Ficha El Precio del Poder

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Críticas de El Precio del Poder (1)


mahotsukai

  • 30 Jun 2022

10



Notable e icónico drama criminal protagonizado por Al Pacino y dirigido por Brian de Palma (“Carrie”, 1976).

Miami, años 80. Tony Montana es un emigrante cubano violento y implacable que se instala en Estados Unidos con el objetivo de convertirse en un importante gánster, partiendo desde abajo junto a su amigo y compatriota Manny Rivera.

Los orígenes del recordado remake del clásico homónimo de 1932 de Howard Hawks se remontan a 1982 cuando Al Pacino asistió a una proyección en el Tiffany Theater de Los Ángeles y quedara fascinado con el film. Más tarde, se comunicaría con su manager, el productor Martin Bregman (“Serpico”, 1973), a quien convencería sobre la conveniencia de realizar un remake de dicho clásico. La versión original, producida por el propio Hawks y Howard Hughes, con guión de Ben Hecht, se basaba en la novela homónima (1929) de Armitage Trail que, a su vez, se había inspirado en la figura del legendario Al Capone. Protagonizada por Paul Muni, en su momento, la película había provocado gran polémica por su supuesta glorificación de la violencia y el crimen organizado por lo que, a pesar de que fue producida antes de la introducción del Código de Censura de 1934, el precedente Código Hays se encargaría de exigir la inclusión de un prólogo en donde se condena a los gánsteres, un final alternativo más moralizante y un título original (“The Shame of a Nation”), que finalmente no se modificó.

La visión de Pacino respecto a reversionar la que es considerada una de las clásicas mejores películas de gánsteres de la historia junto a “Little Caesar” (1931) de Mervyn LeRoy y “The Public Enemy” (1931) de William A. Wellman constituiría un refrescante y relevante retrato del mundo gánster en la década de los 80s, posterior a las dos magníficas primeras entregas de la saga “The Godfather” (1972-1990) en 1972 y 1974, las cuales, por cierto, habían sido protagonizadas por el legendario actor y permitiría, ciertamente, un reflorecimiento del subgénero como radiografía social del fenómeno criminal, sin renunciar a la reconstrucción de época, claro, como veríamos en otros clásicos posteriores como “Once upon a time in América” (1984) de Sergio Leone, “The Untouchables” (1987) de Brian de Palma, “Goodfellas” (1990) de Martin Scorsese e incluso “Pulp Fiction” (1994) de Quentin Tarantino. Con todo, Pacino comprendería que realizar un remake de época del clásico de Hawks no funcionaría tanto cómo si se hiciera actualizándolo al contexto de los 80s.

Compartiendo esta visión, Pacino y Bregman incorporarían al director y guionista Sidney Lumet (“Serpico”, 1973) quien trabajaría la idea de que Tony Montana fuese un migrante cubano asilado en Estados Unidos, durante el éxodo del Mariel, movimiento migratorio de cubanos que salieron del puerto Mariel en Cuba hacia Estados Unidos entre el 15 de abril y el 31 de octubre de 1980. A Bregman le gustó, sin embargo, entró en varias desavenencias con Lumet cuando éste quiso darle un enfoque más político al guión al culpar a la administración presidencial por la entrada de cocaína en los Estados Unidos, lo que le acarrearía problemas con el Partido Republicano, cuyo miembro Jimmy Carter (1976-1981) gobernaba el país en el momento del éxodo de Mariel. Por lo demás, Bregman tampoco quería abrir otro flanco polémico con la actual Administración Reagan (1981-1989) quien tenía serios problemas con el crimen organizado y la venta de drogas para lo cual promulgaría una ley en 1986.

Por lo que no sería extraño que Lumet abandonara el proyecto, ingresando en su lugar Brian de Palma, quien venía de estrenar el thriller “Blow Out” (1981) y quien mantuvo a Oliver Stone (“Platoon”, 1986) como guionista, el cual había aceptado escribir la trama luego de que Lumet le convenciera. De Palma coincidía en la idea de Stone de mantener la premisa de la historia de gánsteres enfrentándose a los mismos problemas de prohibición de siempre, sólo que a diferencia de la versión original en donde encontramos gánsteres italianos y la ley seca, serían inmigrantes caribeños los mafiosos y la cocaína el problema. Así, para evitarse problemas políticos y de paso claramente contradecir las ideas de Lumet, Bregman y De Palma introducirían un ideologizado prólogo en que culpan al Regimen de Fidel Castro de aprovechar el éxodo de Mariel para liberar las atestadas cárceles cubanas y permitir la salida de la peor escoria de la isla hacia Estados Unidos, específicamente Miami, en cuyo grupo viajarán nuestros protagonistas, Tony Montana y su gran amigo Manny Rivera.

Claramente, una de las cuestiones más representativas del film es su potente representación de la violencia criminal de aquella época, los inicios de los 80. Incluso a ojos modernos, puedo señalar con total seguridad que el guión de Stone no peca precisamente de exageración ante la docena de secuencias de drama y acción en que se ejerce violencia de todo tipo, desde la más explícita a la más sugerente. Entre las primeras, asistimos a crímenes por encargo cometidos con total alevosía y frialdad, como el crimen del alto cargo comunista caído en desgracia Emilio Rebenga con arma blanca a manos de Montana y el asesinato y descuartizamiento con motosierra (fuera de cámara) de un amigo de Tony, Ángel, en un intercambio fallido de cocaína con unos traficantes colombianos, del que Montana y Rivera apenas salen vivos. El ahorcamiento de Omar, mano derecha del jefe mafioso López, desde un helicóptero en el aire, por orden del propio López y Sosa, un socio boliviano, también dan cuenta de la brutalidad con que se suele eliminar y/o castigar a quienes pertenecen a la mafia.

Por otra parte, asistimos también a la recreación de otro tipo de violencia, una más sugerente o menos explícita si se quiere llamar así, esencialmente psicológica. En ella encontraremos importantes ejemplos, como la discriminación y trato que reciben en Estados Unidos como migrantes de un régimen comunista, que les dificulta más las oportunidades. Como la agresiva recepción de la madre de Tony cuando éste, ya convertido en un temible gánster, visita el hogar tratando de impresionarla, consiguiéndolo sólo con su hermana Gina, a quien no veía hacía años. Como la temeraria advertencia de Tony a Gina y (potencialmente a) Manny de que no permitirá que su hermana tenga pareja y que se encargará de acabar con quien se atreva, sin saber de la relación clandestina de ambos. Como el tratamiento que recibe Elvira, la hermosa y rubia mujer de su jefe López que se convierte en la obsesión de Tony y a, quien luego de cortejar, trata de la misma forma o peor aún, recriminándole el hecho de no poder darle un hijo por su adicción a la cocaína y su consecuente esterilidad.

Sin embargo, una de las cuestiones más interesantes del guión de Oliver Stone es, sin duda, la gran construcción del personaje de Tony Montana, interpretado magistralmente por Al Pacino, quien insistió en protagonizar el film para lo cual se hizo asesorar de un entrenador de boxeo y un profesor de idioma que le ayudara en sus diálogos de spanglish y español cubano. Stone, por su parte, estaba sumergido en la vida real en una enorme adicción a la cocaína por aquel entonces por lo que decidió, luego de realizar junto a Bregman su propia investigación en las Oficinas del Fiscal Federal y contra el Crimen Organizado, irse a París para desconectarse de su habitual entorno y poder plasmar todos los horrores y errores que la adicción le había traído. Si bien no se trata claramente de una personificación propia, en cierta forma, parte del proceso de creación de Tony Montana serviría como un verdadero exorcismo para el futuro director de “JFK” (1991) respecto a sus problemas con la cocaína.

Tony Montana es uno de los mejores personajes escritos por Stone y uno de los gánsteres más importantes e icónicos de la historia del género, junto con Johnny Rocco (“Key Largo”, 1948), Vito y Mike Corleone (Saga “The Godfather”, 1972-1990), Al Capone (“The Untouchable” (1987) y Tommy De Vito (“Goodfellas”, 1990). Tony es un tipo frío, calculador y extremadamente violento, a quien no le tiembla la mano cuando debe eliminar rivales en su camino hacia a la cima del imperio de la droga. Dueño de una personalidad agresiva e impredecible, su naturaleza violenta, sin embargo, se traduce también en una serie de contradicciones psicológicas e ideológicas como sus ambiguos sentimientos hacia su familia, en especial su hermana Gina, de la que se sugiere siente una atracción incestuosa y el asesinato de su mejor amigo Manny, al enterarse que se casó en secreto con Gina. Por otra parte, su negativa a no asesinar niños cuando se niega a hacer estallar el vehículo del periodista que los iba a delatar a la ONU por órdenes de Sosa y el resto de la cúpula mafiosa boliviana, parece mostrar un atisbo de humanidad dentro del monstruo violento que es.

“Scarface” (1983) es un film con una identidad visual que no la hacen pasar desapercibida en el subgénero, de la cual se encargó el diseñador artístico Ed Richardson (“Cat People”, 1982), quien se encargó no sólo de sugerir el cambio de Miami a Los Ángeles para el rodaje cuando la Junta de Turismo de Miami se negó a autorizar la filmación por temor a desalentar el turismo en la zona, sino también para recrear un convincente escenario latino de los bajos fondos en donde Cara Cortada inicia su carrera delincuencial así como la estadía de Tony y Omar en Bolivia. En contraparte, y como evolución del entorno y del personaje protagónico, creó los decorados internos para lo que sería el Babylon Club y, también, participó de la elección de El Fureidis, una mansión de estilo romano en Santa Bárbara, California, como el exótico palacio de Montana en Miami. La fotografía principal a cargo de John A. Alonzo (“Chinatown”, 1974) y el rodaje se extendió entre el 22 de noviembre de 1982 y el 6 de mayo de 1983.

La extensión del rodaje, que fue de 24 semanas totales, se debió principalmente a una serie de imprevistos como la caída de Pacino en una escena en la cual también se quemó la mano con la boca del arma que acababa de disparar, además de las molestias nasales que le produjeron luego de inhalar varios gramos de laxante en polvo para bebés (que simulaba la cocaína), y la explosión accidental de una bomba que lastimó a dos especialistas de riesgo. Como anécdotas, comentar que la secuencia del tiroteo en el clímax también incluyó una sola toma de cámara a cargo Steven Spielberg, quien visitaba el set en ese instante. Además, el icónico “pequeño amiguito” de Tony es una M16 con un lanzagranadas M203 de 40 mm unido al cañón. Finalmente, comentar que hay más de 200 veces en que se utiliza la palabra “fuck” en todo el film, todo un récord en su época.

Además de Al Pacino, “Scarface” (1983) se da maña de contar con un gran reparto, incluyendo a Steven Bauer (“Traffic, 2000) como Manny, amigo y mano derecha de Tony, una entonces desconocida Michelle Pfeiffer (“The Age of Innocence”, 1993) como Elvira Hancock, la esposa de Frank Lopez, que se convierte en la obsesión de Tony y en su esposa, Mary Elizabeth Mastrantonio (“The Color of Money”, 1986) como Gina, la hermana de Tony, Robert Loggia (“Jagged Edge”, 1985) como el capo de la droga Frank Lopez, un capo de la droga de Miami y mentor de Tony y Manny, F. Murray Abraham (“Amadeus”, 1984) como Omar, la mano derecha de López, Míriam Colón (“Sabrina”, 1995) como la madre de Tony y Gina, Paul Shenar (“Raw Deal”, 1989) como Alejandro Sosa, el narcotraficante boliviano y proveedor de Tony y Harris Yulin (“Ghostbusters II”, 1989) como Mel Bernstein, oficial de policía corrupto que intenta extorsionar a Tony. Agregar que John Travolta fue considerado para el papel de Manny y Glenn Close para el de Elvira.

La música quedó a cargo del productor discográfico italiano Giorgio Moroder (“Neverending Story”, 1984), conocido por su trabajo con Donna Summer, quien trabajó esencialmente sonidos de new wave sintetizada y música electrónica estilo muzak genérico. De Palma tuvo que defender la elección musical de Moroder ante Universal que siempre insistió con música de banda sonora pop.

“Scarface” (1983) se estrenó el 1° de diciembre de 1983 en Nueva York, recibiendo críticas mixtas. Antes de su estreno recibió por la Motion Picture Association una calificación X por violencia excesiva y acumulativa y por su lenguaje, lo que molestó seriamente a De Palma que ya había hecho tres montajes para evitar dicha calificación. Posteriormente, se anuló y se le otorgó calificación R, pero De Palma consideró que los cortes eran insignificantes y sencillamente la estrenó sin cortes.
La película tuvo un éxito moderado recaudando más de US$65 millones a partir de una inversión promedio de US$25 millones.
La película recibió tres nominaciones a los Globo de Oro (actor dramático, actor de reparto y banda sonora) y fue ridículamente ignorada por la Academia. De hecho, Brian de Palma ganó curiosamente el Golden Raspberry al peor director del año.

En resumen, un clásico del cine de gánsteres que tiene como principales claves una entretenida historia, un acertado ritmo de narración y un gran reparto, con un Al Pacino encendido como pocas veces lo hemos visto.



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