Ficha El Último Duelo

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Críticas de El Último Duelo (1)


mahotsukai

  • 6 Jun 2022

9



Notable film histórico medieval dirigido por el gran Ridley Scott (“Alien”, 1979).

29 de diciembre de 1386. Jean de Carrouges y Jacques Le Gris recibirán la autorización del rey francés Carlos VI para resolver en duelo a muerte la acusación de la esposa de Carrouges de haber sido violada por Le Gris.

Los intentos por realizar una adaptación de la novela “The Last Duel: A True Story of Trial de Combat in Medieval France” (2004) de Eric Jager se remontan a 2005 cuando la BBC Radio 4 realizó una versión radiofónica de la novela a cargo de Robert Glenister entre el lunes 10 y el viernes 14 de enero de ese año y, luego, un documental dramático con comentarios del novelista transmitido por BBC 4 dentro de una temporada de temática medieval el 24 de abril de 2008. Pasarían 7 años para que se supiera que el director Francis Lawrence (Saga “The Hunger Games”, 2013-2015) y el guionista Shaun Grant (“Berlin Syndrome”, 2017) estaban planeando realizar una adaptación cinematográfica de la novela, sin embargo, finalmente no prosperó. En julio de 2019, finalmente, 20th Century Studios anunció su asociación con Pearl Street Films, Scott Free Productions y TSG Entertainment para producir el film con Ridley Scott como director y la participación de Matt Damon y Ben Affleck en la redacción del guión.

El guión de “The Last Duel” fue finalmente redactado por Damon, Affleck y Nicole Holofcener (“The Land of Steady Habits”, 2018) y es, en la práctica, un magnífico relato tríptico sobre un mismo conflicto, por cierto, basado en hechos reales, que involucró, en primer lugar, a los caballeros Jean de Carrouges y Jacques Le Gris y, en segundo lugar, a a Marguerite, la nueva esposa de Carrouges. De esta forma, el relato propone la narración de las desavenencias entre ambos caballeros y la narración desde la perspectiva de los tres, con Jean, Jacques y, finalmente, Marguerite. Al margen de que evidentemente habrá diferencias en las perspectivas de cada uno de los protagonistas, especialmente respecto a las verdaderas motivaciones de cada caballero en la disputa y más aún la veracidad de la violación, el guión brillará, en primer lugar, por seguir con una gran fidelidad lo que las crónicas medievales señalan sobre este legendario hecho, que sería el último juicio por combate autorizado por el Parlamento de París o por los Reyes de Francia.

De esta forma, la historia nos presenta la disputa entre los caballeros Carrouges y Le Gris que iniciaría cuando este último se quedó con las apreciadas tierras de Arnou-le-Faucon luego de que su nuevo propietario, el conde Pierre dAlençon, se las donara por ser uno de sus favoritos. El conde se las había comprado al suegro de Carrouges a precio de ganga por las deudas que el anciano tenía con él aún sabiendo que eran parte de la dote prometida a Carrouges, a cuya familia el conde despreciaba supuestamente por ser rebelde. Además, dAlençon le había arrebatado la capitanía de Bellême para también cederla a Le Gris, cuando dicha posesión había pertenecido a los Carrouges desde hacia varias generaciones.

El segundo y, en mi opinión, principal argumento del guión es la narración de la violación de Le Gris a la mujer de Carrouges mientras éste viajó a París para informar al joven Rey Carlos VI sobre los resultados de su expedición a Escocia, donde sirvió bajo las órdenes del almirante Jean de Vienne, durante un año. Este hilo argumentativo es claramente el que mejor se ajusta al rasgo tríptico del guión porque arroja luces de cómo percibe cada personaje el infame acto. Así, a partir del mismo contexto, es decir, Carrouges en París y Marguerite sola porque su suegra se llevó a todos los criados y Le Gris haciéndose valer de un ardid con su escudero para acceder a la fortaleza, asistiremos, primero, a la versión de Jean, en donde observamos a un Carrouges totalmente comprensivo que cree inmediatamente la versión de su esposa y sin chistar, lo que no tendría nada de extraño teniendo en cuenta los conflictos legales y territoriales que ambos habían tenido recientemente y que cínicamente habían pretendido haber dejado atrás.

En segundo lugar, está la versión de Le Gris, quien cree haber advertido cierto interés de Marguerite en él cuando Jean le ordenó besarlo en señal de buena fe entre ambas casas nobles. Además, nos sugieren que fue el escudero quien comenzó a insistirle demasiado en que la hermosa esposa de Carrouges podría ser suya aprovechando la ausencia de Jean, mientras el infame violador se trata de autoconvencer que la mujer en el fondo sí desea que la tome sexualmente, hablando todo el tiempo en cuarta persona “nosotros” y el adulterio, en lugar de la violación. La tercera versión, que Scott por cierto se encarga de recalcar como la verdadera, nos muestra cómo Marguerite tuvo soportar la fría llegada de Jean desde Escocia en donde le acusa de vestirse como una ramera, poniendo en duda y asfixiándola cuando esta le cuesta de la violación y aún peor exigiéndole cumplir sus deberes conyugales a pesar de la traumática experiencia.

Hay que destacar, por supuesto, la habilidad del director de “Gladiator” (2000) para estructurar y exponer una historia dramática en un contexto que la mayoría del público tiene muy idealizada, en donde no duda en exponer la violencia física propia del medievo con una efectiva recreación de la caída del puente en el sitio de Limoges (1370) dentro del contexto de la Guerra de los 100 años (1337-1453) entre Inglaterra y Francia. A pesar de que hay pocos momentos bélicos en realidad en el film, la espectacular recreación del juicio por combate entre Carrouges y Le Gris se lleva todos los aplausos gracias a una magnífica puesta en escena, un inmejorable trabajo de cámara con todo tipo de ángulos, perspectivas y acercamientos, en la que ambos caballeros se dan con todo. Scott, que ya tenía experiencia en recrear batallas y/enfrentamientos medievales como se aprecia en “Kingdom of Heaven” (2005) se despacha una notable secuencia realista, de máxima tensión y brutalidad en que no sólo está en juego la vida de los combatientes, sino la de Marguerite, cuyo destino es la hoguera si Jean pierde dado su vínculo matrimonial.

Lo que nos lleva, por cierto, a otro elemento decisivo en el discurso cinematográfico que es el de la violencia psicológica, especialmente contra la mujer. “The Last Duel” (2021) ofrece un retrato vívido de la (infra)valoración de la mujer en el medievo europeo, primero, como bien o propiedad de su marido o señor y, segundo, como objeto sexual. A través del relato del acuerdo matrimonial entre Jean y el padre de Marguerite recordamos que la mujer es entregada por el padre al marido como una carga, por la cual debe pagar una dote. Más aún, encontraremos varios ejemplos de esta violencia de género, cuando Jean reclama sexo a su esposa recientemente violada, cuando la madre de Jean muestra cero sororidad por su nuera tras la violación invitándola a aceptarlo porque es normal que ello sucediera (ella, de hecho, también lo sufrió), los diálogos de los litigantes hablando de Marguerite como una propiedad de Jean, que, habiendo sido tomado por otro, exige la restitución del honor del ofendido.

En relación a los personajes protagónicos y secundarios principales, cabe resaltar su correcta estructuración. Jean es retratado como un tipo impetuoso, imprudente y brusco, un hombre de guerra forjado al fragor del combate, la violencia y la sangre, pero leal a sus convicciones al punto de desafiar a sus señores cuando se le arrebata lo que le pertenece. Jacques, por su parte, es retratado como un tipo astuto y prudente, letrado e inteligente, que sabe ganarse el favor de los poderosos, especialmente el caprichoso onde dAlençon quien le cede todo lo que le quita a Carrouges. Marguerite, claramente la verdadera heroína del film, es una mujer juiciosa y fiel que debe lidiar con el machismo y su condición de objeto en su época, la indiferencia de su padre, la brusquedad de su marido, el desprecio de su suegra, la envidia de sus amigas y la obsesión de sus pretendientes. Aún así, tiene la valentía de denunciar la violación que sufrió ante una sociedad que la culpa a priori sin argumentos y una justicia machista tanto terrenal como divina a la que queda sujeta, la voluntad de los hombres y de Dios, que también es un hombre.

Otra cuestión narrativa muy interesante del film es el duelo como símbolo de creencias e ideologías. El juicio por combate tiene sus orígenes en la tradición de los pueblos germánicos, era desconocido para la Ley Romana y, sin embargo, el cristianismo había ayudado a que se estableciera en el Imperio Franco del siglo VIII legalmente. A pesar de los intentos del emperador Otón I en 967 y el papa Honorio III en 1216 de anularlo, lo cierto es que el código alemán Sachsenspiegel de 1230 lo reconoce como válido para determinar la culpabilidad o inocencia en los casos de injurias, lesiones o robo. Como parte de la ley, se entendía que en cualquier caso Dios impondría su justicia permitiendo el triunfo del justo por sobre el villano, como se supone fue el desenlace entre Carrouges y Le Gris. Con todo, Scott se da maña de imponer la idea al espectador de que cualquiera pueda ganar el combate, según sus habilidades e inteligencia, sin intervención divina.

Visualmente, “The Last Duel” (2021) despliega todas sus virtudes con un diseño de producción y artístico, escenografía, fotografía, vestuario y maquillajes brillantes. Arthur Max, que ya había trabajado en temática medieval junto a Scott en “Kingdom of Heaven” (2005) y Cristina Onori (Serie “Roma”, 2005-2007) realizan un gran trabajo para recrear la Francia y París aun rurales de fines de los 1380, con sus castillos, señoríos y también los rudimentarios hogares de la clase campesina, con una realista y fastuosa labor fotográfica del polaco Dariusz Wolski (“Prometheus”, 2012), destacando sobre todo la violencia y reguero de sangre de las batallas y, por supuesto, el clímax del juicio por combate que transporta al espectador a la misma arena en el combate cuerpo a cuerpo y también a las gradas, con un clima gélido y nevoso y una pira dispuesta bajo la grada de Marguerite en caso que Jean pierda el duelo. La diseñadora de vestuario Janty Yates, que había trabajado en “Gladiator” (1999) y también en “Kingdom of Heaven” (2005) por cierto, demuestra su habilidad para recrear las cotas de malla, las armaduras y los vestidos de diario y gala.

En su búsqueda de la rigurosidad histórica que ya destaqué en párrafos anteriores, hay varios elementos dignos de destacar. Por ejemplo, el guión tomó las crónicas de Jean Froissart (1337 - 1405) quien presenció el duelo para recrear la secuencia. En el film también se menciona la petite mort o ¨pequeña muerte¨ que hoy en día sería la sensación post orgasmo en la mujer comparada con la muerte, siempre en la idea medieval de que una mujer sólo quedaría embarazada si tuviera este orgasmo en el coito. En cualquier caso, la primera mención real de la petite mort fue en un documento inglés de 1572. Otro elemento incluido fue el beso de la paz, practicamente realmente en el medievo y que consistía en un beso traspasado desde el sacerdote, el diácono, el subdiácono, el clérigo coral hasta el novio y éste a la novia, que posteriormente se cambió por un apretón de manos en señal de paz. Finalmente, las secuencias en las que se muestra la Catedral de Notre Dame se pueden apreciar los arbotantes (arco exterior de soporte de bóvedas) cambiados efectivamente a fines del siglo XIV.

Por el contrario, hay algunas licencias que Scott se permitió. Por ejemplo, la idea de que los protagonistas rondaran los treinta años, cuando en realidad Carrouges tenía 45 años y Marguerite 18 al casarse.
Además, en la secuencia del duelo, Scott permitió que Damon y Driver usaran cascos que les permitieran ver el rostro para que el público que realmente eran ellos y no sus dobles quienes actuaban, lo que en la práctica era distintos porque en esos combates los gladiadores se cubrían completamente el rostro. Por otra parte, a pesar del título del film, el juicio por combate entre Carruages y Le Gris no fue realmente el último en Francia. De hecho, el último duelo ocurrió en 1547 entre Guy Chabot de Jarnac y François de Vivonne, por unos rumores amorosos que mancillaron la reputación de Jarnac como amante de su cuñada, chisme difundido por el delfín Enrique II de Francia, quien pidió ser defendido por su amigo Vivonne.

Otro de los méritos del film es su gran reparto. Matt Damon (Saga “Bourne”, 2002-2016) brinda una de sus mejores interpretaciones en mucho tiempo encarnando a un Carrouges vertiginoso, mientras un acertadísimo Adam Driver (“Marriage Story”, 2019) interpreta a un maquiavélico Le Gris que hace un gran contrapeso a Damon, sin hacer en el tan odioso estereotipo. Originalmente, Affleck iba a Le Gris, sin embargo, cuando Scott reclutó a Adams, Affleck cedió inteligente su lugar, tomando el del vividor conde Pierre dAlençon, principal aliado de Le Gris y a quien favorece a costa de su odio a Carrauges. Una sorprendente Jodie Comer (“The White Princess”, 2017) personifica a Marguerite de Carruages que brilla en todas sus facetas, desde doncella, pasando por esposa sumisa, hasta convertirse en una fuerte demandante de sus derechos en un mundo dominado completamente por hombres.

Completan el reparto Alex Lawther (“Ghost Stories”, 2017) como Rey Carlos VI, Harriet Walter -sobrina de la leyenda Christopher Lee- (“Rocketman”, 2019) como Nicole de Buchard, Nathaniel Parker (“Othello”, 1995) como Sir Robert de Thibouville, Sam Hazeldine (“The Raven”, 2012), como Thomin du Bois y Michael McElhatton (Serie “Games of Thrones”; 2012-2016) como Bernard Latour.

Harry Gregson-Williams (“The Martian”, 2015) regala una destacable partitura que, contra todo pronóstico, a diferencia de la que también compuso para “Kingdom of Heaven” (2005) del mismo Scott, no apela tanto a la epicidad, sino que al minimalismo con instrumentos y cantos medievales. Destacan las canciones enfocadas a los tres protagonistas: para Jean creó una pieza orquestal con coros para imponer hidalguía y honradez en las intenciones del personaje, para Jacques, por el contrario, con notas desconcertantes con laud medieval, gritos y aullidos y mucha percusión y para Marguerite la canción ¨Celui Que Je Désire¨, interpretada por Grace Davidson.
“The Last Duel” (2021) se filmó entre el 14 de febrero y el 13 de marzo (receso por la pandemia) y luego entre el 28 de septiembre y el 14 de octubre siempre de 2020. Se rodó principalmente en la región de Dordoña, en las afueras del Castillo de Beynac (1115) y en el Castillo de Berzé-le-Châtel (Siglo XIV) cerca de Mâcon, Borgoña, Francia. También, se filmó en los condados de Meath, Dublín y de Wicklow y el Castillo de Cahir (1142), en el condado de Tipperary, Irlanda.
A pesar de la gran factura narrativa y técnica de “The Last Duel” (2021) y sus buenas críticas, la película fue un completo fracaso en términos comerciales. De los US$100 millones invertidos apenas recaudó US$30 millones en taquilla. La mayoría de los expertos opinan que esto se debió a que Disney no puso suficiente esfuerzo en publicitar la película, al tratarse ésta de un producto heredado de la fusión con 20th Century Fox y que estaban obligados por contrato a estrenar. No es para nadie un misterio que Disney privilegió y sigue privilegiando las sobreexplotadas franquicias de superhéroes de Marvel y Star Wars que otros productos considerados menores. Un justamente molesto y octogenario Sir Ridley Scott culpó, de hecho, a los millenials por su dependencia al celular y su falta de interés en aprender cosas del pasado, como uno de las razones del fracaso comercial del film.

En resumen, un destacable drama medieval contado desde las perspectivas de sus tres protagonistas, con un solvente elenco, excelente escenografía, fotografía, maquillaje y vestuario, con un interesante discurso sobre la lealtad, la dignidad y el rol de la mujer.



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