Ficha Los Liantes

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Críticas de Los Liantes (3)




Mad Warrior

  • 12 Jun 2020

5



Es bien sabido que España es un país de pícaros, de tramposos, de timadores, de charlatanes. Cada uno con su tradición; Irlanda tiene los borrachos, Bélgica los bombones, Japón los samuráis, y nosotros, qué le vamos a hacer, tenemos a los liantes.

El cambio de década para Mariano Ozores significó una etapa de mucho éxito, una etapa lucrativa (al menos en su comienzo) gracias a la buena respuesta que daba el público a las peripecias protagonizadas Esteso y Pajares; aunque parezca mentira, y aunque las taquillas americanas se derretían con la monumental ¨El Imperio Contraataca¨, aquí títulos como ¨Los Bingueros¨ o ¨Yo Hice a Roque III¨ hacían la pascua en cuanto a recaudación a la ¨space opera¨ de George Lucas.
La serie continuaba tras la muy negra y ácida ¨Los Chulos¨, y si la parodia de ¨Rocky¨ y la parafernalia del mundo del boxeo gustó a todos, el sr. Ozores no iba a detenerse, así que volvería a unir al infalible dúo (junto a su hermano Antonio, cómo no) en una nueva aventura alrededor de las bonitas playas de Torremolinos que tanto adoraba para contarnos las penurias que han de pasar Amador, Fidel y Eduardo, tres amigos que se ganan el pan a base de practicar la vieja afición del ciudadano español de clase baja: el timo. Pero no timos a gran escala...

Como podemos ver al inicio del film lo de estos cutres desarrapados (y valga como demostración lo de la estafa del radiocasete al turista en la playa...¡donde Fidel tiene que hacer el ruido del avión por no haber cinta de muestra!) son las trampas más conocidas del ramo (el chantaje fotográfico, el policía falso) pero lo más gracioso es que casi todo lo que hacen les acaba saliendo mal. La salvación está en el sr. Calapeña, un millonario repelente y de lo más supersticioso cuya suerte jugando en el casino es pésima, excéntrico individuo del que se pueden aprovechar Fidel y Eduardo.
Como en ¨Yo Hice a Roque III¨ pero cambiando el universo del boxeo y el ring por el de los estafadores y el glamour de los casinos de la Costa del Sol, el director nos presenta otro engaño, perpetrado por los personajes de Esteso y Ozores usando de cebo la figura del encarnado por Pajares, un inocente tontorrón obsesionado con las mujeres. Y así está planteada esta simpática intriga: mientras que el sr. Calapeña se crea que Amador es un hombre-talismán, el trío tendrá la fortuna en sus manos...hasta que el saco se rompa por la avaricia y, como le suele pasar a todos los timadores sin suerte, el negocio acabe por derrumbarse irremisiblemente.

Lo malo es que, donde acertaba ¨Yo Hice a Roque III¨ falla ¨Los Liantes¨, y el director, queriendo repetir un éxito parecido a ¨Los Bingueros¨ y teniendo muy presente las influencias del clásico de Lazaga ¨Los Tramposos¨ y su propia ¨Objetivo: ¨BI-KI-NI¨ ¨ (en ambas aparecía Antonio), fabrica a fuego rápido y sin fijarse bien en lo que ha cocido un guión con muchas posibilidades que no termina de funcionar, un guión que vuelve a acumular divertidos ¨gags¨ y chistes gruesos de doble sentido al servicio del carisma de la pareja protagonista, pero con una trama central a la que se mira de reojo, a la que se le podía haber sacado más jugo.
Todo se resuelve con mucha rapidez (con tanta que en diez minutos Fidel y Amador pasan de ser ricos y grandes amigos del millonario a perderlo todo y ser repelidos por el tipo en cuestión) y lo peor es que los agujeros que ha dejado el guión sin tapar por falta de imaginación, además de los conflictos amorosos entre los protagonistas, que en absoluto preocupan a la película (y que aparecían mucho mejor narrados en ¨Los Bingueros¨ y ¨Yo Hice a Roque III¨), son rellenados con desnudos por aquí y por allá propios de la época. De hecho pasando el ecuador del metraje tendrá lugar uno de estos vergonzosos y ridículos momentos.

Efectivamente, se trata de ese tan conocido en el que vemos al alegre trío protagonista junto a dos señoritas extranjeras cuyo único cometido es quitarse ropa y nada más; el por qué sucede esto es tan absurdo que resulta absolutamente irrelevante. Se trata de una secuencia filmada tras acabar el rodaje, y metida con un calzador enorme en la historia, por expresa petición del productor José María Reyzábal, quien había sido advertido por los distribuidores de que la película no contaba con suficientes desnudos. Esto era así, señores, y uno tenía que estar acorde a los gustos del público, y si había que añadir a dos guapas señoritas desnudas pues se las añadía...
Frívolas maniobras impensables en el cine actual, tanto como la mordaz y un tanto reprochable visión del sr. Ozores para con la actitud degradada de la esposa frente al marido (chirriante cuando menos esos celos de Fidel ante Dolores mientras la engaña con otra chica...¡lo que confiesa a voz en grito el muy imbécil!), actitud que alcanza lo impensable al atreverse los dos protagonistas a ofrecer a sus respectivas parejas a dos árabes millonarios (¡!). Pero claro, el director camufla todo esto con su humor de chascarrillo castizo y ligero. Pajares vuelve a hacer el papel de tonto y experto en las féminas, donde se siente cómodo, y Esteso, más repelente que de costumbre, encarna a un personaje chillón, cazurro e hipócrita con el que no muchos simpatizarán.

Antonio Ozores tan divertido como siempre con su facilidad de palabra y sus impagables expresiones. Mientras, un secundario tan acertado como Emiliano Redondo y dos princesas del ¨destape¨, Adriana Vega y Loreta Tovar, ambas en una escena en el interior de una caravana que no tiene desperdicio.
Antonio Gamero, Adrián Ortega y Alfonso del Real (ya de la familia Ozores) completan el plantel en esta amena farsa de pícaros sinvergüenzas, guapas mujeres y lujosos casinos que por desgracia no logra ponerse a la altura de otros títulos del realizador y del dúo; cuenta, eso sí, con una de sus escenas más míticas: la del túnel de lavado. Está entre las más conocidas, sí, pero no es de las mejores.



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TANO

  • 3 May 2020

7


Una de las obras más divertidas de este par de 2 (más bien 3, con Ozores), con situaciones de lo más divertidas y en ocasiones hasta casi surrealistas, con los protas intentando ganar dinero con cualquier miniestafa que se les ocurre.
La película es en parte una sucesión de ¨sketches¨ de sus estafas, hasta que dan con una más gorda de la cuenta e intentan sacar todo el provecho que pueden de esta.
Ya aparte, las típicas cosas de estas películas y esta época: desnudos femeninos contínuos, casposidad de la que mola, mostrarnos la España de la época, en este caso la costa andaluza...
Una maravilla no es, pero tiene su gracia.



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Parnaso

  • 22 Mar 2017

5


El trío M.Ozores,Pajares y Esteso volvió a juntarse para perpetrar otra chuscada más con sus infantables requisitos machistas y desnudos gratuitos.
No es tan rematadamente mala como otras que he visto pero no deja de rezumar caspa por todas partes,aún así entretiene más y está mejor llevado el argumento.
Aquí la parejita está harta de no conseguir un trabajo digno y de hacer dinero a costa de ¨negocios amateurs¨.Un día se juntan con un colega(Un Antonio Ozores limitado que no hace ni pizca de gracia)que les instiga en hacer una triquiñuela más para sacarse unos papeles verdes,hacer de elefante de la suerte a un supersticioso.Es ahí cuando empieza la poca chichilla que tiene la cinta que dura hasta el final que termina de manera irrisoria.
Se deja ver pero no mata ni de lejos.



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Críticas: 3


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