Buen drama compuesto sincrónicamente por tres historias que se dan en una misma noche de sábado y que terminan por conectarse.
Todo se da un sábado por la noche, acaso el momento insigne en que todos los chilenos, sin importar su clase social, se dan a la vida y comparten un buen trago y una que otra cosa más. esa noche, un marinero errante busca a su esposa y al destinatario de un paquete que debe entregar. En una segunda línea, el festejado de un ascenso resulta ser despedido y la traición viene de donde más duele, el mejor amigo. Y en tercer lugar, un camionero y una mesera intentando pasar la noche juntos hasta que coinciden con el marinero y su mujer, en su peregrinar hotel por hotel o motel por motel.
Entre las virtudes de este film, tenemos un honesta radiografía de la sociedad chilena, unida por una noche de juerga y embriaguez pero separados por la inamovible desigualdad social. Una de las más extremas del continente. Y en esta desigualdad, tenemos elementos que rozan la traición entre amigos, cuando cada uno lucha por un mejor pasar sin importar que eso signifique fregarse al otro.
También tenemos elementos anecdóticos, como lo es este submundo de aventurillas, que recuerda por momentos a ¨El Chacotero Sentimental¨ (1999) de moteles e historias de cama que se dan o no se dan, y que termina curiosamente en una relación de padrinazgo al final.
Por momentos demasiado social y reflexiva, puede resultar algo densa e incomprensible si no eres chileno, porque apela mucho a lo local y a lo idiosincrático. Con todo, puede servir para que entiendas a nuestra sociedad.
Las actuaciones no son del todo espectaculares, pero desarrollan correctamente la trama, destacando una vez más Alejandro Trejos y Aldo Parodi, como estos amigos en que la traición encuentra una brecha; un siempre irónico Ramón Llao y un despistado y caliente Pablo Macaya, que disfruta de papeles como éste.
mahotsukai
7
Buen drama compuesto sincrónicamente por tres historias que se dan en una misma noche de sábado y que terminan por conectarse.
Todo se da un sábado por la noche, acaso el momento insigne en que todos los chilenos, sin importar su clase social, se dan a la vida y comparten un buen trago y una que otra cosa más. esa noche, un marinero errante busca a su esposa y al destinatario de un paquete que debe entregar. En una segunda línea, el festejado de un ascenso resulta ser despedido y la traición viene de donde más duele, el mejor amigo. Y en tercer lugar, un camionero y una mesera intentando pasar la noche juntos hasta que coinciden con el marinero y su mujer, en su peregrinar hotel por hotel o motel por motel.
Entre las virtudes de este film, tenemos un honesta radiografía de la sociedad chilena, unida por una noche de juerga y embriaguez pero separados por la inamovible desigualdad social. Una de las más extremas del continente. Y en esta desigualdad, tenemos elementos que rozan la traición entre amigos, cuando cada uno lucha por un mejor pasar sin importar que eso signifique fregarse al otro.
También tenemos elementos anecdóticos, como lo es este submundo de aventurillas, que recuerda por momentos a ¨El Chacotero Sentimental¨ (1999) de moteles e historias de cama que se dan o no se dan, y que termina curiosamente en una relación de padrinazgo al final.
Por momentos demasiado social y reflexiva, puede resultar algo densa e incomprensible si no eres chileno, porque apela mucho a lo local y a lo idiosincrático. Con todo, puede servir para que entiendas a nuestra sociedad.
Las actuaciones no son del todo espectaculares, pero desarrollan correctamente la trama, destacando una vez más Alejandro Trejos y Aldo Parodi, como estos amigos en que la traición encuentra una brecha; un siempre irónico Ramón Llao y un despistado y caliente Pablo Macaya, que disfruta de papeles como éste.
Recomendable.
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