Ficha Rocky

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Críticas de Rocky (1)


mahotsukai

  • 29 Nov 2019

10



Inspirador y notable film dirigido por John G. Avildsen, escrito y protagonizado por Sylvester Stallone.

Rocky Balboa es un desconocido boxeador amateur a quien se le ofrece la oportunidad de disputar el campeonato mundial de los pesos pesados ante el invencible Apollo Creed. Con una enorme fuerza de voluntad, Rocky se preparará para el combate y también para los cambios que se vendrán en su vida.

El origen de uno de los films dramáticos más inspiradores y emblemáticos de la historia del cine se remonta a mediados de los 70s cuando un desconocido Sylvester Stallone se ganaba la vida con algunas apariciones en películas como “Bananas” (1971) de Woody Allen y escribía guiones. Sin embargo, todo comenzaría a cambiar para la futura estrella de Hollywood después de asistir al combate entre Muhammad Ali (1942-2016) y Chuck Wepner (1939-) que tuvo lugar en el Richfield Coliseum en Richfield, Ohio, el 24 de marzo de 1975. En dicha lucha, Wepner desafió todo pronóstico y dio dura pelea al legendario Ali quien sólo pudo noquearlo en el 15° asalto. La fuerza de voluntad y el aguerrido espíritu de lucha de Wepner habían dejado anonadado a Stallone quien se inspiraría para crear al mítico Rocky Balboa que, junto a John Rambo, se convertiría en su personaje más icónico.

Aunque se dice que Stallone también se inspiraría en otros boxeadores reales como Joe Frazier (1944-2011) y Rocky Graziano (1919-1990) y la película autobiográfica de este último “Somebody Up There Likes Me” (1956) de Robert Wise, y que Stallone lo negara y tuviera que pagar una indemnización al propio Wepner años después, no cabe duda de que Rocky Balboa está inspirado en el ex púgil de origen judío que llegaría a ser conocido como “The Bayonne Bleeder” (o “El Sangrador de Bayonne”) debido a su habitual y prominente sangrado de cejas durante el combate. Wepner que tenía un estilo pugilístico bastante tosco y torpe, pero de pegada fuerte, representaba a los boxeadores de clubes de barrios que con más coraje y corazón que técnica estaban dispuestos a dejarlo todo en el ring. Lo que Stallone vio que Wepner hizo esa noche en Richfield Coliseum, le permitiría concebir al boxeador más famoso y popular de la historia del cine.

Sin embargo, el actor de origen italiano idolotraba a Alí y, por supuesto, pensó que necesitaba impregnar al rival de Rocky Balboa una personalidad excéntrica y arrogante como la del legendario boxeador negro, para hacer de este enfrentamiento una verdadera y prototípica lucha al estilo “David contra Goliat”. Alí era una leyenda viviente cuando enfrentó a Wepner y fiel a su estilo había pronosticado que éste no iba a durarle más de 3 asaltos en el cuadrilátero. Sin embargo, el eterno campeón del mundo no sólo fue incapaz de noquearlo en tal instancia, sino que sufrió cuando Wepner lo tiró a la lona a mitad de combate, debiendo batallar hasta el último round para derrotarlo.

Apollo Creed es la némesis absoluta de Rocky y, en consecuencia, la representación de dos visiones totalmente opuestas de lo que es el boxeo, el esfuerzo y el hambre de triunfos. Si Balboa es un completo desconocido, un tipo sencillo, pobre y fracasado que apenas se gana la vida como cobrador de préstamos, Creed es popular, arrogante, millonario y exitoso, el actual e indiscutido campeón del mundo que, ante la escasez de rivales de peso, se da maña de fanfarronear e incluso llegar a idear un ridículo combate con un boxeador amateur, al que promete darle una oportunidad para soñar. Lo veremos más adelante en las secuelas “Rocky III” (1982) y “Rocky IV” (1985) dirigidas por el propio Stallone, pero no siempre fue así. El espíritu de lucha y el hambre de triunfos que Rocky tiene será una cuestión que deberá trabajar y que Apollo olvidaría tomar en cuenta, porque un hombre sólo necesita proponérselo para lograr cualquier objetivo, por imposible que parezca.

Ahora bien, si “Rocky” (1976) se convierte en una película inspiradora y fuertemente emocional es, en gran medida, por el hecho de que veamos a su protagonista tomar la oportunidad que se le presenta (una de esas que no se repiten) y cambiar para siempre su vida, con el boxeo como metáfora de una implacable lucha contra la adversidad. Eso no quita que el film tenga cierta naturaleza, y no se puede negar, de película propagandística sobre el sueño americano. No en vano Rocky es un estadounidense de origen italiano que vive inmerso entre los valores más tradicionales de la sociedad americana, entre ellos, la familia, el sueño americano, el esfuerzo propio, el capitalismo y otros. Sin embargo, lo que termina haciendo del film memorable será precisamente que presenta el sueño americano como lo que es, un sueño y nada más, presentando todo lo vivido por el protagonista como una experiencia enriquecedora desde un punto de vista emocional y espiritual más que material, aspecto que la diferenciará del resto de las próximas entregas.

Todo lo anterior también permite decir que se trata de un relato desgarrador y descarnado, una historia de heroísmo y autodescubrimiento a partir de frustraciones y sobrevivencia. Y es que, aunque la historia originalmente era bastante más oscura y con un deselance que alejaba a Rocky del boxeo por cuestionarse los métodos de dicho deporte, “Rocky” (1976) también es lo suficientemente honesta para mostrar la cruda realidad a la que deben enfrentarse muchas personas sin medios económicos y, por tanto, sin oportunidades, pero con unas enormes ansias de triunfo y superación. Avildsen recrea, así, la impactante y brutal realidad de una de las ciudades más pobres de Estados Unidos, Philadelphia, en donde hasta el día de hoy casi un 25% de su población vive en la insolvencia económica.

En ello, Rocky es uno más de ellos y sobrevive a duras penas con un trabajo, por lo menos, amoral por su naturaleza, aunque pragmático, y de la caridad de ciertos personajes de dudosa reputación que le ayudan más que nada por una cuestión de inversión. La situación de su amigo Paulie Pennino y su hermana Adriana, interés amoroso del boxeador amateur, no es mejor, apenas tienen empleos con bajos salarios que les alcanza para llevar una destartalada casa, además de que el futuro cuñado del boxeador es un borracho sin remedio. La frustración económica que viven que, por supuesto comparten todos, incluido Rocky, se transforma en un caldo de cultivo para otros lastres como la violencia doméstica, la creación de bandas criminales y el mercado negro. En este contexto, el boxeo amateur surge como una ligera esperanza de salir de la pobreza, llevando a uno que otro joven a enrolarse en los empobrecidos e insalubres clubes de boxeo de barrio, en donde pueden encontrar una oportunidad.

Además, si “Rocky” (1976) es un film que denota gran naturalidad y un acercamiento al realismo es porque Avildsen (Saga “Karate Kid”, 1984-1989). Por ejemplo, más allá de las secuencias planificadas en las calles de Philadelphia, varias de estas escenas no contaron con extras, sino que de forma espontánea las personas se acercan a Rocky mientras entrena. Lo mismo sucede en las escenas en las que Rocky trata de encarrilar a una chica que se junta con una pandilla y las escenas en el club de boxeo en donde podemos observar a verdaderos aspirantes a boxeadores entrenando y sosteniendo luchas. De la misma forma, la naturalidad y complicidad que el propio Stallone logró conectar con el público se basa precisamente en el hecho de que la historia de Rocky Balboa es la historia del mismo Sylvester Stallone.

Como ya mencioné, Stallone era un actor de segunda categoría, y quizás hasta de tercera, que había tenido que aceptar participar en película pornográficas incluso para sobrevivir (“The Party At Kitty and Stud’s” (1970) de Morton Lewis, por la cual cobró 200 dólares. El propio actor confesaría más tarde que llegó un momento en que estaba durmiendo en la calle y tenía dos opciones, filmar la película o robar, optando por la primera. Pero más allá de eso, cuando Stallone escribe y presenta el guión de lo que en ese momento tituló “The Paradise Alley” y que luego sería “Rocky” (1976) era una oportunidad, tal como Balboa. Su interpretación adormilada y pesimista pero impetuosa -la mejor de su carrera- le significaría aportar una autenticidad inusitada al film y alcanzar el éxito rotundo, a pesar de que los productores no tenían en los planes que él protagonizara su propio guión: Robert Redford, Burt Reynolds y James Caan fueron considerados, pero Stallone no lo permitió e impuso su protagonismo. Hoy en día sería difícil concebir “Rocky” (1976) y su larga saga siendo protagonizada por otro que no fuese el icónico actor de acción de los 80s.

El resto del reparto fue seleccionado no sin dificultades, pero también terminarían convirtiéndose en personajes icónicos. Por ejemplo, para el papel de Apollo Creed primero se pensó en contratar al boxeador profesional Ken Norton quien había peleado tres veces con Alí e incluso le había ganado, pero al desistir éste se optó por elegir a Carl Weathers (“Predator”, 1987) debido a su físico y su actitud extrovertida y jactanciosa, siendo -sin duda- todo un acierto. El eterno, bravucón y fanfarrón boxeador creado por Weathers seguiría participando en las próximas tres secuelas dirigidas por el propio Stallone (1979-1985) pero experimentación un proceso de cambios que resultarían bastante interesantes. De la misma forma, para el papel de Adrianna Pennino inicialmente se contempló a Carrie Snodgress (“The Fury”, 1978) pero finalmente se quedaría con el papel Talia Shire (“The Godfather”, 1972) hermana del legendario director Francis Ford Coppola, debido a su delicado aspecto físico y voz tímida, encarnando a un todo un clásico del cine estadounidense, siendo también otro personaje que experimenta una evolución conforme avanza la saga.

Finalmente, destacar a Burt Young, Burgess Meredith y Tony Burton. Young (“Chinatown”, 1974; “Once Upon a Time in America”, 1984) interpretó al impredecible y borracho amigo de Rocky que se convertirá en su cuñado, personaje que en esta entrega tiene algunos rasgos cuestionables sobre honestidad y lealtad. Por su parte, un ya veterano Meredith (Serie “Batman”, 1966-1968, “Clash of Titans”, 1981) interpreta al entrañable Mickey, el malhumorado ex boxeador fracasado que entrena a los nuevos aspirantes y que cree encontrar algo especial en Rocky. Por último, Burton (Saga “Rocky”, 1976-2006; “The Shining”, 1980) quien había sido boxeador en su joventud encarnó a Tony Duke, el entrenador de Apollo, que junto a Burt Young y el propio Stallone, es el único personaje que estuvo en toda la saga del boxeador.

Como anécdota comentar que el presupuesto de la película obligó a que Stallone introdujera a algunos familiares en la filmación, como su padre que toca la campana al inicio y fin de cada asalto, su hermano que encarnó a un cantante callejero y su entonces esposa a una fotógrafa. Ello no imposibilitó que el boxeador Joe Frazier hiciera un cameo al inicio del combate entre Apollo y Rocky. También hicieron un cameo el periodista Stu Nahan y Lloyd Kaufman, fundador de la Troma.

La fotografía principal a cargo de James Crabe (“Karate Kid”, 1984-1986) se inicio en enero de 1976 y tuvo lugar principalmente en Philadelphia y algunas escenas en Los Ángeles. Crabe utilizó la por entonces nueva Steadicam para la escena en que Rocky corre por las calles de la ciudad y sube las escaleras del Museo de Artes de Philadelphia, conocidad coloquialmente como “Rocky’s Steps”. Por otra parte, para las escenas del combate, se optó por filmar los asaltos en forma inversa, es decir desde el 15° al 1° con los actores maquillados con sangre y moretones para eliminar el maquillaje totalmente. A pesar de que Stallone y Weathers siempre han tenido una gran relación, durante las escenas del combate terminaron con costillas magulladas (Stallone) y una nariz dañada (Weathers) producto de su interacción en el combate.

La emblemática e inspiradora banda sonora a cargo de Bill Conti, quien ya había colaborado con Avildsen en “Dixie Dancekings” (1975). Conti crearía una de las partituras más emotivas y desgarradoras de la historia del cine que tiene en piezas como “Going the Distance” y “Gonna Fly Now”, interpretada por Etta Little y Nelson Pigford, verdaderos himnos al espíritu de superación, y otras como “Butkus” (dedicada al perro de Stallone) y la nostálgica e intimista “The Final Bell” con Rocky y Adriana abrazados en el ring sin importarles más que el uno y el otro, todas piezas compuestas de una instrumentación en donde destacan violines y trompetas con importantes matices de fanfarria. Hoy en día es imposible que haya gente que no la identifique y relacione no sólo con el espíritu deportivo, sino de superación.

“Rocky” (1976) fue aclamada por la crítica y nominada a 10 Premios Oscar, quedando con la estatuilla a la Mejor Película, al Mejor Director y al Mejor Montaje. Fue nominada a los Globos de Oro en 6 categoría, quedandose con Mejor Película. Otros premios fueron Mejor Película Extranjera en los Blue Ribbon Awards, Mejor Actor Extranjero (Stallone) en los Premios David Di Donatello, Mejor Montaje en los Premios Eddie, Mejor Película en los Premios del Sindicato de Directores, Mejor Película y Actor (Stallone) en los Kansas City Film Critics Circle, Mejor Película en los LAFCA y Mejor Actriz de Reparto en los New York Film Critics Circle Awards. También fue distinguida en los National Film Registry, National Board of Review y Premios de la Academia Japonesa.

En resumen, una grandiosa película que aborda y se sumerge en lo más profundo del espíritu de superación humano y que a pesar del paso del tiempo continúa emocionando y conmoviendo como pocas películas.



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