Ficha Gladiator (El Gladiador)

8.38 - Total: 522

  • No la has puntuado
  • No has insertado crítica
  • No has insertado curiosidades
  • No has insertado ningun error


Críticas de Gladiator (El Gladiador) (1)


mahotsukai

  • 3 Oct 2019

8



Entretenida cinta épica ganadora del Oscar a la mejor película, dirigida por Ridley Scott y protagonizada por Russell Crowe.

En la Roma imperial, el anciano emperador Marco Aurelio, próximo a su muerte, decide transferir el poder a su mejor general, Máximo Décimo Meridio, en lugar de hacerlo a propio hijo, Cómodo, lo que desencadenará la ira del aspirante a emperador, quien hará todo lo posible por destruir a Máximo.

Hacía décadas que el cine Peplúm estaba literalmente olvidado cuando el reconocido director Ridley Scott (“Alien”, 1979; “Bladerunner”, 1982) se propone llevar a la pantalla la historia original de David Franzoni basada en la novela “Those about to die” (1958) Daniel P. Mannix.

Y es que el subgénero, caracterizado por fastuosas producciones ambientadas en la Antigüedad Clásica de los 50s y 60s, no había tenido producciones destacables en las últimas décadas, siendo en los 80s, reemplazadas por las de espada y brujería y en los 90s, derechamente olvidadas por la irrupción del thriller. El público recordaba clásicos lejanos como “Cabiria” (1914), “Los Últimos Días de Pompeya” (1914), “Hercules” (1958) y “Masciste, el coloso” (1961) en Europa y las grandes producciones hollywoodense “Quo Vadis?” (1951), “Ben-Hur” (1959), “Espartaco” (1960) y “Cleopatra” (1963) siendo en general aludidas como “clásicos de época”.

“Gladiador” (2000) es una sólida película, pero discrepo con catalogarla de obra maestra, porque en la práctica es bastante “normal” dentro del subgénero. Sí, porque el guión de David Franzoni, William Nicholson y John Logan, revisado y reescrito varias veces por cada uno en favor de los otros dos, respeta la estructura clásica de un péplum, comenzando con un gobernante inmoral que subyuga a la población y un héroe que debe hacerle frente. En este caso, tenemos a Cómodo subyugando a un grupo de esclavos convertidos en gladiadores, a quienes les exige entretener a la también inmoral clase aristocrática con espectáculos de sangre y muerte.

También, observamos la radicalización de la moral, con un héroe sufrido e intachable en su conducta y forma de pensamiento y un villano abusivo y de una maldad irredimible. Así, tenemos a Máximo, máximo general y héroe, respetado, que no tiene aspiraciones personales sino colectivas para su pueblo, rechazando el poder absoluto que el emperador Marco Aurelio le ofrece; y en contraposición, Cómodo, ambicioso, intrigante, déspota y cruel, cuyo único fin es su propia gloria.

En tercer lugar, la relativización de la razón como herramienta al servicio del villano, y en la que el héroe sale victorioso por su fuerza y sus habilidad para luchar, en contraposición al villano, que la utiliza (la razón) para idear intrigas y estrategias que le permitan salir adelante. Es decir, la razón y la astucia al servicio de la intriga. En este caso, Máximo logra mantenerse vivo gracias a sus dotes de guerrero y Cómodo logra acabar con su padre y con sus enemigos gracias a su habilidad para tener espías y alíados.

Por otra parte, el tratamiento de los personajes femeninos del péplum se limita a la mujer del héroe y la del villano, que en este caso pasa por el casi total protagonismo de Lucila, hija de Marco Aurelio, ex amante de Máximo, que tiene una doble función, como villana momentánea sustentado en el ardid de no haber atrapado a Máximo en su soltería y luego “redimiéndose” de su comportamiento y ayudando al héroe.

Las características típicas del péplum también se reflejan en la estética del film, comenzando por el trabajo escénico y el vestuario, que por supuesto apela a la fastuosidad técnica. En su tiempo, y con mayor mérito pienso yo, fueron los inmensos decorados que debieron ser construidos para mostrar la gloria del mundo antiguo y las lujosas vestimentas con que vestían a héroes y villanos. Crispian Sallis y su equipo fueron los encargados de escoger las locaciones naturales y construir los decorados necesarios, comenzando por el Bosque Bourne, en Surrey, en donde se filmó la batalla del Bosque de Germania, escena en la que destaca la fotografía de John Mathieson, y donde Scott quemó de verdad el bosque, ya que se enteró día antes que una forestal tenía de todas formas pensado talar el bosque.

En Marruecos, se filmaron las escenas de los esclavos viajando por el desierto, en concreto en la Cordillera del Atlas. Finalmente, las escenas que recrean la Roma Antigua fueron rodadas en Malta, en donde se construyó una réplica del tercio del Coliseo, a base de yeso y contrachapado, agregando el resto por computadora.

Respecto al vestuario, que el péplum tiene una función más bien estilística porque privilegia mostrar el físico, generalmente perfecto, del actor o actriz, estuvo a cargo de Janty Yates y su equipo y decir que se agradece la idea de Scott de hacer más realista el aspecto visual de los gladiadores, fornidos pero alejados del ideal griego que veríamos en otros péplum posteriores como “Troya” (2004) o “300” (2007), que claramente buscan lucir cuerpos imposiblemente perfectos.

Según se rumorea, Russell Crowe (“El Dilema”, 1999; “A Beautiful Mind”, 2001) estaba tan seguro de su calidad interpretativa, que habría dicho a uno de los guionistas que “sólo porque él era el mejor actor del mundo, sus estúpidas líneas iban de todas formas a sonar bien”. Está más que claro que Crowe no es el mejor actor del mundo, pero sí resultó ser un efectivo protagonista, principalmente por su carisma y seriedad, pero no cercano al virtuosismo interpretativo. Su personaje está inspirado en personajes históricos de la Roma Antigua como Marco Nonio Macrino, Narciso y Cincinato, pero es ficticio, y comentar que Mel Gibson y Antonio Banderas fueron considerados antes de Crowe para el papel.

Joaquin Phoenix fue el encargado de interpretar a un venenoso y mortal Cómodo (“Walk the line”, 2005; “The Master”, 2014) cuya faceta intrigosa le viene muy bien al film, siendo más interesante en su interpretación que el mismo Russell Crowe. Una lástima que la escena final en la que Cómodo se bate a duelo con Máximo sea poco creíble y muy hollywoodense, rodeado de gladiadores y en pleno Coliseo con las gradas atestadas de público. Históricamente, es considerado uno d elos peores emperadores de Roma, junto a Calígula, Nerón y Domiciano.

Conviene destacar al siempre efectivo Oliver Reed (“The Devils”, 1971), cuya experiencia resulta muy beneficiosa para Crowe, ya que una de las aristas argumentativas más interesantes del guión es la relación entre Antonio Próximo, el anciano y próspero entrenador de gladiadores, que se transforma en el pilar emocional del Máximo para vencer a Cómodo. Lamentablemente, Reed, asiduo bebedor con supuestos records de botellas consumidas en una noche, fallecería durante el rodaje del film, de un ataque cardíaco, obligando a Ridley Scott a recurrir a la computadora para recrear la cara de Reed en las escenas que le faltaban rodar.

También en el reparto encontramos a Richard Harris (“Harry Potter y la piedra filosofal”, 2001) como el Emperador Marco Aurelio, considerado históricamente como uno de los “Cinco Buenos Emperadores”, por su sabiduría y sensatez.

Connie Nielsen (“El abogado del diablo”, 1997; “Nymphomaniac”, 2013) interpretó a Lucila y como era de esperarse en un péplum, no abundan papeles femeninos más que para establecer intrigas de interés amoroso. Derek Jacobi (“Hamlet”, 1996) encarnó al senador Graco, opositor a Cómodo y aliado de Máximo; Djimon Hounsou (“Constantine”, 2005; “Guardianes de la Galaxia”, 2014) fue Juba, el gladiador africano; y Ralf Möller (“El Rey Escorpión”, 2002), Hagen, el gladiador germánico.

Hanz Zimmer y Lisa Gerrard fueron los encargados de crear una de las bandas sonoras más célebres y vendidas de inicios de siglo, notablemente influenciados por la obra “The Planets” del británico Gustav Holst (cuyos descendientes lo acusaran de plagio) y “El Anillo de los Nibelungos”, “El Oro del Rhin” y “El Ocaso de los Dioses”, todas de Richard Wagner. Posteriormente, Luciano Pavarotti grabaría “Il gladiatore” en su álbum “Ti Adoro” (2003), lamentando no haber aceptado cantarla para la película.

En resumen, una entretenida película que mezcla drama y aventuras, cuyo mayor mérito fue resucitar el péplum tras varios años de olvido y establecer un referente para otros films posteriores de diferente factura, entre las que destaco “300” (2007) y “Agora” (2009). La evalúo con un 8.5.

https://cineramica.blogspot.com/



Me gusta (0) Reportar

Ver todas las crítica

Tendencia de puntuaciones

0
1%
1
0%
2
0%
3
0%
4
0%
5
1%
6
4%
7
12%
8
21%
9
22%
10
32%