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En esta ocasión Zatoichi acepta el encargo de un anciano herido al borde de la muerte: llevar a una joven hasta su ciudad a salvo.
Y como de costumbre, nuestro samurái ciego favorito tendrá que lidiar con un montón de problemas para conseguirlo.
Esta película me ha parecido más llevadera que otras, menos liosa, sin tanto jaleo entre yakuzas (que lo hay, y mucho, pero más simple), con momentos realmente buenos, y con tanta acción como de costumbre (no he contado la gente que se carga Zatoichi en esta ocasión, pero más de 20 seguro).

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