Crónica Entrevistas

Enrique García
-Director de “Resort Paraíso”-

¿Dónde rodaste la película? El edificio es impresionante.

Era un hotel al que solía ir con mis niñas. Conocía al director de ir durante años y nos hacía precios especiales. Era un edificio raro porque tenía esa terraza estilo apartamento americano, pero lo estaban renovando. Se construyó en los años 60, durante el boom hotelero y aproveché antes de que lo renovaran del todo para rodar la película. Tuve suerte porque cerraron el hotel y mientras ellos hacían obras en una parte del hotel nosotros nos íbamos al lado contrario.

La película está claramente dividida en dos partes. ¿Tenía clara esa división desde el principio?

Por supuesto. Me gustan mucho las películas que te llevan por un camino y, de repente, te pegan un volantazo, aunque tenga sus riesgos. Dos ejemplos son “Abierto hasta el Amanecer”, donde crees que estás viendo una película de cine negro hasta la mitad cuando cambia radicalmente el estilo. Y “Psicosis”, referente básico para mí.

Mi película empieza como un drama en el que además hay un triángulo sexual, con tres personajes al límite, que se seducen, están en un escenario ajeno. Pero cuando yo creo que cierro esa primera parte y no tengo nada más que contar, tanto yo como mis guionistas teníamos claro que en la secuencia en la que ella le pone hielo a él y le pregunta: “¿Estás seguro?” y él responde:”Sí” íbamos a cambiar de estilo, porque yo quería dos películas, una para el público que sufra este drama, pero también quería una explosión, mucha acción, suspense y carreras. De hecho hicimos un pase patrocinado por una empresa de neuromarketing, que salió en El Mundo,con 12 personas y el resultado fue que a los espectadores de 35 años para arriba les gustaba la primera parte y de 35 años para abajo les gustaba la segunda parte. Pero todos, incluso a los que no les gustaba la casquería, estaban concentrados en la película. Y esa es nuestra intención, que el espectador se quede clavado, y creo que lo conseguimos.

Tengo curiosidad por saber sus influencias. Has mencionado a Tarantino. Supongo que es una influencia importante.

(Risas) Tarantino es el mejor DJ cinematográfico de la historia del cine.Sabe combinar elementos de películas que le gustan, es un dialoguista maravilloso. Además la forma en que trata los espacios, la fotografía, la música,… Mis influencias principales, aparte de él, son Spielberg y Hitchcock.

¿Qué anécdota me puedes contar del rodaje? Supongo que hubo varias…

La película se rodó en invierno, con una bajada de las temperaturas brutal y teníamos que rodar la escena de la piscina. Todos con los chaquetones y guantes puestos y mis dos protagonistas metidos en la piscina y tuvieron que recurrir a los chupitos de cognac para que no se les viera temblar (risas).

Y ellos no usan dobles, por lo que cuando hay una caída, ellos miran a cámara. Cuando Eva se cae por las escaleras mira a cámara y eso le da más verdad a la interpretación. Cuando llegaron las escenas gore medíamos cuánto penetra un hacha, un lápiz,… Y yo dije: “Hasta el fondo”. Me decían: “No es realista”. Y yo: “Me da igual. Quiero que sea exagerado.” Porque el espectador de este género no busca la realidad, sino la comunión con el espectáculo. Por ejemplo, en la escena de las uñas podríamos habernos recreado en los efectos de las uñas,cómo se quitaban,… pero lo terrorífico es la interpretación de la actriz, su cara y los sonidos que acompañaban.

¿Cuál fue el momento más difícil del rodaje?

Aunque parezca una tontería, el aparcamiento, al final. Veníamos de hacer las escenas acuáticas. Había una chica de arte buceando con gafas de buzo para ir colocando las cosas, el cámara y nadie más. Así que yo, a pulmón, me ponía al lado del cámara a ver lo que grababa.

Algo que podía haber durado 2 ó 3 horas duró 7, con el agua helada. Esa noche esperaba dormir poco por la escena siguiente, la del garaje, que se suponía que iba a ser corta y acabó siendo también larga por multitud de problemas: la iluminación, el coche, que no se movía porque estaba para el arrastre, falló y tuvimos que llamar a alguien para que lo arreglara. Incluso el especialista, cuando estrelló el coche, lo hizo dos veces porque a la primera iba algo asustado. Entonces dije: “Dile que como no reviente el coche, no cobra” (risas). Y lo reventó (risas). Penúltimo día de rodaje, con cansancio acumulado y yo iba como Eva, arrastrándome por los pasillos (risas).

¿Cuáles son tus géneros favoritos?

Me gustan todos, pero mi favorito es el que me hace reaccionar, apartar la mirada, y ese es el terror, thriller, cine negro,… Cuando haces una película que hace que el público reaccione sabiendo que es ficción pero al mismo tiempo les afecta emocionalmente, eso es maravilloso. Mis cortos de más éxito han sido siempre de género fantástico o terror.

¿Qué nos puedes contar de tu próximo proyecto, La Mancha Negra?

Pues La Mancha Negra lleva escrito desde 2005. Transcurre en un velatorio, muere la matriarca de una familia en un pueblo andaluz de los 70, de interior. Hay una herencia a repartir entre tres hijas y entonces aparece un hijo al que echó 15 años antes. Entre ellos no se llevan bien, pero se llevan peor aún con el pueblo. La película transcurre mientras discuten sobre la herencia, la tensión entre la familia y el pueblo. Yo la describo como “La Casa de Bernarda Alba” más “Reservoir Dogs” más “Puerto Hurraco” o “El Séptimo Día” (risas).

Es un thriller de pueblo y sabes que, si en 2017 por una herencia la gente saca las uñas, en los 70 sacan las hazadas y las escopetas. Estamos a un año de rodar, pero tenemos firmado a Hugo Silva, Concha Velasco, Cristina Castaño, Virginia De Morata,Fran Perea,… Para mí será un salto cuantitativo, porque de hacer películas con presupuestos pequeños, esta pasa del millón, que no es mucho, pero trabajo con actores de primera línea. Vamos a intentar mantenernos con la idea de hacer un Lorca Tarantiniano (risas) y, aunque no habrá un gore bestial, habrá violencia.

¿A la hora de hacer una película, tenéis en cuenta la calificación?

Yo personalmente no, porque cuando una película es buena no importa la calificación. Para mí la mejor película del año pasado es “Que Dios nos perdone” y no se le caen los anillos por mostrar a una anciana a la que han violado con un cuchillo.Es para mayores de 18 años, pero es una buena película. Hay tantas películas: “La Mosca”, “La Cosa”, “Tiburón”,…que no pueden hacerse para menores de 18 años. Es inconcebible.



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