Ficha Extraños en un Tren

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Críticas de Extraños en un Tren (20)




ivankiller

  • 15 Apr 2023

9


Strangers on a Train es una excelente película de suspenso con una trama muy intrigante, cuya ejecución está decorada con un gran trabajo de cámara e iluminación y excelentes actuaciones, en particular el encantador pero retorcido villano interpretado por Robert Walker. Me sorprendió y molestó leer que murió dos meses después del estreno de la película.

Hay una atmósfera consistentemente opresiva, una perfecta secuencia de acoso y un final inesperadamente climático.
No estoy seguro de cuál es la reputacion de esta película, pero debería ser un vistazo obligatorio para cualquier persona interesada en el trabajo del director.



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19deMayo

  • 30 Mar 2020

8


Adaptación bastante libre de la novela de Patricia Highsmith, Extraños En Un Tren es una de las películas mas disfrutables de Hitchcock. Plagada de escenas icónicas y con un último acto inmejorable (el partido de tennis, el encendedor que cae, el enfrentamiento final en el parque de diversiones). Tensión, humor, suspenso, el magnetismo de Robert Walker y la exquisita fotografía de Robert Burks. Un clásico.



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mahotsukai

  • 26 Aug 2019

8



Clásico thriller del maestro Alfred Hitchcock, considerada una de sus obras cumbres.

Durante un viaje en tren, un extraño sujeto le propone a un joven jugador de tenis la comisión de un doble asesinato cruzado, que les permita a ambos deshacerse de dos personas que se interponen en sus intereses.

Tras el efectivo thriller noir “Stage Fright” (1950), Alfred Hitchock se propuso hacerse rápidamente de los derechos de la recién publicada novela “Strangers on a Train” (1950) de Patricia Highsmith, asegurándose que sus agentes la adquirieran por sólo US$ 7.500. De esta forma, “Hitch” nuevamente lograba comprar los derechos de una novela a una neófita a un bajo precio, haciendo que sus agentes hicieran las negociaciones, manteniendo su nombre en secreto. Cuando luego Patricia Highsmith se enteró que era el gran Hitchcock quien estaba detrás de la compra, obviamente se molestaría. Sin embargo, ese tema no sería mayor problema para el famoso director ya que la verdadera complicación vendría a la hora de la confección del guión, en donde debió soportar el rechazo de varios y asumir la contratación de no menos de 3 guionistas hasta alcanzar resultados satisfactorios.

Por ejemplo, Whitfield Cook había casi convencido al futuro director de “Psycho” (1960) al convertir al personaje de Bruno del alcohólico grosero del primer borrador a un infantil junior, que odia a su padre y tiene una excelente relación con su madre, a pesar de que Cook había incluido una trama homoerótica velada entre Guy y Bruno. Sin embargo, siguió buscando guionistas ofreciéndoselo incluso a John Steinbeck (ganador del Premio Nobel de Literatura en 1962), Thornton Wilder (ganador del Premio Pulitzer en 1928) y Dashiell Hammett (“The Maltese Falcon”, 1930), se negaron por diversos motivos. El conocido escritor Raymond Chandler (“The Long Goodbye”, 1953) aceptaría el desafío, pero la complicada personalidad de “Hitch” y la propia terminaron por explotar y no prosperó. Hitchcock, entonces, intentó con Ben Hecht, quien no estaba disponible, pero le sugirió contactar a Czenzi Ormonde, un joven escritor que recientemente había tenido éxito con la colección de cuentos “Laughter From Downstairs” (1948). Como Ormonde tenía un carácter mucho más manejable, Hitchcock lo mandaría a rehacer todo el guión sin leer la novela y en base a sus propias apreciaciones, bajo la supervisión de la productora Barbara Keon y Alma Reville (esposa del director), terminándolo sólo en tres semanas después de una fuerte presión del calvo realizador británico.

“Strangers on a Train” (1951) se convertiría en una obsesión para Hitchcock, ya que incluso en la etapa de reelaboración del guión, el director de “The Rope” (1948) ya había configurado en su cabeza los aspectos más emblemáticos del film, comenzando con la idea de fotografía que quería, sumando al fotógrafo Robert Burks, uno de los más grandes fotógrafos de la historia del cine estadounidense, nominado 4 veces al Oscar, quedandose con la estatuilla por “To catch a thief” (1955) con el mismo Hitchcock. Burks desempañaría un rol clave en el film, no sólo con su elegante concepción visual del blanco y negro clásico del noir de los 50s, sino también por saber plasmar exactamente lo que Hitchcock desea que el espectador observe de cada secuencia, sea ésta la caminata de dos extraños que coinciden en una mera y casual conversación en un vagón de tren, un estrangulamiento en un sitio eriazo, o un enfrentamiento brutal en un carrusel descarrilado a una velocidad destornillante.

En términos narrativos, en “Strangers on a train” (1951) Hitchcock trabaja las posibilidades del doble y falso culpable en la figura de Guy Haines y Bruno Antony. En la novela de Highsmith, se puede observar cierta atracción homoerótica entre ambos personajes, que “Hitch” diluye en el guión que finalmente aprobó, entiendo por una cuestión de gusto personal o de censura, pero lo cierto es que el principal aliciente de la relación entre ambos es la obsesión que Bruno Antony desarrolla no sólo con el acuerdo de asesinato que sólo se concreta en su mente, sino también en la persecución que hará a Guy Haines durante todo el metraje. Así, estos personajes se pasean tanto por el concepto de “doble culpable”, uno el asesino obsesivo y el otro el ingenuo que comparte sentimientos criminales que no se atreve a cumplir y, por otra parte, el del “falso culpable” que supone que el psicópata que concreta sus planes criminales y se obsesiona es el verdadero y único asesino.

De la misma forma, este punto nos lleva a las víctimas de asesinato, que el director de “The man who knew too much” (1934) presenta en contraposición, que son la despreciable ex esposa de Guy, que inicialmente pide el divorcio al tenista para luego arrepentirse al ver el éxito económico de éste y ser abandonada por su amante, de quien espera un hijo que pretende presentar socialmente como su hijo; versus el viejo empresario malhumorado que, molesto con su perezoso e inútil hijo, está decidido a ponerlo a trabajar y acabar con su vida de lujos y ocio, dándole una lección. En tiempos en que el morbo por el asesinato femenino no tiene las implicancias ideológicas y mediáticas que tiene hoy, Hitchcock filma el asesinato de Miriam desde la perspectiva de los cristales de los anteojos de la mujer, no sin antes dar una última muestra de que ésta buscaba su propia muerte al creer que Antony la seguía por mero interés sexual.

“Strangers on a train” (1951) es también uno de los mejores ejemplos de construcción de suspenso que el obeso director creó y con el cual dio cátedra. El film está lleno de escenas notables que pasarían a la posteridad, como el mismísimo asesinato de Miriam reflejado en sus anteojos; la omnipresente presión de Bruno a Guy durante prácticamente todo el metraje en donde “Hitch” gusta de enfocarlo lejanamente, casi con un barrido y desenfoco de la cámara, pero siempre acosando; el plan de Bruno de ir a dejar el encendedor a la escena del crimen para incriminar a Guy así como la constante amenaza de que el plan de Guy de evitarlo se venga abajo y termine finalmente involucrándose; y, por supuesto, el enfrentamiento final de ambos en el carrusel con niños en él que se sale de control y obliga a un empleado del parque de entretenciones a meterse por debajo del mecanismo para intentar detenerlo.

Por cierto, esta última escena fue un verdadero dolor de cabeza para el director inglés quien, para lograr mayor realismo, se concentró más bien en el carrusel a tamaño real que se construyó en lugar de la maqueta que se diseñó para tales fines. El director de “Sabotage” (1936) solicitó a un extra que se metiera debajo del carrusel andando para llegar a la palanca de control y detenerlo, decisión de la cual luego se arrepentiría y juraría nunca más exponer a uno de sus colaboradores a tal peligro. El descarrilamiento como tal lo logró combinando efectivamente una secuencia con el carrusel de miniatura y una pequela carga de de explosivos, ampliando y proyectando la escena en una gran pantalla con los actores alrededor y delante de ella. No cabe duda que esta escena es una de las más emblemáticas de la filmografía del director británico, que bien se podría sumar a las escenas de la ducha de “Psycho” (1960) y el ataque de las aves de “The Birds” (1963) como una de sus más icónicas.

La planificación de la filmación contempló que el equipo se dirigiera a la costa este del país en octubre de 1950, en donde se grabaron las escenas de la estación de trenes y el mismo ferrocarril en donde se conocen Guy y Bruno en la Penn Station en Nueva York y en Danbury, Connecticut, así como alrededores de Washington D.C. Las escenas del parque de entretenciones se rodaron tras la construcción de un set en el rancho del director Rowland Lee en Chatsworth, California, mientras que las escenas en el “túnel del amor” se filmaron en una feria en Canoga Park, también en California. Por otra parte, el director filmó escenas de partidos de tenis en Forest Hills, en donde se disputaron las finales de la Copa Davis de 1950, y también en South Gate, California.

El filmó contó con competentes actuaciones, sin embargo, el trabajo interpretativo de Robert Walker (“Song of Love”, 1947) fue sencillamente magistral. No sólo interpreta a un sujeto pueril con espíritu psicópata, sino que se come literalmente a Farley Granger (“The Rope”, 1948; “Senso”, 1954), al punto que de verdad logra incomodarlo. No es exagerado decir que su ausencia en algunas escenas, por una cuestión natural del desarrollo de la trama, hace que el espectador sienta que el ritmo y la intensidad disminuyen, pero no al punto de hacerle daño. En cierta medida, representa a aquel sujeto hedonista y vividor que sólo está dispuesto a actuar cuando ve amenazada su particular forma de vida, y no precisamente para servir de ayuda a los demás.

El reparto femenino también ofrece evidentes muestras de personajes femeninos diversos. Laura Elliott (“Two Lost Worlds”, 1951) es la más destacada, interpretando a la insoportable Miriam Joyce Haines, ex esposa de Guy que amenaza con desistir del divorcio y amargarle sus planes con Anne Morton, a cargo de una digna Ruth Roman (“The Window”, 1949), su nueva pareja, hija del senador Morton. Patricia Hitchcock (“Stage Fright”, 1950; “Psycho”, 1960), hija del realizador, personificó a Barbara Morton, la otra hija del senador que sirve de anzuelo para cazar a Antony.

También encontramos a Leo G. Carroll (“Spellbound”, 1945) como el senador Morton, Marion Lorne (Serie “Bewitched”, 1964-1968) y Jonathan Hale como los padres de Bruno Antony, y a Howard St. John (“Black Gold”, 1947) como el capitán de policía Turley.

El encargado del score fue el legendario músico ucraniano Dimitri Tiomkin, quien ya había trabajado con el futuro director de “Vertigo” (1958) en “Shadow of a doubt” (1943). Su partitura se concentró esencialmente en piezas que construyen una buena atmósfera de suspenso, pero principalmente en diferenciar los diferentes caracteres de Guy y Bruno, con notas pasivas y despreocupadas en el caso del primero y acordes vivos y retumbantes para el segundo.

“Strangers on a train” (1951) fue nominada al premio Oscar a la mejor fotografía, a la mejor dirección en los Directors Guild of America Awards y a la mejor película en los National Board of review Awards. Su influencia fue tal que se produjo una adaptación radial en el Lux Radio Theatre en 1951 y 1954. También se adaptó en el episodio “One False Step” de la serie “77 Sunset Strip” (1958) y sirvió de inspiración para varias comedias posteriores como “Throw momma from the train” (1987) y “Horrible bosses” (2011).

En resumen, a pesar de no ser una de sus películas más conocidas y celebradas, “Strangers on a train” constituye una de las más competentes y destacables películas de suspenso de su época, con un Hitchcock que retomaba el camino luego de un par de films discretos, dando cátedra de lo que es construir un ambiente enrarezido y, ciertamente, obsesivo. La evalúo con un 8.5.



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Mad Warrior

  • 25 Feb 2018

10



Dos completos desconocidos coinciden en un tren. Uno es un famoso tenista, el otro un ¨viva la virgen¨ que está más pa llá que pa cá. Uno roza la punta de los zapatos al otro al sentarse frente a él y la cortesía inunda sus frases hasta que el primero propone una idea de crimen perfecto, claro está si cada uno de ellos comete el del otro, un crimen para librarse de ciertas personas que sobran en sus vidas...
Me importa tres pitos si la novela de Patricia Highsmith, en la cual se basa la película, está mejor o peor o si deberían haberse incluido ciertos momentos de la misma, el caso es que a mí ¨Extraños en un Tren¨ me atrapa de principio a fin, cada vez que la veo, y eso dice mucho de ella.

Sí, una de las primeras que descubrí del sr. Alfred Hitchcock (tras ¨Vértigo¨, ¨Atrapa a un Ladrón¨ y ¨Psicosis¨) y que realmente me dejó impresionado el ver cómo se desarrollaba la historia de aquel pobre tenista Guy Haines, torturado por una esposa que le había engañado con otro hombre, que además se niega a divorciarse para que él puda continuar con su vida (una pedazo de zorra, con todas las letras) y que para colmo de males se ve acorralado por el descerebrado de Bruno, un hombre caprichoso, más niño de mamá que hombre, que no está muy bien de la cabeza y vive obsesionado con matar a su padre.
Una trama oscura, pesimista, violenta, aunque llena de humor negro, y que explora el tenebroso lado del ser humano con la idea del ¨doppelgänger¨, que se expresa durante todo el metraje. La idea de verse materializada en la realidad dos caras de la misma persona, ya que Bruno parece mostrarse como la encarnación del deseo oculto que tiene Guy por acabar con su maldita esposa Miriam. Los dos parecen actuar al unísono aunque se encuentren en lugares distintos, como si fuese una simbiosis perfecta: uno pregunta por la hora y el otro mira el reloj, uno piensa en estrangular a su esposa y el otro lo realiza físicamente. El propio Hitchcock comentó a Truffaut que ¨aquél era un concepto fascinante, que uno podría estar estudiándolo por siempre¨. Desde luego que sí.

Segundo film de su recién iniciada década de los 50 (mi favorita del cineasta) tras ¨Pánico en la Escena¨, esta ¨Extraños en un Tren¨ pasó por un proceso de elaboración arduo desde el principio, desde que se adquirieron, por menos dinero de lo que debería, los derechos de la novela. Para el guión fue contratado el mismísimo Ray Chandler, y la historia principal volteó en muchas ocasiones hasta mutar en algo completamente diferente (bueno, como suele pasar con todas las novelas que el británico ha llevado a la pantalla). Pero con el guión en las manos y los actores, que también fueron difíciles de elegir, el rodaje ya podía comenzar.
Y marcó, como muchos pensaron, algo así como el renacimiento del director, quien, durante tantos años de haber estado tras las cámaras sin pasión alguna (los 40 le dejaron marcado), por fin se vio ante un proyecto con el que se sentía motivado. Lo demostró con creces, siendo esta película, hoy por hoy, una de las mejores de toda su carrera, donde en ella todo es perfecto: la maravillosa fotografía de Robert Burks, el montaje del que se encarga Will Ziegler, esas escenas puramente ¨hitchcockianas¨ de las que se podrían estar horas hablando, como el estrangulamiento visto a través de las gafas, la bajada de Guy por las escaleras con Bruno detrás apuntándole o el espectacular final en el tiovivo.
Impactantes, realmente, así como esos planos únicos que el director se inventa para enfatizar los elementos del crimen: las manos de Bruno, las gafas, la pistola...

También merece mención el apartado artístico del film, donde disfrutamos de las grandes interpretaciones de Farley Granger, Ruth Roman, Patricia Hitchcock, la mismísima hija del director que ya hizo acto de presencia en ¨Pánico en la Escena¨ (y que a mí me hace gracia que sea el personaje más perspicaz de la historia), Laura Elliott, que resulta odiosa en su papel de Miriam, y Robert Walker, el más memorable de todos haciendo del extraño Bruno, al mismo tiempo repelente y que, aunque uno quiera, cae condenadamente simpático.
Lo dicho, la disfruto cada vez que la veo y me sube la adrenalina con ella como pocas del director logran hacer. Retorcida, perversa, dramática, muy entretenida y emocionante de principio a fin. Joya inmortal de Hitchcock y de la Historia del cine.

Una vez más admito que los 50 fue la mejor época para el británico.



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Juan-C

  • 21 Jan 2017

10


Película perfecta por donde se la mire.
La historia es sumamente atrapante, sin ninguna posibilidad de que esto no suceda. Las actuaciones son esplendidas (especialmente la del enorme Robert Walker que hace uno de los mejores psicópatas que he visto en el cine), incluso la de Pat Hitchcock, que me ha sorprendido de sobremanera.
Impresionante forma de relatar la historia, con tomas perfectas, una fotografía monumental y una música muy pertinentemente utilizada, que acompañan perfectamente el tono de la película y el desarrollo de la misma.
Definitivamente una de mis películas preferidas de Hitchcock y altamente recomendada.



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[email protected]

  • 23 Sep 2015

8



Muy buena película de Alfred Hitchcock, excelente director por cierto, uno de mis preferido de aquella época junto con Stanley Kubrick y Billy Wilder. La película es muy original (Si, ya se que está basada en una novela). La historia me pareció mas que original, mejor dicho, me gustó mucho y te atrapa desde que empieza hasta que termina sin decaer ni aburrir nunca pero no me pareció de las mejores películas de este director por ninguna razón en particular, simplemente me han gustado mas otras. El final con la calesita girando súper rápido me encantó, me pareció una escena excelente. Las actuaciones muy buenas como en cada película de Hitchcock. En conclusión una película mas que aceptable y recomendable. Me gustó mucho.



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bigladiesman

  • 2 Aug 2014

8


Alfred Hitchcock siempre lograba hacer suyas las obras ajenas, y como resultado casi todas sus pelis son más conocidas que las fuentes originales. Pero en este caso van casi a la par, aunque los hipsters se centran más en el inquietante, vitriólico y un tanto denso thriller psicológico de Patricia Highsmith y el público en el inquietante vitriólico pero mucho menos denso guion adaptado que se dio por llamar ¨Extraños en un tren¨. El resultado fue el que muchos consideran la mejor película americana de Hitch junto a las posteriores ¨Vértigo¨ y ¨Psicósis¨.

El reparto está formado por miembros de la ¨clase media¨ hollywoodiense: el actor y locutor Robert Walker hizo de su Bruno Anthony uno de los mejores psicópatas de la historia del cine, pero no pudo disfrutar de su éxito ya que falleció a pocas semanas de acabar el rodaje con solo 31 años, envenenado por un consumo extremo de alcohol y barbitúricos. Su Bruno sigue al dedillo el carácter del de la novela sin entrar en detalles que pudieran molestar a los censores: es sádico, obesesivo, afeminado (aquí se atrevieron mucho: queda bastante claro que Bruno es gay, aunque quizá en la pacata época no lo notaran tanto) y tiene complejo de Edipo, pero no es tan excitable como el de la novela, saltando solo si se le dice que está loco y no a cada momento. Farley Granger funciona correctamente como un Guy Haines que ha pasado de arquitecto a tenista y debe sufrir la maldad de su ex Miriam - en la novela una mujer astuta pero que no es mala persona del todo, al menos no tanto como el mismo Guy, aquí malvada, retorcida y manipuladora: corta pero excelsa interpretación de la actriz y directora esencialente televisiva Kasey Rogers - y cuidar que su relación con la inocentona Anne (Ruth Roman, importante secundaria de la época) no sea destruída por ese chiflado y psicótico Bruno. Es en Anne en quien encontramos las mayores diferencias respecto a la novela: su padre es un senador viudo (Leo G. Carroll, compatriota y frecuente colaborador de Hitchock, aunque su gran papel fue el de jefe de Solo y Kuryakin en ¨El agente de CIPOL¨), cuando en la novel no era ni una cosa ni otra, y se le pone una espabilada hermana llamada Babs (una simpática Pat Hitchcock, a quien su padre le dio bastante la lata durante el rodaje) que es la típica persona sarcástica de las pelis de Hitch. También se le da gran importancia al trabajo de la policía cuando en la novela ésta es secundaria y se encarga de todo un detective privado que conoce a Bruno desde crío.

Raymond Chandler redactó dos guiones para la peli, pero sus encontronazos con Hichcock lo cabrearon sobremanera y acabó despedido. Aprovechando solo unos pocos elementos del guion primerizo,mse quiso contar con el ubícuo y genial Ben Hecht, que no estando disponible para hacer el trabajo directamente envió a su mujer de confianza Czenzi Ormonde en su nombre, la cual por un acuerdo legal por el despido de Chamdler, acabó con el crédito de co-guionista junto a Whitfield Cook, hombre de confianza de Hitch. Ormonde es la autora principal del guion definitivo con aportaciones de Hitchcock su esposa, Hecht y la productora Barbara Keon. El equipo hace de la novela su propio relato y retiene solo elementos imprescindibles: el tono psicológico-enfermizo del original es imposible de emular en cine sin usar un narrador omnisiciente, lo que da fé del talento de Patricia Highsmith como literata. Añadiendo humor a trama obtenemos un típico argumento estilo hitchcockiano: es SU ¨Extraños en un tren¨, una película de desarrollo sorprendentemente lento y pausado para ser un Hitchcock, solo el doble clímax de la media hora final aporta ritmo, aunque la peli en si es excelente.

Técnicamente, la peli destaca por su fotografía, nominada a un Oscar, que supuso la primera colaboración entre Hitchcock y Robert Burks, su cámara favorito. Aprovechando las posibilidades dramáticas del blanco y negro e innovando con planos sorprendentes (un asesinato reflejado en unas gafas y rodado con un objetivo de ojo de pez: para la época era algo nuevo). La música de Dimitri Tiomkin siempre está en su sitio.

Hay que decir que la he encontrado algo lenta (al igual que la novela) pero es fenomenal: una historia que siguiendo las premisas básicas de la novela llega en mi opinión a superarla en varios aspectos: todo el suspense se mantiene y se añaden algunos sustos (que la banda sonora se encarga de enfatizar), las actuaciones son muy buenas, en especial la de Robert Walker y hay varias escenas memorables. Muy recomendable.



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elalfon

  • 6 Jul 2014

7


Otra gran película dentro de las menos conocidas de Hitchcock gracias esencialmente a una propuesta de partida perfecta cuyo crédito cae en la escritora de la novela homónima.

A pesar de que está bien confeccionada y bien pulida visualmente le falta algo para ser una obra maestra, y no será porque no había material para lograrlo. Hay bajones en cuanto a la tensión que hace que decaiga de vez en cuando en interés, aunque se recupera en cuanto Robert Walker acecha en pantalla pero sobre todo me cuesta creer algunos giros en el guión que vuelven a ser tramposos.

Extraños en un tren es un excelente retrato psicológico de un criminal sin caer en la exageración. El retrato del personaje de Robert Walker es la de un hombre inteligente, incluso simpático, consigue empatizar con los demás y ese es su gran poder, es un hombre del que el protagonista no se puede librar salvo que cometa el crimen que acordaron. Hasta aquí todo lo que radica en el film es grandeza.
Lo que viene a continuación es una insoportable persecución en la que el protagonista no puede librarse del bastardo que le acosa, ¿O si? Por desgracia la respuesta no es tan grande como merece el film.

Todo queda en un simple truco y en un cambio radical en la actitud de los investigadores para ofrecer un ¨happy end¨. Muy decepcionante, ni siquiera los últimos 30 minutos, que se supone que es cuando la tensión a contrarreloj se dispara me llegaron a entusiasmar, y es que le pesa demasiado el poco riesgo del guión para llegar a donde han llegado y aun más para concluirlo. A todo esto, la escena del tiovivo transmite de todo menos tensión.

Aun con esa gran crítica la película me parece muy buena, porque la sombra de la insoportable personalidad psicópata de Robert Walker, que se come con patatas el film tanto por su personaje como por su presencia en pantalla lo salva todo.

Así que todo depende de como se quiera ver, como lo que pudo ser y no fue, o simplemente como una de suspense entretenida. Dependerá del humor en que se encuentre uno.



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mikelennin

  • 14 May 2013

7


Una muy buena película de Hitchcock que si bien es cierto el argumento y la historia es muy del estilo del director a esta pelicula le falta chispa o algo especial que la situase en el podium con las mejores de Hitchcock, sin embargo a mi me gustó mucho más que otras pero logicamente menos que sus obras maestras, quizá le falte arriesgar más, de cualquier modo no se pierde interés y la escena final es muy buena.
Recomendable.



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TERROR VINTAGE

  • 1 Apr 2013

8


Una gran película de Hitchcock, no tan valorada como el resto de sus obras. Cuenta con un buen argumento, que mantiene la intriga del espectador, de principio a fin. Fiel al maestro del suspenso. La escena del carrousel al final del film, no da respiro. Excelente.



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Agu_Pinto

  • 10 Aug 2012

9


Magnifico clásico del cine en blanco y negro, bajo el sello incomparable de Don Alfred Hitchcock. Una vez mas contamos con un guión curradísimo y acertado de principio a fin. Actores de nivel, especialmente con un Robert Walker sublime. Una trama repleta de buenos diálogos, a camino del mejor suspense y del cine negro. Cinta imperdonable al que no la haya visto, catalogada de culto y otra muestra mas, del por que Alfred Hitchcock fué el mejor en esto del cine de suspense. Un 9.



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zamenhof

  • 8 Jul 2012

8


Gran film de A.Hithcock con un trama y guión bien trabajados y llevados a la pantalla de manera muy efectiva. El espectador se siente atrapado por la historia a pesar de algunos momentos puntuales mal filmados como es la muerte de la chica, la cual no tiene credibilidad del todo. Por momentos parece todo muy sencillo y fácil de ejecutar en el plan ideado por el demente lo que le quita realismo a la historia pero el director sabía manejar la tensión tan acertadamente que todo parece ideal.
La escena final en el circo es una de las más recordadas de muchos films de Alfred, magistralmente ejecutada. Los dos personajes principales quedan más que bien retratados, uno en su angustia por verse atrapado en el juego del demente, que a pesar de serlo actúa con absoluta frialdad.



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shell

  • 12 Nov 2011

8


otra maravilla de pelicula, de las que te quedan en la cabeza por mucho tiempo
la pelicula es interesante desde el principio, por que intentan mostrar el crimen perfecto, pero no siempre salen las cosas como uno piensa.



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thebaduel20

  • 19 Aug 2011

9


Una intriga al estilo Hitchcock.
Si bien Alfred desde sus inicios mostró talento para esto del suspenso y la intriga, esta ocasión no podía quedar mal y relato una historia interesante, pero que contada desde su estilo logra atrapar a más de uno.
Hitchcock decía que para hacer una buena película de un libro se necesita un mal libro, así que generalmente Hitchcook se decidía por historias interesantes, pero que necesitan ser contadas desde otra forma.
Como era de esperarse, la película logra su cometido, las actuaciones son interesantes, la historia es excelente, bien llevada, aunque su duración es “larga” se deja ver.
Una gran aportación al cine.



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thirstyforblood

  • 8 Dec 2009

10


Un extraordinario director, excelentes actores y una gran historia (muy bien contada) dan como resultado este soberbio clásico del cine. Una película entretenida y con una buena dosis de suspenso que mantiene atento al espectador. Hitchcock es una buena demostración de cómo buenas películas no requieren de la pirotecnia y efectos especiales actuales. En otras palabras, si el material es bueno no requiere de adornos. No soy experto en Hitchcock, pero dicen que aparece en todas sus películas. Creo que lo divisé en una escena subiendo a un tren con un cello o un contrabajo. Confírmenlo ustedes
Un argumento original con situaciones extraordinarias que surgen de vidas aparentemente normales. El suspenso, infaltable.
La manera en que están desarrollados los personajes, lo que quiere cada uno y lo que hace para lograrlo es fantástico.
Quizá no fue hasta Los pájaros que Hitchcock se liberó totalmente de cierta limitante que tenían algunas de sus obras: oponer, generalmente, dos fuerzas en que las conductas aparecen siempre regidas por cierto criterio moral que impide que los personajes alcancen cierta cima o se desborden de sus moldes, quizá demasiado bien construidos de antemano. En este film, siguiendo esta idea, se oponen dos personajes que representan lo contrario uno del otro, -valores y formas de enfrentar ciertos problemas, por ejemplo-, por lo que se termina caricaturizando el tipo de sujeto que va a desarrollar las acciones en la obra, a la vez que las fuerzas que llevan estas acciones, por ser diametralmente opuestas, originan un conflicto que pudo ser aún más complejo, si hubiese tenido nuevos desvíos al interior de cada personaje.
Y es que la película está tan cerca de la perfección (mantiene un excelente ritmo narrativo, tiene excelentes movimientos de cámara hacia los personajes, o utiliza diálogos muy bien elaborados, por ejemplo) que molesta que no llegue a ésta por razones que deben haber estado enraizadas en el tipo de público y en el miedo que quizá hubo por mostrar a uno de estos extraños tal como aparecía en el libro del cual nace esta película.
Todo esto porque el libro de Patricia Highsmith ya juega, como lo seguiría haciendo en su obra posterior, con personajes psicológicamente complejos, extraños también para ellos mismos. Esto, ya que el tipo de personaje de las obras de esta autora, no es sólo un extraño porque no conoce al otro, sino que resulta ser extraño porque no termina por conocerse sino hasta llegar al límite de sus propias acciones.



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Gerpro

  • 27 Nov 2009

8



Es la película que buscaba hace años, y es de Hitchcock!. La escena del parque de diversiones cuando Bruno se dirige a matar a la esposa de Guy, es demasiado buena, afirmando la genialidad de Alfred Hitchcock. Entra fácil entre las diez mejores películas de este legendario director, es muy buena.



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pistolero

  • 12 Nov 2009

6



Película menor de Hitchcock, en comparación con el resto de su obra, que cuenta con una historia atrayente en primera instancia, pero que decae algo debido a lo previsible del desenlace. Por supuesto la forma de llegar a ese desenlace es lo mejor del film, con escenas llenas de suspense (la escena del perro en la escalera es el mejor ejemplo) y unos personajes que hacen creíble lo que vemos.
Total, una buena película muy recomendable para amantes del suspense y el cine negro.



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CharlieBrewster

  • 26 Aug 2009

9


Esta es una de mis películas preferidas de Hitchcock, aunque se suele situar en un 2º plano en comparación con otras obras maestras suyas. Se trata en cierto modo de una incursión en el cine negro mezclado con el suspense: de hecho parte de una novela de Patricia Highsmith y Raymond Chandler intervino en el guión. La temática es bastante original y en el reparto destaca sobre todo Robert Walker que lo borda en su papel de vividor psicópata y con cierto complejo de Edipo, sin que el resto de los actores esté mal, aunque es cierto que Hitchcock preferia a otro tipo de actor para el papel protagonista, Farley Granger fue una imposición de la productora. Si he de poner algun pero seria el final, que se revela algo forzado para contentar al publico, normalmente en contra de los deseos del director como en otras peliculas suyas, y se vuelve a jugar con la inocencia o culpabilidad de sus personajes, un tema recurrente en su filmografia. En definitiva, película imprescindible.



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billy_lum

  • 25 Apr 2009

7


Hitchcock hila con puntada fina un buen guión y el resultado es un electrizante filme lleno de suspense, donde el protagonista se ve envuelto en un camino sin retorno ante la situación planteada por su esquizofrénico compañero de juegos. Con esta película Hithcock vuelve a clavar un buen retazo de la locura.
Recomendable, sin duda.



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Agustin.

  • 21 Mar 2009

6


No se podria esperar menos de Hitchcock. Pelicula inteligentísima en el guion y en el rodaje, con unos actores que hacen un papel sobresaliente. Una vez mas Hitchcock, sabe aprovechar milimetricamente la calidad de su reparto de actores, sabiendo aprovechar todas sus virtudes y defectos.Esta claro que no es de los mejores film de este director, yo diria ques es de las mas flojas de su coleccion.De todas formas le doy un 6, por ser una historia con muchisima personalidad y ser pionera de este genero.



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