Mario Camus llevó a la pantalla en el año 1999 la adaptación del libro homónimo de Eduardo Mendoza, cabe decir que la película es horrorosamente aburrida y que en su intento de hacerla intensa con un ritmo lento y espacios en los insípidos diálogos fracasa estrepitosamente. Comienza mal la cosa poniendo a Olivier ¨cara de terracota¨ Martínez como mayor protagonista, pues como bien indica mi apelativo, no deja de mostrar en todo el metraje su semblante de seta. Su personaje es un hombre pobre que quiere progresar en la vida y hace lo posible para salir de la pobreza, pero lo quiere lograr a toda costa y se mete en la boca de los mafiosos. La cuestión es que la película no engancha y los hilos que mueve el francés no despiertan sensaciones. Lo mejor es indudablemente Emma Suárez que con su presencia ya lo tiene ganado, y por otro lado, la intervención de Loquillo sin tupé con un pequeño papel, dijo que Camus fue el único que pudo hacerle cortar el tupe, es simpática.
Parnaso
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Mario Camus llevó a la pantalla en el año 1999 la adaptación del libro homónimo de Eduardo Mendoza, cabe decir que la película es horrorosamente aburrida y que en su intento de hacerla intensa con un ritmo lento y espacios en los insípidos diálogos fracasa estrepitosamente. Comienza mal la cosa poniendo a Olivier ¨cara de terracota¨ Martínez como mayor protagonista, pues como bien indica mi apelativo, no deja de mostrar en todo el metraje su semblante de seta. Su personaje es un hombre pobre que quiere progresar en la vida y hace lo posible para salir de la pobreza, pero lo quiere lograr a toda costa y se mete en la boca de los mafiosos. La cuestión es que la película no engancha y los hilos que mueve el francés no despiertan sensaciones. Lo mejor es indudablemente Emma Suárez que con su presencia ya lo tiene ganado, y por otro lado, la intervención de Loquillo sin tupé con un pequeño papel, dijo que Camus fue el único que pudo hacerle cortar el tupe, es simpática.
Aburrida, sin momentos álgidos.
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