La magia del cine de Leone... Pues menuda fantasmada que se marcó con la trilogía del dolar, cada una aun más que la anterior, pero a su vez más cautivadora, divertida y apasionante.
La muerte tenía un precio es el claro ejemplo de como una historia puede resultar una mierda pinchada en un palo o una genialidad dependiendo de quién esté detrás de las cámaras. Sergio Leone era así, sus guiones tenían la profundidad de una bandeja pero esa forma de rodar, por supuesto añadiéndole el plus de tener a uno de los compositores más geniales de todos los tiempo (Me atrevería a decir que el mejor, pero en este apartado soy demasiado inculto) y el resultado son este spaguetti-western imperdible para cualquiera que tenga ganas de echarse en el sofá y dejarse llevar.
¿Tópicos? Se cumplen absolutamente TODOS (De esos en los que hablaba en mi crítica de la película Sin Perdón). Pistoleros que donde ponen el ojo ponen la bala, según la importancia que tengan en la historia son más rápidos que el Red Bull de Vettel, las muertes son insignificantes ya que en ningún momento hay sorpresas, sabemos de antemano quiénes van a ser liquidados y quiénes aguantarán hasta el final a pesar de luchar contra 25 tíos, las muertes están hechas para el mero disfrute del público, los protagonistas son sarcásticos y siempre mantienen un nivel de genialidad en cada uno de sus diálogos que ni el Einstein, etc etc etc...
Pero qué momentos tan memorables hay en esta película, ay señor... Para el recuerdo, el rostro sudoroso y polvoriento de Lee Van Cleef ya vale su peso en oro. Al igual que la mirada desafiante y chulesca de Clint Eastwood o su vestuario que acompañó a toda la trilogía. Es una película que se mueve más por el terreno de la nostalgia que por el de la calidad, pero no lo puedo evitar, adoro sentarme y ponerme a ver estas películas con mi padre y hermano.
Siendo un poco más serio y crítico no puedo obviar ciertas cosas que me sacan de quicio como son el final, mejor dicho, el camino que recorre Lee Van Cleef para darle ese momento emotivo que a mí me trae más bien indiferencia por el hecho en el que sucede, tan repentino... ¿No podía avisar antes de lo que buscaba en realidad?
Y luego está lo más molesto del film que son esos golpes de música cada dos por tres que terminan siendo tediosas porque son innecesarias. Obviamente no es un film tan serio como el que abarcó Leone después de esta trilogía, ¨Hasta que llegó su hora¨, pero le da un toque ridículo o infantil que no tenían las otras dos películas. Es como verse un capítulo de Tom y Jerry de Gene Deitch, con esos efectos sonoros y reverberaciones molestas y casi psicóticas, al recordarlo aquí no me hace mucha gracia.
Mi nota final es un sobresaliente a Sergio Leone (y Ennio Morricone), matrícula de honor si no fuera por lo que he nombrado de los dichosos sonidos... es que no puedo ni imaginarme qué será capaz de hacer este hombre con un buen guión, babeo solo con pensar en ¨Erase una vez en América¨.
elalfon
7
La magia del cine de Leone... Pues menuda fantasmada que se marcó con la trilogía del dolar, cada una aun más que la anterior, pero a su vez más cautivadora, divertida y apasionante.
La muerte tenía un precio es el claro ejemplo de como una historia puede resultar una mierda pinchada en un palo o una genialidad dependiendo de quién esté detrás de las cámaras. Sergio Leone era así, sus guiones tenían la profundidad de una bandeja pero esa forma de rodar, por supuesto añadiéndole el plus de tener a uno de los compositores más geniales de todos los tiempo (Me atrevería a decir que el mejor, pero en este apartado soy demasiado inculto) y el resultado son este spaguetti-western imperdible para cualquiera que tenga ganas de echarse en el sofá y dejarse llevar.
¿Tópicos? Se cumplen absolutamente TODOS (De esos en los que hablaba en mi crítica de la película Sin Perdón). Pistoleros que donde ponen el ojo ponen la bala, según la importancia que tengan en la historia son más rápidos que el Red Bull de Vettel, las muertes son insignificantes ya que en ningún momento hay sorpresas, sabemos de antemano quiénes van a ser liquidados y quiénes aguantarán hasta el final a pesar de luchar contra 25 tíos, las muertes están hechas para el mero disfrute del público, los protagonistas son sarcásticos y siempre mantienen un nivel de genialidad en cada uno de sus diálogos que ni el Einstein, etc etc etc...
Pero qué momentos tan memorables hay en esta película, ay señor... Para el recuerdo, el rostro sudoroso y polvoriento de Lee Van Cleef ya vale su peso en oro. Al igual que la mirada desafiante y chulesca de Clint Eastwood o su vestuario que acompañó a toda la trilogía. Es una película que se mueve más por el terreno de la nostalgia que por el de la calidad, pero no lo puedo evitar, adoro sentarme y ponerme a ver estas películas con mi padre y hermano.
Siendo un poco más serio y crítico no puedo obviar ciertas cosas que me sacan de quicio como son el final, mejor dicho, el camino que recorre Lee Van Cleef para darle ese momento emotivo que a mí me trae más bien indiferencia por el hecho en el que sucede, tan repentino... ¿No podía avisar antes de lo que buscaba en realidad?
Y luego está lo más molesto del film que son esos golpes de música cada dos por tres que terminan siendo tediosas porque son innecesarias. Obviamente no es un film tan serio como el que abarcó Leone después de esta trilogía, ¨Hasta que llegó su hora¨, pero le da un toque ridículo o infantil que no tenían las otras dos películas. Es como verse un capítulo de Tom y Jerry de Gene Deitch, con esos efectos sonoros y reverberaciones molestas y casi psicóticas, al recordarlo aquí no me hace mucha gracia.
Mi nota final es un sobresaliente a Sergio Leone (y Ennio Morricone), matrícula de honor si no fuera por lo que he nombrado de los dichosos sonidos... es que no puedo ni imaginarme qué será capaz de hacer este hombre con un buen guión, babeo solo con pensar en ¨Erase una vez en América¨.
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