- Joseph E. Levine, a quien le recomendó la película un empleado de MGM que la había visto en uno de los vanos pases privados organizados por la productora para vender la película en EE.UU. fue a Italia a ver la película. Le convenció lo que vio y compró los derechos por solo 120.000 $. Levine diría “Era una de las peores películas que jamás había visto, pero tenía cierto encanto, y hay un mercado para todo”. Tras una campaña que incluyó publicidad televisiva (carísima entonces), y que superó largamente en presupuesto a la mismísima película, recaudó 1.000.000 $ en 10 días, del total de los 5.000.000 que ganó tan solo en EE.UU sin contar restrenos.
- Hubieron dos doblajes en inglés: uno para cine y otro para vídeo. Cuando la BBC emitió la película por primera vez mezcló los dos doblajes sin motivo conocido. Así pues, todo el Reino Unido vio la peli con Hércules hablando a dos voces.
- Mario Bava dijo que fue él quien le sugirió a Reeves que se dejara barba.
- Para el rugido del dragón que guarda el vellocino de oro se usó – aparentemente sin permiso - el de Godzilla.
- Como era habitual en las películas italianas con dirigidas a un público internacional, se grabó sin sonido para su posterior doblaje, incluso al mismo italiano.
- Reeves se crio como un auténtico cowboy al perder a su padre prematuramente y tener que hacer algunos trabajos en la granja familiar a los 10 años. Por ello, no necesitaba dobles en las escenas a caballo, pues era un habilísimo jinete. Como nota extra, su madre era nutricionista, por lo que es posible que marcara la pauta para convertir a su hijo en lo que fue, ya que está probado que Reeves jamás usó esteroides ni anabolizantes.
- Las cadenas con que atan a Steve Reeves eran de madera, por lo que el fortísimo ex-cowboy y mozo de carga a las órdenes directas de Douglas McArthur no tenía más que hacer una ligera presión para romperlas. Después hubo problemas: Reeves, que al parecer era un buenazo, pegaba a los extras como una mariposilla. El director le echó varias broncas hasta que Reeves contestó “¡No quiero hacer daño a los extras!”, a lo que Francisci contestó: “¡Les pagamos para que les hagas daño. Si no, los vamos a despedir!”
bigladiesman
- Joseph E. Levine, a quien le recomendó la película un empleado de MGM que la había visto en uno de los vanos pases privados organizados por la productora para vender la película en EE.UU. fue a Italia a ver la película. Le convenció lo que vio y compró los derechos por solo 120.000 $. Levine diría “Era una de las peores películas que jamás había visto, pero tenía cierto encanto, y hay un mercado para todo”. Tras una campaña que incluyó publicidad televisiva (carísima entonces), y que superó largamente en presupuesto a la mismísima película, recaudó 1.000.000 $ en 10 días, del total de los 5.000.000 que ganó tan solo en EE.UU sin contar restrenos.
- Hubieron dos doblajes en inglés: uno para cine y otro para vídeo. Cuando la BBC emitió la película por primera vez mezcló los dos doblajes sin motivo conocido. Así pues, todo el Reino Unido vio la peli con Hércules hablando a dos voces.
- Mario Bava dijo que fue él quien le sugirió a Reeves que se dejara barba.
- Para el rugido del dragón que guarda el vellocino de oro se usó – aparentemente sin permiso - el de Godzilla.
- Como era habitual en las películas italianas con dirigidas a un público internacional, se grabó sin sonido para su posterior doblaje, incluso al mismo italiano.
- Reeves se crio como un auténtico cowboy al perder a su padre prematuramente y tener que hacer algunos trabajos en la granja familiar a los 10 años. Por ello, no necesitaba dobles en las escenas a caballo, pues era un habilísimo jinete. Como nota extra, su madre era nutricionista, por lo que es posible que marcara la pauta para convertir a su hijo en lo que fue, ya que está probado que Reeves jamás usó esteroides ni anabolizantes.
- Las cadenas con que atan a Steve Reeves eran de madera, por lo que el fortísimo ex-cowboy y mozo de carga a las órdenes directas de Douglas McArthur no tenía más que hacer una ligera presión para romperlas. Después hubo problemas: Reeves, que al parecer era un buenazo, pegaba a los extras como una mariposilla. El director le echó varias broncas hasta que Reeves contestó “¡No quiero hacer daño a los extras!”, a lo que Francisci contestó: “¡Les pagamos para que les hagas daño. Si no, los vamos a despedir!”
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