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Ficha Primavera Tardia


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Críticas de Primavera Tardia (2)




Mad Warrior

  • 2 Jan 2022

9



Ella entra en la estancia con su tradicional uchikake nupcial, es la novia más preciosa que hallamos visto, una señorita que muy pronto será conducida al sendero de la edad adulta, pero que como veremos va a ser atravesado con resignación y un gran pesar...
Y el padre celebra esta decisión, mas no imagina lo que en un futuro cercano va a significar para él.

Puede que Yasujiro Ozu sea uno de los directores que mejor saben transmitir las emociones a través de sus imágenes, que mejor sabe reflejar la vida del ser humano de a pie, siendo sus películas como microscopios que revelan, al mirar a través de ellos, todos los detalles que pretende el director exponer de su sociedad, centrándose no en el movimiento, no en el efectismo, sino única y exclusivamente en el ser humano. La obra de este genio inimitable del 7.º arte se basa en saber observar por el microscopio y decidir de qué aspectos va a hablarnos.
Por supuesto no hay obra más celebérrima de Ozu que ¨Cuentos de Tokyo¨ (mal ¨remakeada¨ en 2.013 por Yoji Yamada...en fin), pero toda su filmografía cuenta con títulos igual de esenciales y atractivos, y ¨Primavera Tardía¨, basada en la novela ¨Padre e Hija¨, de Kazuo Hirotsu, es uno de ellos. Ozu despliega un abanico de peculiaridades, situaciones y características de personajes tan rico como difícil de descifrar a simple vista si no eres japonés (él solía decir que sus obras sólo podían ser entendidas por otro nipón).

En primer lugar nos metemos en una casa, lugar de eclosión principal de todas las decisiones y hechos que se producen en la familia, en concreto en la casa de Noriko, una chica joven moderna, que rehúsa casarse y que vive en compañía de su padre Shukichi. Ella es feliz compartiendo el hogar junto a su progenitor, y detesta hablar, y que le hablen, de matrimonio y vínculo eterno junto a un hombre del que ella no esté verdaderamente enamorada. A ojos de sus familiares es una rebelde, algo descabellado, algo que no puede aceptarse en la recta sociedad tradicional a la que pertenece.
Excepcional retrato del Japón de los 40, de una difícil etapa de posguerra y reconstrucción social, donde a través de Noriko somos partícipes del enfrentamiento entre la cara moderna y la cara tradicional de la sociedad, esta última sobre todo encarnado en la recta figura de la tía de la chica, obsesionada por verla atada a un hombre. Se trata el tema de la dependencia paternal, de la estabilidad en el hogar quebrantada; Noriko mantiene una relación casi edípica con su padre y su sonrisa se borra cuando descubre que éste planea meter a otra mujer en su vida.

Ese mismo cara a cara entre modernidad y tradición se aprecia además tanto en las vestimentas (mientras la tía porta el kimono la amiga de Noriko, Aya, luce de un modo más ¨occidental¨, con falda, labios pintados, etc.) como en los paisajes (la ciudad ¨polvorienta¨ de Tokyo y el aspecto bello de Kioto) y los elementos exteriores (el tren y las tiendas de moda, en contraposición a los templos, a la playa de Kamakura...). Ozu desgrana toda la idiosincrasia y particularidades de la gente y costumbres de su país, usando, cual Mikio Naruse, una cámara casi siempre estática que se preocupa de todo el ambiente que envuelve a los personajes y permaneciendo como un espectador atento y al cuidado del desarrollo de los acontecimientos, al igual que Noriko y su padre en el teatro Noh.
Además de los exquisitos aspectos técnicos que posee (fotografía, banda sonora, diseño, ambientación...) deslumbra el reparto, donde hallamos a unos sublimes Chishu Ryu, Yumeji Tsukioka, Haruko Sugimura, Hohi Aoki, y por supuesto la dulce, fuerte y casi siempre optimista Noriko encarnada por el bellezón oriental Setsuko Hara, que logra una actuación inolvidable. Yasujiro Ozu, tras la áspera y de trazos neorrealistas ¨Una Gallina en el Viento¨, da comienzo a otra etapa de su cine, de consagración definitiva, la primera de la Trilogía Noriko que alcanzaría su máxima en ¨Cuentos de Tokyo¨, una obra melodramáticas, entre desgarradora, poética, desoladora y de belleza infinita, pero nunca sentimentalista, que marcaría un antes y un después en la cinematografía japonesa y en su carrera.

Esa escena en la que Noriko se prepara para ir a casarse (descrita al principio) y donde la vemos despidiéndose de su padre, abrasa el corazón por su impacto, sobre todo con la carga dramática y sencillez con la que está filmada.
Y de paso sirve para que podamos ver la gran química que muestran en pantalla Chishu Ryu y Setsuko Hara como padre e hija. A Noriko la volveremos a ver a menudo, y la próxima vez será en otra obra maestra, ¨El Comienzo del Verano¨, que reafirma el nuevo enfoque que va a tomar su cine a partir de ese momento...



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Parnaso

  • 3 Mar 2020

1


Dicen que es una de las mejores películas del director, pues no sé como serán las demás, pero esta de aquí me ha parecido todo menos buena y entretenida y es que la historia que gira entorno a una muchacha que vive apegada a su padre y gente que la rodea le insta a casarse es demasiado reiterativa y desaborida. Todas las escenas dicen lo mismo, no hay progresión alguna y queda demasiado estancada, por demás, la actriz mira al frente de un modo que parece perturbada que no me ha gustado nada.



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