Con varios años de experiencia en el mundo de la televisión, este filme será su primer largometraje que se pueda ver en los cines. ¿Qué le impulso a dar este paso?

Desde que realice mi primer trabajo audiovisual, en el 84, he querido hacer cine. Me trasladé de Madrid a Galicia y en aquella época surgieron otras prioridades. Me ha gustado hacer televisión y publicidad porque siempre lo he tomado como una preparación para algún día poder enfrentarme a una película. Durante estos últimos años me he estado preparando para el salto con un lago documental, una película para televisión y ahora “El niño de barro”. Estudié en la Escuela de Arte Dramático de Madrid y el comprender la cocina del actor me ha ayudado mucho.

La trama de "El niño de barro" se desarrolla a principios del siglo pasado en Buenos Aires (Argentina), país hasta donde os tuvisteis que desplazar para rodarla. ¿Desde un primer momento, tenías todos claro que las localizaciones debían de encontrarse en Argentina, o buscasteis también por España?

Inicialmente pensé en Buenos Aires, pero las localizaciones que me ofrecían eran complicadas y con un sonido que no servia para hacer época. Entre en crisis pensé en regresar y buscar opciones en España. Un domingo alquilé un coche y jugué mi última carta con San Antonio de Areco (a 110 Km . de Capital) y allí encontré lo que andaba buscando.

La película se rodó entre las ciudades de Buenos Aires y San Antonio de Areco, ¿qué había en esta última que os convenció para elegirla?

Encontré calles de tierra como eran a comienzos del XX, edificios bien conservados, interiores adaptables y una total colaboración por parte de la municipalidad. Tuvimos que construir varios metros de fachadas pero el resultado es sorprendente. Fue una delicia arrancar allí el rodaje y sirvió para compactar al equipo español con el argentino.

En el filme se trata un tema tabú en el cine, en el especial en el terror y suspense, que es el de la violencia alrededor de los niños; pocos títulos me vienen a la cabeza al respecto, quizás uno de lo más explícito por el propio título en sí es, "¿Quién puede matar a un niño?" de Narciso Ibáñez Serrador. ¿Este hecho qué reto o inconveniente le supuso a la hora de afrontar este proyecto?

Me gusta la sensación de estar al borde del abismo, enfrentarme a los retos, y buscar soluciones que funcionen, sin que supongan un suicidio. Chicho es un referente en estos temas pero también lo es Fritz Lang con su “M el Vampiro” u otras cintas como “Los chicos del maíz” o “El Pueblo de los Malditos”.

He de confesar que si tuve problemas, a priori nadie sabe como vas a tratar determinadas cuestiones, porque eres tu el unico que lo tiene en la cabeza, llegué a consultar el guión con la gente de UNICEF, que si creyeron en mis intenciones. Las agresiones generan tensión pero son tolerables, aquí juegan a mi favor el distanciamiento que produce la época y el elemnto expresivo de „las pesadillas“ del niño protagonista.

A pesar de que las escenas más duras de las agresiones a los menores no se llegan a ver en pantalla, sino que sólo se oyen, es cierto que en el rodaje se disponía de un grupo de psicólogos para ayudarles en sus papeles. ¿Los niños sabían que estaban rodando un thriller psicológico o lo organizasteis todo como si fuera un juego para ellos?

Juan Ciancio , el niño protagonista, que tiene 10 años, tenia que ser consciente de toda la situación, el tuvo refuerzos psicológicos y aún pasa ahora controles periódicos para saber como le pudo afectar el rodaje. Los resultados fueron muy positivos, el quería hacer la película, aún por encima del criterio de sus padres y ellos aprovecharon este estimulo para conseguir que mejoraran sus notas después del rodaje.

Con los demás niños la historia se abordó como un juego, en algún caso me apoyé en sus profesores de teatro de sus colegios y una vez que ellos habían conseguido la aproximación al resultado, entraba yo trabajando sobre los mismos conceptos.

¿Qué escena recuerda que le resultase más complicada de rodar con los niños como protagonistas?

La de “El bebe al agua”, “El petiso orejudo” intentó ahogar en un abrevadero de caballos a un bebe de 24 meses. Aunque las condiciones del rodaje no suponían ninguna alteración del confort que debe tener un bebe, visualmente fue tan duro que me la jugué a una toma única.

¿Qué tenía la vida de Cayetano Santos Godino (1896-1944) como para llamarle la atención y embarcarse en este arriesgado proyecto?

Es el primer niño asesino en serie de la historia que está bien documentado. Existen fotografías tanto de él, como de sus victimas y de los lugares donde realizaba sus ataques. Se ha convertido en leyenda: La cárcel en donde murió se ha convertido en un museo de su persona, se han escrito obras de teatro, hay un tour turístico en Buenos Aires para recorrer, de noche, los lugares de sus asesinatos... y es el perfecto ejemplo de un problema sin resolver desde hace un siglo, la violencia juvenil.

¿Podrías explicarnos el origen del título?

El barro representa la fragilidad de los menores, la metáfora del asesino, que con sus manos, modela a su antojo, la vida de sus victimas y un lugar para morir: las calles de barro.

¿Qué te convenció de cada uno de los actores protagonistas como para ofrecerles un papel en la película?

De Maribel Verdú su capacidad para lograr momentos trágicos. De Daniel Freire la fragilidad envuelta en una imagen de seguridad. De Juan Ciancio su frescura y su compromiso. De Chete Lera su credibilidad. De Abel Ayala su experiencia vital y su confianza.

En su primer filme para el cine ha rodado un thriller psicológico, ¿le gusta las películas de este género?

También mi primera película para televisión “Mintiendo a la vida” es de este genero, si me apasiona y creo que construyo bien los perfiles de psicopatas.

¿Qué influencias cinematográficas ha tenido a la ahora de rodar esta película?

Mi única influencia consciente es la ya mencionada “ M, el vampiro de Düsseldorf”

¿Contento por cómo ha quedado la cinta?

Sigo sobrecogido, aún no me explico como he sido capaz de hacer una película tan grande e impactante. El cine es magia pura.

Curiosamente, este filme con un presupuesto de 3 mill. de € se estrena el próximo 18 de Mayo, el mismo día que "Zodiac" de David Fincher, superproducción estadounidense inspirada también en los hechos reales de un asesino en serie. ¿Habéis tenido algún tipo de problema para que la cinta pueda verse en los cines?

El asunto de la exhibición siempre es un problema. Tengo que aclarar que nosotros fijamos primero esta fecha y fue Zodiac la que se movió de junio, a mayo. Para mi es un honor compartir espectadores con Fincher. Va a ser el fin de semana de los “Serial Killers”. Creo que son películas diferentes y los aficionados al genero tendrán ganas de ver las dos.

¿A parte de España y Argentina se podrá ver durante este año en algún otro país de Sudamérica?

Están comprometidos estrenos en Chile y Uruguay y se está muy cerca de firmar un acuerdo de distribución para toda Latinoamérica.

En los últimos años, directores europeos han conseguido con su primer o segundo largometraje, la proyección internacional suficiente como para llamar la atención de productores norteamericanos y rodar una película para ellos, véase el caso de: los franceses Alexandre Aja ("Alta tensión"), Eric Valette ("Maléfique"), o Xavier Palud y David Moreau ("Ellos"), el alemán Martin Weisz ("Rohtenburg"), o incluso el español Juan Carlos Fresnadillo ("Intacto"). ¿Si el día de mañana le llamaran para ofrecerle un proyecto interesante, aceptaría o se lo pensaría mucho?

Tengo alma latina y me cuestan los condicionantes de lo anglosajón pero un buen presupuesto para construir una buena historia es siempre tentador.

¿Tiene algún proyecto para una nueva película?

Si estoy trabajando con un amigo guionista en otra historia pero ahora quiero disfrutar y apoyar a tope el lanzamiento de “El niño de barro”.

¿Qué sentimientos le invaden ahora mismo a escasos días de su primer estreno en cines?

Me siento satisfecho por el trabajo realizado y me gusta hablar de la película, hay mucha actividad a mí alrededor pero me voy acostumbrando.

Muchas gracias por su tiempo y la paciencia dedicada a responder a cada una de nuestras preguntas. Le deseamos mucho éxito.