TREMENDO SE DEBE DE VER UNA Y OTRA VEZ PERTURBADORA ESTA EL RESPLANDOR Y EL EXORCISTA DAN MIEDO REAL PUES SE RESPIRA VERDAD



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FC: Cine con Ganas!

  • 29 Dec 2016

6


Un filme de infarto, increible lo bien estructurado que esta, cada secuencia dentro del filme es más inesperada que la anterior, un reparto de primera con cada actor brillando con luz propia, la música adereza aun más cada minuto, un tema tan interesante como el ocultismo lo han llevado a cabo de una gran manera.

lo único que criticaría es la lentitud con la que se desarrolla, pero por lo demás el resto es como un pavo recién horneado, para chuparse los dedos.

Un aplauso a la mano de Polanski por filmar un filme lleno de vida y personalidad!.



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Metal Zombie

  • 19 Jul 2016

6


¨Y su nombre es Adrián!!¨


No hay duda de que estamos ante un clásico del genero, de esos filmes de aura oscura y tétrica que hasta se le han atribuido supuestas maldiciones refiriéndose a los trágicos hechos sucedidos a la esposa del famoso director Roman Polanski , que no hace falta mencionar.

El Bebe de Rosmery es un filme de total terror psicológico, donde Polanski se encargo de poner a trabajar la imaginación del espectador en vez de ponernos a la vista las cosas. Original y buen punto por parte del director, sin embargo, podrán colgarme de los huevos, pero esperaba muchísimo mas de esta película, pues su ritmo que a su vez es intrigante y cargado de suspenso, es lento y un tanto pesado, haciéndome en algunas ocasiones caer en el aburrimiento. No hay mucho terror que digamos, se alarga en algunas situaciones que a mi modo de ver , se pudieron resumir en pocos minutos, y bueno, el final aunque fue de mi agrado, quede como algo desilusionado, pues esperaba otra reacción de la pobre Rosmery.

Pero El bebe de Rosmery tiene su potencial, te sumerge en el suspenso, en la desesperada y asfixiante situación paranoica de Rosmery Woodhouse, papel interpretado por una sublime Mia Farrow que luce sensacional y grandiosa, sumida al terror y al pánico de unos supuestos buenos vecinos, que hacen un papel muy bien elaborado, dejándonos con la duda de que si realmente son buenas personas y que sus intenciones también lo son.

Polanski nos regala una cuota surrealista, lo digo por la famosa escena de la violación,tiene su estética ocultista, satánica y macabra ala vez, junto unas visiones raras pero efectivas que padece la joven Rosmery, y eso,agregándole una música tétrica. El final ni se diga, nos deja en la intriga total, es extraño, y a la vez aterrador cuando frases como ¨Salve satan¨ retumban en la mente. Me gusto, pero quería algo mas de emoción, de verdad quede algo decepcionado.

Sabor agridulce me deja esta película, esperaba mucho mas de ella, toca armarse de paciencia y toca saberle llevar el ritmo, poca acción y no mas la dejaría con su aprobado a medias.
Pero que quede claro, que su estatus de culto es innegable, es un clásico del terror muy famoso, ya se hizo un hueco en la historia de cine de horror y eso no se le puede discutir. Causaría impacto a algunos, pero lo siento, en mi caso, no surtió efecto.
De esas películas que toca ver por lo menos una vez en la vida.



Lo Bueno:
Mia Farrow luce espectacular, banda sonora ya muy famosa y el toque psicológico implementado por Roman Polanski.


Lo Malo:
Poco terror, se hace larga y cansina, le sobran minutos para contar la historia.



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rubensevillano

  • 20 Jun 2016

9


Película de ocultismo de finales de los años 60, dirigida por el genial director Roman Polanski, en el que esta película dio mucho que hablar en aquella época, tanto por las muertes misteriosas de algunos actores, o del sitio donde se rodó la película: el actual Edificio Dakota de Nueva York. Las actuaciones son muy buenas, sobre todo el papel de Mia Farrow, un papel que lo borda de principio a fin. La película, a mi por lo menos me enganchó durante todo el metraje, el argumento muy bueno que, como a mi, logra enganchar al espectador. En definitiva un clásico de finales de los 60 muy recomendable. La doy un 9.



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dalton gellar

  • 21 Aug 2015

6


Película de ocultismo muy buena que nos da una historia interesante la llegada del hijo del anticristo esta vez lo que no me gustó es que tarda demasiado en entrar a lo interesante fue muy lenta la primera media hora pero lo mejor es cuando comienza a notar cambios extraños en ella

excelente la actuación de mia farrow lo hace muy creible en la forma en que muestra la desesperación y ansiedad los secundarios igual inmensos en sus papeles

la bso es simplemente terrorífica y te mete en las situaciones que están pasando y el final es bastante sorprendente una cinta de culto que no hay que perderse
recomendable



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Beny26

  • 20 May 2015

10


Clasico De Terror, Un Clasico Que Impresiona Su Historia En El Comienzo Con Una Tipica Familia Y Que Empieza a suceder cosas inusuales, algo increible para ser una pelicula de 1.968 me impresiona, buenas actuaciones y una historia impresionante al final, un poco lenta pero llega a entretenerse por un buen tiempo, en cierta manera, un clasico de terror recomendable!!!!



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