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Stalingrado es una película bélica muy diferente a los productos norteamericanos. Su intención no es ver un montón de acción y matar a los enemigos del otro país por la bandera, no. Stalingrado narra la guerra muy por dentro, donde ocurre algo muy inusual dentro de lo que suelen tener las películas de nazismo, y es que no nos presentan a los soldados nazis como malos sino que eso se deja a los seres superiores.

Stalingrado pues es una película cuya función es narrar la guerra de forma muy cercana, muy cruel, donde se ven paisajes desoladores de soldados malheridos y cadáveres, intentando empatizar con todo ello. Los escenarios son muy deprimentes, cerrados, oscuros...

La primera hora por tanto es un auténtico festín de cine crudo, me encantó. Sin embargo la película según avanza se descafeina poco a poco, y no es porque sea mala, ni porque dejen de mostrar la guerra como se había hecho hasta entonces, sino que es que la primera parte es tan cruenta que apenas se ve una diferencia entre el gran infierno que es lo que sigue después, se me hizo pesada.

Es una gran película a fin y al cabo, pero no encontré que fuera una obra maestra ni de lejos, pero creo que es muy agradable encontrarse con una película en la que se vean que los soldados son personas a pesar de que luchen por el lado nazi, es por tanto recomendable, pero llega a ser plana.

Me hubiera gustado verla dirigida por Sergio Leone.

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