En defensa de “Estamos Muertos… ¿O Qué?” (1988): cuando las buddy movies se levantaban de la tumba

• 9 de Junio del 2025
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Entre los cadáveres resucitados del videoclub, hay una joya ochentera que se niega a morir del todo. Se llama "Estamos Muertos… ¿O Qué?" (Dead Heat, 1988), y es una de esas películas que parecen un chiste al leer la sinopsis… pero que, cuando las ves, descubres que el chiste era muy bueno. Una comedia de acción zombi, una buddy movie sobrenatural, una serie B descarada, sí… pero también un caramelo para nostálgicos que crecimos alquilando cintas por la carátula.

Dirigida por Mark Goldblatt, montador habitual de James Cameron, esta película combina a partes iguales explosiones, humor negro, maquillaje gore y una trama digna de una viñeta de Creepy. Y encima con un reparto encabezado por Treat Williams y un Joe Piscopo que parece salido directamente de una parodia de Arma Letal… pero con zombis.

Policías, tiros… y resurrecciones

La historia es simple, como mandan los cánones del cine de videoclub: dos detectives de Los Ángeles investigan una serie de robos extraños, en los que los ladrones resultan ser cadáveres… literalmente. Poco después, uno de ellos muere durante un tiroteo, pero es resucitado por una máquina experimental. A partir de ahí, tenemos a un poli muerto —pero aún activo— intentando resolver el caso antes de que su cuerpo se descomponga.

¿Ciencia? ¿Lógica? Da igual. Aquí venimos a jugar. Y Dead Heat lo sabe.

Acción, casquería y cachondeo

La película no se corta en nada. Hay persecuciones, tiroteos, explosiones gore, un cadáver que revienta en una carnicería, una escena con animales zombis que roza lo surrealista, y hasta un villano reanimado en bucle. Todo con efectos prácticos deliciosamente ochenteros.

Pero lo que la hace tan especial es que nunca se toma demasiado en serio, aunque respeta lo que cuenta. El equilibrio entre humor macabro y acción de serie B está tan medido que funciona como un reloj. Y para los fans del género, es imposible no disfrutar cada desvarío que propone.

Un reparto que se lo pasa tan bien como tú

Treat Williams está carismático como siempre, con ese aire de héroe improbable que tan bien encajaba en estas pelis. Pero es Joe Piscopo, con sus frases chulescas y su actitud de poli de los 80 en piloto automático, quien roba cada escena con una sonrisa. Si añadimos secundarios como Vincent Price en uno de sus últimos papeles, el cóctel es irresistible.

Y no olvidemos que Dead Heat es una de las pocas pelis que logra mezclar cine policiaco, terror, ciencia ficción y comedia… y salir airosa.

¿Por qué reivindicarla hoy?

Porque Dead Heat es puro cine de estantería polvorienta. De esas películas que no ganaron premios ni pasaron por festivales, pero que formaron parte del ADN del aficionado al terror y la acción. Porque mezcla géneros sin complejos, con un cariño por el espectáculo que ya casi no se ve.

Y porque cuando uno se atreve a reírse de la muerte… es que algo está haciendo bien.

Conclusión: viva la resurrección del cine gamberro

Estamos Muertos… ¿O Qué? no pretende ser más de lo que es… pero eso es justo lo que la hace genial. Es una carta de amor a un cine desaparecido, donde los zombis no gemían, sino que disparaban pistolas y daban puñetazos. Donde el humor negro convivía con el maquillaje grotesco. Donde un poli podía ser un cadáver y aún así resolver el caso.

Y si eso no merece una defensa, ya nada lo merece.