Ben (Brian J. Smith) es un conductor de grúas honesto en un mar de mentirosos. Esa cualidad, básicamente, lo convierte en la fantasía idealizada de los valores canadienses proletarios. Tenía tantas ganas de odiar a 22 Chaser y su protagonista por lo idealizado que es. Pero aún es Brian J. Smith quien jugó, como lo haría, el único policía honesto en Chicago en Sense. Smith está apostando por una gran cantidad de buena voluntad en ese papel. Y él encarna tan bien los valores de Ben. Su padre fuera de pantalla le pasa algunos valores. También intenta pasarlos a su propio hijo, Zach (Jack Fulton). ¨No juegues con cerdos porque les gusta ensuciarse y tú solo te ensuciarás¨. Y eso, para mí, es el defecto más grande y más notable de la película. Que incluso diez minutos sea demasiado largo para que Ben esté limpio.
22 Chaser tiene sus momentos de buenos valores. Ben sigue preguntándole a Zach si ha estado en una pelea en la escuela. Esas escenas son ásperas debido a su contenido y no en su ejecución. Zach le cuenta a Ben sobre un matón que lo sigue llamando basura blanca porque Ben trabaja demasiado. Esta percepción negativa del trabajo siempre ha sido un concepto tan absurdo para mí. Aunque esta no es la primera vez que un personaje de película lo menciona. Mildred Pierce se preguntó una vez si su hija la menospreciaba porque trabaja para ganarse la vida. El trabajo, como parte del mito norteamericano, es honorable, y Ben mantiene ese código de honor. Pero incluso cuando lo hace, vemos que su industria depende de lastimar a las personas.
El público no puede acusar a Ben de la codicia, ya que todo lo que hace es trabajar para mantenerse a flote. El dinero extra que quiere es para comprar la bicicleta que promete como regalo de cumpleaños para Zach. La película lo rodea, en cambio, de personajes codiciosos como Elvis (Shaun Benson). El sadismo de Elvis a veces puede ir más allá de la suspensión de la incredulidad, pero he trabajado con gente como él antes. El principal conflicto de la película, entonces, es si Ben va a terminar como Elvis o permanecer puro. Pierde de cualquier manera, y hay un sentimiento de ambivalencia hacia esas dos opciones limitantes. Introduce esas opciones un poco tarde, pero la tensión finalmente aumenta cuando lo hace. Y sentimos empatía por la tensión que siente Ben. Lo apoyamos cuando está abajo, anticipando su ascenso.
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Ben (Brian J. Smith) es un conductor de grúas honesto en un mar de mentirosos. Esa cualidad, básicamente, lo convierte en la fantasía idealizada de los valores canadienses proletarios. Tenía tantas ganas de odiar a 22 Chaser y su protagonista por lo idealizado que es. Pero aún es Brian J. Smith quien jugó, como lo haría, el único policía honesto en Chicago en Sense. Smith está apostando por una gran cantidad de buena voluntad en ese papel. Y él encarna tan bien los valores de Ben. Su padre fuera de pantalla le pasa algunos valores. También intenta pasarlos a su propio hijo, Zach (Jack Fulton). ¨No juegues con cerdos porque les gusta ensuciarse y tú solo te ensuciarás¨. Y eso, para mí, es el defecto más grande y más notable de la película. Que incluso diez minutos sea demasiado largo para que Ben esté limpio.
22 Chaser tiene sus momentos de buenos valores. Ben sigue preguntándole a Zach si ha estado en una pelea en la escuela. Esas escenas son ásperas debido a su contenido y no en su ejecución. Zach le cuenta a Ben sobre un matón que lo sigue llamando basura blanca porque Ben trabaja demasiado. Esta percepción negativa del trabajo siempre ha sido un concepto tan absurdo para mí. Aunque esta no es la primera vez que un personaje de película lo menciona. Mildred Pierce se preguntó una vez si su hija la menospreciaba porque trabaja para ganarse la vida. El trabajo, como parte del mito norteamericano, es honorable, y Ben mantiene ese código de honor. Pero incluso cuando lo hace, vemos que su industria depende de lastimar a las personas.
El público no puede acusar a Ben de la codicia, ya que todo lo que hace es trabajar para mantenerse a flote. El dinero extra que quiere es para comprar la bicicleta que promete como regalo de cumpleaños para Zach. La película lo rodea, en cambio, de personajes codiciosos como Elvis (Shaun Benson). El sadismo de Elvis a veces puede ir más allá de la suspensión de la incredulidad, pero he trabajado con gente como él antes. El principal conflicto de la película, entonces, es si Ben va a terminar como Elvis o permanecer puro. Pierde de cualquier manera, y hay un sentimiento de ambivalencia hacia esas dos opciones limitantes. Introduce esas opciones un poco tarde, pero la tensión finalmente aumenta cuando lo hace. Y sentimos empatía por la tensión que siente Ben. Lo apoyamos cuando está abajo, anticipando su ascenso.
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