Ficha Bailando con Lobos

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Críticas de Bailando con Lobos (1)


mahotsukai

  • 2 Oct 2019

7



Idealista superproducción estadounidense dirigida y protagonizada por Kevin Costner, que le valió 7 Premios Óscar de 12 nominaciones, entre ellos, Mejor Película, Mejor Director y Mejor Guión Adaptado, por la novela homónima de Michael Blake, además de 3 Globos de Oro en las mismas categorías.

La trama está ambientada en la Guerra de Secesión, en la que el teniente John Dunbar es enviado a un abandonado puesto fronterizo indio sin ningún tipo de compañía. Totalmente solo, con el pasar de los días, Dunbar domesticará a un lobo salvaje al llamará “Socks” y una relación amistosa con un líder sioux, Pájaro Guía, amistad que quedará sometida a la irrupción de los refuerzos que Dunbar esperaba llegaran hace mucho tiempo.

Evidentemente, estamos ante una superproducción cuya factura técnica es innegable y representa en ese aspecto un tremendo logro para un actor como Costner que debutaba como director y al que la Academia no cansó de premiar. Sin embargo, todos sabemos la sensibilidad y debilidad que tiene ésta por premiar historias conmovedoras que rememoran “las gloriosas gestas de conquista” que los hijos de Estados Unidos continuaban librando hacia los 1860, antes de convertirse en una sola poderosa nación.

No obstante, hay mucho que reconecerle a Kevin Costner. Convertido en un divo del celuloide (“Silverado”, 1985; “Sin Salida”, 1987; “Los Intocables”, 1987; “Campo de sueños”, 1989) Costner se propuso filmar una epopeya que revitalizara el western tan decaído hacia fines de los 80s, combinándolo con un drama de aquellos que hacen, con facilidad claro está, que el espectador se conmueva con este hombre, cuya soledad absoluta lo lleva a relacionarse por necesidad con quienes terminara identificándose. La idea es muy interesante, el problema es que Kevin Costner tiende a la ñoñez y conmoción simplona en gran parte del desarrollo de esta trama.

El guión y su representación tienden, por tanto, a la idealización, comenzando con un Dunbar que a pesar de tener la pierna prácticamente engangrenada, se arma de valor (o estupidez, según como lo veas) para acometer por última vez en un pequeño enfrentamiento entre huestes enemigas. En una escena con marcados tintes épicos, el teniente no sólo esquivara una doble ráfaga de balas, sino que terminara pidiendo que lo envíen al más aislado de los pasos fronterizos, uno en el que se encuentran los salvajes.

Rodeado de fastuosos escenarios naturales, que en honor a la verdad impresionan y condimentada por la épica música de John Barry (quíntuple ganador del Oscar a la Mejor Banda Sonora, incluida ésta) Costner logra sorprender al público de por sí con estos hechos, pero más que nada por su quehacer técnico. Porque lo que sigue va siempre por la misma senda, una historia idealista en la que Dunbar domesticará a un lobo salvaje, sin que éste siquiera intente atacar al teniente y, en mayor grado, haciendo caso omiso a lo que uno esperaría de los indios Sioux, que en el mejor de los casos serían hostiles por un asunto de pertenencia de sus tierras. En ello, se advierte que Costner sigue privilegiando el idealismo por sobre el realismo, en cuanto bestias salvajes y tribus primitivas sucumben ante el carisma y candidez del buen teniente Dunbar.

Y aunque Costner en algún momento se da cuenta que alguien tiene que ser malo en su película, deja caer el peso de la villanía en el líder de la tribu Pawnee, que representan la perversidad de la elementalidad del hombre; y las tropas estadounidenses enviadas a apoyar a Dunbar en la frontera, pero cuya intolerancia y afán destructivo ya no coinciden con un Dunbar que ya no se siente estadounidense, sino sioux.

En fin, decía yo que la película es un tremendo logro técnico y prueba de ello es el sólido trabajo de montaje de Neil Travis a pesar de las 3 horas de metraje; la formidable fotografía de Dean Semler, que evoca un carácter épico intrínseco a esta aventura; la innegable calidad de la dirección artística de William Ladd Skinner, recreando una ambientación creíble para el fuerte, los interiores de las tiendas indias y las escenas de enfrentamiento.

La película cuenta con actuaciones correctas, comenzando con un protagonista exclusivo en Kevin Costner, muy seguro en su categoría de galán como para mostrarse desnudo en algunas escenas (no frontal claro) algo que por ejemplo Mel Gibson copiaría luego en su aclamada “Corazón Valiente”. Con todo, Costner ha tenido mejores actuaciones, como por ejemplo, en “Los Intocables” de 1987 y “J.F.K” de 1991. Mary McDonell (“El Día de la Independencia”, 1996; “Donnie Darko”, 2001) estuvo nominada al Oscar como mejor actriz por encarnar a “Puño en Alto” y constituye una buena compañera protagónica para Costner, apaleando un poco el carácter idealista de la previsible pareja. Graham Greene (“Maverick”, 1994) es quizás de lo más sólido en cuanto a actuaciones, con su convincente “Pájaro Guía”, líder sioux que establece un gran vínculo con Dunbar, comprendiendo el espíritu pacifista de Dunbar.

La escena final, me parece muy conmovedora e irónica, no tanto por lo que Costner muestra, sino por lo que significa al fin de cuentas. Bajo un marco lacrimógeno, la amistad de dos razas distintas queda sujeta a su destino por la irrupción de los que vienen atrás, con una suerte sentenciada e incluso resignada. La evalúo con un 7.5.

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