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Ficha El Jinete Loco


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Críticas de El Jinete Loco (1)




Mad Warrior

  • 16 Dec 2022

6



Hay que apostar al caballo ganador, y hoy va a ser el día de ganar porque lo presiento hasta en los fondillos de mi pantalón. Sin embargo, con los dos ejemplares que aquí se nos presentan es imposible perder.
¿Se apuesta a favor o en contra de Dean Martin y Jerry Lewis...de nuevo?

Quien sí apostó por ellos fue el legendario productor Harold Wallis, de manera independiente; en concreto ésta resulta una entrada especial en el universo de la pareja, juntos una vez más, y por 11.ª vez, ya que los espectadores podrían verles bajo las vivas tonalidades del Technicolor, mientras se quiso probar a filmar en el formato 3-D y usando banda stereo (logrando una extraña combinación que no volvería a repetirse en la Historia del cine). Como valor añadido, tras la cámara se halla el competente artesano, más prolífico en comedias y ¨westerns¨, George Marshall.
Interesante conjunción de elementos, volviendo éste a reunirse con la pareja tras algunos años desde que los dirigiera en su debut (¨Mi Amiga Irma¨); escogió el momento adecuado para hacerlo, desde luego. ¨Money from Home¨ nos introduce en el New York de los años 20 a través de un narrador omnisciente bastante sarcástico que se burla de la pésima situación social del momento, y estas notas de humor, paródicas, afiladas, ya establecen el tono a seguir, en esta historia que lleva a la gran pantalla un cuento de Alfred Damon Runyan y se convierte por obra y gracia en el vehículo perfecto para seguir explotando el éxito de Martin y Lewis.

Ya aparece el primero interpretando su clásico papel de embaucador encantador y caradura, no en vano le apodan Herman ¨Honey-talk¨, pero el juego se lo chafan los gángsters de turno, aquí presentados en su versión más idiotizada y excesiva, que le obligan a saldar una serie de deudas si sabotea con éxito una carrera de caballos en Maryland. Todo ello corresponde al imaginario del autor y cronista de Kansas, que con su moral relajada y siendo amigo de mafiosos, chicas de alterne, ases del deporte y todo tipo de truhanes, supo captar como nadie el lenguaje callejero en pequeñas comedias cotidianas que solían generarse en ambientes catalogados de peligrosos y ofensivos.
Así, las carreras de caballos y los matones, un poco torpes y en el fondo entrañables, vuelven a aparecer y se funden con el esquema arquetípico de las aventuras de los cómicos, cuyo nivel, en mi opinión, baja al aparecer ese Lewis histriónico, patoso, gesticulante y, en última instancia, forzado e insoportable, como Virgil, ayudante de veterinario que ama a los animales (muy conveniente ya que la intriga gira alrededor de un caballo que no debe correr) y primo de Herman. Esquema el cual se basa en el planteamiento de una situación absurda y, a partir de ahí, generar pequeños episodios donde los cómicos puedan lucir su química y humor.

Así lo harán, uno con sus aires de galán y arte para la canción mientras el otro se cae, pone caras raras y dispara chistes más rápidos que las balas. Y es que la trama de ¨Money from Home¨ no se diferencia, por ejemplo, de la de ¨Una Herencia de Miedo¨, con ellos en un embrollo gangsteril y uniéndose, cómo no, a una muchacha (si antes era Lizabeth Scott ahora es la no menos hermosa Marjorie Millar), pero el guión es benevolente regalando al chico torpe un interés romántico (Pat Crowley, nada mal), proponiendo, a la vez, unos años 20 desde la perspectiva de los 50, con curiosos detalles anacrónicos como la defensa por los animales y el vegetarianismo, o los perfiles femeninos independientes, carismáticos y fuertes.
Todo ello entre notas cómicas picantes, diálogos ágiles y una rica y variopinta galería de personajes que contribuyen a añadir color al delirio desplegado en los diferentes ¨gags¨ y ¨episodios¨ (que por su insistencia se volverán repetitivos y tediosos), como el desarrollado en el tren con el jeque árabe, la fiesta de etiqueta con hormigas incluidas, las numerosas peleas con los gángsters de ¨Jumbo¨ o la disparatada competición final (que termina recordando a ¨Un Día en las Carreras¨, de los hermanos Marx, de quienes nuestros amigos son unos aventajados herederos).

Marshall concede su peso a los secundarios (buenos Richard Haydn de borracho perpetuo, Sheldon Leonard de imbécil sin escrúpulos y Romo Vincent de árabe) y dirige eficazmente a la pareja, dejando que pongan en práctica su gran baza: la improvisación (de la cual, como era de esperar, abusan, para mi gusto).
La fotografía en color, la banda sonora llena de números musicales y el ritmo veloz que el director imprime a la historia hacen el resto para lograr el éxito y volver a contentar al público, tanto más cuanto que a los héroes, por una vez y sin que sirva de precedente, el destino tendrá a bien proporcionar un final feliz y romántico a la altura de sus necesidades.



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