Ficha Nacional III

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Críticas de Nacional III (1)




Mad Warrior

  • 19 Nov 2021

7



Como todas las sagas familiares, al igual que la de los Corleone, la de nuestros simpatiquísimos marqueses de Leguineche también debe concluir, por lo menos oficialmente.
La fanfarria y el estruendo del choque entre clases continúa su curso así como la corrupción de los débiles y la vileza de los que en su tiempo fueron poderosos a base de pisar las cabezas de otros...

Un plano general sostenido sobre un escenario exterior, campestre, se celebra un funeral y los invitados, frente a una capilla, ocupan desde un extremo del encuadre al otro; por detrás del edificio emerge lo que parece ser una segadora con el marqués, su hijo Luis José y otros sirvientes montados en ella. El hermano de Chus le espeta ¨El dinero, el dinero...lo han olido desde Madrid, son una familia de cuervos, ¡unos carroñas todos!¨; así podría empezar la historia y sintetizaría lo que son y lo que ha sido siempre ese grupo de chiflados y caraduras malnacidos que Luis G. Berlanga y Rafael Azcona crearon allá por 1.978.
Y debido al gran éxito de la 2.ª entrega, ¨Patrimonio Nacional¨, que incluso ha sido nominada a la Palma de Oro, estos señores vuelven a unirse poco después de terminarla para continuar las peripecias del adinerado pero decadente marqués y su piara, y quizás ya por última vez. La acción se sitúa, claro, en un contexto actual, los comienzos de unos convulsos años 80, marcados por el caos que está provocando el terrorismo, la dimisión de Adolfo Suárez, la proclamación de Calvo Sotelo como sucesor y el golpe de Estado por el coronel Antonio Tejero.

Y ahí mismo comienza ¨Nacional III¨, con ese levantamiento contra el socialismo escuchado en televisión y radio por la familia, puesta otra vez contra las cuerdas por los reveses del destino...pero no de cualquier destino; y es que una de las genialidades del director fue presentar la evolución social de los Leguineche a partir de los cambios políticos que azotaban a una España en constante tensión y conflicto. Nos trasladamos así a un entorno urbano sucio y decadente que enlaza directamente con la situación de los protagonistas mientras la cámara pasea a ras de acera en lugar de hacerlo por opulentos escenarios (vamos de la finca a palacio y del palacio a la calle).
Las gestiones de Luis José nada más empezar el film, creando una bandeja de comida para patentar, es una declaración de intenciones lo suficientemente legible: nuestros amigos, caiga quien caiga y cambie lo que cambie, seguirán sacándose de la manga las más disparatadas artimañas para ganar cuatro perras sin trabajar. Un apartamento reducido alberga a los personajes secundarios de siempre, con los cuales el espectador sonríe casi de manera instantánea: el irascible y denostado Calvo, el obediente y pánfilo Segundo y la cascarrabias Viti, quien ahora ocupa un lugar más importante en el argumento al convertirse en amante del marqués.

El punto de inflexión es la muerte del padre de Chus y la monumental herencia de la que va a hacerse cargo...pero no es, por desgracia, el punto central de la trama a desarrollarse; pues los conflictos entre una familia y otra, que podrían dar lugar a una sangrante lucha de clases y matrimonial, se dirigen a otro planteamiento absurdo: la evasión de capital en esa España donde el poder nacional está en una aparente resurrección. Así, de un modo quizás menos brillante, Azcona y Berlanga, quien no pierde un ápice de su virtuosismo para filmar multitudes, como sólo él sabe hacerlo, apuestan por el maldito interés, la corrosiva manipulación y la pura sinvergonzonería.
De hecho el absurdo y el disparate vodevilesco, a un tiempo burdo e ingenioso, solapan el humor ácido y negro de las anteriores entregas, volviéndose el tono más liviano en esta ocasión (sin perder del todo su mala sombra, claro). El valenciano hace malabares con sus actores frente a una cámara que captura el pleno realismo de las situaciones para absorbernos en una patética intriga donde la familia protagonista ya no puede realmente caer más bajo; la degeneración de la aristocracia tardofranquista en todo su esplendor al tiempo que el extranjero se presenta como la tierra de las oportunidades y las libertades.

Esa tierra lleva primero el nombre de los EE.UU. aunque después pasa a ser Francia, donde Berlanga ya ha rodado; este tercer acto, ya totalmente centrado en don José, su hijo y Chus, avanza más por el delirio recalcitrante al que ha sucumbido el planteamiento original que por un verdadero interés, y este delirio ya se despeña al aparecer Luis José en un tren de enfermos incurables ocultando el dinero de la herencia bajo cuatro kilos de escayola mal puesta. Ya por fin los adinerados de los tiempos de la dictadura abandonan el país para refugiarse en paraísos socialistas y liberales.
Los Leguineche son la figuración del oportunismo; al darse la victoria de Mitterrand sólo queda la eterna huida, y así continúa perpetuándose el cuadro de perdedores sin remedio que desde siempre ha formado el universo ¨berlangiano¨. En él se disponen, irritantes y parlanchines, Luis Ciges, Chus Lampreave, María Luisa Ponte y, cómo no, esos tremendos Agustín González y Luis Escobar, si bien López Vázquez parece menos inspirado y más estomagante que nunca; pero es ese dinamismo y vitalidad que posee la cámara lo que logra que, a pesar de enfrentarnos a unos personajes repulsivos, deprimentes, tacaños e hipócritas, nunca queramos apartarnos de su lado.

De la trilogía, ¨Nacional III¨ fue la que menos recaudó en cines y la peor a tener en cuenta para críticos y fans, y sin embargo significa un muy digno remate a una saga tan descacharrante y mordaz como los muchísimos personajes que la pueblan.
Una 4.ª parte se había puesto en marcha, pero todo quedaría en agua de borrajas debido a la triste muerte de Escobar...



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