Ficha Gangs of New York

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Críticas de Gangs of New York (1)


mahotsukai

  • 2 Oct 2019

8



Correcto drama dirigido por Martin Scorsese basado libremente en la novela homónima de Herbert Asbury, que contó con elenco estelarcon Daniel Day-Lewis, Leonardo DiCaprio, Cameron Díaz y Liam Neeson, entre otros.

Ambientada en la convulsionada Nueva York de 1860, la historia se sitúa concretamente en el distrito de Five Points, en donde Amsterdam (DiCaprio) logra unirse a una pandilla de Nativos que lidera William Cutting, alías Bill, el Carnicero (Day-Lewis), quien años atrás asesinó al padre de Amsterdam (Neeson). Logrando ganarse poco a poco su confianza, Amsterdam llevará a ser “la mano derecha” de Cutting y estará cada vez más cerca de concretar su venganza.

Martin Scorsese siempre ha sido un director muy competente, nominado y ganador de tantos premios cinematográficos que no merece mayor presentación. El director de “Taxi driver” (1976), “Toro Salvaje” (1980), “La Última Tentación de Cristo” (1987) y “Buenos Muchachos” (1990) siempre se ha sentido atraído por reflejar en el celuloide historias de vida que mezclan pasión, ideales, venganza y bastante sangre, en palabras suyas, “vida”. Y “Gangs of New York” no es una excepción.

Con guión de Jay Cocks, Steven Zaillian y Kenneth Lonergan, la historia se concentra en dos claras subtramas, por un lado, las luchas étnicas, las luchas de clases, las ideologías y por ende, el racismo, la xenofobia, y que por momentos son un verdadero recordatorio que Scorsese hace a los estadounidenses de que el país del Tío Sam fue construido por inmigrantes, en especial, cuando siempre han mostrado tener amnesia y mostrarse claramente en contra de la migración actual. Entonces, estamos ante una situación que es muy actual y que sólo ha cambiado de actores. Y, por otro lado, una historia de venganza cuidadosamente hilada, que se gestó en un joven que presenció cuando niño la muerte de su padre y que regresa, entonces, para consumarla, teniendo para ello que disfrazar sus ideales como inmigrante extranjero para así infiltrarse.

Ahora bien, una cosa es el contenido del guión y otra cosa es que ese contenido sea bien expuesto, y no es que Scorsese no cumpla con ello, sino que uno esperaría de un director de su talla una película, que si bien tiene una trama interesante y pertinente, entregara una narración que no tuviera momentos flojos y hasta difusos, que si los hay, especialmente y hasta la hora y 15 minutos de metraje, cuando Scorsese parece ir pedaleando la segunda subtrama, que es la de la visión de Amsterdam, y su rollo amoroso con Jenny, que resulta poco creíble. Bueno, ya hablaremos de la química entre DiCaprio y Díaz.

La excelente fotografía de Michael Ballhaus y ostentoso trabajo de la dirección artística de Dante Ferreti simplemente deslumbran y ocultan en cierta medida el hecho de que el ritmo no sea tan sólido como se esperase. El espectador tendrá la tentación de adelantar la trama, en especial, como decía, durante el lapso en que Amsterdam tiene su rollo amoroso y se gana la confianza de Cutting, para luego terminar agarrando el ritmo cuando éste último comience a sospechar quien es Amsterdam. Ahora bien, Scorsese nos proporcionará siempre la cuota de violencia y sangre que esperamos, eso no se le cuestiona nunca al director. Pero si bien es así, uno no deja de sentir que tanta violencia, que tanto personaje construido en base al dolor, y al miedo como el mismo Cutting alega en un enfrentamiento final con Amsterdam, no provoca un impacto emocional en el espectador. Y es que el espectador puede echar de menos simpatizar u sentir antipatía o conmoverse derechamente con esos personajes que se baten a vida o muerte todos los días, en el floreciente Nueva York.

Quizás uno de los problemas mayores de la película es que intenta abarcar mucho, en sus casi 3 horas de metraje. De hecho, por ejemplo, uno se pregunta qué pasa con los personajes secundarios, dejando de lado a Amsterdam y a Cutting, y quizás a Jenny. Parece que Scorsese pasara por alto el hecho de que su película alegara una sociedad callejera. Me explico. No encontrar profesionales o gente, diríamos, preparada en los grupos protagonistas, nativos y mayormente en los inmigrantes, aunque están los grupos ricos, parece orillar la estructura de los personajes a grupos que no saben otra forma de organización que no sea la pandillesca. No hay ingenieros, doctores, profesores, en fin, profesionales inmigrantes que aportaran al desarrollo estadounidense, sólo pandilleros. Es cierto que la gran mayoría de los inmigrantes eran grupos vulnerables que buscaban una oportunidad en Estados Unidos, pero también es cierto que había muchos inmigrantes con un oficio o profesional, que aportaron a su nuevo país.

En fin, me quedo con la última media hora, sangrienta, conmovedora por momentos y electrizante, un final dantesco con las hordas matándose una vez más y la destrucción –y autodestrucción- que generará el nacimiento de algo nuevo. En este segmento, especialmente, la música de Howard Shore funciona como bálsamo o suavizante pero a la vez una suerte de estrujador de emociones en escenas potentes.

Las actuaciones son correctas, comenzando con un Daniel Day-Lewis (William Cutting) que sirve de padrino dentro y fuera del set para Leonardo DiCaprio (Amsterdam), que demuestra tener algunas herramientas para sacarse de encima su estigma de joven bonito y taquillero. Day-Lewis es el sostenedor de la tensión junto a DiCaprio y se pasea por los diferentes escenarios con cierta autoridad, convirtiéndolo en un villano atípico, que muestra ciertos momentos de nobleza cuando recuerda al padre de Amsterdam, pero que al final de cuentas es el “puto amo”, como se dice, por algo es el único actor que ha ganado el Oscar al mejor actor principal 3 veces. Cameron Díaz tiene un papel secundario, hay que decirlo: nunca ha sido santa de mi devoción, no deslumbra ni falla en su papel de Jenny, una carterista que ha aprendido a sobrevivir y a convivir con lo que le ha tocado, oportunidades efímeras, pero no convence del todo la química con DiCaprio, teniendo una romance a lo sumo forzado. Brendan Gleeson tiene un papel interesante, como “Monk” McGinn, que creo debió haber tenido mayor protagonismo, en especial cuando se convierte en mecanismo para la venganza de Amsterdam.

En resumen, una película sólida en líneas generales, pero no perfecta, que Scorsese debió haber simplificado más –en tiempo y forma- quizás en desmedro del romance para fortalecer el discurso crítico, que sin embargo está ahí, ése sobre la tolerancia, ése sobre las ideologías, ése sobre las etnias, la pertenencia y la supremacía.

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