Ficha Rocky 5

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Críticas de Rocky 5 (1)


mahotsukai

  • 2 Sep 2022

6



Controversial e infravalorada quinta entrega de la exitosa saga de “Rocky” (1976-2006), dirigida por John G. Avildsen.

Tras el irregular funcionamiento en taquilla de sus últimas incursiones cinematográficas, la buddy movie “Tango & Cash” (1989), coprotagonizada con Kurt Russell y dirigida por el ruso Andréi Konchalovski y el drama carcelario “Lock up” (1989) junto al siempre competente Donald Sutherland y bajo la dirección de John Flynn, Sylvester Stallone decidió resucitar a uno de sus personajes más populares, junto a John Rambo, el icónico boxeador Rocky Balboa. Stallone terminaría de escribir el guión precisamente en 1989 siendo su principal interés regresar al personaje a sus modestos orígenes y confrontarlo con una serie de dificultades de vida que le permitieran nuevamente reencontrarse consigo mismo. Para ello, recontactó al director de la película original de 1976, el ganador del Oscar John G. Avildsen para que el tono del film volviera a concentrarse en el drama personal y familiar del personaje, alejándose de esta forma de la exitosa impronta que el propio Stallone impregnaría a sus secuelas de 1979, 1982 y 1985, que más bien corresponden a películas de acción deportiva.

De esta forma, “Rocky V” (1990) inicia con un dinámico montaje deportivo que resume el epílogo de la legendaria y brutal pelea de Rocky Balboa e Ivan Drago en Moscú, para luego cambiar bruscamente a un tono dramático con Rocky sufriendo en el camerino fuertes dolores en la cabeza, además de una grave crisis nerviosa producto del estrés del entrenamiento y el combate con el gigante soviético. Stallone consultó con varios médicos deportivos relacionados al boxeo para exponer en la trama la necesidad de que el personaje tuviera que abandonar el ring definitivamente debido a los fuertes golpes que recibió de sus oponentes durante la franquicia (Apollo Creed, Clubber Lang e Ivan Drago, principalmente), sin embargo, fue poco preciso para explicar los alcances de dicho daño cerebral, que en el mejor de casos se habría traducido en una contusión cerebral a largo plazo y no le habría llevado necesariamente a que se le prohibiera volver a pelear ni mucho menos terminar muerto.

Con todo, resulta en una buena excusa para suponer un primer gran golpe emocional para Rocky que, dicho sea de paso, ya se había enfrentado a este dilema antes en “Rocky II” (1979) cuando el médico le había advertido la posibilidad de perder la vista tras la paliza sufrida a manos de Apollo Creed en la película original de 1976. Sin embargo, en “Rocky V” (1990), el boxeador se enfrentará ya a una compleja e indiscutible realidad sobre su estado de salud actual. Para colmo de males, un segundo golpe emocional para Balboa será perder todas sus posesiones económicas luego de los negligentes manejos de su cuñado Paulie y las estafas del contador del boxeador, quien había recibido poder absoluto para hacer y deshacer con las finanzas del campeón de boxeo precisamente del propio Paulie. Este segundo argumento, aunque un poco forzado, permiten que Stallone lleve de regreso a su personaje insigne literalmente a sus orígenes y el desafío de comenzar nuevamente desde cero, pero con una serie de problemáticas personales familiares adicionales que valen la pena detallar.

El primero de ellos es la crisis identitaria de Rocky, quien obligado a dejar el ring por motivos médicos deambula como un verdadero fantasma en búsqueda de un nuevo camino entre fantasmas y una realidad más cercana a la miseria. El guión lo ubica de regreso en los polvorientos y sucios clubes de boxeo de donde salió, siempre eso sí recibiendo el cariño de los habitantes del barrio que lo siguen viendo como una celebridad y/o un héroe, un innegable símbolo del triunfo sobre toda adversidad, en la que Avildsen incluye una serie de flashbacks fantasmales de Mickey hablándole sobre nunca olvidar de donde se proviene y jamás darse por vencido hasta que “suene la campana”. Una secuencia nostálgica no sólo para el emblemático personaje, sino también para el propio Stallone que atravesaba claramente una fuerte crisis existencial por su edad (tenía, por entonces, 45 años), más aún profesional también y que le depararía un periodo más oscuro incluso cuando se le ocurrió involucrarse, en mi opinión, en comedias nefastas a principios de los 90s, como “Oscar” (1991) de John Landis y “Stop Or My Mom Will Shoot” (1992) de Roger Spottiswoode.

La inclusión del personaje de Tommy Gunn, interpretado a todo esto por el joven y verdadero boxeador Tommy Morrison, significará para Rocky la posibilidad de salir de su limbo existencialista y asumir un nuevo rol como entrenador, primero, y potencial representante. Contrariado en un principio por las dudas sobre si tendrá lo que se necesita para guiar a Tommy tal como Mickey hizo con él, finalmente aceptará el desafío de entrenarlo principalmente porque verá en el joven al despreciado pero voluntarioso boxeador amateur que alguna vez él fue. Sin embargo, se enfrentará también a la figura del inescrupuloso representante George Washington Duke, quien luego de fracasar en sus intentos por arreglar una pelea entre Rocky y su pupilo Cane, acosará a un ingenuo Tommy hasta arrebatárselo a Rocky como protegido, ofreciéndole dinero, mujeres y la posibilidad de disputar el campeonato mundial, aprovechando el tratamiento secundario que la prensa pugilística le ha dado al joven aspirante, como robot o muñeco de un Balboa que ha recuperado su espíritu y ganas de vivir, esta vez, como entrenador e inspirador.

Este punto va ligado claramente a una fuerte crítica al mundo de la representación o promoción en el mundo del boxeo. El petulante George Washington Duke es una evidente referencia y, yo me atrevería a decir, caricatura del infame promotor pugilístico Donald “Don” King, conocido por su estrafalario peinado, su avasallante personalidad y por haberse hecho millonario explotando a varios boxeadores hasta agotarlos, para luego abandonarlos a su suerte. Entre sus víctimas desfilan boxeadores de la talla de Muhammad Ali, Mike Tyson, Roy Jones Jr., Wilfredo Gómez, Sugar Ray Leonard, George Foreman, Roberto Durán, Julio César Chávez y Wilfredo Benítez, entre otros. Tal como el verdadero King, Duke creará toda una atmósfera exitista para su representado Tommy Gun con lujos, juegos, mujeres, alcohol e incluso drogas, además de otras costumbres evidentemente poco convenientes para un deportista de elite. De paso queda claro su obsesión por contratar a Gunn, otra referencia a King, quien incluso en 2007 acosó al boxeador Floyd Mayweather para que aceptara que lo representará.

Otro elemento dramático que vale la pena destacar es el tratamiento de la relación de Rocky con su hijo Bob. Interpretado por el propio hijo del actor de “First Blood” (1982), Sage Stallone, quien tenía 14 años por aquel entonces, el personaje de 9 años va adquiriendo poco a poco cierto protagonismo que denota el interés de Stallone de tratar temáticas familiares como la adolescencia y la fundamental presencia paternal en dicho proceso. Encandilado por la llegada y la identificación que siente con Tommy Gunn, quien hace por cierto cierto guiño a la brutalidad de su propio padre, Rocky descuidará a su hijo en un momento crucial para el pequeño que no sólo debe enfrentarse con un mundo que le es ajeno (recordemos que Bob nace en pleno ascenso al estrellato de su padre), sino también al bullying escolar y más aún a la indiferencia de su padre con sus emociones y sensaciones. De esta forma, el pequeño Bob iniciará solo, acaso con la supervisión de Adrianne, un camino que le permita sobrevivir y que le enrostrará a su padre no haberle guiado, en especial cuando Rocky se decepcione del camino que Tommy ha tomado a instancias de Duke.

Una de las cuestiones que contrarió mucho a los fanáticos de la franquicia, además del alejamiento del film de la acción deportiva para abrazar el drama, es definitivamente la pelea callejera en el epílogo entre Rocky y Tommy. Resulta paradójico que ex campeón del mundo termine peleando en un sucio callejón para reafirmar su honra luego de haber sido traicionado por su ex pupilo Tommy Gunn, al cual más bien busca darle una buena lección luego de que Tommy golpeara a Paulie, su cuñado. Sin embargo, también es cierto que no desatina con el desencadenamiento de los hechos y hasta sirve como una buena metáfora de lo que es una lucha entre dos boxeadores, la cual no necesariamente debe darse en un ring para ser tal. De paso, sirve para recordar la dignidad del personaje protagónico, quien acaba con las aspiraciones infladas de su ex pupilo y la mala influencia de Duke en la calle, otorgándoles la importancia que realmente merecen.

Inicialmente, si bien Stallone siempre contempló esta quinta parte como la última entrega de la franquicia al fin de cuentas, con el personaje regresando a sus orígenes, Sly contempló que Rocky muriera asesinado por la golpiza de Tommy, pelea que fue coreografiada por el veterano de la lucha libre profesional Terry Funk. No obstante, decidió cambiar el epílogo debido a que recordó que la franquicia trataba sobre la lucha contra la adversidad y la redención y también a la popularidad que todavía el personaje mantenía, por lo cual eliminarlo podría ser un grave error en caso de querer seguir con la franquicia más tarde. También, Stallone y Avildsen decidieron reestructurar una secuencia de imágenes de un fantasmal Mickey en las líneas del tren que pasa por detrás de los suburbios de la ciudad en el epílogo, escenas grabadas por el veterano actor para este film, reutilizándolas para las secuencias que ya mencioné del inicio.

Además del reparto habitual de la franquicia, Sylvester Stallone, Talia Shire, Burt Young, Burgess Meredith (que grabó nuevas escenas para este film) y Tony “Duke” Burton, se sumaron como ya señalé el hijo de Sly Sage Stallone como Robert Balboa, Tommy Morrison como Tommy Gunn, Richard Gant (Serie “Smallville”, 2001-2011) como George Washington Duke y el también boxeador en la vida real Michael Williams (“A Soldiers Story”, 1984) como Union Cane. “Rocky V” (1990) utilizó una no despreciable cantidad de material de archivo de la franquicia en donde aparecen, en la forma de flashbacks, prácticamente todos los grandes personajes de la saga que habían desaparecido/muerto, como Apollo Creed (Carl Weathers), Ivan Drago (Dolph Lundgren), Clubber Lang (Mr. T.), Thunderlips (Hulk Hogan) y, por supuesto, Burgess Meredith.

La banda sonora del film incluyó a cantantes y grupos como Joey B. Ellis, MC Hammer, 7A3, MC Tab, Rob Base y Bill Conti. A diferencia de la epicidad ya fuese sinfónica o rockera de las entregas anteriores, en esta ocasión la mayor parte de la música es rap. La canción de los créditos finales ¨The Measure of a Man¨ fue escrita por Alan Menken, Elton John, Tim Rice e interpretada por el propio John. Si bien el score no incluye al igual que “Rocky IV” (1985) una versión completa del clásico ¨Gonna Fly Now¨, sí se puede escuchar una versión de trompeta instrumental durante la primera escena en la que Rocky regresa de Rusia y una versión instrumental al final de la película, después de que Rocky derrota a Tommy. También, hay versiones fragmentadas a piano instrumental en otras secuencias dramáticas.

El rodaje de “Rocky V” (1990) comenzó a mediados de enero. Algunas de las secuencias de lucha se filmaron en The Blue Horizon en Philadelphia, epicentro del boxeo en la ciudad durante la década de 1970. Por otra parte, la estatua de Rocky que se había encargada para “Rocky III” (1982) regalada a la ciudad y trasladada a la entrada del Spectrum, tuvo que ser trasladada de nuevo al Museo de Arte de Filadelfia para la filmación de esta quinta entrega.

Con un presupuesto de US$42 millones, la película se estrenó el 6 de noviembre de 1990 en Estados Unidos, recaudando un total de US$120 millones. Se convertiría en la película con menor taquilla de la franquicia y sería fuertemente criticada por fanáticos y especialistas. En general, se le criticó su intención de volver a resaltar el esfuerzo de la clase trabajadora con una propuesta falsa y difícil de creer. Incluso el propio Stallone renegó fuertemente de ella posteriormente calificándola como un bodrio. Con todo, hubo críticos que la catalogaron como la mejor secuela del original de 1976.

Eventualmente, le seguiría una nueva secuela, definitiva por cierto, 16 años más tarde, con el título de “Rocky Balboa”, que rescataría a la franquicia de su aparente triste final con “Rocky V” (1990).

En resumen, una película polémica y atrevida, hay que decirlo, con algunos elementos dramáticos interesantes como la identidad, el regreso a las raíces, la lealtad y el lazo familiar, que sin embargo no transita del todo correctamente a la otra acera en la que se había terminado por esculpir el mito cinematográfico de Rocky Balboa. La evalúo con un 6.5.



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