- 29 de Agosto del 2023
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En la vasta historia del cine de terror, España ha producido obras maestras que han trascendido fronteras. Sin embargo, el subgénero slasher, con su intensa mezcla de suspense, gore y terror psicológico, ha supuesto un desafío.
Aunque algunos títulos no han logrado el aplauso unánime de la crítica, representan intentos valientes y audaces de aportar algo único al género. Con el reciente estreno de "El Club de los lectores criminales" en Netflix, es un buen momento para revisar esos slashers españoles que, pese a todo, tienen su encanto:
Bajo la dirección conjunta de
Álvaro Fernández Armero y
David San Román, "
El arte de morir" buscaba ser un referente en el género del slasher español, contando con actores reconocidos como
Fele Martínez y
María Esteve para dar vida a una trama llena de misterio y giros inesperados. La historia nos arrastra a un laberinto oscuro, donde un enigmático asesino enmascarado juega un peligroso juego de traiciones y engaños, convirtiendo cada escena en un potencial desenlace fatal.
A pesar de su prometedor comienzo, conforme avanza la trama, el filme no consigue mantener el nivel de tensión e intriga que se esperaría de una obra de su calibre. La crítica no fue benevolente con su ejecución, señalando que, a pesar de su premisa intrigante, terminó siendo predecible, desaprovechando la oportunidad de ofrecer giros verdaderamente sorprendentes. Lo que podría haber sido un hito en el cine de terror español acabó siendo, para muchos, una cinta que no logró estar a la altura de sus ambiciones, quedándose corta en ofrecer el suspense y la adrenalina que caracterizan a los mejores exponentes del género.
David Alonso nos sumerge en un inquietante Madrid futurista con su obra, "
Más de 1000 cámaras velan por tu seguridad". Esta ciudad orwelliana, donde la privacidad se ha esfumado ante la omnipresencia de cámaras, sirve de telón de fondo para una historia en la que un astuto asesino aprovecha precisamente esta vigilancia constante para sus oscuros propósitos. La premisa, innegablemente intrigante, prometía un thriller tenso y contemporáneo que reflexionara sobre los límites de la supervisión en una sociedad hiperconectada.
Sin embargo, conforme se desarrolla la trama, la historia pierde fuelle y comienza a distanciarse del impactante escenario inicial. Los críticos, aunque aplaudieron la originalidad del concepto, se mostraron decepcionados con cómo se gestionó el núcleo de la historia, señalando una palpable falta de cohesión en su narrativa. Muchos echaron en falta una tensión sostenida que estuviera a la altura de su propuesta y consideraron que la película no logró profundizar en las inquietantes implicaciones de su mundo vigilado. En resumen, una idea brillante que, lamentablemente, no encontró su mejor versión en pantalla.
Carlos Gil, en su propuesta "
School Killer", se embarcó en la ambiciosa tarea de homenajear al icónico slasher americano de décadas pasadas. Si bien es evidente su pasión y dedicación por capturar esa esencia nostálgica que caracteriza al género, la película se enfrenta a desafíos narrativos que minan su potencial. Aunque cuenta con secuencias memorables y escenas que recuerdan a los clásicos, la inconsistencia en su ritmo y ciertas decisiones argumentales, hacen que no siempre consiga mantener al espectador en vilo.
Sin embargo, es importante señalar que no todo es gris: la participación del legendario
Paul Naschy en el film aporta un valor añadido, convirtiéndose en un punto brillante en medio de las críticas. Su presencia otorga un sabor clásico y auténtico que, al menos durante sus intervenciones, eleva la película y nos remonta a las glorias del terror español. A pesar de esto, "School Killer" para muchos críticos y aficionados, se percibe como una oportunidad desaprovechada de revivir y renovar el slasher dentro del cine español.
Miguel Larraya, en un audaz intento de conectar con las nuevas generaciones, nos sumerge en el trepidante y a veces oscuro mundo de los influencers con su thriller contemporáneo. La elección de este telón de fondo, tan en boga y relevante en la era digital, prometía ofrecer una mirada crítica y punzante sobre la obsesión por la fama y las redes sociales. No obstante, aunque la premisa se presentaba atractiva y con gran potencial, muchos consideran que la película no logró profundizar adecuadamente en sus personajes, dejándolos en ocasiones superficiales y carentes de la profundidad necesaria para generar empatía o interés genuino.
Este aspecto, sumado a decisiones narrativas que no terminaron de cuajar, resultó en el principal escollo de la obra, provocando opiniones divididas entre la audiencia y la crítica. Mientras que algunos aplaudieron el atrevimiento de Larray por abordar temas actuales, otros sintieron que la película se quedaba a medio camino, sin aprovechar completamente la oportunidad de hacer una crítica incisiva sobre el fenómeno influencer.
Bajo la dirección conjunta de
Pedro L. Barbero y
Vicente J. Martín, "
Tuno negro" se lanza con la ambiciosa propuesta de entrelazar la idiosincrasia de la tradición universitaria española con los matices del género de terror. La idea, en sí misma, es fresca y poco convencional, aportando una perspectiva que podría haber ofrecido un giro interesante al panorama de los slashers nacionales.
Sin embargo, la realización no estuvo a la altura de las expectativas generadas. La película fue objeto de múltiples críticas, en especial por su ritmo desequilibrado, que oscilaba entre momentos de tensión y otros de letargo innecesario. La falta de un suspense constante y bien construido terminó por mermar la experiencia, haciendo que la audacia del concepto se perdiera en una ejecución que no lograba mantener al espectador al borde del asiento. A pesar de sus fallos, es innegable que "
Tuno negro" aporta un enfoque diferente y un intento de fusionar tradiciones culturales con el terror cinematográfico.
"XP3D" (2011)
Sergi Vizcaíno quiso explorar nuevas fronteras cinematográficas con "
XP3D", atreviéndose a incursionar en el aún emergente mundo del 3D en el cine español. La elección de un psiquiátrico abandonado como telón de fondo brindaba una atmósfera rica en posibilidades terroríficas y una estética oscura y opresiva que parecía ideal para el género.
Sin embargo, muchos expertos sentían que la película se apoyaba demasiado en el 3D, utilizándolo más como un simple reclamo comercial que como una técnica para enriquecer y profundizar la historia. Esta percepción contribuyó a que la película fuera etiquetada por algunos como superficial y centrada más en los efectos que en la trama. A pesar de esto, no se puede negar el mérito de Vizcaíno por intentar modernizar el cine de terror español y por buscar introducir tecnologías que, si bien aún estaban en pañales, prometían revolucionar la forma en que consumimos cine.
Luis De La Madrid nos ofrece "
La Monja", una producción que emerge de
Fantastic Factory, un sello español que buscaba revitalizar el cine de género en España con una mezcla de terror y fantasía. Este film en particular, que intenta mezclar el terror religioso con secretos oscuros, tenía todo para ser un hit: un pasado sombrío, una venganza y el entorno opresivo de un convento.
A pesar de su arranque prometedor, se ve entorpecido por tramas secundarias y giros que a menudo parecían innecesarios. La crítica la señaló por su falta de foco y coherencia, aunque también destacó el mérito de intentar algo nuevo y diferente.
Estas películas, a pesar de no haber tenido el éxito deseado en crítica, marcan una época de experimentación y búsqueda de identidad en el slasher español, reflejando el deseo de crear algo propio en un género dominado por la industria americana.
McPato
#1
Sólo he visto «El arte de morir», bastante decente, y «School Killer», una basura infecta. Qué joven era, me cago en la puta.
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