Ficha El Crack

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Críticas de El Crack (4)




TANO

  • 26 Sep 2020

7


Cine negro a la española con un Alfredo Landa haciendo el papel más serio y posiblemente mejor de su carrera, con una historia detestivesca que acaba en venganza y con una buena muestra de la sociedad y costumbres de la época.
La película es seria, dura en algunos aspectos, mostrándonos una de las muertes más trágicas que he visto en una película, y la verdad es que en general, está bien hecha. Una muestra más de que el cince clásico español valía la pena en ocasiones, y mucho.



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Parnaso

  • 24 Sep 2020

3


Mucho he oído elogiar esta cinta de José Luis Garci y lo cierto es que a mi no me ha gustado a penas nada puesto que todo discurre tranquilamente sin apenas sobresaltos, con un Alfredo Landa mostrando mismo rostro en toda la historia, historia que por otra parte, no es nada del otro mundo. Lo mejor de todo fue ver a Landa en los EE.UU.



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Mad Warrior

  • 6 Jun 2020

8



La 1 de la madrugada. El detective está en su despacho; a estas alturas en las que ya su propia vida no le importa, está dispuesto a dejarlo todo para cruzar la línea entre el Bien y el Mal, la ética y la venganza.
Medita largo tiempo, observa la foto de una chica. ¨Voy a encontrarte, Isabel Medina...voy a encontrarte aunque estés en el mismísimo Infierno¨.

Es una promesa, la de un hombre roto e inconsolable; ese hombre es Germán Areta, una de las figuras más icónicas dentro del ¨thriller¨ español. Su responsable directo sería José Luis Garci, un prometedor cineasta que en el momento ronda la treintena y que ha dejado su huella en aplaudidos films de corte melodramático como ¨Solos en la Madrugada¨ o ¨Asignatura Pendiente¨; entonces decide distanciarse de esta tendencia para adentrarse en los más recónditos recovecos del cine negro, cosa que lleva deseando desde hace unos años.
Para ello crea su propia productora, se une al guionista Horacio Valcárcel y recurre a los dos protagonistas de su anterior obra, ¨Las Verdes Praderas¨: María Casanova y Alfredo Landa, quien no cree que el público le acepte en un estilo tan atípico para él. En ese mismo 1.981 llega a los cines la segunda aventura del detective Pepe Carvalho, ¨Asesinato en el Comité Central¨ y ¨Matad al Buitre¨, de José Truchado; algo más lejos, en Francia, Alain Delon realiza y protagoniza ¨Por la Piel de un Policía¨. El género negro no está lejos de España, en realidad nunca lo estuvo, y si el aficionado al cine echa la vista atrás podrá comprobar los grandes policíacos que se han rodado en nuestras tierras castizas desde hace mucho tiempo.

Garci recoge el testigo de esta tradición patria prestada de los modelos norteamericanos más clásicos, a los que el madrileño también se aferra sin dudarlo; la declaración de intenciones no puede ser más directa, pues su film se inicia dedicado a Dashiell Hammett, uno de los grandes maestros de la novela negra y el ¨hard-boiled¨. En un bar en mitad de la nada entran dos tipejos repulsivos para robar al dueño y los clientes; un hombre sentado al fondo del local les mira en silencio mientras degusta su humilde cena. Tras quitarle el encendedor, uno de los maleantes le ordena que le dé su cartera...
Y como si se tratara del mismísimo Harry Callahan empuñando su mágnum 44, ese hombre menudo, sencillo, con bigote de guardia civil y cara pétrea amartilla un revólver en la entrepierna del ladrón y le espeta muy tranquilo ¨ ¨Bareta¨, dame el mechero o te quemo los huevos¨. Una mirada, un gesto, una sentencia demoledora y Garci acaba de definir a la perfección al protagonista de su historia, la cual tiene por nombre ¨El Crack¨, muy apropiado para el panorama donde se irá a desarrollar, que es la España de comienzos de los 80, cuyos cimientos se están resquebrajando y a los cuales poco les queda para derrumbarse por completo.

Y es que se trata de la España en la cúspide de su Transición, asolada por el miedo a los continuos actos terroristas de ETA, insatisfecha por el gobierno cada vez más desorganizado y nefasto de Adolfo Suárez, que se halla en sus últimos estertores, en plena incertidumbre debido al golpe de Estado del coronel Tejero y al atraco al Banco Central de la Plaza de Cataluña; la única salida a este ambiente triste y tenebroso es mirar hacia otro lado. Garci mira sin pudor a EE.UU., y esa mirada alcanza a múltiples aspectos, como el cine, la música y el boxeo, pero además se apela literalmente a la huida del país, se habla con nostalgia de lugares y paisajes de New York...
La gente sólo quiere salir de esa España que se tambalea, pero el escenario donde esto sucede es Madrid, pasando la Gran Vía frente a las salas de Cinerex, un Madrid en cuya atmósfera gris y deprimente nos sumerge Garci y en cuya suciedad, crimen, oscuridad y violencia reside el detective Areta, más que acostumbrado a ella, un duro ex-policía reciclado en detective con cara de hombre de pueblo que se define a sí mismo como ¨un tipo duro y solitario que trata de sobrevivir en una sociedad prodida gracias a un trabajo sucio¨. Y no se podía haber descrito mejor.

Todo comienza con la búsqueda de Isabel, desaparecida hace dos años, por su padre, el empresario Francisco Medina; ella será el ¨macguffin¨ absoluto y este caso activará todos los resortes con que avanzará la trama, uno de los motivos más antiguos en los que se lleva apoyando el ¨noir¨: buscar a la mujer. Así el cineasta recuerda el ¨Adiós, Muñeca¨ de Raymond Chandler o el antes mencionado film de Delon, ¨Por la Piel de un Policía¨; en realidad no desaprovecha ninguno de los tics del ¨hard-boiled¨ y el clásico policíaco, modelando a su imagen y semejanza la atmósfera implacable, cruda y desapacible de su fábula criminal, a cuyos abismos arrastra a sus personajes.
La turbia y peligrosa profesión se entrecruza con la vida personal de Areta, que comparte con Carmen, una enfermera que le ayudó en su rehabilitación (nunca sabremos de qué ni por qué), y su hija pequeña Maite; en la existencia amarga, solitaria y parca del detective este pequeño núcleo familiar externo significa su salvación, la posibilidad de limpiar su endurecido espíritu de la suciedad de las calles que debe patear día y noche y de la gentuza que las frecuenta y con la que ha de tratar, pero también será su debilidad, debilidad que aprovecharán sus enemigos para lograr sus malvados fines.

Mientras la investigación avanza, el detective deberá moverse a través de un camino lleno de niebla y plagado de piedras sirviéndose de su ingenio, astucia y dureza, y del mismo modo que el retorcido argumento de Valcárcel y Garci juega con nosotros también jugará con él, pues todo serán pistas falsas, sucesos manipulados, verdades a medias, elaborados engaños y traiciones disimuladas; un espinoso entramado de dificultades que alcanzará su cenit cuando invada su vida privada y la de aquellos seres que ama. ¨Voy a encontrarte aunque estés en el mismísimo Infierno¨ no es una promesa de redención, sino de venganza, y está proferida desde las entrañas.
El director se toma tiempo en este entorno hostil, violento y repugnante, no abusa de artificios y filma con sobriedad a sus personajes y los escenarios por los que éstos deambulan; su mirada desconsolada pero nostálgica se conecta con los ¨noir¨ franceses de Melville, Miller y Cavalier mientras que su amor por las raíces americanas del género le llevan a desenvolverse con la aspereza y nervio de Siegel, Sturges, Huston o Daves sin olvidar la elegancia del negro romántico y clásico de Lang o Siodmak, todo ello impregnado del sabor y el aroma literario de Woolrich, Hammett, Carr, Thompson y Chandler. ¨El Crack¨ es un crisol de influencias y a la vez el humilde y dismitificador epítome de éstas.

Garci llevará esta aventura, que ha circulado entre prostíbulos, restaurantes de lujo, pequeñas oficinas de detectives, timbas de mus, combates de boxeo y bares de carretera (como vemos se respetan todos los tics del género), ni más ni menos que a territorio neoyorkino reforzándose esas influencias y logrando con ello un clímax absolutamente memorable. La Gran Vía se compara con la Gran Manzana, y a través de la mirada de hielo de Areta comprobamos que esa América a la que todos los españoles quieren viajar, y a la que él ha ido a parar por causas de fuerza mayor, no es en realidad tan distinta del Madrid post-franquista.
En las dos ciudades hay corrupción, miseria y suciedad, y en ambas se puede derramar sangre. Landa se quita la etiqueta del españolito medio dado por el ¨landismo¨ que él mismo fundó para transmutarse en el clásico detective antiheróico, lacónico y expeditivo como si de un cruce de Sam Spade, Pepe Carvalho, Philip Marlowe y Harry Callahan se tratase; nadie se imaginaba que aquel tipo obsesionado con las mujeres autoproclamado modelo del ¨celtíbero español¨ pudiera brindar una interpretación tan auténtica en la piel de un tipo rudo y astuto que con sólo lanzar una mirada consiguiera amedrentar a cualquiera.

Bajo su larga sombra cabe destacar a grandes secundarios como Manuel Tejada, Raúl Fraire, Miguel Rellán, Mayrata OWisiedo, la preciosa María Casanova y el veterano José Bódalo. Garci no obtuvo en el momento el éxito de taquilla que hubiese deseado con ¨El Crack¨ (era la época del ¨destape¨, la comedia costumbrista, Pajares y Esteso, claro...), pero sí el gran homenaje que siempre quiso hacer al ¨noir¨ literario y cinematográfico, además del aplauso de la crítica.
Hoy día su fábula de empresarios corruptos, duros policías, féminas desaparecidas, rateros de poca monta y traidores sin escrúpulos descansa como uno de los más oscuros, eficaces, descorazonadores e influyentes ejercicios de ¨thriller¨ patrio y del ¨thriller¨ en general. Poco después el director realizaría una exitosa secuela, pero en mi opinión no es capaz de superar a la original.



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billy_lum

  • 12 Jan 2015

8



Excelente film policíaco que obtuvo buenas críticas y un gran éxito en nuestro país poco acostumbrado a producciones de este tipo en aquella época. Un convincente Alfredo Landa interpreta a un duro detective encargado de investigar la desaparición de una joven. Pronto descubre que la chica ha trabajado de prostituta en un burdel, sin embargo sus pesquisas le llevarán a descubrir una intriga relacionada con las altas finanzas que pondrá en grave peligro su propia vida.

Garci escribe junto a Horacio Valcárcel un interesante guión que desarrolla una trama al más puro estilo de cine negro versión cañí. La película se ambienta en el Madrid de comienzos de los ochenta y resulta curioso comprobar cómo ha cambiado todo en este tiempo. Los coches, la moda, las calles, los cines anunciando los estrenos de la época como Viernes 13 o Empieza el espectáculo, etcétera. El final está filmado en Nueva York en la que podemos ver a nuestro Landa chapurreando algo en inglés y enfrentándose con tipos de cuidado.

El guión incluye homenajes y guiños a algunas de las cosas que apasionan a su director como el fútbol, el cine o el boxeo. Y referencias a temas candentes en aquel tiempo como el divorcio, además el argumento incorpora una bonita historia de amor entre su protagonista y una enfermera soltera madre de una simpática cría.



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Críticas: 4


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