Coincido completamente con IlKennedy.

Nos encontramos con el típico beat¨em up de la época, solo que al igual que los anteriores Double Dragons es más corto (otra vez 5 misiones) y carece de la gracia de los antecesores.

Cierto que la jugabilidad ha mejorado completamente y es más fácil de manejar, pero pierde completamente el encanto de las anteriores entregas y la dificultad es bestial. Sabréis lo que es sufrir cuando os enfrentéis al ninja o llegueis a Egipto y os enfrenteis contra esa especie de monstruos que parecen troncos de arboles. Dicha dificultad, para que os hagais una idea, viene de la cantidad de enemigos que puede aparecerte en escena, y aunque juegues con amigos los vas a tener muy chungo.

Para compensar dicha dificultad al inicio de cada nivel os encontrareis con una tienda donde podréis comprar más poderes y más vidas.

La gracia viene cuando dejas caer a tu personaje en un hoyo que hay en el primer nivel. Por arte de magia el personaje no morirá y en su lugar volverá a aparecer en el escenario pero convertido en un metrosexual hipermusculado y sin camisa y más grande de lo normal, tan grande que si tu compañero no ha dejado caer a su personaje parece que este sea un niño. Vale, quizás aumente su fuerza y resistencia física, pero además de que no hay ninguna forma de que vuelva a la normalidad, se ve ridículo y puede provocar vergüenza ajena ya que cualquiera pensaría que estas jugando a un juego gay, algo así como la sensación que produce el ver una de esas nuevas pelis que esta haciendo David DeCoteau.

Como se nota que la muerte de la puta (perdón, no me acuerdo de su nombre, por eso que le llame de esa forma) de los protagonistas en el anterior juego les sentó mal a ambos.

Por lo demás poca cosa hay que decir de este juego cuyo final es completamente predecible y los últimos jefes demasiados fáciles si les comparamos con el resto del juego, pero que a pesar de todo ayuda a pasar el rato.

Solo apto para aficionados a este tipo de juegos.

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