Explicación del final de La Zona de Interés

Por Abandomoviez



"La Zona de Interés", una película dirigida por Jonathan Glazer, sumerge a los espectadores en una dramática representación de la vida doméstica de Rudolf Höss, comandante del infame campo de concentración de Auschwitz durante el Holocausto. A través de una dirección cautivadora y una inquietante banda sonora, Glazer evoca el horror del genocidio sin mostrarlo directamente en pantalla, optando por una narrativa que explora la disonancia cognitiva y la banalidad del mal.

De Qué Trata "La Zona de Interés"

"La Zona de Interés" se centra en la cotidianidad de Rudolf Höss (interpretado por Christian Friedel) y su familia, quienes viven una vida aparentemente normal y privilegiada al lado del campo de Auschwitz. La película nos presenta a Hedwig (Sandra Hüller), la esposa de Höss, y a sus hijos, así como a los sirvientes polacos que atienden su hogar, mostrando cómo, a pesar de la proximidad con el horror, la familia Höss continúa con su vida diaria, ignorando las atrocidades que suceden más allá de sus muros.



Explicación del Final de "La Zona de Interés"

El final de "La Zona de Interés" nos lleva a un momento crucial en la vida de Höss, quien, tras recibir el encargo de transportar y asesinar a 700,000 judíos húngaros, se enorgullece de su "operación Höss", viéndola como un legado. La película cierra con una poderosa secuencia en la que Höss, tras celebrar sus "logros", se retira a la soledad de la noche y comienza a vomitar, un acto que sugiere una lucha interna con la culpa y el reconocimiento subconsciente de sus crímenes. La escena final hace un salto temporal al Auschwitz moderno, donde trabajadores limpian meticulosamente las exposiciones del Museo Estatal Auschwitz-Birkenau, resaltando cómo la memoria del Holocausto perdura, no como una victoria nazi, sino como un crimen contra la humanidad.



Reflexiones sobre "La Zona de Interés"

"La Zona de Interés" no es solo una película sobre el pasado, sino una reflexión sobre el presente y nuestra semejanza con los perpetradores más que con las víctimas. Glazer, a través de una narrativa que enfatiza lo cotidiano y una banda sonora que no deja escapar el horror, nos invita a reflexionar sobre la facilidad con la que se puede ignorar el sufrimiento ajeno cuando este no invade nuestro espacio personal. El retorcijón final de Höss simboliza el reconocimiento, aunque sea mínimo, de su culpabilidad, un legado manchado por el genocidio que lideró.

La película nos deja con un mensaje claro: la historia del Holocausto no es una de victoria nazi, sino de memoria y recordatorio de los horrores cometidos. "La Zona de Interés" desafía al espectador a enfrentarse a la incomodidad de reconocer la humanidad en aquellos capaces de perpetrar tales atrocidades, recordándonos la importancia de recordar y mantener viva la memoria de las víctimas del Holocausto.

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