Ficha La Teta Y la Luna

5.92 - Total: 5

  • No la has puntuado
  • No has insertado crítica
  • No has insertado curiosidades
  • No has insertado ningun error


Críticas de La Teta Y la Luna (2)




Mad Warrior

  • 24 Apr 2019

2



Tras regalarle el frasco con la rana dentro, Tete le dice a Estrellita ¨Quiero un pecho tuyo y tu leche¨. ¨¿Pero qué dices?¨, pregunta sorprendida, como es lógico, y el niño le replica ¨Es que mi madre no me la da¨.
Así por las buenas la mujer se levanta, se aparta la blusa, muestra su (precioso) seno, lo aprieta y un chorro de leche va a parar a la boca de Tete...y qué más pude hacer yo salvo taparme la cara con las manos y reírme de incredulidad.

Pero esta es sólo una de las muchas escenas de ¨La Teta y la Luna¨ que provocan vergüenza ajena, la tercera y última parte de la llamada Trilogía Ibérica que el director catalán José Juan Bigas Luna comenzó en 1.992 con la archiconocida ¨Jamón, Jamón¨, que le hizo ganar el León de Plata en el festival de Venecia (inexplicable, ¿verdad?), a la que siguió ¨Huevos de Oro¨, la más grotesca y desagradable. En esta ocasión volvería a contar con el respaldo del productor Andrés Vicente Gómez y María Fernanda Canals ayudándole en el guión.
La historia es en apariencia muy sencilla a la par que absurda, tierna y muy incoherente: Tete, un niño que todavía no comprende bien el mundo que le rodea, tiene que vivir junto a un autoritario padre que le regaña constantemente y una madre demasiado ocupada como para atenderle, pues acaba de tener otro hijo; por suerte tiene a su abuelo, el único que le hace caso. Tete está aún más desconsolado porque su hermano pequeño, al que odia, se ha ¨apropiado¨ de la rica leche que dan los pechos de su madre, por lo que pide a la Luna (atentos a esto) un deseo: unos senos que le alimenten a él solo.

El director se olvida por un momento de la brutalidad y la violencia presentes en ¨Jamón, Jamón¨ y ¨Huevos de Oro¨ haciendo que la historia, cuyo cariz psicológico la haría ser plato de gusto de Freud, esté narrada desde la pura y (a veces) inocente mirada del niño, que encuentra una respuesta a la disciplina del padre y el abandono de la madre: una joven portuguesa bastante zorra que trabaja en espectáculos de variedades junto a su marido, francés. Sí, una atmósfera poblada de extrañeza, fantasía y erotismo que poco o nada tiene que ver con las duras y viscerales tragedias precedentes de la Trilogía.
Aun así, no faltan los clásicos elementos del imaginario del catalán. Vuelven a entrar en escena los raros fetichismos, un desfile de personajes increíbles, aquí abundando en exceso (el niño obsesionado con las tetas, la tía a la que le chifla chupar pies, guardar lágrimas en un frasco y comer pan fingiendo una felación, el impotente que se gana la vida a base de pedos...) y el sentido homenaje a su tierra y sus costumbres y a la comida, en este caso la leche de la mujer, cuyo poder nutritivo y casi místico crea gran fascinación en él del mismo modo que en Tete.

Y aunque en ¨La Teta y la Luna¨ el surrealismo tenga más peso que en las anteriores obras, mostrándose a ojos del niño en forma de chocantes, llamativas y a veces dramáticas metáforas visuales (autoritarismo: el padre que aparece disfrazado de soldado romano; muerte: el cuerpo de ¨Stallone¨ sin vida sobre su propia tumba; odio: el hermano de Tete apareciendo como un cerdo), al igual que los sueños, que predominarán en todo su esplendor en los últimos y más abochornantes ocho minutos, Luna no se olvida de un detalle esencial.
Y es ese triángulo amoroso que se da entre Maurice, Estrella y Miguel (Tete no está enamorado de ella, sino de sus pechos), una situación más creíble y trágica que debería haber sido aprovechada en detrimento de la disparatada cruzada emprendida por el niño. El argumento está equivocado en su enfoque; el romance destructivo, y no menos autodestructivo, de Miguel y Estrella, presa y a la vez amante de ese francés débil, bruto y celoso, podría alzarse con el protagonismo en la película sin problema. ¿Muy convencional? Claro, pero por lo menos no sería tan rematadamente absurdo como la historia principal que nos propone el director.

El buen trabajo de fotografía por parte de José Luis Alcaine y la preciosa música de Nicola Piovani, que es lo mejor de toda la película, están muy mal acompañados de unas ocurrencias y diálogos que desprenden mal gusto por los cuatro costados y unos actores que se me hacen del todo irritantes, en especial Gérard Darmon, Miguel Poveda (al que me gustaría ver electrocutándose con la valla esa donde aparece el cartel de ¨No tocar¨) y un esforzado Biel Duran a menudo detestable (sobre todo cuando se pone a morder el biberón) pero con un arte para caer simpático y un desparpajo innatos.
Como tampoco puedo soportar al personaje de la delicada y guapísima Mathilda May, cuyos atributos hicieron declarar a Luna ¨Si tuviera que ilustrar el seno femenino en una enciclopedia habría puesto uno de Mathilda¨.

En fin, una estrambótica paranoia repleta de morbo, humor y fantasía que sólo podría surgir de la retorcida mente del cineasta catalán, que disgustará sobremanera a la gran mayoría, como es mi caso, y a otros encantará.



Me gusta (1) Reportar

Parnaso

  • 29 Jun 2015

5


LA TETA Y LA LUNA

Después de ¨Huevos de oro¨Bigas Luna nos ofreció esta cinta que a mi particularmente me ha entretenido lo justito.Aquí una vez más Bigas hace uso de sus parafilias para darle a lo que se cuenta un toque Almodovareño importante,que si una comida de bagget simulando esta un pene,que si comidas de pies(¡Ugh!),que si se aprieta una teta para emular una fuente de leche...Pues bueno,la historia és la de un niño que se enamora de una mujer que trabaja en una feria,bueno,más especialmente de sus mamellas,el crío coje afición a ellas gracias a que su madre va a tener que darle teta a su próximo hermanito y este siente celos por ello.A este se le suma un ¨rival¨un Miguel Póveda puberto que se interpreta a si mismo,se hace llamar Miguel y canta coplicas,a su rollo,eso si,gesticulando igual que un pan eh?Jaja

Se deja ver,pero le falta un toque especial para que cunda de verdad.Eso si,las tetas de Mathilda Day geniales eh?De 10,redondas,puntiagudas,buen tamaño...Normal que el niño se encaprichara de ese par!

P.d. Se me olvidaba decir el gusto que tiene el marido de Day para echarse flatulencias...Una gorrinada total colega...



Me gusta (0) Reportar

Críticas: 2


Escribir crítica