Ficha Los Contrabandistas de Moonfleet


  • No la has puntuado
  • No has insertado crítica
  • No has insertado curiosidades
  • No has insertado ningun error


Críticas de Los Contrabandistas de Moonfleet (1)




Mad Warrior

  • 7 May 2021

8



¨Aquí, en escondidas cobachas y en solitarias aldeas, las bandas de contrabandistas realizaban su provechoso trabajo. Y aquí, en una tarde de Octubre del año 1.757, un muchahito vino en busca de un hombre del que creía ser su amigo...¨.
Y mientras un mar furioso, las olas estrellándose contra las rocas, un cielo cubierto de nubes, la apabullante música de Miklós Rózsa...

Esa música grandiosa que conjugada con el precioso paisaje ya nos pone sobre aviso de la gran aventura en la que estamos a punto de sumergirnos; quizás sí para un espectador aficionado a este cine de raíces clásicas, pero desde luego no para el artífice gracias al cual podemos disfrutarlo. Fritz Lang ha salido un tanto decepcionado de ¨Deseos Humanos¨, su nueva adaptación de la obra de Zola ¨La Bete Humaine¨, ya realizada por Renoir; poco después el productor John Houseman logra retenerle para un proyecto inusual con respecto a su obra: un film de aventuras.
Se trata de revivir en carne y hueso, a pleno color y por medio del CinemaScope la novela de John M. Falkner (curioso individuo dedicado a la poesía, la ficción y la historia al tiempo que a los negocios) ¨Moonfleet¨, publicada en 1.898 y olvidada paulatina y tristemente con el transcurso de las décadas. Pero, rodado casi por entero en los estudios de MGM, el guión del film (escrito por Margaret Fitts y Jan Lustig) trastoca la mayor parte del texto original, su desarrollo, sus personajes secundarios e incluso su protagonista; aquí, un niño llamado John (adolescente en el libro, y no Mohune, sino Trenchard) llega a Moonfleet tras un largo camino...

Y a partir de aquí, y hasta el final, la historia estará contemplada desde su perspectiva, pues el cine de aventuras ha de ser siempre observado con espíritu de niño, inocente, sensible y receptivo. Durante esos primeros minutos, Lang imprime sus conocimientos como maestro del expresionismo y logra atmósferas realmente absorbentes, entre la espesa neblina, el cielo cubierto, los infinitos prados y la oscuridad reinante, donde uno se puede topar con apariciones infernales o seres humanos abominables; la elaborada composición visual se eleva a una belleza pictórica.
Y el trabajo del operador Robert Planck así como la dirección artística de Hans Peters y Cedric Gibbons son cruciales en ello. Con la aparición de Jeremy Fox (que jamás se ve en la novela) la idea de esta historia parte de una unión extraña, una amistad con dos miradas: la de la lealtad y el cariño (la de John) y la de la resignación y el tormento (la de Fox). Indicativo de que no sólo las tinieblas, la violencia y la intriga tiñen la narrativa; esa amistad, asumida a regañadientes, abre la puerta hacia dolorosos hechos pasados, la negación de los sentimientos y la asunción de la codicia y la frialdad como método de supervivencia.

Pero durante este largo trayecto ambos protagonistas aprenderán del otro, o más bien el cínico, arrogante y flemático sr. Fox del alma bondadosa de un pequeño que nos conduce y guía a través de los múltiples secretos argumentales y periplos que cabría esperar de un relato de aventuras, bebiendo a partes iguales de la literatura de Arthur C. Doyle, Charles Dickens y la seminal ¨Posada Jamaica¨ de Daphne du Maurier (y adaptada por Hitchcock).

Así tendremos tesoros ocultos en tumbas olvidadas o en pozos, espíritus errantes en aterradores cementerios, repulsivos y malévolos piratas, duelos de espadas en sucias tabernas, persecuciones por acantilados, torbellinos sentimentales que ni imaginados por Emily Brontë, y por supuesto, algo que no se debe olvidar: una visión ácida y devastadora sobre el poder y la corrupción de las clases dirigentes y nobles. Expertos en el género, Jacques Tourneur, Howard Hawks, Raoul Walsh o Michael Curtiz, habrían logrado transmitir la misma sensación de intensidad y entretenimiento de haber estado tras la cámara.
Pero si bien maneja acción y humor tan bien como aquéllos, Lang trata las emociones y modela registros sensibles como sólo sabe un expresionista para hacer de su epopeya algo grandioso, quizás sin serlo. A la improvisada relación padre-hijo de Fox y John, donde es la fuerza espiritual y el coraje de éste, cual pequeño mesías, lo que despierta los demonios interiores del primero y lo use como expiación de sus pecados, se unen las idas y venidas huyendo de la justicia en un tramo final de persecución y búsqueda donde el espectador ya simplemente se deja llevar por el frenesí y la diversión.

Puede que los personajes femeninos no estén tratados con el mejor de los cuidados (en especial la pérfida sra. Ashwood), que la intervención de ciertos secundarios pase de soslayo sin mucho detalle (Ratsey, el magistrado Maskew, la pequeña Grace), además de la abismal diferencia con la obra de Falkner...
Es cierto, pero Lang consigue despertar en nuestro interior esa sensación tan inmensa de estar viviendo una aventura en la mejor y más fiel definición del género que durante una hora y media de metraje todo error o elemento mejorable (porque los hay...) queda perdonado y olvidado. Esto no fue lo que pasó, desgraciadamente, con el elenco que trabajó bajo el mando del exigente y tiránico director...

Un reparto que empieza con el genial y carismático Stewart Granger, veterano de este cine, y el pequeño Jon Whiteley. Después de George Sanders, Melville Cooper y Sean McClory, es díficil no subrayar la presencia de esas bellísimas Viveca Lindfors, Joan Greenwood y la bailarina Liliane Montevecchi (que nos brinda actuación visceral...). El film por cierto fue un absoluto fracaso, tanto de público como de crítica; únicamente ha adquirido valor con el paso del tiempo hasta ser considerada de culto, como ha pasado con muchos títulos notables. Lang ya dirigió aventuras en su época muda (así que no le pillaba de nuevas) y lo seguiría haciendo en sus últimos años, pero no logró los mismos resultados.
Prueba de la belleza de su obra lo demuestran las secuencias bajo el pasadizo secreto de los contrabandistas, la pelea dentro de la taberna entre Fox y Block (excelente composición estética y manera de usar el CinemaScope) y esa triste despedida con el mar embravecido y turbio de fondo la cual, provista de unos simples planos, capta tales emociones que atraviesan a uno las entrañas.

No tiene que haber únicamente acción y humor en un cuento de aventuras, sino mucho más, y ¨Los Contrabandistas de Moonfleet¨ es un gran ejemplo de ello...



Me gusta (0) Reportar

Críticas: 1


Escribir crítica