Wallace Worsley tuvo entre sus ayudantes en escenas de multitudes en este rodaje a un joven William Wyler.
Para controlar el vestuario para el millar largo de extras que se tenía se contrató a un experto en intendencia militar. Imaginaos cómo Laemmle no reparó en gastos que el intendente en cuestión quiso construir enorme un barracón solo para guardar los vestidos y se le concedió. Dicho barracón tenía 18 ventanillas, y cada traje estaba reservado a un solo extra, con nombre y apellidos. Los extras solo tenían que ir a su ventanilla asignada y recoger/devolver el vestuario de época. Eso agilizaba mucho las horas de entrada y salida del personal.
[Fe de erratas: en la anterior curiosidad he dicho que Lon Chaney fue de algún modo lo que hoy conocemos como director de ¨primera unidad¨. Obviamente me refería a la segunda unidad. Con los nombres mhe liau, riau, riau.]
Parece que al bueno de Wallace Worsley le iba algo grande esta película (me ha parecido entender en el comentario del DVD que en preproducción Chaney pasó una nota diciendo algo así como ¨Wallace es un buen director... De segunda categoría ¡No se lo digáis!¨) y pese a que caía bien a todo el mundo, el reparto tenía serias dudas de sus capacidades profesionales: Patsy Ruth Miller aseguró toda su vida que de hecho Chaney dirigió buena parte de la película al alimón con Worsley, que, quizá consciente de sus limitaciones, se compenetró perfectamente con él. Ambos se pasaban las horas de la comida planificando escenas: de algún modo, Chaney fue aquí lo que ahora conocemos como director de la primera unidad.
Para el maquillaje de Quasimodo, Lon Chaney creó unas prótesis con algodón y colodión para las mejillas, se cerraba los párpados con cinta adhesiva y rellenaba el ojo con masilla, como hacía con la nariz, también elevada con cinta adhesiva y cuyas fosas se abría utilizando boquillas de puro. La dentadura postiza nombrada en otra curiosidad contenía un muelle de reloj que hacía que la parte inferior de la mandibula sobresaliera.
Por lo que respecta al cuerpo, se creó un arnés que unía la cintura y los hombros de Chaney y lo obligaban a doblarse. A ese arnés iba atada la falsa joroba. Todo el conjunto se disimulaba con un incómodo traje de goma peludo.
En total, el periodo diario de caracterización del ¨hombre de las mil caras¨ le suponía entre tres y cuatro horas de trabajo.
Segun contó Patsy Ruth Miller, una acaramelada escena entre ella y Norman Kerry fue estropeada deliberadamente por Lon Chaney diciendo tras la cámara en vocecilla afeminada: ¨Oh, Mr. Kerry, ¿son mis ojos demasiado grandes para las pelis?¨, con el descojone general.
Por supuesto, la parte de la catedral que se construyó realmente solo era la parte baja de la fachada. El resto de la misma se logró colgando maquetas muy elaboradas delante del objetivo de la cámara, de manera que se superpusieran con el decorado.
La dentadura podrida de Quasimodo fue hecha a medida por el Dr. James L. Howard, el dentista de Chaney.
El acceso a ciertos documentos del mánager de Lon Chaney, Alfred Grasso, demuestran que la película no fue idea de Irving Thalberg, sino del mismo Lon Chaney, que también se encargó del cásting. Se suponía que debía escoger también el director (él quería a su amigo Frank Borzage), pero Universal le impuso a Wallace Worsley, que ya tenía mucha experiencia con Chaney. Otro nombre que se barajó fue el de Erich Von Stronheim.
Primera película donde se tiene constancia que se utilizó la entonces novedosa comunicación sin cables (los walkie-talkies de toda la vida, vaya).
Las acrobacias de Quasimodo no las hizo Lon Chaney sino su doble, el cachas Joe Bonomo, caracterizado como él.
A la película aún le faltan de 10 a 15 minutos de metraje, que aún no han podido ser encontrados. Se supone que son escenas de cierta violencia cortadas para que la película pudiera venderse en el mercado doméstico de alquiler de cintas de 16 mm sin problemas con la censura.
La visión que tenemos hoy en día de lo que era el argumento tras la novela ¨Nuestra señora de París¨ se debe a esta película.
Victor Hugo buscaba con su novela reivindicar de manera didáctica el París viejo frente a la agresiva transformación urbana de su época (1835), además de tirar algunos dardos sobre la religión y la monarquía. Los protagonistas de la novela eran Esmeralda y los hermanos Frollo, mientras que Quasimodo y Febo eran respectivamente una aplicación parcial de la idea de Rosseau sobre el ¨buen salvaje¨ y la deconstrucción del ideal de héroe caballeresco a egoísta y amoral militar.
Debido a que la novela es lenta, tan aburrida como esta curiosidad y demasiado descriptiva (problema que la une con obras como ¨Moby Dick¨), resulta bastante razonable que el público prefiera los guiones de cine.
Selección de curiosidades:
- El decorado de la catedral de Notre Dame, que también se usó en El Fantasma de la Ópera, se mantuvo impoluto y en uso hasta 1967, cuando un incendio lo destruyó.
- Esta película se salvó de ser un filme perdido gracias a las copias domésticas de 16 mm para alquiler que se pudieron conservar. Parece ser que no queda ninguna copia original.
- El clímax de la película (Quasimodo defendiendo la iglesia de una turba) se rodó en plena noche. Para ello, parece probado que Universal alquiló literalmente todas las lámparas de arco que se encontraban disponibles en Hollywood.
- Los montones de extras que aparecen en la película eran reclutados en los aledaños de la zona de Hollywood a cambio de un dólar al día más comidas gratis. Entre ellos hubo muchas prostitutas, que hicieron su agosto aprovechando la estancia y unos 50 detectives de la agencia Pinkerton contratados para vigilar a los muchos chorizos y carteristas que pudieran pulular por el set.
La joroba estaba hecha de yeso y pesaba aproximadamente nueve kilos.
Le construyeron un taburete especial para que descansara
(Lon Chaney el intérprete) durante el rodaje.(thank you durruti57)
Curiosidades: 16
bigladiesman
Para la escena en que Quasimodo rescata a Esmeralda, Worsley quería rodar el descenso del jorobado en una sola toma, con un espectacular deslizamiento por la cuerda. Uno de los dobles de Chaney quiso probar y acabó con manos y piernas más quemaos que el opositor español medio y encima se cayó de la cuerda dándose un porrazo del quince. El pobre quedó para el arrastre, y se le pidió al fortote de John Bonomo, el habitual de Lon desde sus tiempos en Nueva York. Bonomo, muy listo, hizo un invento: antes de bajar se cosió papel de aluminio a unos guantes de electricista e igual hizo con las perneras de la piel de goma de Quasimodo. La toma salió perfecta.
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