The Batman (2022) final explicado: el giro que redefine al Caballero Oscuro
Una Gotham oscura que esconde más que crimen
The Batman (The Batman, 2022) es un thriller dirigido por Matt Reeves y protagonizado por Robert Pattinson. La película ofrece una visión más vulnerable y emocional del Caballero Oscuro, convirtiendo a Gotham en un organismo enfermo que condiciona cada movimiento de sus habitantes y presentando una historia que es tanto una investigación como una radiografía brutal de una ciudad corrupta.
En su segundo año como vigilante, Bruce Wayne todavía no ha pulido su figura como héroe. Vive impulsado por la rabia y la necesidad de castigar, sin advertir que esa misma energía puede ser tan destructiva como aquello que combate. Su lucha lo lleva a cruzar caminos con el meticuloso Riddler (Paul Dano), un criminal que cree que la corrupción solo se erradica con sangre y caos.
La atmósfera opresiva —inspirada en el cine noir de los 70— se ve reforzada por una Gotham lluviosa, sin descanso ni esperanza aparente, y una fotografía que, según el director de fotografía Greig Fraser, se rodó usando lentes diseñados para la NASA, aportando esa textura granulada tan característica.
Un rompecabezas de asesinatos y corrupción
La historia se desencadena con una serie de homicidios de figuras clave en el gobierno y la policía. El Riddler deja pistas en forma de acertijos, retando directamente a Batman. Lo que aparenta ser un patrón de asesinatos selectivos es, en realidad, una acusación masiva contra el proyecto “Renovación”, una iniciativa de Thomas Wayne que prometía regenerar Gotham y terminó saqueada por criminales como Carmine Falcone (John Turturro).
La investigación lleva a Bruce a descubrir que su propio apellido está manchado por decisiones éticamente dudosas. Mientras tanto, su alianza con el detective James Gordon (Jeffrey Wright) se convierte en uno de los pocos vínculos genuinos en medio del caos.
Un clímax entre máscaras y verdades incómodas
El enfrentamiento final contra Riddler no se limita a detenerlo físicamente. Incluso tras su arresto, su plan sigue en marcha: la destrucción de los diques de contención que inundan la ciudad. En el caos posterior, los seguidores del villano atacan a inocentes en un acto coordinado que demuestra hasta qué punto su mensaje ha calado.
Uno de ellos, al ser reducido, pronuncia las mismas palabras que Batman ha repetido durante toda la película: “Yo soy la venganza”. Ese instante golpea a Bruce como una revelación: su cruzada ha inspirado tanto a quienes buscan justicia como a quienes desean justificar su odio. Como si un espejo le devolviera una versión retorcida de sí mismo.
Final explicado de "The Batman": un héroe que cambia de rumbo
En el desenlace, Batman comprende que el miedo no basta para salvar Gotham. Decide pasar de ser un símbolo de venganza a uno de esperanza. Tras salvar a los ciudadanos atrapados, extiende la mano para guiarlos entre los escombros, en una imagen que evoca más a un líder que a un justiciero solitario.
En paralelo, varias piezas quedan listas para futuras jugadas:
El Pingüino (Colin Farrell) se prepara para ocupar el trono criminal de Gotham.
Selina Kyle (Zoë Kravitz) abandona la ciudad rumbo a Blüdhaven, abriendo la puerta a nuevas conexiones con el universo DC.
Un Joker (Barry Keoghan) ya encarcelado entabla conversación con Riddler, dejando entrever alianzas peligrosas.
La inundación se convierte en una metáfora evidente: una limpieza radical que arrasa con todo, pero que también puede permitir reconstruir desde cero. Es imposible no pensar en otras visiones distópicas de ciudades ficticias, como la Los Ángeles lluviosa de Blade Runner.
Un cierre que redefine a Bruce Wayne
La última secuencia muestra a Bruce observando la partida de Selina. La ciudad sigue en ruinas, pero la Batsignal brilla de nuevo. Ese gesto resume su nuevo propósito: ser un faro, no solo una sombra. La película concluye con una Gotham que sigue herida, pero con la promesa de un protector que ha aprendido a mirar más allá de su propia tragedia.
Y sí, todavía hay más amenazas aguardando en las esquinas de esta ciudad húmeda y corrupta. Pero ahora, Bruce no está solo contra la tormenta… aunque probablemente, nunca deje de llover.