Primera película de más de 1 hora que veo de este actor, y también primera película sonora suya que veo. Y la verdad, le sienta regular.
Que conste, prácticamente mantiene el nivel de sus películas mudas, en lo que a comedia se refiere, pero al mismo tiempo, como que pierde un poquito, por el hecho de hablar y tener algo menos gracia los diálogos de la que tendría si no hablaran, no se si me explico.
En esta ocasión tenemos a Harold Lloyd como ayudante de zapatero que quiere ascender a vendedor, y al conocer a una chica de la que se enamora automáticamente, se lo curra para ello.
La peli se divide en 3 partes diferenciadas: el principio, que transcurre en su mayor parte en la zapatería (y una fiesta de alta sociedad), el viaje en barco, y una parte final que llega de golpe y que viene a ser un tributo a su película más famosa, ¨El Hombre Mosca¨, donde acaba colgado de un edificio, pasándolas canutas (lo pasas hasta mal con algunas escenas, eh?).
Con momentos en plan sketches, y otros más contínuos, con bastante comedia, pero como decía, sin llegar al nivel de otras pelis suyas.

Siguen las andanzas de nuestro protagonista, esta vez en territorio americano, en una ciudad donde acaba de irse a vivir y estudiar, y en donde conforme llega, se busca la enemistad de los chicos más chungos de la zona, básicamente por vacilarles.
La película... en fin... pues tenemos a el prota, que es más bueno que el pan y no quiere pelearse con nadie fuera de un ring, tenemos a los típicos chulos de instituto que además saben kárate (lo que viene a ser la copia de la primera de Kárate Kid, como si en algún momento lo escondieran) y tenemos rollos de amistad, chicas, y lo que es lo importante de esta saga, unas cuantas peleas apañás.
No es ninguna maravilla, pero me he propuesto ver la saga entera.

Otra película de la saga ¨God of Gamblers¨, protagonizada en esta ocasión, de nuevo, como la anterior, por Stephen Chow, como un joven bastante inocente que tiene el poder de ver a través de los objetos, muy útil para conseguir dinero fácil en el juego (que es de lo que van estas pelis, vaya).
Básicamente nos encontramos con la tónica que ya se va haciendo habitual en esta saga: escenas varias de humor tonto, algunas con más gracia que otras, bastante acción y algo de artes marciales, y mucho rollo del póker este que juega esta gente y que no entiendo demasiado bien, mostrando unas cartas y otras no.
La peli no está mal, entretiene y divierte un poco, para echar el rato entra bastante bien.

Una película sobre automovlismo, ladrones de coches y sobre todo, un tributo absoluto a los coches, a la velocidad y el poco respeto hacia la vida de los conductores en los años 70.
Una película que podría haber estado bastante bien, pero que tiene un problema proncipal: la falta de transfondo, y es que la acción comienza prácticamente desde el primer momento, pero en ningún momento se nos explica claramente quiénes son los protagonistas y por qué hacen lo que hacen, y la verdad, uno no puede sentir ningún interés por unos protagonistas sobre los que no se cuenta casi nada en ningún momento.
Sabemos que roban coches... y poco más. Tienen que robar cerca de 50 coches de una lista, en ¨x¨ días, y hala, lo que vemos son escenas de robos de autos, unas con mejor resultado que otras, hasta que llegamos al momento álgido del film: una persecución que dura toda la segunda mitad de la película, siendo, posiblemente, la escena de persecuciones de coches más larga de la historia (pendiente tengo comprobarlo). Y que conste, toda esta parte es muy entretenida e incluso te mantiene en tensión, pero eso, no puedes basar toda una peli sólo en una escena así, por buena que sea.

A Schwarzenegger le secuestran a su hija, en 1985. Ríete tú de Liam Neeson.
John Matrix (si es que hasta el nombre impone), comando especial del ejército americano, aunque ya ¨retirado¨ por sus múltiples enemigos, le espera una última misión que no esperaba: recuperar a su hija y liquidar a sus captores. Con cualquiera se han atrevido, vaya.
Una película de acción 100% ochentera donde un hombre imparable tendrá que masacrar, literalmente, a un pequeño ejército él sólo, para disfrute absoluto del espectador.
Tiros, tortas, explosiones, más tiros, más tortas, más explosiones, y el Chuache luciendo músculo. No hace falta mucho más.

Curiosa película, vendida como una comedia romántica, y con algún que otro toque de ello, pero más bien es una película sobre intrigas en la Segunda Guerra Mudial con cierta comedia negra y un romance por medio.
En esta ocasión, Cary Grant es un reportero de radio que está cubriendo la segunda gran guerra en Europa, y en un intento de entrevistar a un peligroso empresario, del que se cree que trabaja para Hitler, conoce a su esposa, de quien se siente atraído desde el primer momento.
La peli tiene un buen ritmo, con buenos momentos y otros casi dramáticos, intentando mezclarlos con algo de humor, quedando en ocasiones, algo, para mi gusto, casi de mal gusto, y es que peor guerra de la historia no me parece un asunto para tomarse de forma tan frívola en ocasiones.
Ví la película doblada al español y hay que decir que el doblaje es horrible y se carga diálogos que posiblemente sean mucho mejores.

Me gustan las películas de ¨pandilleros¨, suelen ser bastante interesantes y por lo general, no defraudan. En esta ocasión, me he encontrado con una de las buenas, que no conocía, y que he disfrutado bastante.
Centrada en un grupo de pandilleros del Bronx llamado los ¨Wanderers¨, chicos de instituto a los que les gusta meterse en peleas, beber y divertirse (en general de forma bastante light, todo hay que decirlo).
La peli se centra en sus relaciones amistosas y sentimentales, en los choques entre distintas etnias y en sus problemas familiares.
Con un tono muy macarrilla, como no podía ser de otra forma, y destacando sobre todo la magnífica banda sonora, es una película amena y con cierto toque ¨extraño¨, casi sobrenatural, en lo que a la pandilla de los ¨Darks¨ se refiere.

Siguen las aventuras (más bien desventuras) de este genial personaje, gafe como él solo, que acaba siempre metido en unos follones tremendos en las situaciones más mundanas posibles.
Tercera parte de la saga, y se mantiene al mismo nivel cómico que las dos anteriores, sacándote risas a cada momento con las ocurrencias de este ¨antepasado¨ de Mr. Bean, para que nos hagamos una idea de por donde van los tiros.
Cosas tan simples como la llegada a los domicilios del mando a distancia, un viaje en yate o una carrera en bicicleta dan lugar a descojonantes sketches que te hacen pasarlo realmente bien, como pocas películas modernas consiguen lograrlo.
Es la última que he encontrado de la saga por el momento, y es una lástima, porque lo paso realmente bien viéndolas.

Harry Callahan, el policía más duro y con el gatillo más fácil en lo que a criminales se refiere, vuelve en una nueva aventura. En esta ocasión, un policía en motocicleta, o alguien que se está haciendo pasar por uno, se está dedicando a liquidar a criminales conocidos de la ciudad. Por una parte, está haciéndole un favor a la sociedad... pero así no se hacen las cosas, y nuestro protagonista quiere investigar el caso, pues tiene ciertas sospechas y pistas que nadie más parece notar, pero sus superiores no se lo van a poner nada, nada fácil, por su destructiva y peligrosa forma de actuar.
Una película de acción muy de su época, con nuestro rudo policía dejando una ristra de cadáveres (de malos) por donde pasa, intentando que los asesinos motorizados no hagan exactamente lo mismo.
La peli es entretenida y tiene cierta intriga, no tan buena como la anterior, pero cumple perfectamente.

El gran Fritz Lang nos trae en esta ocasión una película para, básicamente, volvernos locos. Y es que la película, casi desde el primer momento, nos ofrece intriga pura. Misterios tras misterios tras misterios tras misterios, hecho todo de tal forma, que no puedes quitar los ojos de la pantalla en ningún momento, simplemente, para conseguir entender de qué va esto.
Basada en una novela de Graham Greene, y con un reparto que personalmente no conozco, pero que cumple su objetivo, este gran director consigue crear un nivel de intriga que no tiene nada que envidiarle a lo mejor de Hitckcock en películas del mismo tipo.

En esta ocasión se nos presenta una aventura bastante distinta a lo que nos tiene acostumbrados la saga de Zatoichi, y la verdad es que lo agradezco, y es que tanta intriga entre clanes yakuza acaba cansando un poco.
La película comienza con un grupo de asesinos a sueldo que quieren cargarse a nuestro protagonista y, por error, asesinan a una mujer que viajaba con su bebé, por lo que nuestro héroe, sintiéndose responsable, decide encargarse del bebé y regresárselo a su padre.
La película no ofrece realmente nada nuevo -excepto la trama como tal-, y la verdad es que tampoco lo necesita. Tenemos a Zatoichi haciendo travesuras de las suyas en los juegos amañados, tenemos unos cuantos combates donde va dejando campos sembrados de cadáveres, y ante todo, tenemos una historia más bonita de lo que esta saga nos tiene acostumbrados, con momentos realmente tiernos y en donde vemos lo buenísima gente que es este espadachín ciego.
Personalmente, de las que más me han gustado de la saga hasta ahora.

A un policía le han robado su arma del bolsillo en un momento de descuido, y poco tiempo después descubre que la están usando para herir y robar a la gente, esto consigue que se aventure en una desesperada búsqueda del ladrón, tomándoselo como algo totalmente personal.
Y esta trama es la excusa que tiene en esta ocasión el maestro Kurosawa para mostrarnos la sociedad de la época: Japón tras la Segunda Guerra Mundial, una época dura, donde la pobreza abundaba y la gente luchaba día a día por salir adelante.
Con un nivel de profundidad y detalle como solo este director sabía hacer, nos va mostrando los bajos fondos y la psicología de la gente de la época, mientras poco a poco (muy poco a poco, demasiado) se va desentrañando la intriga de la película.
Hay que decir que consigue hacerse algo densa, y es que es bastante larga, aunque tiene momentos muy buenos.

Un año después de la archiconocida ¨Contacto Sangriento¨, llegaba a los cines ¨Kickboxer¨, otra cinta de acción protagonizada de nuevo por Jean-Claude Van Damme y que, la verdad, la historia principal es prácticamente la misma... pero no por ello deja de ser una película de acción tremendamente disfrutable.
En esta ocasión tenemos a Van Damme como el hermano inocentón de campeón del mundo de kickboxing, los cuales viajan a Bankok para que dicho campeón se enfrente al campeón de allí, el cual deja paralítico al hermano de nuestro protagonista, decidiendo este aprender a luchar y vengarse, para lo cual buscará a un maestro especial.
Historia muchas, muchas veces vista, pero oye, que por lo general no defrauda.
Al igual que pasó con ¨Contacto Sangriento¨, esta película dió lugar a una larga saga, y es que las pelis de artes marciales, sobre todo en estos años, salían como rosquillas.
Tenemos a Van Damme en su mejor momento, bastante acción, la famosa escena del bailecito... uno lo pasa bien con la peli.

Siguen las aventuras de Fantozzi, y es tan buena como la primera parte.
Un hombre que define la palabra ¨gafe¨, al que le pasa de todo en situaciones muy normales de la vida de cualquiera, llevándolo todo a la máxima exageración de forma que unas veces resulta todo tan absurdo que se te escapan las risas.
Tal y como la primera parte, nuestro protagonista sigue trabajando en esa empresa que uno nunca tiene claro de qué es, y sigue siendo puteado a muerte por sus compañeros de trabajo, amigos, o simplemente, por esa malísima suerte que tiene este personaje.
Montones de sketches, algunos de humor tonto, otros de absurdez exagerada, como esa jornada de caza que acaba siendo una batalla campal, literalmente, o la magnífica escena de la cena en casa de la duquesa, con la que acabé a carcajadas.
Comedia italiana de su mejor época muy, muy digna de verse.

Llego a la segunda época de Woody Allen, donde parece que aparta un poco el género de comedia, para, al menos en esta ocasión, ofrecernos un drama familiar que poco o nada tiene que ver con el tono de sus anteriores películas.
Tenemos a 3 hermanas, 2 de ellas con novio, a su madre, psicológicamente inestable, y a su padre, que en cierto momento decidió separarse y probar cosas nuevas.
Durante toda la película vamos viendo saltos temporales a distintos momentos de la vida de estas personas, choques entre la familia, su psicología, sus problemas... con una trama que he de decir que a mí, personalmente, no me ha llegado nada.
La película además cuenta con unos guiones un poco extraños, donde la familia se comunica en todo momento de una forma bastante impersonal, y choca bastante, porque la gente normal no habla así.
En definitiva, una película distinta de este curioso director, que, aunque no considero que sea mala, claramente ¨no es para mí¨.

Harold Lloyd en esta ocasión nos presenta una historia en los últimos tiempos del oeste americano, donde su personaje es el hijo menor de una importante familia del condado, donde su padre es el sheriff y sus hermanos son ¨muy hombres¨, bien fuertes y cazurros, como Dios manda (véase la ironía), y él es debilucho, tímido, aunque bastante inteligente y que resuelve los problemas con puro ingenio.
Pese a que tiene momentos muy divertidos, como no podía ser de otra forma, esta película me ha parecido más de aventuras, que una comedia como tal. Me ha resultado muy disfrutable, como todas las de este genio de los inicios del cine, y considero que vale mucho la pena verla.

En esta ocasión, el bueno de Harold Lloyd interpreta a un multimillonario al que un doctor le ha recomendado que pase una temporada fuera de la ajetreada ciudad, en paz y tranquilidad, y decide ir a una isla paradisiaca llamada ¨Paradyso¨, que recuerda demasiado al México del siglo XXVIII o algo así... (supongo que es la idea que tenían los estadounidenses de la época de cómo era el México actual de ese momento, en fin...).
La cosa es que en la isla acaba de estallar la revolución, hay una especide de guerra civil y a nuestro protagonista le pilla por medio... aunque tarde bastante en darse cuenta.
La película es bastante divertida, tiene muy buenos sketches y el dúo que hace Harold Lloyd con el gigantón este es genial.

Esta película viene a ser, básicamente, la versión de ¨marca blanca¨ de Karate Kid. Ya se sabe la costumbre italiana (sobre todo en los 70-80) de copiar película conocidas, o hacerles secuelas no oficiales, pues bien, aquí está otra de ellas, que además dió lugar a una saga bastante larga.
Una película italiana donde un chico estadounidense viaja a Filipinas (toma ya) a encontrarse con su padre al que hace varios años que no ve, y cómo acaba metido en líos con los mafiosos de barrio locales, hasta que le dan una paliza de muerte y un maestro de artes marciales cuida de él y lo entrena.
Hay que remarcar, que según explica la película, el prota pasa con el maestro Kimura 10 días, de los cuales al menos 2 suponemos que se está recuperando, por lo tanto, le enseña artes marciales en... ¿8 días? Lo que hay que ver.
La peli es baratuna, y no consigue -ni de coña- crear feeling entre los protagonistas y el espectador, todo es demasiado mecánico, demasiado inhumano, y eso de que el torneo de artes marciales nacional se dispute en mitad de la calle, en cualquier lado, y que cualquiera del público pueda salir a luchar con el campeón y quedarse el título... pues en fin...
Una peli que, sin ser ninguna maravilla, no está mal para un rato aburridillo.

Se nos cuenta la historia de un productor de Hollywood, y de la gente que le rodea, desde la cúspide de la compañía cinematográfica donde trabaja, hasta los actores, guionistas, personal de rodaje, etc.
Ahí vamos viendo los entresijos detrás de crear películas y lanzarlas al cine, todo esto mezclando con la historia de amor del protagonista, con una chica preciosa pero con una forma de ser algo extraña, debido a un secreto que en cierto momento es desvelado.
Lo primero que llama la atención en la película es la increible cantidad de actorazos que figuran en ella, y es que miras la lista de intérpretes y asombra, aunque haya algunos que solo aparezcan en alguna que otra escena, casi más por figurar que otra cosa.
Aunque las dos preciosísimas chicas jóvenes de la película, y la relación del protagonista con ambas es interesante, la verdad es que yo echo en falta más ¨cine dentro de cine¨ y menos amoríos.

Continúa la historia de Tony Manero, años después, y de forma muy distinta. Esto ya no va de concursos de baile en discotecas de moda, aquí Tony se ha pasado a asuntos más serios: quiere bailar en Broadway.
Se nos cuenta la historia de cómo lucha día a día por conseguir su sueño asistiendo a audiciones, mientras malvive con currelos de profesor de baile y camarero (al mismo tiempo), y la parte que más minutos se lleva en pantalla: su trío amoroso entre su novia y una famosa bailarina.
Hay que reconocer, que toda la parte del baile es genial, John Travolta en esta época tenía un cuerpo tremendamente atlético y sus dotes de baile son increíbles, pero la verdad, se echan en falta bastantes cosas que tenía la primera parte: la relación con su familia (aquí solo sale la madre, suponemos que su padre murió, pero qué pasa con sus hermanos), sus amigos (es que no tiene ni uno solo?) y ese rollo guay que tenía la primera parte sobre la llegada a la adultez.
Aún así, yo me lo he pasado bastante bien con las escenas de baile y tal, son muy disfrutables.

Vuelve John Rambo, muchos años después, en una nueva aventura, dirigida por el mismísimo Stallone.
En esta ocasión la acción transcurre en Birmania, un país del que se sabe poco, y en donde se nos presenta la historia de una guerra civil, donde uno de los bandos está, literalmente, masacrando a la población civil.
La película destaca sobre todo por su violencia explícita, y es que es bestial lo tremendamente que está hecha en cuestión de tiros y explosiones y sus efectos: cuerpos reventados, miembros amputados, agujeros... la película tiene un nivel de gore que uno no se esperaría de una película así, y a mí, la verdad, me ha encantado en lo que a realismo de guerra se refiere.
Obviamente, tiene acción a raudales, aunque tarde un poco en llegar lo bueno. En este tiempo Stallone, pese a tener ya unos años encima, se le veía aún bastante en forma, y aunque es un rollo muy distinto a la trilogía clásica, es bastante disfrutable.

Vuelve el mismo protagonista de las 2 anteriores, pero aquí la historia es radicalmente distinta y no dejan claro en ningún momento si es una secuela a lo sumo, o una historia totalmente nueva.
Aquí el rollo se nos vuelve más policíaco, nuestro protagonista es policía y acaba ingresando en una prisión ¨de strangis¨, acusado del asesinato de un par de policías, con la mera excusa de desentrañar el misterio de la desaparición de cadáveres de varios reos.
La peli es muy muy regulera, con presupuesto muy limitado y las peleas se mueven entre lo entretenido, y lo demasiado simplón.
Se deja ver, como cine de acción básico que es, pero no esperéis ninguna maravilla.

Una película de mafias distinta a lo que tiene uno acostumbrado a ver, con la originalidad principal de que toda la película transcurre dentro de una sastrería.
Una trama que comienza normalita y que poco a poco se va complicando más y más para nuestro protagonista... y es entonces cuando empiezan los giros de guión. Giros, giros y más giros, dando lugar a algo muy distinto a lo que parecía en un primer momento.
Si de algo he de quejarme, es de los propios actores de la película, y que conste, no son malos, pero a mí, personalmente, no consiguen transmitirme demasiado, comenzando por el propio protagonista.
En definitiva, una película que engancha desde el primer momento y que sorprende por sus vueltas de guión tan inesperadas. Nada mal.

Vuelven los Hermanos Marx, esta vez en una historia que mezcla un circo con un dinero robado y una millonaria. Buen popurri para que estos 3 liantes formen, como siempre, la de dios.
La película no diría que es de las mejores, pero está solo un punto por debajo de eso, y es que cuenta con momentos realmente delirantes que no se olvidan, como la escena con el fortachón en la cama, o la del avestruz, o la genial escena final en el trapecio. Carcajadas aseguradas.
Los 3 hermanos están a buen nivel, y hay momentos de la película que, en serio, no se ni cómo se hicieron, me ha parecido curradísima y muy divertida.

El ejército americano recurre a John Rambo para que intervenga en el conflicto entre rusos y afganos, pero este se niega, está retirado y no es su guerra, pero cuando días después es informado de que su amigo y mentor, el coronel Trautman (Truman para los españoles, aquí siempre fue Truman) ha sido capturado por los rusos, no se lo piensa ni un instante y viaja a Afganistán a rescatarlo.
Para mí, tan buena como la segunda parte. Una película de acción clásica de su época, donde tenemos a un Stallone en lo mejor de su carrera dándolo todo.
Tiros, explosiones, cuchillazos, tortas, todo tipo de vehículos armados... Rambo vuelve a ser un ejército de un solo hombre (con alguna ayudita) para liarla parda y salvar a su amigo.
Entretenimiendo absoluto en toda su duración.