Y tanto que experimental, tan experimiental que no hay por donde cogerla. Es la típica película cubierta de silencios y planos quietos en los que aparecen los protagonistas haciendo la nada o haciendo el gili, no hay argumento existente... la primera vez que la vi me dejó patidifuso y esta vez me ha gustado menos por ver de nuevo la misma cagada. Vamos, que cine experimental lo puede hacer cualquiera, un día de estos me pongo a ello...
En fin, que vaya tomadura de pelo, chato!
Cinta muy lenta pero muy cargada emotivamente. Con una gran fotografia y actuaciones minimalistas que se prestan muy bien a la historia nos cuenta el ocaso de Kurt Cobain, en este caso Blake, rodeado de exito y amigos falsos pasa sus dias absorto en sus pensamientos e inquietudes. No es facil de digerir pero para los que gustan del cine independiente o de este director seguro que la apreciaran de gran manera.
Experimento cinematográfico tremendamente aburrido, el cual intenta contar de una manera extravagante e innovadora una triste crónica sobre el desplome y la auto-destrucción de una estrella de rock alternativo (inspirada en los últimos días del cantante de Nirvana).
Película con un ritmo narrativo muy denso y lento, donde poco o nada pasa en pantalla, donde los actores no dicen ni hacen prácticamente nada, con una exagerada abundancia de planos fijos que da ganas de abandonar el visionado.
Cinta cansina y anodina que pretende ser novedosa y original en su estilo pero que lamentablemente peca de tediosa y plúmbea. Es el riesgo de mirar cine experimental, puede que la oferta sea lúcida e inspirada o puede que pase todo lo contrario como sucede con este filme.
Obvio que hay público para todo, que muchos adeptos del ambiente gafapastil defenderán la idea acerca de que el cine puede existir sin argumentos incitantes o directamente sin guión. Para mí esta cinta es una tomadura de pelo para quienes confiamos en que se nos contaría el triste desenlace de una estrella de rock asediada por la presión del entorno y por el flagelo de las drogas.
Me pregunto por qué este petardo es tan conocido y la respuesta la encuentro en que muchos fanáticos de Nirvana la habrán visto ilusionados en que se les contaría el fatal desenlace de Kurt Cobain. Pobre de ellos, y pobre de nosotros también que le dimos la oportunidad pensando que Gus Van Sant tenía la capacidad de hacer cine distinto de calidad.
Película insoportable y pedante en su fallida pretenciosidad de hacer cine alternativo audaz. Cine indie del que repele y aburre inexorablemente. Imposible mantenerse enganchado con este engendro, cine-incordio repudiable.
Señor Van Sant, no confunda el ritmo pausado y contemplativo con la nada total y el absurdo en la pantalla.
Last days es una película que se puede catalogar de rara, lenta, insoportable, buena, genial, etc, y nunca nadie se va a poner de acuerdo. Pero de algo sí estoy seguro, es que Gus Van Sant está desarrollando un nuevo estilo de cine, un cine que se aparta de la literatura y se hermana acaso con la pintura y la escultura y a partir de ahí comienza la reflexión del espectador, en donde puede observar un mismo plano general por cuatro minutos. En Elephant se comenzó a vislumbrar el arriesgado estilo de Gus Van Sant. Tampoco creo que Van Sant sea el creador de este estilo, Kubrick en 2001 y Ojos bien cerrados y algo de Greeneway, también Tarchovski.
En resumen no les embolino más la perdiz, tan sólo trato de decir que vean la pelicula, para que en 20 años más no tengan que verla obligados porque un crítico atrasado les diga que Last days fue la película pionera en imponer el estilo de cine que en ese entonces se estará haciendo.
Tras el buen sabor de boca que dejó Van Sant con ¨Elephant¨, esta película no defrauda. Parece que Van Sant ha recuperado el camino que había perdido. ¨Last days¨ es una película que muestra la soledad y las excentricidades de los genios musicales de nuestro tiempo. Una película con un ritmo pausado, muy acorde con la historia dramática que nos está contando.
Críticas: 6
Miguel Arkangel
7
El canto de cisne de la cultura Indie y del Grunge.
Tengo amigos que me preguntan cómo me pueden gustar películas de Gus Van Sant como “Gerry”, “Elefante” o “Last Days”, que a ellos les parecen rollos pesados y aburridos. Siempre respondo con la misma explicación: ¿Recuerdan las grandes novelas decimonónicas clásicas como “Los Miserables”, “Oliver Twist” o “Los tres mosqueteros”? Son obras maestras, nadie lo duda y crearon la estructura clásica de la novela: introducción, nudo y desenlace, pero hoy en día ya nadie escribe así. Algo parecido, felizmente, también ha pasado en el cine. La estructura, forma y el lenguaje del cine clásico ha evolucionado gracias a los innovadores y a los vanguardistas cineastas de las últimas décadas. Y qué bueno que sea así, pues toda forma artística que se estanca, muere por inercia.
En “Last Days” Van Sant nos invita a compartir las últimas horas de un hombre, se supone que es Kurt Cobain, pero en realidad podría ser cualquiera. Casi no hay diálogos, hay muchas escenas en que solo el silencio reina, y la poca acción del personaje se repite en largas escenas, filmadas a veces desde lejos, casi con frialdad, para remarcar la sensación de soledad, de desconexión, de aturdimiento y aburrimiento.
Sí, la película es aburrida, y puede resultar casi desesperante para no pocos espectadores. El ritmo lento, las largas secuencias, las escenas “sin sentido”, los largos silencios, tendrían como finalidad transmitir lo que sentía “Blake”: el sofocamiento de la nada, el hastío. Blake intenta gritarle al mundo lo que siente, y lo hace con su música. Pero no consigue nada, solo resultar cansino.
¿Qué logra la autoinmolación de “Blake”? La escena final con los “amigos” de Blake alejándose en el auto, con la mirada perdida, indiferente, parece darnos la respuesta.
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