Ficha Roma

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Críticas de Roma (1)


mahotsukai

  • 29 Aug 2019

9



Notable y multipremiado drama psicosociohistórico, a cargo de Alfonso Cuarón (“Gravity”, 2013), ganador del Oscar a la mejor película extranjera.

Cleo es una joven empleada doméstica de origen indígena que trabaja para una familia de clase media-alta en la colonia Roma de la Ciudad de México. En sus tiempos libres, junto a su amiga y colega Adela, suelen salir a divertirse con sus novios, en una aparente cotidianidad que cambiará bruscamente sin que pueda evitarlo.

La génesis de “Roma” (2018) se remonta a 2006 cuando Alfonso Cuarón tras estrenar “Children of Men” conversó con su amigo y colaborador el fotógrafo multiganador del Oscar Emmanuel Lubezki (“Gravity”, 2013; “Birdman”, 2014) la idea de hacer una película que homenajeara a las mujeres que lo habían criado y que también abordara la realidad social de los conflictos cotidianos y domésticos y las jearquías sociales de aquellos tiempos, los 70s. El guión finalmente lo comenzó a escribir tras el estreno de “Gravity” (2013) y para ello consideró tres principios básicos: basar la historia de la protagonista en su propia nana que lo crió, sumergirse en la cotidianidad misma de la gente común con sus sueños y frustraciones mundanas, y abordar el contexto sociopolítico de México por aquellos años que lo hacía atravesar una serie de fuertes cambios.

El primer principio tiene como inspiración a Liboria Rodríguez, mujer de origen mixteco proveniente de Oaxaca, que llegó a la casa de los Cuarón Orozco en 1962, apenas unos meses después del nacimiento del futuro director mexicano. Desde tierna edad, el pequeño Alfonso se mostraría interesado en las historias que “Libo” le contaba sobre las carencias económicas, el hambre y la pobreza, que le había tocado vivir en su infancia y adolescencia, lo que llevaría a que se estableciera un vínculo especial entre la nana y el futuro director. Esta relación se contrapone con los recuerdos de Cuarón de la obvia desigualdad jerárquica de “los patrones y la servidumbre” viviendo en el mismo hogar y la discriminación racial también, y que el director de “Y tu mamá también” (2001) retrata en varios detalles, que podrían resultar más bien anecdóticos, como el hecho de que el jefe de hogar le pida a Cleo, la empleada, que conteste el teléfono cuando ella está incluso más cerca, o que la señora de la casa le pida a la empleada que le haga un té recién cuando la ve sentándose a descansar, cuando se lo pudo haber pedido hacía un rato.

El segundo principio, que junto al anterior viene siendo el alma del film, tiene que ver con la cotidianidad de la vida misma, centrándose en los conflictos y problemas que la gente vive a diario. En “Roma” (2018) Cuarón lo reflejará mediante una exposición notable de lo que es la humanidad que nos une, por sobre las diferencias sociales. Es por ello, que no sólo nos encontramos con las problemáticas de Cleo, en concreto su vida amorosa y su inesperado embarazo y más aún el abandono de su novio al saber que espera un bebé -un clásico del machismo latinoamericano-, si no también en las vicisitudes que debe enfrentar una familia desarticulada que vive de las apariencias y cuyos dos pilares principales, el matrimonio, atraviesan una crisis que todos saben sucede, pero que nadie quiere aceptar que está ocurriendo. Problemas cotidianos que suceden y suceden, y que dan cuenta que por más que existan jerarquías sociales, hay cuestiones que nos unen, como el hecho de ser simplemente humanos.

Y el tercer pilar narrativo tiene que ver con el convulsivo ambiente del México de fines de los 60s e inicios de los 70s. Con los recuerdos muy frescos de la infame matanza de Tlatelolco de 1968, Cuarón construye una efectiva ambientación de los años inmediatamente posteriores a este brutal hecho, en concreto a fines del Gobierno del entonces Presidente Gustavo Díaz Ordaz y el advenimiento de su sucesor Luis Echeverría Álvarez. en la llamada ¨Masacre del Jueves de Corpus o ¨Halconazo¨ (1971), otro infame suceso que resultó con la muerte de 120 estudiantes a manos de grupos porriles e incluso participación de la CIA.

Es una época muy compleja, en la que aún hay manifestaciones estudiantiles y el Gobierno utiliza a grupos paramilitares conocidos como “porros” para contrarrestarlos, y cuyos métodos son esencialmente violentistas. Estas agrupaciones también conocidas como “grupos de choque”, que hasta el día de hoy existen y que podemos ver en otros films denunciantes como “Rojo Amanecer” (1989) de Jorge Fons, representan para Cuarón un “aterrizaje” realista de lo que es la cotidianidad, siendo en sí mismos parte de esa misma cotidianidad, en concreto con la participación del novio de Cleo en estos grupos pueriles, como alternativa a su abandonada paternidad.

Sin embargo, y en ello radica el principal valor de “Roma” (2018), el film se alza no sólo como un entrañable e intimista viaje a la infancia del propio Cuarón, si no en el ejercicio mismo del cine al servicio de la memoria y agradecimiento a la mujer que hizo de su infancia un período de relativa seguridad emocional ante el abandono, la desolación y la mezquindad sentimental de los padres. Es el reconocimiento final del director de “Grandes Esperanzas” (1998) a la fortaleza moral de una mujer que guardando una profunda depresión después de ser abusada y traicionada por quien creía la amaba, no olvida en ningún momento sus obligaciones domésticas y morales con ellos, muy a pesar de las diferencias sociales. La escena en la que se mete al mar instintivamente para salvar a dos de los niños sin siquiera ponerse a pensar si sabe o no nadar -de hecho, no lo sabe- y logra salvarlos es una metáfora maravillosa que da cuenta de la grandeza moral de Cleo.

Y hablando de metáforas, “Roma” (2018) está notablemente construida en base a ellas, haciendo hincapié que lo importante está muchas veces en las cosas más simples. Por ejemplo, las escenas del vehículo entrando una y otra vez dificultosamente al estacionamiento de la casa familiar reflejan la rutina y estancamiento de nuestros sueños, y el cambio de vehículo de Sofía luego la decisión de deshacerse de aquello que es molesto y dejar atrás su frustrado matrimonio. Por otra parte, las recurrentes escenas de Cleo y Adela sacando la mierda del perro del estacionamiento una y otra vez, que simbolizan la descomposición familiar y el hecho de que ellas son testigos de la desolación y abandono de los niños, así como un recordatorio de la jerarquía social. O los aviones cruzando una y otra vez por los cielos en una interesante alegoría de lo transitoria que es la vida misma. Incluso la dolorosa pérdida del bebé de Cleo tras impresionarse al ver al padre de su hijo asesinando gente en las revueltas estudiantiles, como la confrontación final con la realidad. Y, por supuesto, el llanto de Cleo sintiéndose liberada finalmente y sin miedo a decir que no deseaba que su hijo/a naciera, al menos no en esa realidad tan cruda.

Todas secuencias exquisitamente retratadas con la habilidad fotográfica del propio Cuarón y, por tanto, con una intensidad que era muy difícil que otro fotógrafo pudiera captar, y que le significó además quedarse con el Oscar a la categoría. La fuerza visual de “Roma” (2018) es difícil de explicar, de hecho, quien logra dejarse atrapar por ella no puede sino sentir un poderoso sentimiento nostálgico, pero acogedor, aunque no hayamos vivido una experiencia similar. Ya sea por la naturalidad de lo cotidiano, por la fuerza humana ante la adversidad en la figura femenina, por la misma pasividad que por momentos retrata y más aún por la violencia humana y natural de la cual no reniega, es en cierta forma una visión apabullante de la misma realidad, que recuerda incluso neorrealismo italiano de “Roma, città aperta” (1945) de Roberto Rosellini y “Ladri di biciclette” (1948) de Vittorio de Sica.

“Roma” (2018) también ha sido considerada como un homenaje definitivo de Cuarón a la Ciudad de México. El obsesivo director quería que toda la recreación de la monstruosa capital mexicana fuese perfecta y exhaustiva, y para ello encargó al director artístico Eugenio Caballero (“El Laberinto del Fauno”, 2006) que escogiera muy bien las locaciones para el rodaje. La casa de la familia protagónica fue efectivamente seleccionada en la colonia Roma, también encontró algunas locaciones en las colonias Condesa y Narvarte, Agricultura (Masacre del Jueves de Corpus), Avenida Baja California e Insurgentes, el Centro Médico Nacional Siglo XXI, el Teatro Metropolitan, la Calzada México-Tacuba y otras. También se filmó en la Playa Arroyo Verde y el Puerto Ceiba, en Tabasco. Para aquellos lugares que habían cambiado bastante desde la década de los 70s, se contrató a Moving Picture Company para recrear el México de esos tiempos.

Si “Roma” (2018) es increíblemente natural es, sin duda, por la actuación de Yalitza Aparicio. Sin ninguna preparación actoral profesional, la futura actriz de ascendencia mixteca se echa encima un papel complejo que demandaba una naturalidad que una persona estrechamente relacionada con el personaje podía asumir. Recién egresada de la Escuela Normalista, aceptaría participar del casting a cargo de Luis Rosales cuando llegó la convocatoria a Tlaxiaco, su ciudad natal, sin embargo, en un principio pensó que se trataba de una artimaña del crimen organizado para esclavizar mujeres en la red de trata de blancas.

Aparicio convencería a Cuarón por su sencillez y por la buena relación y química que logró con Marina de Tavira (“Desafío”, 2010), quien interpretó a Sofía, la señora de la casa. Tavira interpreta a una mujer que debe decidir si dejar de vivir en una mentira (un matrimonio terminado) pretenciosa que oculta a sus hijos y aceptar la verdad, y lo descubrirá precisamente cuando se dé cuenta de que estuvo a punto de perder a lo que más atesora, sus hijos, gracias a Cleo.

El reparto lo completan Jorge Guerrero (Serie “Luis Miguel”, 2018) como Fermín, novio de Cleo muy dado a las actividades porriles, pero no a las responsabilidades paternales; Nancy García como Adela, la amiga y colega de Cleo que le ayuda en las labores domésticas; Verónica García como doña Teresa, la abuela de los niños. En tanto, el debutante Fernando Grediaga, quien encarna a Antonio, el médico y padre de familia, que vive ausente por cuestiones laborales, pero que en realidad ha formado otra familia. Cuarón lo conoció en un concierto del grupo de rock Radiohead y no descansó hasta convencerlo de actuar en su película, por el parecido a su padre.

La banda sonora de “Roma” (2018) incluyó canciones emblemáticas de la cultura popular de los 70s, como “Te he prometido” de Leo Dan, “Más bonita que ninguna” de Rocío Durcal, “No tengo dinero” de Juan Gabriel y “La nave del olvido” de José José, entre otras canciones. También encontramos a otros intérpretes como Javier Solís, Angélica María y Lupita D’Alessio, que permitieron a Cuarón también potenciar musicalmente la historia, al contextualizarla y conectarla con lo que el público latinoamericano pudiera reconocer de ella.

“Roma” (2018) fue mundialmente aclamada y archipremiada con varias nominaciones y premios, como las 10 nominaciones a los Oscar, incluyendo mejor película y quedandose con 3 (mejor director, mejor película extranjera y mejor fotografía); 3 nominaciones al Globo de Oro y ganando 2 (mejor director y mejor película extranjera); 7 nominaciones a los BAFTA con 4 premios finales (mejor película, mejor director, mejor fotografía y mejor película extranjera); León de Oro a la mejor película en el Festival de Venecia; mejor película iberoamericana en los Premios Goya (España) y 10 estatuillas en los Premios Ariel (México), y varias decenas más.

El impacto mediático de “Roma” no sólo se tradujo en la aclamación de la crítica, sino también en dos hechos muy polémicos. El primero de ellos fue la impresentable y matonesca campaña de desprestigio y discriminación contra Yalizta Aparicio que algunos actores de TV y cine en México hicieron celosos de su éxito, a propósito de la merecida nominación a mejor actriz principal en los Oscar de la debutante actriz. Y la otra fue la gran polémica que armó a propósito de guerra declarada de Hollywood a Netflix, siendo “Roma” (2018) una de las primeras películas exitosas nominadas al Oscar que no fue financiada ni distribuida por la meca del cine mundial. Puntualmente, no son pocos quienes señalan la guerra sucia que varios cineastas le hicieron a Cuarón y que habría inclinada la balanza a la hora de la entrega del premio a la mejor película, en donde “Roma” (2018) perdió ajustadamente contra “Green Book” (2018) de Peter Farrelly.

En resumen, un conmovedor e imprescindible film intimista que celebra la memoria y la fuerza femenina en la cotidianidad de tiempos difíciles, que sorprende además por la naturalidad, fluidez y belleza plástica con que su director nos recuerda una y otra vez que la vida es un recuerdo para atesorar.



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