Ficha Rocky 3

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Críticas de Rocky 3 (1)


mahotsukai

  • 2 Oct 2020

8



Entretenida y sólida tercera entrega de la franquicia “Rocky” (1976-2018).

Tras derrotar a Apollo Creed en un épico combate y defender el título con éxito en diez ocasiones, Rocky Balboa decide retirarse del boxeo. Sin embargo, un desconocido y agresivo boxeador, Clubber Lang, le desafiará para que defienda el título una vez más.

Tras el éxito de “First Blood” (1982) de Ted Kotcheff, primera entrega de la que sería la saga “Rambo” (1982-2019), Sylvester Stallone decidió realizar una tercera entrega sobre Rocky Balboa, realizando un arriesgado pero efectivo y radical cambio en el tono de la franquicia, luego de las dos clásicas y emotivas películas “Rocky” 1976 de John G. Avildsen y “Rocky II” (1979) del propio Stallone. El cambio de década se había replicado fuertemente en la cultura popular, televisiva y cinematográfica, y era necesariamente proponer y concretar cambios inteligentes en las franquicias recientemente creadas en la segunda mitad de los 70s y principios de los 80s, para segurar precisamente su continuidad. En momentos en que Stallone aún no consideraba que John Rambo tuviese una franquicia y Rocky Balboa ya parecía haber explotado todo lo que tenía como capital cinematográfico, no deja de ser interesante el nuevo enfoque que “Sly” terminó por darle a la saga del boxeador italiano.

De esta forma, los tiempos cambian y aquella época no era la excepción. Stallone estaba consciente que el tono melodramático de las dos primeras entregas del Semental Italiano no podía repetirse en una tercera entrega, en primer lugar, porque hacerlo sería muy riesgoso y hasta cansino y, en segundo lugar, porque este enfoque no se correspondía con los nuevos aires que desde hacía uno o dos años ya soplaban en Hollywood. El cine estadounidense ya había comenzado a replicar el culto al individuo y al acondicionamiento físico que la sociedad americana estaba experimentando, que disfrazaba, por cierto, la ideología económica y política neoliberal del Gobierno de Estados Unidos. De hecho, el propio Stallone con “First Blood” (1982) había demostrado leer muy bien el contexto cultural de su país y había contribuido con ello para impulsar y afianzar el cine de acción y todo el vendaval de películas de género basado en superhombres capaces de sobreponerse a todo tipo de adversidades y triunfar.

Así, para el guión de “Rocky III” (1982) Stallone entiende que no puede prescindir del componente dramático, pero también tiene la visión de no puede construir la historia sólo desde la emotividad. El gran mérito del guión está en que el musculoso director, guionista y actor encuentra las claves para continuar la historia del púgil desde un enfoque naturalista, muy fluido, sin por ello caer en lo predecible. Una de las claves está el tratamiento del héroe o ídolo con pies de barro que constituye el argumento principal del guión. Rocky Balboa, que ha sabido de partir literalmente de la nada, se ha convertido en un boxeador y deportista exitoso, ha alcanzado la gloria y la fama. Tal como antes le había ocurrido al gran Apollo Creed, Rocky ha sucumbido al ego y la autocontemplación de forma natural pero inconsciente, y sólo su entrenador parece haberse dado cuenta de ello. Es así como el éxito nos enceguece y es capaz de construirnos una realidad que no es tal.

El golpe contra la realidad es letal para Rocky Balboa, tanto que no tiene tiempo para prepararse y asimilarlo. El guión trabaja inteligentemente una serie de amenazas que se ciernen sobre el mítico púgil, por ejemplo, el progresivo malestar de Micky con un Rocky que desatiende sus entrenamientos por fotografías, exhibiciones y formas de autógrafos, la autocontemplación del boxeador al donar dinero para la construcción de su propia efigie y la constante y hostil actitud de Clubber Lang para retarlo a un combate por el título. Estas tres alertas terminan desatendidas por Rocky y éste no caerá en ellas hasta que pierda a Micky y se desencadene una serie de sentimientos y sensaciones de pérdida de fe, miedo, desmotivación y autoconfianza.

Así, Stallone demuestra en este segmento no haber prescindido del componente humano que tanto éxito le granjeó al personaje en sus dos primeras películas, en donde tenía nada que perder y mucho que ganar, y explorando cuando el héroe lo tiene todo el proceso inverso, la pérdida de todo aquello que le costó conseguir, no sólo la fama y el dinero, sino un espíritu aguerrido y sobrecogedor que tanto emocionó al público. Por ello, asistimos a una nueva radiografía íntima del héroe en que se nos muestra vulnerable, temeroso y derrotado a pesar del éxito, y en donde Stallone explora principalmente qué pasa cuando un hombre autcontempla su éxito, se duerme en los laureles y pierde el hambre de triunfar. Curiosamente, Rocky encontrará desde donde menos espera el impulso y el apoyo para recuperar ese espíritu de lucha que le había llegado a la cima y que había perdido recientemente.

Sin embargo, no es solamente en el aspecto psicológico que el protagónico muestra su evolución, sino también en lo físico. Sylvester Stallone mostró un cambio de condición física envidiable con una cara afilada y un cuerpo musculado que le valió recibir elogios de varios deportistas del mundo del boxeo y el físicocultutismo, y que siguió explotando en “Rambo: First Blood II” (1985) y “Rocky IV” (1985), compitiendo directamente con Arnold Schwarzenegger como ícono del cine de acción de los 80s. “Sly” redujo su índice de grasa corporal a un mínimo de 2,6% y un peso de 70 kgs, según confesó el actor comiendo diariamente sólo 10 claras de huevo y una tostada al día y fruta cada 3 días. Su entrenamiento consistió en un trote mañanero de 3 kms, 2 horas de pesas, una siesta vespertina, 18 rondas de sparring, otras 2 horas de pesas y una jornada de nado completo para culminar la jornada.
Apollo Creed, con un siempre magistral Carl Weathers (“Predator”, 1987), es otro personaje que experimenta una acertada evolución como personaje protagónico de las primeras dos entregas, a pesar de ciertas licencias de lógica considerando su perfil psicológico y carácter. Tras la dura derrota física y emocional que le significó perder el campeonato mundial de boxeo a manos de Rocky, nos encontramos con un personaje totalmente diferente, maduro, reflexivo y sensato. Apollo muestra una interesante faceta como boxeador retirado y comentarista deportivo, disfrutando de sus éxitos pasados y el respeto de sus ex colegas púgiles. Sin embargo, terminará por adquirir una refrescante nueva faceta de entrenador, ya que junto a su cercano colaborador “Duke” Evers, personificado por Tony Burton, asumirá el entrenamiento de Rocky para el segundo combate con Clubber Lang no sin problemas ante la irreconocible y depresiva actitud y mentalidad del Semental Italiano tras la muerte de Micky. No deja de ser destacable que Apollo entrene a Rocky como si fuera un boxeador negro, para enfrentar a su también negro oponente.

Lo anterior nos lleva a uno de los cambios más radicales en la trama que se relacionó obviamente con el antagonista. El desarrollo de la trama a través de la franquicia y el cambio de tono narrativo demandó, por supuesto, un cambio de villano, el primero en lo que iba de la saga y el primero de una serie de rivales con los que Rocky deberá enfrentarse en las siguientes tres secuelas. Al tratarse de un personaje de un episodio, en realidad es poco lo que el guión puede profundizar en el origen de Clubber Lang sobre su origen, pero sí trabaja lo suficientemente necesario su perfil psicológico y su filosofía de vida. A media cruza entre Apollo Creed y el propio Rocky Balboa, tomando el espíritu arrogante, fanfarrón y matonesco de Apollo y el hambre de triunfo y anonimato de Rocky, Lang es un antagonista de peso y está a la altura del campeón en términos pugilísticos, ofreciendo dos combates de pocos rounds, pero absolutamente vibrantes. En el primer combate la performance de Lang es devastadora y satisface todos los requerimientos para reemplazar al competitivo Apollo.

Sin embargo, los personajes secundarios también tienen bastante que decir. Quizás quien más muestra una evolución es la de Adrianne, en la piel de una icómica Talia Shire (“The Godfather”, 1972) que de ser la tímida esposa de Rocky en las dos primeras entregas, la vemos devenir en una mujer fuerte, segura y sensata que se convierte en el pilar emocional del Semental Italiano. No es Apollo Creed ni el recuerdo de Micky el que termina levantando a Rocky del piso, sino su mujer que tiene la visión y la charla necesaria para encarrilar al púgil a un cambio de actitud. Paulie, por su parte, encarnado por Burt Young (“Once Upon a Time in America”, 1984) muestra una faceta envidiosa y de vago que no había mostrado antes, y que tendrá más sentido en las siguientes entregas “Rocky IV” (1985) y “Rocky V” (1990). Finalmente, el gran Burgess Meredith (Serie “Batman”, 1966-1968) tiene su última participación en la franquicia, con su particular, paternalista y carismática personalidad.

La elección de Laurence Tureaud, más conocido como Mr. T, fue todo un acierto. Antes de que se quedará con el papel de Clubber Lang, la directora de casting Rhonda Young había considerado a dos boxeadores de peso peso de clase mundial, Joe Frazier y Earnie Shavers. Ambos tenían prácticamente la misma estatura que Stallone, pero Young los descartó porque el primero era tartamudo y el segundo tenía una voz muy aguda y delgada. Young llegó a Mr T. cuando lo vio en un programa de televisión de competencias deportivas, en donde el deportista con corte mohicano había destacado. Mr. T asumió su rol villanesco con una frescura, potencia y rudeza que consolida a su personaje como una nueva y potente amenaza para el Semental Italiano. Su éxito sería tal que le permitía no sólo consolidar su carrera actoral de la mano de la galardonada y clásica serie de acción “A-Team” (1983-1987), sino también incursionar en la lucha libre para la World Wrestling Federation (WWF), en donde hizo pareja con el legendario “Hulk” Hogan.

Y hablando de Hogan, Stallone se dio maña de contar con el blondo, enorme y musculoso luchador, en una secuencia que en realidad no le aporta en nada a la trama, pero que resulta una delicia para los fanáticos de la lucha libre. Rocky y “Thunderlips” sostienen una pelea de exhibición que adquiere ribetes de lucha callejera en el ring gracias a la actitud del wrestler, siendo caótica pero condimentada. Diferente por supuesto serán los combates con Lang, en donde Stallone coreografea y filma de excelente manera los duelos con un timing y manejo de cámara notable del fotógrafo Bill Butler (“One Flew Over the Cuckoo’s Nest”, 1975), sin embargo también vale destacar el trabajo del montaje de entrenamiento para “Rocky III” (1982) diseñado por Stallone y ejecutado por los montajistas Don Zimmerman (“Coming Home”, 1978) y Mark Werner (“Driving Miss Daisy”, 1989), que se convertiría en uno de los más emblemáticos del cine de boxeo, sólo superado por el que Stallone filmó en “Rocky IV” (1985), con repetición de Zimmerman.

Además del elenco principal, hubo un par de apariciones especiales como Bill Baldwin y Stu Nahan que repiten como comentaristas de las dos luchas estelares. También encontramos al veterano locutor Jimmy Lennon y el juez de box Marty Denkin. Lou Filippo regresó para su tercera aparición como árbitro durante la segunda pelea contra Lang, y Dennis James y Jim Healy comentaron el enfrentamiento de Rocky y Thunderlips.

Por otra parte, la aparición de Stallone en “The Muppet Show” se incorporaron en la secuencia de apertura, con Jim Henson doblando los diálogos de la Rana René durante su entrevista con Rocky Balboa. Finalmente, Stallone encargó a A. Thomas Schomberg una estatua de bronce para “Rocky III” (1982). Se esculpieron 2 estatus de Rocky de 2,6 metros de altura y 360 kgs, siendo una de ellas ubicada en los icónicos “Rocky steps”, la escalera de acceso frontal del Museo de Arte de Filadelfia que aparece en las dos precuelas. Luego de la filmación, la estatua se reubicó frente al Wachovia Spectrum, siendo sólo vuelta a colocar en su lugar original para los films “Mannequin” (1987), “Rocky V” (1990) y “Philadelphia” (1993).

El score del film estuvo nuevamente a cargo de Bill Conti en donde resaltan nuevos arreglos para el clásico “Gonna Fly” y dos emotivos cortes, “Mickey” y “Adrianne”. En la banda sonora, nuevamente aparece Frank Stallone en los sencillos “Take You Back (Tough Gym)”, “Pushing” y “Take You Back”, sin embargo, el punto más importante fue el icónico y potente “Eye of the Tiger” (1982) de Survivor, escrita por Frankie y Jim Peterik. Stallone inicialmente quería contar con “Another One Bites The Dust” (1981), pero teniendo claro que no lograría hacers con los derechos, optó por contratar a una banda de rock en ascenso que aprovechara la oportunidad de alzarse con el film. La canción encabezó el Billboard Hot 100 durante 6 semanas, fue número uno en Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Finlandia, Noruega, Irlanda, Sudáfrica y Australia y fue nominada al Oscar, BAFTA, Globo de Oro y Grammy a la mejor canción original.

“Rocky III” (1982) se convirtió en un gran éxito comercial, recaundando US$270 millones a partir de un presupuesto de US$17 millones, siendo superada sólo por “Rocky IV” (1985) con US$300 millones, la más exitosa de toda la franquicia.

En resumen, una entretenida e imprescindible dentro de la saga del Semental Italiana, que a pesar de tener un evidente y necesario cambio de tono, no decepciona y se alza como una de las películas deportivas y de acción más recomendables y disfrutables del siglo pasado. La evalúo con un 8.5.

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