Lograda adaptación del clásico de Edgar Allan Poe a cargo de la dupla magistral de Roger Corman y Vincent Price.
Fascinado por la estela de muerte que rodea el pueblo en donde se desata la plaga de la muerte roja, Próspero convoca a un baile de máscaras con el que celebra la seguridad de las paredes de su castillo.
Tras el éxito del clásico “House of Usher” (1960), piedra angular del gótico estadounidense y del ciclo que dedicaría al legendario Edgar Allan Poe, Roger Corman pensó seriamente en continuar con una adaptación de “The Masque of the Red Death” (1842), al que consideraba junto al relato que inspiraría el primer film del ciclo, los mejores relatos del escritor bostoniano. Inicialmente, Corman contrató a Charles Beaumont para escribir el guión de la película, que sería producida por Filmgroup Company, sin embargo, al poco tiempo, echaría pie a tras por diversas razones. Primero, porque temía que el público y la crítica la compararan obviamente con el clásico sueco “Det sjunde inseglet” (“El Séptimo Sello”, 1957) de Ingmar Bergman. Segundo, porque no conseguía quedar satisfecho con las propuestas de guión, dado que además de Beaumont, encargaría borradores a John Carter, Robert Towne y Barboura Morris. Y, en tercer lugar, se rumoreaba en esos días que había en marcha otras producciones del cuento de Poe, una de los hermanos Woolner (“Attack of the 50 Foot Woman”, 1958) y otra de Alex Gordon (“Day the World Ended”, 1955), de quien se dijo ya tenía reservada la participación de Vincent Price.
Todo lo anterior, llevaría a Corman a postergar la producción de este proyecto, lo que no significó que dejara de lado su interés en filmar otras adaptaciones de la obra de Poe, consecutivamente “Pit and the Pendulum” (1961), “The Premature Burial” (1962), “Tales of Terror” (1962), “The Raven” (1963) y “The Haunted Palace” (1963) siempre con el protagónico de Vincent Price y la participación de otros íconos del terror de años recientes como Boris Karloff, Peter Lorre y Basil Rathbone. Todas estas películas, clásicos de culto en estos tiempos, significaron un rentable éxito de taquilla para la AIP aunque no siempre contaron el beneplácito de la crítica, sin embargo, hacia 1964 Corman ya encontraría las condiciones necesarias, léase la consagración definitiva como director insigne del gótico estadounidense (probablemente, los mejores trabajos de su trayectoria cinematográfica) y el acuerdo de coproducción con la Anglo-Amalgamated en Inglaterra, que le significaría, por sugerencia de los afamados productores de serie B propietarios de la AIP, Sam Arkoff y James H. Nicholson, evitarse el pago de impuestos y aumentar el presupuesto si es que filmaban en Europa.
“The Masque of the Red Death” (1964) sería la penúltima película del ciclo de Corman sobre la obra de Poe antes “The Tomb of Ligeia” (1964) y para muchos una de las mejores de todo el serial de films, especialmente por la fiel captura degenerada del relato de Poe, su tono maquiavélico y una exposición de violencia que en las anteriores cintas no se había visto. De esta forma, el guión cambia la estructura argumental clásica con la que había trabajado Corman anteriormente, con el personaje atormentado y la muerte siempre acechándole como si se tratara de una maldición, pero al mismo tiempo de una catarsis, para presentar a un noble degenerado y perverso, satanista confeso y practicante, que se entrega a todo tipo de degeneraciones por diversión, confiado que su pacto con el Demonio le tiene asegurada la inmortalidad, a pesar de la aparición de la muerte roja en el pequeño pueblo italiano a los pies del castillo de Próspero.
El film inicia con dos secuencias que definirán, en consecuencia, el tono de esta entrega del ciclo. La primera es el encuentro casi onírico de una anciana del pueblo con un extraño encapuchado de rojo que le informa que la muerte roja se encuentra cerca, una evidente alegoría a la peste negra que asoló la Europa medieval cuyo punto culmine se dio entre 1347 y 1353 y mató a cerca de la mitad de la población del viejo continente. La segunda, en tanto, presentará al villano protagonista que, además de la descripción que ya hice en el párrafo anterior, llega al pueblo no sólo a burlarse de los campesinos y arrebatarles lo poco que producen, sino a buscar alguna víctima femenina que le sirva de entretención para sus juegos de perversión y degeneración. Así, Próspero dará una primera muestra de su maquiavélico sentido de la diversión al decretar la muerte de dos aldeanos que se le oponen y que tras la intervención de una bella pelirroja que resulta ser la hija de uno y la novia del otro, decide encarcelar y torturarlos para pensar en un castigo mucho más perverso, además de llevarse a la chica al castillo para pervertirla. Dentro de todo este incidente, ordena quemar el pueblo y matar a todos los habitantes, con una escena particularmente brutal para la época, como en la que un soldado de Prospero asesina a un hombre que se quemaba luego de intentar salvar a un bebé.
Además de esta descripción hedonista del malvado protagonista, cabe resaltar otros elementos narrativos interesantes como su degenerada y decadente corte en la que se incluyen varios nobles a los que Próspero trata literalmente como animales y a quienes les recuerda permanentemente que estarán a salvo, incluso de la muerte roja, gracias al cobijo de castillo. Como buen tirano, Próspero no tiene el menor respeto por ninguno de quienes le rodean, ni de su amante y discípula Juliana, ni de su supuesto amigo Alfredo, aunque le demuestre ciertas simpatías a “Rana Saltarina” y Esmeralda, dos enanos, el primero bufón y la segunda bailarina, especialmente cuando permita que “Rana Saltarina” concrete su venganza contra Alfredo luego de que este golpeara brutalmente a Esmeralda por derramar por accidente la copa del noble. Esta subtrama fue incorporada, por cierto, por R. Wright Campbell (“Five Guns West”, 1955), al guión en Inglaterra, en base al relato homónimo (1849) de Poe basado a su vez en un incidente real de 1393, después de que Charles Beaumont descartara hacerlo por temas de salud.
En cualquier caso, los motivos de Próspero respecto al destino de Alfredo están más bien en el placer por deshacerse de quien cae en su desgracia, como vemos cuando le lanza una copa de vino en la cara a Alfredo luego del incidente con Esmeralda. Lo observaremos también cuando elimina con sus propias manos desde la azotea del castillo a un obeso noble Scarlatti que le implora piedad para escapar de la muerte roja y a quien ofrece incluso su mujer. Sin embargo, con todo y que nada pareciera conmover a Próspero, el malvado príncipe italiano encontrará la horma de su zapato al conocer a Francesca, de quien queda prendado por su belleza y candidez. Francesca es la campesina cristiana que en el prólogo le había rogado por la vida de su padre y su novio y que se convertirá para Próspero más en un entretenido reto de corrupción de fe que en una obsesión sexual. De esta forma, advertimos la incorporación de un elemento muy presente en horror gótico británico que es el cristianismo representado en la clase campesina pobre y desamparada versus la degeneración espiritual de la aristocracia que rinde culto al Diablo y practica la brujería, con el resultado que, por supuesto, todos conocemos siempre.
Otra cuestión narrativa interesante del guión es la exposición de la implacabilidad de la muerte. Corman expone una suerte de equivalencia entre el lento pero inexorable paso del tiempo y la llegada de la muerte con el pausado pero seguro avance de la peste sobre el pueblo y su eventual llegada al Castillo. Hay varias secuencias interesantes y dignas de mencionar que reflejan este principio, como el notable travelling en 360 grados que la cámara realiza siguiendo a Próspero que reflexiona sobre el tiempo, semejando el recorrido de las agujas de un reloj. También, vale la pena mencionar los travellings laterales durante la fiesta en donde la cámara sigue a Próspero y por momentos se convierte en sus ojos siguiendo a la figura vestida de rojo, que recuerda por cierto a la del fantasma de la ópera del clásico silente de 1925, mientras cruza cada una de las habitaciones. De esta forma, Corman saca el mejor provecho, a través del ojo del fotógrafo británico Nicolas Roeg (“Dont Look Now”, 1973) a los generosos y bellos decorados del director de arte Robert Jones (“Dr Jekyll & Sister Hyde”, 1971) en especial los 7 salones pintados de diversos colores que simbolizan las 7 enfermedades emblemáticas del Medievo.
Finalmente, otro pilar fundamental de “The Masque of the Red Death” (1964) es la construcción y, más aún, interpretación de un gigante Vincent Price. El Príncipe Próspero, al cual ya he descrito, es la proyección de la mismísima peste. Su virulenta degeneración ha contaminado por completo a su corte y ha llevado la pobreza y el hambre a sus campesinos. El grado de indecencia moral de Próspero es tal que le divierte abiertamente saber que los pobres morirán de hambre o por la pandemia y que tiene el poder incluso de decidir sobre la vida de los miembros de su corte, muchos de ellos nobles, a quienes decide resguardar o no según sus caprichos cambios de ánimo y búsqueda de diversión. Confiado de que la muerte no tocará su puerta por su pacto con Satanás, disfruta como niño en parque de entretenciones cada uno de los espectáculos grotescos y crueles de la vida medieval. Un Vincent Price, claramente a todas sus anchas en este papel y convertido hace rato en un ícono de la maldad y perversión, construye una interpretación soberbia y sólida de un personaje ególatra y repulsivo, con todo que recurre a sus conocidas técnicas de dramatismo shakesperianas para acentuar la ignominia de su personaje.
El reparto lo completaron la bella actriz británica Hazel Court (“The Curse of Frankenstein”, 1957) que ya había trabajo con Corman, interpretando a Juliana, amante y discípula de Próspero Jane Asher (“Deep End”, 1970) como la hermosa y cándida campesina Francesca, David Weston (“The Red Baron”, 1971) como Gino, novio de Francesca, Nigel Green (“Becket”, 1964) como Ludovico, padre de la muchacha, John Westbrook (“The Tomb of Ligeia”, 1964) como la Muerte Roja, Patrick Magee (“A Clockwork Orange”, 1971) como Alfredo, Paul Whitsun-Jones (“Dr. Jekyll and Sister Hyde”, 1971) como Scarlatti. Skip Martin y la pequeña Verina Greenlaw encarnaron a “Rana Saltarina” y Esmeralda, cuya voz fue doblada por una mujer adulta.
La película se filmó entre mediados de noviembre de 1963 y mediados de enero de 1964 en los Elstree Studios de Londres e incluyó más de 3 kms de corredores en secciones que se extendían sobre tres escenarios de sonido para que la actriz Jane Asher corriera mientras estaba cautiva. Con todo Corman y la producción se ahorraron mucho dinero al poder utilizar los decorados que quedaron de ¨Becket” (1964) de Peter Glenville. Lo anterior no supuso que Corman se quejará por el tiempo de rodaje, acostumbrado a filmar en 3 semanas en Estados Unidos, en Inglaterra debió aceptar que se hiciera en 5 semanas. Como es de común conocimiento, muchos directores estadounidenses se han quejado siempre de la “excesiva” lentitud de los ingleses para filmar y que no perdonen la “hora del té”, como James Cameron en el rodaje de “Aliens” (1986).
Entre las anécdotas del rodaje, una joven Jane Asher de 17 años le preguntó a Corman si podría visitar al set y unirse al almuerzo a su novio músico, quien tenía su primer concierto en Londres esa noche. Ese músico era el legendario Paul McCartney y Corman no sabría quien era hasta que leyó sobre el éxito del concierto en el diario la mañana siguiente. También, se dice que Corman contempló a Basil Rathbone en el reparto, pero no sabe en qué rol, muy probablemente como la Muerte Roja, pero ello no se concretó. Finalmente, en entrevistas posteriores Corman explicaría, como ya adelanté, que las muertes de diversos colores que acompañan a la roja en el epílogo representan las principales pestes de la Edad Media: la muerte negra a la peste bubónica, la dorada a la lepra, la violeta a la porfiria, la azul al cólera, la amarilla a la fiebre amarilla, la blanca a la tuberculosis y la roja a la rabia.
“The Masque of the Red Death” (1964) fue estrenada simultáneamente el 24 de junio de ese año en Los Ángeles y Londres. Recibió críticas en general positivas y se convertiría en película de culto con el pasar de los años y una de las mejores películas del ciclo de Corman dedicado a Poe. Dell Comics publicaría una adaptación de cómic de la película y Elsie Lee llevaría a cabo una novelización del guión de Charles Beaumont y R. Wright Campbell, publicada por Lancer Books en rústica.
La banda sonora de la película estuvo a cargo del pianista jazzístico inglés David Lee (Serie “The Avengers”, 1961-1969). Lee escribió 50 minutos de partitura en menos de tres semanas (al estilo Corman) grabando con una orquesta sinfónica en Pinewood Studios en Londres. El resultado fue una interesante partitura gótica que incluye un hermoso y largo vals, perfectamente sincronizado con la película, en la crucial escena de la mascarada.
En resumen, uno de los pilares del recordado ciclo de Roger Corman a la obra gótica de Edgar Allan Poe, en donde destacan su factura técnica, una más que correcta estructuración de tramas y personajes y un Vincent Price desatado.
¨Agarrando al desconocido que se mantenía cual estatua frente al reloj de ébano, se sintieron sofocados por un pavor innombrable al contemplar que no había forma palpable bajo la capa y la máscara. Todos reconocieron entonces la presencia de la Muerte Roja, que había entrado como un ladrón en mitad de la noche...¨.
Como ¨El Palacio de los Espíritus¨ se basaba más bien en una adaptación de Lovecraft, nada tuvo que ver con la longeva saga dedicada por A.I.P. y Roger Corman a Allan Poe, por lo tanto después del fiasco gigantesco que había supuesto ¨El Cuervo¨ (no a nivel de taquilla) llega el momento para que el director lleve ¨The Masque of the Red Death¨ a la gran pantalla, proyecto de largo aliento por fin hecho realidad, pues aunque siempre deseó su adaptación desde el comienzo de la serie, lo evitó por miedo a las comparaciones que pudiesen surgir con el entonces reciente melodrama medieval ¨El Séptimo Sello¨, piedra de toque en la carrera de Bergman.
De todos modos ya habían pasado cuatro años y el de Michigan se lanzó a la aventura, que llevaría a cabo no con Matheson, sino con Charles Beaumont y el autor y guionista veterano Robert Campbell, y no en EE.UU., sino en Inglaterra, teniendo que enfrentarse a rodajes más lentos y minuciosos de los que él estaba acostumbrado, ya que contó con más presupuesto. Por otra parte requirió audacia adaptar el cuento gótico de Poe, con sus alusiones a la muerte, en forma de virulenta plaga, la inevitable escapatoria y su atmósfera de corrupción...
Audacia la también mostrada por Corman y su equipo, quienes incluirían una serie de elementos y obsesiones en el argumento perfectos para terminar siendo pasto de la censura. Puede que haya un castillo como lugar primordial de la acción, pero esta 6.ª entrega se aparta de todas las anteriores; iniciada a partir de una secuencia esotérica formalmente bella en mitad de un bosque, destaca la aparición de Price como el protagonista, el ¨dichoso, intrépido y astuto¨ Prospero del relato, repulsivo, que tortura y subyuga sin compasión. Su ser determina las modulaciones de la atmósfera, viciadas de odio, encerrado y concentrado sin permitir la presencia del oxígeno.
De nuevo, secundarios que sirven de ojos al espectador, se cuelan por una rendija a un mundo extravagante y temible, en este caso añadidos por cuenta del guión: una chica (Francesca), su novio (Gino) y su padre (Ludovico), cristianos y parte de la aldea de campesinos asolada primero por la plaga que tan bien describe Poe en sus páginas y luego por la maldad del príncipe. Tal vez nunca el escenario del castillo produjese tal sensación de agobio, de repugnancia como en esta ocasión; Prospero es el clásico noble ruin, de linaje infame al igual que sucedía en las historias anteriores de la saga.
Pero Price, irreconocible en su endemoniamiento, no se lamenta por su pasado, se adhiere a él con júbilo; el argumento plantea de forma cruel e ingeniosa la rivalidad entre la fe católica de los pobres campesinos y la que profusa Prospero, dedicada al ocultismo, las artes oscuras, los aquelarres y el satanismo (como hacía su Joseph Curwen). Mientras el espectro que encarna a la Muerte Roja transmite curiosamente paz y justicia, la presencia física del príncipe figura un demonio, pero un demonio, y eso sí enlaza con los personajes anteriores del actor, temeroso de morir; su contrato con Satán es su seguro de sobrevivir a la guadaña de la Parca.
Daniel Haller sigue impactando con su exquisito gusto artístico, y ahora Nicolas Roeg ejerce de operador, enfatizando el poder del color hasta alcanzar cierto grado de abstracción, ya que eso mismo sucede en el propio cuento de Poe (aquella minuciosidad a la hora de describir las diferentes habitaciones del castillo, todas teñidas de distintos tonos). Mientras tanto lo que tiene lugar dentro es un festín de degradación del más alto orden; Corman nunca estuvo tan cerca en su ciclo del terror italiano, y no tiene reparos en sumergirnos en el ambiente más perverso, depravado y corrupto y que podría concebirse.
Antes la culpa y la tortura, el dolor y la pérdida, llevaban a los personajes a una demencia insoportable, ahora la tortura, el dolor, además de la humillación y el sadismo, se celebran a carcajada limpia; la sensación de distancia es enorme entre este ambiente y el espectador, y provoca una angustia continúa, como les sucede al trío de campesinos atrapados entre esos muros donde lo que se pretende es huir de la muerte y no saben todos esos aristócratas desalmados lo cercana que ésta camina en sus orgías. La adoración satánica alcanza cotas deprimentes como en el caso de Juliana, a quien da vida Hazel Court, regresando a la saga en su mejor papel.
Un último acto, el mismo que el del texto original, con la encarnación de la Muerte Roja deambulando entre los presentes, ebrios y entregados a la jubilosa locura bacanal, es una muestra perfecta del poder visual y la facilidad de Corman para llevar la realidad a otra muy distinta, atravesada por intensidades de naturaleza macabra o formas aberrantes que se abren paso a través del inconsciente hasta conseguir una encarnación física del miedo. El miedo es el que vence, pues la muerte, algo que se nos dejó claro desde ¨La Caída de la Casa Usher¨, no se puede esquivar, y menos con arrogancias.
Hay una inclinación a la conservación de la fe en Dios, algo ausente en el cuento de Poe, pues la Muerte Roja anuncia sabiamente a quienes debe dejar vivos, antes de dar paso a un epílogo brillante que vuelve a enlazar simbólicamente con ese cuento y que recuerda a la obra de Bergman.
Con una pequeña subtrama a cargo de Campbell que se tomó de otra obra del de Massachusetts (¨Hop-frog¨, que presenta la venganza del bufón enano), esta entrega sí se hizo con el aplauso general en la época, recuperando el brillo ostentoso de la saga en sus comienzos, y es sin duda otro pilar en la filmografía del cineasta y en el terror de la década de los 60.
La vi sin tenerlo planeado pero que disfrute mucho. Es leal al relato en un 10%. El resto es todo relleno.
Los personajes son muy buenos y los escenarios están bien montados haciendo que te inmersas en la historia desde el principio y quedándote embobado sobretodo por la actuación de Vincent Price.
Roger Corman estaba realmente inspirado para la elaboración de este film, el penúltimo de la saga Poe, y muy influenciado por el concepto de la muerte que había desarrollado de Ingmar Bergman en “El séptimo sello”.
Nicolas Roeg realiza una estupenda labor con la fotografía y el guión fue escrito por Charles Beaumont que se basó en dos cuentos de Poe, el homónimo con la película y ¨Hop frog¨, la historia de un enano que se venga cruelmente de un noble especialmente malvado con los débiles.
A pesar de que están presentes los elementos góticos típicos de la saga, (el castillo tenebroso, el malvado aristócrata, los humildes campesinos pisados por la adversidad, las noches con neblina, misas negras con invocaciones al maligno), es una película muy colorida, con una estética pop típicamente sesentera, incluso las fiestas de desenfreno y lujuria.
Y atención al epilogo, donde aparece más claramente la influencia de Bergman, con los emisarios de la muerte, de diferentes colores, dialogando sobre el terror, la fatalidad y el desasosiego que siembran entre los pobres mortales.
Estamos ante una auténtica joya del cine de terror. Esto que voy a decir es una suposición mía, pero estoy seguro que esta peli para la inmensa mayoría de satanistas y sectas de dudoso honor, sera una pieza de culto encumbrada a los altares.Y es que el tridente que sostiene a este film es: La absoluta creencia de que Dios existe, pero que indudablemente está muerto (Price da infinidad de explicaciones al respecto a lo largo de la peli). Dos: Que Satán es el verdadero ¨Dios¨ al que todos deben rendirle pleitesía. Y cuanto más malvado seas -como Próspero- más te beneficiarás de su simpatía y favores varios. Tres: Esta quizá sea la auténtica moraleja de todo: Que la muerte, más tarde o temprano, nos llevará a todos por igual. Independientemente de que haya un Dios o no. Ese final con siete Muertes distintas hablando entre si, creo que lo resume todo. Absolutamente fantástica
Penúltima y para muchos mejor película del Ciclo Poe de Corman, combinando la historia epónima con elementos de “Hop-Frog”.
Vincent Price vuelve a ser el protagonista indiscutible, en una magistral actuación como el maléfico, absolutamente psicópata y beato satánico príncipe Próspero. Price muestra aquí un frío sadismo. Coprotagoniza la pizpireta Jane Asher, con su demostrable talento para el cine de terror que paseó esencialmente por la Hammer, como la bondadosa Francesca, dama de compañía a la fuerza y prisionera del indeseable príncipe.
Hazel Court y Patrick Magee roban varias escenas, como siempre, con actuaciones flipadas, muy apropiadas para el tipo de película que nos encontramos: Court como la desesperada esposa de Próspero, otra beata satánica (aún más que su marido) y una anti-villana con la que se acaba simpatizando, y el reivindicable Magee como un noble sociópata, lo que le permite lucir su capacidad para sobreactuar y entretener al respetable.
El guion de Charles Beaumont es quizá el más fiel a las fuentes originales de todo el ciclo, y así y todo la trama principal es planteada como una lucha entre Dios y Lucifer que no aparece en el original.
Técnicamente la película es tremendamente creativa, en especial los sets del castillo, con un muy logrado uso del entrañable y chillón sistema Eastmancolor (aquí bajo la marca Pathécolor, pero es lo mismo) al más puro estilo Hammer, pero haciendo especial hincapié ya que los colores son un elemento importante en el original.
Una impresionante parte del Ciclo Poe: es una pel·lícula sèrie pero entretenida y técnicamente està muy lograda. Los fans de Corman, Price y Poe la disfrutarán por igual.
Bastante entretenida aunque he de admitir que me esperaba más y más sabiendo que se trataba de una de las películas con la que Corman contó con más presupuesto.
El relato original es corto, así que aquí se toman la libertad de hacer una adaptación libre siguiendo la línea principal del relato, y la verdad, el resultado no es del todo malo, las carencias están más bien dirigidas al aspecto simplista en el que cae el film donde le pasa factura el paso del tiempo.
El ritmo es un acierto al principio, pero se va haciendo algo pesado según va pasando el film, y no es por lentitud en su narración ni nada por el estilo, es más bien ese factor que obstaculizaba a la historia ir más allá en interés cuando se alejaba del relato, alternando escenas que rondan desde lo intrascendente hasta las que consiguen lo contrario de su objetivo (Esa escena onírica es el mayor ejemplo del hecho).
Sin duda lo mejor de la película son los detalles originales, en este caso destacando el ambiente que es prácticamente el elemento principal de la película, ni guión, actores ni leches, los decorados son el verdadero protagonista, los que llevan el peso completo del film, los que consiguen que nos mantengamos pegados a la pantalla en todo momento, los que sirven para trazar la fina línea entre la alegría y lo macabro, todo está en cada uno de sus decorados.
En resumidas cuentas, a pesar de todo, me ha dejado satisfecho, ya que los elementos nuevos son un acierto que pegan muy bien con el ambiente que en su día relató Allan Poe, pues ese aura esotérica es la mejor combinación con esta sutil parafernalia morbosa satánica.
Lo que no puedo tolerar es que se olvidaran por completo del reloj de ébano. Solo esto le resta bastante a mi impresión general porque era uno de los elementos que más me apetecían ver en pantalla.
Pero la sensación final es buena, porque a pesar de tener mis más y menos con esto por ciertos detalles, algunos más grandes que otros, el gran clímax final provoca que de la sensación de que todo mereció la pena. Y en esta ocasión se trata de un elemento añadido libremente, un acierto, sin duda, incluso el regustillo casposo por el paso del tiempo le sienta la mar de bien.
En general, se podría haber hecho mejor aprovechando la acertada ambientación y Vicent Price saliéndose y divirtiendo a sus fans con su personaje, pero es muy entretenida.
LA MÁSCARA DE LA MUERTE ROJA
Antes que nada,cuentan que esta película es de clase B...
Que extraño señores,a mis ojos brilla tnto que ciega mis ojos,brilla tanto como mil lingotes de oro juntos.
Los decorados están recreados de maravilla,el guión aparentemente sencillo,es contundente e interesante,el ritmo es el adecuado,la temática mola de lo lindo,la coreografía de -La danza de la Muerte-es la mejor escenay está hiperlograda,Vincet Price está maravilloso interpretando a Próspero(De hecho ya me he hecho fanático del personaje)y además engancha que no veas.
Próspero,fanático de Satán,se divierte atemorizando a sus invitados y rediciendo lo que significa El dios de las moscas.
Una cojonuda película sin duda.
Una excelente interpretación del enorme Vincent Price. Buena película, esta muy bien filmada y muy bien contada. De las mejores que hicieron Corman y Price juntos. Ideal para fanáticos de Poe.
Excelente Corman. Se luce, como siempre.
La Mascara De La Muerte Roja esta basada en el relato escrito por Edgar Allan Poe, que de hecho muy bien escrito.
Ahora Corman y su fascinación por Poe junto a su fetiche Vincent nos trajo esta cinta bastante entretenida y muy bien apegada al cuento pero claro metiendo partes bastante lógicas.
Excelentes actuaciones, FX muy de la poca, ritmo que entretiene de principio a fin y trama muy buena.
Una película bastante buena.
Un final bastante bueno también.
Recomendable para fans de Poe......
Adaptación libre de un breve relato de Poe que no daba para una película.
En ocasiones el film resulta aburrido y bastante lento, pero la buena ambientación, su innegable atmósfera macabra, el enorme ¨Vincent Price¨ y las aportaciones introducidas al relato de Poe, la hacen lo suficientemente interesante como para no dejarla pasar por alto.
Eso si, para mi gusto creo que es un film algo sobrevalorado, Me parecen mucho mejores ¨La Caída de la Casa Usher¨ o ¨Historias de Terror¨.
buena ambientacio, buenisimis actores que lo hacian realmente bien.
La cinta logra mementos super tensos y atrapantes y la ambientacion de la fiesta fue espectacular. buenas corografias
Una de las mejores películas del ciclo Poe-Corman.
Acompañado de una fascinante fotografía de Nicolas Roeg y una estética (muy inusual en el cine de Corman, por sutil y bella) que nos atrapa en una buena adaptacion de unos de los relatos más celebrados de Poe.
un clasico que con el paso del tiempo se volvio algo lenta, sobretodo el desarrollo, en si la historia no es mala y es sencilla, vincent price hace un excelente papel, como siempre.
la atmosfera que genera la pelicula es acertada, roger corman sabe lo que hace.
recomendada a fans de filmes de corman y price, no creo que las nuevas generaciones tengan paciencia con semejante clasico
Otro título bastante memorable,que empieza al estilo del séptimo sello de Bergman,y con un Vincent Price,aquí en un registro de malvado cruel y déspota.Un film depravado,malsano y lleno de situaciones llenas de patetismo y crueldad,en que Corman optó por darle al film una gama de colóres vivos,con predominancia del rojo,en las escenas cumbre.Tambien es un film con muchos extras por plano,y en ese sentido Corman aprovechó este aspecto para filmar secuencias que parecen salidas del circo,o del musical,en unas grandiosas planificaciones de cámara.Un título que no acaba por enganchar tanto como otras del ciclo,pero és tan imprescindible como las demás adaptaciones de Poe,y que igualmente tiene momentos realmente memorables y antológicos,como los juegos malvados y viciosos de Próspero que siempre llevan a alguien al otro barrio,las cámaras de colóres,las apariciones del encapuchado rojo,el atáque del cuervo,la muerte roja..etc,.
Muy buena pelicula que adapta un relato corto de Poe, que si bien es cierto el relato no daba para una pelicula de casi hora y media, lo han sabido alargar dando un resultado muy bueno. La historia mas bien simple, de un principe que rinde culto al Diablo y que se divierte con la muerte de sus subordinados, supone toda una metafora de que por muchos pactos y por mucho poder que tengamos la muerte nos llega a todos por igual. Muy buena la ambientacion (sobre todo en los colores de esas habitaciones mencionadas en el libro) y por supuesto una magnifica actuacion de el siempre genial Vincent Price. Una pelicula imprescindible para los amantes del genero, aunque a muchos les pueda decepcionar.
buena actuaciones y no mucho mas ,la verdad que habia oido hablar mucho de ella,que es un clasico y como tal no podia dejar de ver.me decepciono con creces,por momentos se torno aburrida.
Me gusto mucho , la vi un dia que estaba enfermo que la hecharon por la tele , y la verdad me gusto mucho mucho.
pelicula de corman con el gran maestro del terror,vincent price casi nada,la pelicula barroca,y un relato de poe,que puede salir mal,pues nada,buena pelicula que agrada,entretiene,y gusta estamos ante una pelicula de ole bandera,si puede haganse con una copia pues en nuestro pais ya esta editada en dvd
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DE NIRO
7
Leí el cuento de Edgar Alan Poe y lo considero bastante siniestro, soy muy fan del escritor, en esta ocasión el suspenso es brutal, y obviamente la actuación de Vincent Price es brillante, maneja todos los matices del genero, el protagonista es un principe muy despota y soberbio que adora a Satán y domina a su pueblo a piacere, pero la llegada de la figura llamada ¨la muerte roja¨ trastocará sus planes, por ser de los sesentas le falta en maquillaje, efectos y ambientación pero creo que todo se suple y fluye debido a las actuaciones y al gran corazón que le ponian al cine de esa epoca, superando obstaculos financieros y hasta poniendo de su propio bolsillo, una cinta de terror basada en un libro muy bien llevada a la gran pantalla.
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