Dice el título que se trata de la verdadera historia del bandolero australiano Ned Kelly que ha día de hoy es considerado una leyenda por haberse enfrentado a los colonos ingleses. Pues lo cierto es que esta historia además de poseer varias licencias como el travestismo que no sé que pinta ahí, encontramos a Ned Kelly afeitado antes de ser ejecutado cuando se tiene constancia de que antes de su ejecución fue fotografiado con abundante barba tupida, es decir, no hay quien se la trague. Por el apartado de los actores he de decir que Geroge Mackay(1917, El secreto de Marrowbone) no da pie con bola en toda la película, empezando por su blondo cabello que nada tiene que ver con el original, su expresividad hueca y el inexistente carisma que sí poseía el grandísimo Heath Ledger cuyo papel e historia sigue siendo el que mejor refleja las pericias del bandolero. Por otro lado está el insulso, inexpresivo y monótono Nicholas Hoult -se nota que es inglés a mil leguas, ¡qué cosa más sosa por Dios! - que si bien se cree el mismo que está interpretando un papelón serio y plausible, es que no transmite absolutamente nada - no lo aguanto-, ahí una escena que transcurre en una cena en la cual aparece pelando marisco y se intuye claramente que le dijo el director que pusiera las manos de esa postura, ¡pésimo! Y por último y más importante, el desarrollo es plomizo y hueco. El inicio, la niñez de Ned, es la parte más interesante, después en los siguientes actos, el interés y el ritmo comienza a languidecer notoriamente. La banda de Ned apenas aparece reunida para sus travesuras como bandidos y sí varias para irse a la casa de lenocinio... Aburrida, embustera, libre adaptación, algo de experimental y parece interminable. Cuando terminó pensé que ya había cumplido los 100 años...

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