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A pesar de las cuatro décadas que han pasado desde el estreno de esta película de Yves Boisset, el complejo problema social que nos presenta sigue tan vigente como entonces.

¨Crónica de una violación¨ es una dura radiografía moral disfrazada de una comedia satírica de verano tan en boga en los 70s. En realidad en un demoledor recuento del racismo pequeño burgués, aun en una sociedad tan democrática como la francesa, que se alimenta además de la represión sexual, del odio cotidiano y de la ruindad hipócrita que se disfraza de buenas maneras.

Las tres familias que veranean son también una muestra de las capas medias de la Francia setentera: los Lajoie una familia dirigida por un padre machista y codicioso, que bajo su disfraz de tipo decencia esconde a un auténtico pervertido sexual; los Shumacher un matrimonio sin hijos y que está al vaivén de las conveniencias sociales; y los Colin una familia liberal dedicada al comercio de ropa interior femenina y con su sexy y desinhibida hija interpretada por una lolita Isabelle Huppert, que ya daba muestras de su poder de seducción alterando los oscuros deseos masculinos y que terminará en trágicas consecuencias.

Una violación será el detonante para que se desencadene todo el racismo y xenofobia, el clasismo y el odio que anidan bajo las falsas apariencias civilizadas de una pequeña burguesía, que hoy en día es el principal sustento de organizaciones políticas extremistas como el Frente Nacional o Vox. Una película que, más allá de su chillona fotografía, al mismo tiempo que nos hace reír nos obliga a cuestionarnos ante los terribles sucesos que estamos observando.

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