Ficha Los Bingueros

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Críticas de Los Bingueros (2)




Mad Warrior

  • 12 Jun 2020

7



A finales de 1.975 fallece Francisco Franco. La dictadura termina de este modo y en España comienzan a legalizarse los juegos de azar, prohibidos desde hace más de cuarenta años.
Lo primero en aparecer es el bingo.

Resulta curioso como pueden confluir distintos sucesos que ayuden a cambiar la Historia de una nación; en la española comienza una etapa de transición donde se intenta limpiar todo rastro de la dictadura, y en esta nueva democracia vuelven a surgir los juegos populares con beneficio, vetados por las leyes. En 1.977 se abren las primeras casas de bingos y poco después Mariano Ozores, artesano de incombustible ritmo de filmación siempre pendiente de los cambios de nuestra sociedad y cuya carrera abarca casi dos décadas, comienza una nueva etapa en su carrera.
Su idea, que maduró en conjunto con el productor José Luis Bermúdez de Castro, le fue ofrecida a José María Reyzábal, dueño de Ízaro Films, y consistía en aprovechar el fenómeno del bingo para construir una historia a su alrededor protagonizada por dos jóvenes estrellas del momento; el sr. Reyzábal sugirió los nombres de Andrés Pajares y Fernando Esteso, ambos viejos amigos y colegas de profesión a cuyas carreras unía el gusto por la comedia, el teatro y el espectáculo televisivo.

Dos importantes sucesos, el auge del juego y la unión de esos dos genios, que daría como resultado el inicio de una serie de éxitos sin precedentes para el director y la consagración de una lucrativa variante del humor grueso español: el ¨destape¨. Nada más empezar el film Ozores nos bombardea con el brillo de los carteles del bingo, el nuevo vicio de los españoles, y la aparición en pantalla de los dos protagonistas, entrando a uno de tantos salones de juego; éstos, a quienes conoceremos por separado y más tarde juntos, son Amadeo y Fermín, la perfecta y no menos mordaz representación del ciudadano español de clase media-baja.
Ése agobiado por las facturas, la precaria situación laboral, ahogado en todos los ámbitos, en el trabajo y en el hogar, ese que por todos los medios busca desesperado una salida a la pobreza y al hastío. El director introduce entonces el incipiente juego del bingo como arma de doble filo para paliar la situación de este ciudadano medio, a la vez su ruina y su enriquecimiento (una señora solloza ante el director del banco por su frágil situación ecónomica mientras un cliente llega para ingresar dinero en metálico). Así la pareja, tentada por la suerte, se lanza a probarla en el primer bingo que encuentra.

Sin embargo Amadeo y Fermín, como otros tantos, no pueden evitar esconder su verdadera condición de perdedores natos irremediables, y tan pronto son recompensados con un golpe de suerte se topan con los peligros que entraña el dejarse atrapar en las redes de la diversión y la tentación y en el submundo de violencia que se agazapa tras el resplandor de los neones y el sonido juguetón del bombo y las bolas cayendo. Y es que el vicio llega a todas partes, incluso al seno del hogar y de la iglesia, que viven de la estoica tradición (impagable cuando en pleno velatorio, los deudos del difunto empiezan a jugar con el bombo que encuentra Amadeo).
Momentos así ponen de manifiesto la táctica de Ozores para plantear su sátira con humor y desenfado pese a lo turbia que resulta en realidad, destacando por encima de todo la libertad expresiva con que la presenta, sin barreras de ningún tipo, llegando al paroxismo al hacerse la pareja por accidente con una reliquia eclesiástica que emplearán en el juego. Sátira colmada de diálogos socarrones y frescos, algunos inolvidables, simpáticos ¨gags¨ de pura farsa y picaresca que a veces rozan el absurdo (la surrealista secuencia del parto) y los desnudos propios del ¨destape¨, que caracterizarían al género (aunque siempre, como afirmaban el director y sus acólitos, ¨en razón de una situación cómica, no erótica¨).

Desnudos (femeninos; los hombres aparecían haciendo el amor en camisa y calcetines) que fueron seña de identidad de la libertad durante aquella etapa de transición social y política en el cine, exigidos por el público y a su vez por distribuidores y productores; Ozores se convertiría así en uno de sus máximos representantes. Los divertidos enredos llevarán a los dos hombres, padres de familia unidos por la necesidad, a una espiral de depravación y vicio que sólo puede acabar mal (esa patética escena que encuentra el triste reverso de ¨Con Faldas y a lo Loco¨, con ambos travestidos y destrozados mientras el bingo observa de testigo mudo los hechos).
Ozores sabía que el secreto del éxito se hallaba en la gran química de Pajares y Esteso en pantalla, una química que aprovecharía durante algunos años y con la cual se acabaría llenando los bolsillos; los dos se acomodan al rol de perdedores simpáticos y demuestran que muy pocos saben decir tan bien los diálogos y chascarrillos del director como ellos, con permiso del hermano de éste, Antonio, quien aparecerá en casi todas sus aventuras. También podemos ver a otros habituales del anterior, enormes secundarios como Rafael Alonso, Florinda Chico, Adrián Ortega o Luis Barbero.

Y como costumbre, la presencia de jóvenes actrices que harán de esta nueva comedia lo que es; aquí al dúo lo acompañan las guapas Isabel Luque y África Pratt, musas del ¨destape¨, completando el trío (solía haber tres mujeres en cada film) una joven Norma Duval previa a su estrellato internacional. ¨Los Bingueros¨ fue un tremendo éxito, tanto que continuó en la cartelera tras desaparecer ¨Star Wars¨, convirtiéndose de paso en la película más taquillera (en nuestro país) de 1.979.
Hoy, despreciada y adorada por igual, queda como testigo de un lugar y una época; sin duda el triunvirato Pajares/Esteso/Ozores, aun con la negativa de muchos, ha logrado hacerse un hueco en la Historia, la de España y su cine. Ya es hora de aceptarlo, y disfrutarlo.



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Parnaso

  • 20 Oct 2016

2


Pues si esta es la cinta más memorable de Esteso y Pajares no quiero ni imaginar como será el resto de su filmografia...
La cinta aguarda una casposidad considerable,para ser de humor no hace ni una pizca de gracia puesto que contiene un millar de escenas zafias y chuscas nada frescas.
Esteso y Pajares están hasta el cuello de deudas y se meten al bingo para ver si les toca algo,de esta manera mientrás se hacen lugópatas se ven metidos en mas follones,luego meten a tías despelonadas metidas con calzador como en todas las del destape rezumando sexismo.
En definitiva,que la cinta no agrada en ningún momento de lo insustancial y bobólica que es.Aburridísima.



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