Moses es uno de los muchos sin techo que hay en San Francisco. Sus últimos veinte años los ha pasado queriendo dejar de ser invisible para las miles de personas que pasaban delante de él. Sentado en la puerta de un Starbucks esperaba día tras día una moneda que le ayudara a sobrevivir. Pero Moses no fue siempre un indigente. Nació en una granja de Arkansas. Llegó a California siendo un adolescente y + comenzó a ganarse la vida como pintor. También era guitarrista en un par de bandas. Con 19 años se casó con una mujer que tenía 26, y tuvieron una hija que se llama Ángela.
Las drogas se mezclaron con conflictos familiares, y este cocktail lo llevó a perder todo, poco a poco. Primero la familia, luego su casa y, finalmente, su coche, en el que estuvo viviendo un tiempo. Alvin, que es su nombre real, murió, y nació Moses, un hombre que decidió esconderse de su pasado en las calles de San Francisco durante más de veinte años.
Una noche de 2007, en San Francisco, las vidas de este mendigo afroamericano y un cineasta español se unieron. “Me topé con Moses por casualidad. Dijo algo que me hizo sonreír y me detuve a hablar con él cinco minutos”, recuerda Francisco Guijarro, un malagueño afincado en Estados Unidos para fraguarse una carrera en la industria del cine.
Sinopsis:
Moses es uno de los muchos sin techo que hay en San Francisco. Sus últimos veinte años los ha pasado queriendo dejar de ser invisible para las miles de personas que pasaban delante de él. Sentado en la puerta de un Starbucks esperaba día tras día una moneda que le ayudara a sobrevivir. Pero Moses no fue siempre un indigente. Nació en una granja de Arkansas. Llegó a California siendo un adolescente y + comenzó a ganarse la vida como pintor. También era guitarrista en un par de bandas. Con 19 años se casó con una mujer que tenía 26, y tuvieron una hija que se llama Ángela.
Las drogas se mezclaron con conflictos familiares, y este cocktail lo llevó a perder todo, poco a poco. Primero la familia, luego su casa y, finalmente, su coche, en el que estuvo viviendo un tiempo. Alvin, que es su nombre real, murió, y nació Moses, un hombre que decidió esconderse de su pasado en las calles de San Francisco durante más de veinte años.
Una noche de 2007, en San Francisco, las vidas de este mendigo afroamericano y un cineasta español se unieron. “Me topé con Moses por casualidad. Dijo algo que me hizo sonreír y me detuve a hablar con él cinco minutos”, recuerda Francisco Guijarro, un malagueño afincado en Estados Unidos para fraguarse una carrera en la industria del cine.