Ficha The Real Body


  • No la has puntuado
  • No has insertado crítica
  • No has insertado curiosidades
  • No has insertado ningun error


Críticas de The Real Body (1)




Mad Warrior

  • 5 Aug 2022

3



¡A, B, C, D...etcétera...! ¡A, B, C, D...etcétera...! ¡A, B, C, D...etcétera...! ¡A, B, C, D...etcétera...! ¡A, B, C, D...etcétera...!
¨A¨, de ¨Amor¨, ¨pAsión¨, ¨sensAción¨, ¨Adoración¨, ¨debilidAd¨, porque el amor todo lo rige. La chica, Keiko, corre sin cesar, pero corre por amor; de fondo se escucha ¨Guantanamera¨ de José Fernández Díaz.

1.999 y los días se suceden entre ensayos, dolores de cabeza, encuentros románticos, cuerpos y carreras. A Sion Sono le queda un año para que la gente de Omega se interese por él incomprensiblemente y le ofrezcan el proyecto más caro de su carrera en el que trabajaría hasta ese momento, ¨Suicide Club¨; hasta ese momento el de Toyokawa continúa con sus proyectos independientes y artísticos. Una filmación que no es un documental, o un documental que no es una filmación, planificado para exhibirse en el Centro de Artes de Aichi como parte de un proyecto artístico visual sobre el cuerpo. No saben hasta qué límites va a llegar este director sin límites...
¨Utsushimi¨ es derivación consciente/inconsciente de la pasión desenfrenada por mostrar y jugar con el espacio, la forma, la intención, la narración, las palabras, el tiempo, el significado, el mensaje, el físico y el alma; creyéndose un Lars Von Trier, Sono desmonta todo esto como le viene en gana y como lleva haciendo desde hace quince años. Nos fragmentamos en la vida de algunos personajes, algunos reales de fondo, otros protagonistas ficticios; los primeros son el famoso diseñador Shinichiro Arakawa, el controvertido fotógrafo Nobuyoshi Araki, ambos dos figuras de prestigio en todo el Mundo, y el actor y coreógrafo Akaji Maro, quien ya ha colaborado antes con el director.

No es casual esta elección, pues los tres son amplios conocedores en lo que a cuerpo y físico se refiere. El cuerpo aquí, como demanda este trabajo, tiene gran importancia; ¨cuerpo hueco¨ del que hay que deshacerse hasta que el individuo sepa aceptar y alcanzar la comunión con su ¨cuerpo real¨, cuerpos que se mueven y sudan, se contonean y se exhiben, se tocan y aprietan, se dañan y se quiebran. ¨Hachiko, Banzai!¨ se grita mientras tanto en las calles de Shibuya, donde la estatua del conocido akita se erige como símbolo de la lealtad y el amor.
Por ello todo el mundo utiliza ese punto como lugar para citarse con la pareja a la que se ama. Pero Sono la erige en un entorno tan deprimente y lúgubre como es esa sociedad japonesa que está en los supuestos últimos estertores de la Década Perdida, donde todo es falso y nada se siente. Pero Keiko corre, por amor y para sentirse viva; el director despliega la locura con su cámara tambaleante, entre los alucinados transeúntes, y nos arrastra a su realidad frenética, visceral y desquiciante. La historia central de ¨Utsushimi¨ sigue a esa joven que desea perder la virginidad con un cocinero de oden de barrio (Takuyi Suzuki).

Historia de pasión obsesiva y casi psicótica cruzada con instantes de pura metaficción y donde Sono puede practicar la experimentación al derecho o al revés, como a él le sale de las narices, hasta aparece ensayando con su equipo sobre la película que van a realizar, volviendo al minucioso diario existencial. Si soportar este tipo de trabajo ¨arty¨ y tan personal en ¨Ore wa Sono Sion da!¨, que duraba poco más de 30 minutos, ya era una ardua tarea, afrontar casi dos horas de algo similar es un desafío para los nervios y una invitación bien al suicidio o bien al sopor.
Dudo mucho que ninguno de sus colaboradores supiera lo que estaba llevando a cabo con este puzzle de ideas y conceptos repartidos entre secuencias deliberadamente mal ordenadas a través de un montaje caótico y ¨amateur¨. Puede que todo tenga sentido en su mente, pero a veces un poco de coherencia es necesaria, y en realidad esto es una fiesta de neurosis espasmódica a la que no he sido invitado, conducida por el hilo de la relación entre físico y amor, porque el amor siempre está presente en todas sus obras, de una manera u otra. Por ello la chica se cuestiona por el vacío del jarrón y la taza de café...

En este caso, además de la presencia física, es lo que permite extraer las más hermosas sensaciones y figuras de las superficies más corrientes o de la fealdad más extrema. Eso es lo que hacen los tres artistas invitados, lo que hace él mismo y lo que hacen la colegiala chiflada y el cocinero, quien se percata que sólo resucitando en un cuerpo nuevo será capaz de volver a encontrar a su amada; así, extrae al deportista que yace bajo su capa de piel enclenque, así, algunas chicas que posan desnudas para Araki pueden hacerlo orgullosas porque creen en la hermosura que brota de sus almas, no de sus poco atractivos cuerpos.
Celebración suprema del espíritu la que lleva a cabo Sono...a su manera, eso sí, a su manera estúpida, lúdica, brutal, alocada, a menudo terriblemente aburrida, pero única; y mientras Saint-Saëns nos deleita con ¨The Cuckoo in the Depths of the Woods¨. Tan inclasificable que resulta imposible establecer comparaciones con nada realizado aquel entonces; el nipón va por libre y nos lo deja bien claro, y le encanta aunque a nosotros nos desagrade. Pero el fan (medio) suyo no está preparado para este embate al inconsciente y a los pulmones.

Y su familia aparece, por cierto; seguramente preguntándose sus padres si lo que está haciendo merece o no la pena y maldiciendo al responsable que le entregó la cámara.
En fin...A, B, C, D...etcétera...y así se pasan lo días de 1.999...



Me gusta (0) Reportar

Críticas: 1


Escribir crítica