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Podría haber estado mejor, de hecho, su puesta en escena recrea a la perfección el siglo XVI, pero lo que es la historia, las relaciones humanas, los sucesos y la narración en general, no dan de sí y se muestran estancadas, sin fuerza ni alma, sin soltar todo lo que podían haber dado. La vida de Juan Ciudad, un chaval que tiene una revelación para cuidar de aquellos desamparados y enfermos. Esto le lleva a discutir con el pontificio, pues no entiende como quienes dicen que hay que amar al prójimo no atienden a los que lo necesitan y los desatienden como si fuesen de bajo nivel o estuviesen endemoniados. A la vista queda que el tema era más que interesante pero, como dije lineas arriba, no despunta en ninguno de los aspectos, Timothy Dalton no da el pego y el resto, salvo Antonio Ferrandís, tampoco. Luego tenemos que escuchar unos alaridos proferidos por los enfermos que ensordecen. Lo más interesante es el enfrentamiento de Juan con el papado y aun así tampoco brilla en su explendor. Larga y extremadamente aburrida.

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